[align=center][b]~ Sylver Faith Wolfe | Habitación Residencia Hexe ~[/b]
*Todo este post sucede el dia [b]23 de Diciembre[/b], un dia después de recibir la invitación y un dia antes de la llegada a la casa Echolls*
[align=center][URL=http://www.youtube.com/watch?v=n-MUEvItUig]Canción para el post, necesaria para ambientarte en los recuerdos de Sylver[/URL][/align]
[QUOTE]El grito de los niños jugando se introducía por mi habitación, junto a las reprimendas de sus respectivas madres o de algun perro que se les unía al juego. Eran gritos de alegría, algunos de ellos villancicos y otros canciones infantiles que hablaban de algún personaje extraño como “el conejo de la suerte”.
Me removí en mi cama, recién hecha. El sonido era alentador, pero por otro lado entristecedor. Sí, me habia vuelto una Grinch de las Navidades, pero mi intención era cambiar mi estado de ánimo. Me asomé a la ventada, poniendo la mano en el cristal y mirando el paisaje, habia comenzado a nevar un poco, pero supuse que no sería para tanto. Al fin y al cabo, en mi habitación se estaba calentito. Bueno, eso se podria decir si este espacio que ocupaba se podria llamar asi, porque en su lugar parecía un laboratorio de algún científico reconocido: todo estaba en su lugar, todo estaba recogido, nada por el suelo, incluso la ropa estaba doblada.
Con la llegada de los recuerdos me habia dado por recoger y centrarme en otras cosas alejadas de la llamada “Navidad”, porque para mí ya no era lo mismo. Sí, época de felicidad, consumismo y familia: pero eso si lo tienes con quién compartir. La última vez que recuerdo haber decorado un árbol “real” de Navidad fue cuando mi abuela aún vivía: yo intentaba hacerlo por medio de magia, pero ella siempre me decía, año tras año: [b][i]“Las cosas bellas hay que hacerlas sin magia”[/b][/i]. Y tenia toda la razón, siempre la tenía.
Habia intentado recrear aquel recuerdo: compré un bonsai y lo decoré con pequeñas bolas de colorines de un collar horrendo que tenía cuando era pequeña (y que extrañamente conservaba), pero evidentemente no era lo mismo.
Y tampoco lo era sin Obscure, la única conexión con lo que alguna vez fue mi familia. Era lo único que conservaba y lo último que alejaría de mi, aunque ya no estaba. Era mi compañía en estos dias, el que me recordaba que tenia que vivir la Navidad, y sobrellevar los recuerdos que me atacaban por la fecha. Recuerdo que incluso el año pasado hicimos un portal de Belén con una Barbie, un Ken y un Furbie como el niño Jesús. Si hasta incluso le pusimos luces alrededor y un río improvisado con papel de aluminio.
Me senté en el suelo, y cogí la pelota de hilo de coser que siempre usaba para jugar y lo lanzé al techo. Asi estuve un rato, mientras me invadía otro recuerdo…
[QUOTE= 25 de Diciembre | Sylver con nueve años de edad]
Llevaba despierta toda la noche, y cuando por fin escuché que mi abuela también lo hizo me levanté y corrí a su habitación, no sin antes mirarme al espejo y asegurar que mi lazo en el pelo estaba tan perfecto como Hanna me lo habia hecho por la noche. Cuando llegué, salté a su cama para jugar con ella.
-[b]Abuela, abuela: ¡Ya es navidad![/b]- dije saltando en la cama- [b]Vamos, vamos: no seas gandula, por faaaa.[/b]
-[b][i]Tranquila Pulgarcita, ya me levanto[/b][/i]- contestó ella. Me llamaba Pulgarcita porque desde que vi la película me obsesioné con mi altura, y creía que yo era la más pequeña del mundo y que en realidad era un hada.
Corrí escaleras abajo hasta llegar al árbol. Cada año era más y más inmenso, o esa era mi sensación, aunque a veces me cuestiono si no será por mi síndrome de Pulgarcita. Los regalos estaban debajo, perfectamente envueltos en papel de princesas. Mi abuela llegó en ese momento.
-[b]¿Puedo abrirlos ya? Por fa, por fa, por fa[/b]- dije haciendo pucheros.
