[align=center][b][font=Book Antiqua]Christopher McLeod | Residencia de las Echolls [color=maroon]{con Daniel y Ed, después con todos los demás}[/color][/font][/b]
– [b][i]Voy a empezar una canción, todavía no está acabada, así que no os preocupéis si suena fatal.[/b][/i] – dijo Daniel con una leve sonrisa. Se le notaba un poco cohibido, pero desde luego eso era un gran avance teniendo en cuenta como solía ser cuando había más de dos personas, contándole a él. Desde luego Sarah era la causante de todo esto, desde que se conocieron el año pasado, o más bien desde que le hablé de ella, Daniel ha cambiado, ha vuelto a ser el Daniel que recordaba de algunos días cuando éramos más jóvenes. Ahora tenía otra motivación en la vida que por suerte no era vengarse. – [b][i]Y bueno…está dedicada a Sarah.[/b][/i] – añadió. No pude evitar sonreír, se notaba que con las personas que estábamos allí, o sino con todas al menos con la mayoría, se sentía cómodo, porque si no, Daniel, en un escenario, con gente alrededor y cantando…era algo nunca visto.
Daniel cogió la guitarra y se acercó al micrófono. Rasgueó un poco la guitarra para ver si estaba afinada y empezó a tocar la [URL=http://www.youtube.com/watch?v=rs3s_CmmVDw&feature=player_embedded#]canción[/URL]!
[spoiler](del minuto 0:35 al 1:45)(en mi mundo feliz Leighton Meester no hace esa película, por lo tanto Garrett canta a otra, poned a KBell ahí después de haberla emborrachado que cantará mejor)[/spoiler]
[align=center][i] I’m gonna wear you down
I’m gonna make you see
I’m gonna get to you
You’re gonna give in to me
I’m gonna start a fire
You’re gonna feel the heat
I’m gonna burn for you
You’re gonna melt for me [/i][/align]
Recordaba cómo cantaba Daniel, lo recordaba levemente pero lo hacía. Algunas tardes, con la vieja guitarra que teníamos en casa había tocado alguna canción y estremecía el sentimiento que le llegaba a poner, era como si toda la rabia que sentía en ese momento se canalizase a través de sus dedos. Ahora ocurría lo mismo, pero el sentimiento que transmitía era distinto, cuando levantaba la vista de la guitarra, lo hacía para mirar a Sarah y esbozaba una sonrisa.
[align=center][i] Come on, come on, into my arms
Come on, come on, give in to me[/i][/align]
Y ahí se detuvo. Empezaron a sonar algunos aplausos y Sarah se acercó a él en una carrera y saltó para abrazarle, mientras la sujetaba, le dio un beso. Sonreí de nuevo, me encantaba verlos juntos, cuando lo estaban, dejaban de lado sus preocupaciones, y considerando el mundo en el que vivíamos, eran muchas.
Después se separaron sonriendo. Daniel fue a dejar la guitarra en su funda y yo me acerqué hacia donde estaba.
– [b]Hace mucho que no te escuchaba cantar.[/b] – afirmé mientras me acercaba. Daniel se giró.
– [b][i]Cuando me fui, tu padre me dio la vieja guitarra, dijo que estaría mejor en mis manos que acumulando polvo.[/b][/i] – respondió. – [b][i]A veces me ponía a tocar y era lo único que me recordaba que había tenido una familia dos veces, y las dos la había perdido.[/b][/i]
– [b]Puedes recuperar la segunda cuando quieras, a mi me tienes aquí, y sabes que los demás siempre estarán ahí para ti.[/b] – aseguré. Mi madre lo quería como a otro hijo más, estaría encantada de volver a saber de él.
– [b][i]Mañana los llamaré.[/b][/i] – asintió con la cabeza. Yo asentí también y sonreí levemente.
-[b]Bueno, volviendo a lo que venía a decirte, creo que es el momento de que demos el último regalo.[/b] – hacía unos días, cuando Daniel vino a hablarme de la fiesta, me habló de una idea de regalo que necesitaba mi colaboración. Así que cuando se fue me puse a buscar la forma de hacerlo, agradeciendo la distracción que evitaría que pensase demasiado.
– [b][i]Hablando de eso, he pensado una cosa.[/b][/i] – dijo Daniel cogiendo un vaso de agua. – [b][i]¿Podríamos ver los recuerdos de alguien más?[/b][/i] – preguntó.
