[b][Jamie Smith || Residencia Hexe || {Con Dominic Williams}][/b][/align]
El sonido estridente ocupaba toda la habitación, causando que frunciera el ceño en mi somnolencia. En mi cabeza parecía tener una competencia de bandas: la banda marcial y una banda de punk- rock heavy. Agarré la almohada y me tapé la cabeza, dispuesta a ignorar ese sonido y el dolor de cabeza; más esa sensación de pesadez en todo el cuerpo. La resaca parecía estar divirtiéndose a costa mía, honestamente a mí no me parecía divertido en absoluto. El estómago dio un vuelco, haciendo que me incorporase bruscamente, corriendo hacia el baño. No sé ni que devolví contra en el retrete, tampoco quería pensarlo mucho. Así que éstas son las épicas borracheras con resaca incluida que sufrían mis ex compañeros de secundario.
Me dirigí hacia el lavabo y remojé mi cara, cuello y cabello. Apoyé la frente contra el grifo de agua, con ambas manos intentando ser una fuente de agua, mientras ésta se escurría entre mis dedos. Metí mi rostro, dejando que el agua helada me despabilara la resaca. El sonido estridente no paraba de sonar, poniéndome de ligero mal humor. Cuando me sentí lo suficientemente recuperada, cerré el grifo y me devolví hacia mi cama, mirando mi móvil moverse sobre la mesita de noche. La pantalla decía ‘Nana’ y cerré los ojos, de frustración; debería haber roto el móvil en vez del teléfono de la habitación. Me recogí el cabello húmedo, recogí mis piernas estilo Buda y atendí a mi abuela, con cierta resignación.
– [b]Hola…[/b]
– [i]¿Porqué has bebido? ¿Ves lo que te pasa cuando bebes en exceso? Te creía una chica inteligente que le decía No a las drogas y el alcohol.[/i]- comenzó con su regaño. Odiaba que ella lo viese todo con respecto a mi vida.
– [b]Lo he hecho, porque estoy pasando por una puta y asquerosa situación. Hasta donde sé, hace un año me enteré de que soy bruja, hace una semana que me secuestraron unos psicópatas, ayer me entero de que soy adoptada y que no me quieres decir quienes son mis padres.[/b]- le espeté, maldiciéndome para adentros. No me convenía elevar mi voz, si quería disminuir mi dolor de cabeza.- [b]Así que he aquí la razón por la cual anoche bebí como si se me fuera la vida.[/b]- añadí, con tono más suave.- [b]Nana, no estoy para regaños, ¿vale?[/b]- murmuré, sintiendo como si fuera a llorar nuevamente.- [b]Sólo quiero que alguien me abrace y me diga que todo estará bien, aunque sea la mentira más grande universal.[/b]
Oí el suspiro de Nana desde el otro lado de la línea y conociéndola, sabía que deseaba estar aquí, abrazándome y haciéndome tés para animarme. Me mordí el labio inferior, para no quebrarme emocionalmente, aunque ya lo estaba.
– [i]Lo siento tantísimo, Jamie. Yo…[/i]
– [b]No pasa nada, Nana.[/b]- le corté.- [b]Sabes que necesito descubrir la verdad, aunque eso implique un dolor en el futuro, pero es algo que necesito hacerlo.[/b]- le dije en tono conciliador.- [b]Esto lo haré sin ti, porque presiento que has hecho una promesa a ellos y sé cuánto odias romper promesas.[/b]- añadí.- [b]Es por eso que siempre te voy a admirar, por lo leal que eres.[/b]
– [i]Ay, querida…sólo te advierto que tengas mucho pero mucho cuidado cuando emprendas tu búsqueda.[/i]- me dijo, en el cual adiviné que debía estar mordiéndose los labios para no revelarme más de lo que ya había hecho. A ella no le gusta ser desleal con los demás, pero sobretodo odia mentirme a mí.
Sonreí con tristeza.
– [b]Al menos, pase lo que pase, me vas a estar esperando con un té en mano y una cantidad de cotilleos sobre tus vecinos.[/b]- dije, intentando animarla.
– [i]¡No sabes lo que te tengo que contar![/i]- me dijo en ese tono de cotilla. Me reí, más animada que antes.- [i]Pero te contaré, cuando vuelvas de Moondale.[/i]- añadió.- [i]Y vos debes contarme todo sobre el beso con Dominic.[/i]
Me dejé caer contra la almohada con un suspiro de resignación. No tenía escapatoria de aquello, esperaba que la borrachera me hiciera ‘olvidarme’ de eso, pero ni eso ni la abuela me iban a dejar. Sonreí tontamente al recordar y me sonrojé. Gracias a Dios que estaba sola, o menudo bochorno iba a pasar.
– [b]Te veré en tres días.[/b]- le contesté.- [b]te quiero, Nana.[/b]- y colgué luego de escuchar su respuesta.