Hanna Clemence no tuvo tiempo ni de asentir. Comencé a abrir los regalos que tenían mi nombre, algunos eran vestiditos, otro era un unicornio de peluche, otro una caja llena de lazos de todos los colores para el pelo, y el último era muy pequeñito: una cajita como para un anillo. Mi abuela rió en ese momento y susurró: [b][i]“Éste es el que más le gustará”[/b][/i], ella se creía que nunca la escuchaba pero siempre lo hacía.
Cuando lo abrí habia una nota que rezaba: [i]“Cuatro pasos atrás, medio giro a la derecha, diez pasos a la pata coja y abre la puerta que te llevará al Polo Norte”[/i]. Miré a mi abuela extrañada, ¿qué significa aquello? Luego asentí al averiguar que era uno de los juegos de Hanna y me puse manos a la obra. Cuando llegué a mi destino, la cocina, no veía rastro de ningún Polo Norte, ni de nada extraño, pero luego caí en la cuenta. Abrí la puerta de la nevera y encontré otra notita que decía: [i]“Si tuvieras que esconderte, ¿dónde lo harías?”[/i]. Ésa era fácil: debajo de mi cama. Cuando llegué, y después de quitar algunos zapatos que tenia debajo, y que por costumbre tenia la manía de poner, encontré otra notita: [i]“Pero silencio, la bella Ofelia: Ninfa, en tus plegarias nunca olvides mis pecados”[/i]. ¿Aquello qué significaba? ¿Quién era Ofelia? ¿Una ninfa? ¿Pero dónde podria estar? Después de pensarlo detenidamente me dirigí a la estanteria donde estaban todos mis cuentos colocados, todos aquellos sobre princesas, caballeros y seres fantásticos. Busqué en todos ellos a una ninfa llamada Ofelia, pero no la encontré. Y luego caí en la cuenta: Hamlet, la obra favorita de mi abuela. Cuando llegué a su habitación lo encontré dónde siempre estaba, en su mesa de noche, dónde lo colocaba después de leer un fragmento antes de dormir. Abrí el libro y encontré otra notita que decía: [i]“Ve a la gran estrella, alli tu recompensa encontrarás”[/i].
Bajé de nuevo las escaleras, y me dirigí al árbol de Navidad. La “gran estrella” se encontraba colocada en lo más alto de árbol, pero alli no habia rastro de ningún nuevo regalo, solo la cajita de antes cerrada.
-[b]Abuela, ¿dónde está mi regalo?[/b]- le pregunté. Ella se encontraba en el sofá sentada, y me miraba divertida.
-[b][i]¿Qué regalo?[/b][/i]
-[b]El de las notas, el que he estado buscando todo el tiempo.[/b]
-[b][i]No sé de qué regalo me hablas.[/b][/i]
Entonces me di cuenta, la gran estrella no era la del árbol, sino el collar que siempre tenía mi abuela puesto. Una estrella dorada, con una perla roja en el centro. Me pusé frente a ella, y le rogé que me lo dejase, que me lo “prestase sólo un momentito”, pero se oponía.
-[b][i]Sylver, pequeña, lávate las manos antes de tocarlo.[/b][/i]
-[b]Pero abuela, si yo…[/b]- dije antes de mirarme las manos, que obviamente tenía limpias, pero casi grité al ver que no era verdad. En ellas habia escrita una frase, repetida innumerables veces-[b] …¿y esto qué es?[/b]- pero luego lo comprendí- [b]¿un hechizo?[/b]
-[b][i]Sólo tú sabes cómo conjurarlo.[/b][/i]
Pero era mentira, a pesar de darme clases de magia nunca me dejaba formular ningún hechizo, porque según ella aún era demasiado joven para que el poder se apoderase de mi. No, no sabia cómo se hacia, nunca lo habia hecho, pero aún asi lo intenté:
-[b][i]Formus pleitox trans cureobs[/i][/b]- dije conjuntamente con Hanna.