Dejé el móvil entre el enredo de sábanas y cerré los ojos. Necesitaba averiguar todo sobre mis padres; y sobre todo, comer algo, que me sentía famélica. Me dejé caer contra la almohada, en posición fetal, pidiéndole a mi cerebro que no se atreviese a ponerse a carburar ideas y opciones, porque me dolía la cabeza y el alma, por así decirlo. Sentí como el sueño me invadía poco a poco, dejándome completamente dormida.
Un sonido más grave retumbó por toda la habitación, consiguiendo que me despertase de un sobresalto y me preguntase dónde carajos estaba. Me costó ubicar mi espacio y tiempo, reconocer la habitación, en medio de dos golpes más en la puerta. Me tallé los ojos con ansiedad, y me bajé de la cama, cayéndome al piso, por culpa del enredo de las sábanas entre mis piernas.
– [b]¡Auch![/b]- maldije entre dientes, mis rodillas latían de dolor. Me las sobé enérgicamente y me incorporé nuevamente, hacia la puerta.
Generalmente, cuando te atrae alguien no quieres que te vean en tu peor estado, quieres que te vean guapa y perfecta. Ese no era mi caso con Dominic; él me ha visto llorando, borracha y ahora hecha un desastre. Llevaba el cabello recogido de forma extraña, una maxi camiseta literalmente desgastada con algunos agujeros en el ruedo y una cara que gritaba a todas voces ‘Resacosa’. En vez de querer morirme o de que me tragase la tierra, me encogí de hombros, dejándole pasar a mi habitación.
– [b]Buenos…¿días? ¿O serán tardes?[/b]- saludé, dirigiéndome hacia mi cama y sentándome en ésta.- [b]No sé ni que día es…[/b]- murmuré con un bostezo.- [b]Tampoco recuerdo cómo es que llegué aquí…[/b]
– [b][i]Buenos dias[/i][/b]- entró cerrando la puerta. – [b][i]Te he traído un café[/i][/b] – me entregó uno de los vasos, se sentó en la otra cama y le dio un sorbo a su café.
Miré el vaso de café en mis manos, luego miro a Dominic, luego la cama dónde está él y mi cerebro comienza a carburar, llevándome a territorios nada agradables. Ni recordaba haberme puesto la camiseta, y hasta donde sé, la cama de mi compañera estaba tendida. ¿Porqué estaba desordenada?
– [b]¡OH DIOS MÍO! ¿Nos hemos acostado?[/b]- pregunté, al borde de la histeria.
– [b][i]No, tranquila.[/i][/b] – sonrió de medio lado. – [b][i]No ha pasado nada. Te quedaste dormida en cuanto llegaste, y no me aprovecho de chicas en ese estado, no soy esa clase de tío.[/i][/b]
Alcé una ceja, luego negué con la cabeza y bebí varios tragos de mi café. [i]Debiste haber aprovechado, yo no me hubiese quejado en absoluto.[/i]
– [b]Bien, entonces…supondré que te has quedado dormido en esa cama.[/b]- murmuré mirándolo a los ojos.- [b]Tampoco recuerdo haberte invitado a pasar la noche…[/b]
– [b][i]No lo hiciste. Perdona si no te ha parecido bien, pero no podia dejarte sola en ese estado. Podrias haberte levantado otra vez y salir rumbo al Silver de nuevo. [/i][/b]- Bromeó.
Al principio, mi corazón dio un vuelco al oírle decir que no podía dejarme sola en el estado que estaba, hasta que escuché lo segundo. Le miré con los ojos entrecerrados, frunciendo los labios, como si quisiera maldecirle, convirtiéndolo en un sapo.
– [b]Que poca fe, señor Williams.[/b]- le dije, en tono de bruja malvada de Disney.- [b]Esperaba algo mejor de usted, que esa posibilidad de que yo volviese de juerga.[/b]- alcé una ceja, como si fuera Maléfica, la de La Bella Durmiente.
– [b][i]Bueno señorita Smith, no la conozco tan bien como para saber si iba a volver a salir o no. [/i][/b]- le dio un sorbo a su café sin apartar la vista de mí – [b][i]¿Te encuentras bien? ¿estás un poco colorada?[/i][/b]
[i]Pillada.[/i] Eso me pasa por pensar en cosas con Dom no aptas para el público infantil. Bebí un poco más de café, intentando normalizarme.
-[b]¿Colorada, yo? Qué va.[/b]- contesté, sin darle importancia.- [b]Solo menos resacosa que antes.[/b]- añadí.- [b]Y Dom, mi cara está acá…[/b]- le dije a modo de reproche.- [b]Mis piernas son vedadas…[/b]- antes de cubrirlas con la sábana.
En realidad, él no estaba mirando mis piernas; en absoluto. Yo sola me había dado cuenta y no quería ser demasiado obvia para cubrirlas, por lo que le acusé falsamente, aprovechando el momento de confusión de Dom, para tapármelas.