El collar comenzó a brillar, acompañado de la sonrisa de mi abuela. Se desabrochó sólo y vino hacia mí, la perla roja parecía que iba a explotar, como si dentro contuviese algo que deseara salir. Coloqué mis manos juntas, y justo cuando la estrella se posó en ellas, el collar se transformó en una masa con vida que comenzó a moverse instintivamente. En un abrir y cerrar de ojos, tenía ante mí un gato negro pequeñito, cuando abrió los ojos, el color dorado de su iris contrastaba con el collar que tenía puesto: el mismo que el que una vez habia sido de mi abuela, con la perla roja ilumninadose.
-[b][i]Se llama Obscure, y es todo tuyo[/b][/i]- dijo mi abuela.[/QUOTE]
El teléfono del móvil me sacó de mis recuerdos. Casi no encuentro de dónde provenía la canción de [URL=http://www.youtube.com/watch?v=gJLIiF15wjQ]Wannabe[/URL] hasta que di con mi móvil:
-[b]¿Ann?[/b]- contesté -[b] No me digas que otra vez te has dejado las bragas en mi habitación.[/b]
-[b][i]No, gatita, la última vez que lo comprobé las tenía todas[/b][/i]- contestó riendose por el otro lado de la línea.-[b][i]He… tenido una especie de idea, o revelación divina pre-navideña, como prefieras llamarlo.[/b][/i]
-[b]Oh, me encantan las ideas: soy toda oídos.[/b]
-[b][i]Pues… tú y yo… conjuntos monos y baile sexy en la puerta de quien tú ya sabes[/b][/i]- dijo, con voz de anuncio.
-[b]Ah, ¿ya has encontrado el conjunto del que hablamos? ¿y has practicado la coreo que te enseñé?[/b]- grité, que emoción me dan las sorpresas.
-[b][i]Sí, lo he encontrado, pero creo que si me visto con eso hasta yo, que soy inmune al fresquito tontorrón de Moondale me congelaré[/b][/i]- dijo riéndose, y tenía razón-[b][i]Y sí, he practicado, aunque lo de moverme en plan sexy no es lo mío[/b][/i]- suspiró- [b][i]¿tú has encontrado al señor blandito que será nuestro acompañante?[/b][/i]
-[b]Te vas a enamorar, y dejarás a Ed por uno como él, te lo aseguro: cuando lo veas se te caerán las bragas de la alegría[/b]- reí- [b]¿Qué te parece si te pasas por mi habitación y planeamos cómo conquistar el mundo?[/b]
-[b][i]Te he dicho mil veces que no estoy con Ed, gatita, soy sólo tuya y de Diana[/b][/i]- añadió, riendose. Escuché al otro lado el sonido de una puerta cerrandose -[b][i]Estoy de camino…prepárate [/b][/i]- dijo en tono sexy-amenazador.
-[b]Te espero impacientemente, lobita.[/b]
Y colgué. Era muy alentador poder mantener conversaciones con personas a las que quieres mucho, y con las que no te importa quedar aunque estés a punto de depilarte las piernas y no lo hagas a pesar de que mañana vayas a la playa, con tal de quedar con ella. Al menos este año era distinto, tenía a Ann y a Diana, con las que me sentía protegida y querida. Y eso es un gran paso en estas Navidades, han sido mis regalos que están perfectamente envueltos debajo de aquel árbol cada vez más inmenso de mis recuerdos. Tecleé un poco en la Blackberry para enviarle un sms a Diana que decía:
[QUOTE] [i]“Hey Sexy, ¿me dijeron que tú-ciertarubia-y yo vamos a pasar noche de chicas juntas? Lo estoy deseando más que una orgía con modelos de Calvin Klein, you know. Nos vemos dentro de nada, te loveo más que a la chica a la que va dirigida la canción de Katy Perry – I kiss a girl.”[/i][/QUOTE]
Justo al darle a enviar, el sonido de los nudillos tocando la puerta captó mi atención. No fueron ni uno ni dos golpes, sino una canción inventada que siempre cantabamos: y supe que era Ann.
La navidad sin Obscure no sería lo mismo, pero la navidad sin ellas tampoco lo sería. Ellas eran mi Obscure.[/QUOTE]
[spoiler]Ann controlada por Thals :3
Explicación sobre la aparición de Obscure: no ha nacido del collar, solo es un hechizo en base al cual aparece Obscure que estaba escondido en alguna parte de la casa que solo Hanna sabia donde estaba.[/spoiler]
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