Se rió levantándose y miró por la ventana. – [b][i]Espero que a tu compañera de cuarto no le importe que haya usado su cama.[/i][/b]
[i]Claramente que no le va a importar. En más, se indignaría si supiese que yo no he aprovechado la situación para hacerte cosas no aptas para menores.[/i]
– [b]Nah…[/b]- contesté, mientras dejaba el vaso de café vacío en la mesilla de noche.- [b]¿Al menos has dormido bien?[/b]- pregunté.- [b]Lástima que me perdí semejante espectáculo…[/b]- murmuré en tono bajito. Me refería claramente a ver a Dom sin camisa.
– [b][i]En realidad no, ese colchón es tan duro como una roca. [/i][/b]- se volvió hacia mí – [b][i]bueno, supongo que querrás darte una ducha para terminar de despertarte.[/i][/b] – agarró mi vaso de café vacío – [b][i]Hasta luego Jamie[/i][/b] – se dirigió hacia la puerta.
– [b]¿Me vas a dejar ahora?[/b]- esbocé un puchero de niña buena.
Con la mano en el pomo de la puerta – [b][i]¿Quieres que me quede?[/i][/b]
– [b]Sí.[/b]
[i]Jamie, acabas de pedirle a un chico que se quede en tu dormitorio. ¡BRAVO! Ya era hora…[/i]
– [b][i]Está bien.[/i][/b] – Se quedó en la entrada del cuarto.
Noté que se estaba armando un silencio incómodo y negué con la cabeza.
– [b]Hombre, no te voy a morder si no me lo pides.[/b]- dije, intentando romper toda tensión extraña.
– [b][i]Por el momento dejaremos los mordiscos aparte.[/i][/b]
Traté de disimular la expresión de sorpresa ante el comentario, componiéndome en la mejor manera.
– [b]¿Porqué lo tenemos que dejar aparte?[/b]- [i]vale, esto sí que se va de las manos, Jamie.[/i]
Entrecerró los ojos – [b][i]Oh, así que ahora eres tú la que quiere que le muerdan.[/i][/b] – bromeó.
[i]¡Oh por dios! Me voy a volver loca, como sigamos tirándonos pullas en tono sexual.[/i]
– [b]No he dicho que no…[/b]- sonreí de medio lado.
– [b][i]Creo que deberias darte esa ducha para despejarte.[/i][/b]
– [b]¿Nervioso?[/b]- le pregunté en tono burlón, mientras me levantaba de la cama, buscando ropa limpia, antes de dirigirme hacia el baño.
– [b][i]Para nada[/i][/b] – se cruzó de brazos.
Sonreí divertida.
– [b]No tardo.[/b]- le dije, metiéndome en el baño.
Me duché lo más rápido posible, me cambié y salí, observando que Dom se había vuelto a sentar en la cama de mi compañera. Ya se me había pasado la resaca, y ahora era cuando el silencio se volvía más incómodo. Pensé qué podría hacer para romper ese silencio.
– [b]No seamos ridículos.[/b]- dije, sentándome en el borde de mi cama.- [b]Es normal que nos dijéramos esas pullas, dado que nos hemos besado, te has quedado a dormir acá y me niego a comportarme como una virgencita asustada.[/b]- añadí, recogiéndome el cabello húmedo.- [b]Tú me atraes, eso ha quedado más claro que el agua, punto.[/b]
– [b][i]Yo también siento algo. Por ti quiero decir.[/i][/b] – Pausa – [b][i]Y me resulta extraño, nunca he sentido algo asi por alguien. No suelo abrir mis sentimientos a nadie basicamente porque al día siguiente puedo morir a manos de algún vampiro…[/i][/b]
Me debatí entre si quedarme en mi cama o acercarme a él. Opté por lo segundo y me senté a su lado.
– [b]Es mejor decir los sentimientos…[/b]- murmuré.- [b]Como bien dices, cualquiera puede morir a manos de un vampiro o un demonio o la Iniciativa, y es por eso que yo pienso que hay que aprovechar cada momento que se nos cruce, para no arrepentirnos el día que la muerte nos lleve.[/b]- le sonreí, antes de darle un beso en la mejilla.- [b]Gracias por cuidar de mí.[/b]
– [b][i]No es nada.[/i][/b] – se levantó – [b][i]Bueno. Supongo que tendras cosas que hacer.[/i][/b]
– [b]Claro, como desayunar. Muero de hambre.[/b]- contesté, levantándome.- [b]Ahora vete, que luego ya hablaremos de vuelta, como esa cita pendiente de ir a comer por ahí.[/b]
Le acompañé hasta la puerta y me despedí de él. Me apoyé contra la puerta, pensativa. Acabábamos de decirnos que sentíamos algo por el otro y él tenía razón, en cualquier momento podíamos morir a manos de cualquier enemigo. Con lo cual me llevó a sentir algo como un miedo grande y sentirme como una inútil completa. Era hora de hablar con Diana Echolls y comenzar a entrenar como bruja, no podía quedarme sin hacer nada. Iba a patear culos, como fuese. Y quizás invitar a Dom a alguna cita si él no se atreviese a hacerlo.
[spoiler]Dominic manejado por Alph.[/spoiler]
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