– [b]Tendríamos que realizarlo dos veces, pero sí, creo que sí. Había preparado el doble por si teníamos algún error.[/b] – expliqué. – [b]¿Por quién lo dices?[/b] – pregunté.
– [b][i]Ed, pensé que le gustaría mostrarnos algo de él y nuestros…”otros yo”.[/b][/i] – se explicó.
– [b]Buena idea, vamos a hablar con él y luego iremos a buscar a Diana y a Sarah.[/b] – Daniel asintió. Busqué a Ed con la mirada y lo vi hablando con Ann, miré de reojo a Daniel y sonrió asintiendo levemente. Con la triste historia de Ed y esta nueva esperanza que la habían abierto, era normal alegrarse por él.
Esperamos unos minutos para no interrumpirles en mitad de la conversación y nos acercamos.
– [b]Ed, tenemos que hablar de algo.[/b] – le dije. Después miré a Ann. – [b]¿Te importa si te lo robamos un segundo? Prometo devolvértelo vivo, o casi.[/b] – bromeé.
Ann sonrió. – [b][i]Bueno, vale… pero tráemelo de vuelta.[/b][/i] – soltó una risita y le dio un pequeño empujón hacia nosotros. Nos apartamos un poco para que no nos oyesen y se lo expliqué.
– [b]Verás, Daniel y yo hemos pensado un último regalo, y se nos ha ocurrido que podrías ayudarnos.[/b]
– [b][i]Vale.[/b][/i]- asintió. – [b][i]¿De qué se trataría?[/b][/i]
Miré a Daniel para ver quién se lo explicaría, pero antes de que me diese tiempo, hizo un gesto con la mano que significaba “Adelante”. –[b] Vamos a hacer que alguien vea los recuerdos de otro.[/b]
– [b][i]Ya veo. ¿Y en los recuerdos de quien estáis pensando entrar?[/b][/i] – preguntó Ed. No pude evitar mirar hacia la mesa de los canapés, donde Sarah y Diana estaban hablando entre sí y riendo de vez en cuando. Diana fue a coger un canapé y Sarah le dio un golpe suave en la mano bromeando. Tanto Daniel como yo dirigimos una mirada a Ed para que lo adivinase.- [b][i]Supongo que será un regalo a Diana[/b][/i] – añadió.
– [b]Para Diana sobretodo, pero también para Sarah y..[/b] – hice una pausa para enfatizar. – [b]Daniel ha pensado que también podría serlo para ti.[/b]
– [b][i]Pensé que quizá querrías enseñarles vuestra infancia juntos.[/b][/i] – explicó Daniel con una sonrisa.
– [b][i]Yo os recuerdo perfectamente pero será un placer ayudaros por Sarah y Diana.[/b][/i] – intervino Ed. Debía ser difícil para él recordarnos de toda la vida y que para nosotros fuese de apenas un mes. Aunque no lo dejase ver, debía ser muy duro, y al menos de esta forma, podría mostrarnos algo de lo que “vivimos” con él.
– [b]Perfecto, entonces será mejor que llamemos a Sarah y Diana, ahora te explicamos lo que hay que hacer.[/b] – comencé a caminar hacia donde estaban Sarah y Diana, con Daniel y Ed siguiéndome.
– [b][i]No sé lo que habéis pensado pero yo quintetos con mi hermana no pienso hacer.[/b][/i]- dijo Diana moviendo el dedo en señal de negación.- [b][i]A mí dejadme al ojeroso que valemos por seis.[/b][/i]- se atusó la melena y sonrió. Estaba preciosa cuando sonreía. Sarah abrió la boca con sorpresa y saludo con la mano.
Mientras tanto, Ed aprovechó para mirar a Ann, que estaba toqueteando con su casco nuevo. Sonrió y Ed sonrió con ella.
– [b]Tenemos pensado algo en grupo sí…[/b] – dije alargando una pausa. – [b]pero no de ese estilo.[/b] – expliqué. – [b]Hay un último regalo que tenemos que dar.[/b]
– [b][i]¿O-otro regalo?[/b][/i]- preguntó Sarah asombrada. Daniel la miró y sonrió ampliamente, una “sonrisa Sarah” de libreto.
– [b]Pero este es para vosotras dos, y un poco para Ed.[/b] – respondió Daniel.
– [b][i]Yo tenía pensado otro regalo que no incluía a Ed y a mi hermana, pero creo que éste suena mejor .[/b][/i]- Diana me guiñó un ojo y se engancho de mi brazo dejando que la llevase.
Los cinco nos acercamos a la zona donde estaba el micro. Lo cogí y me aclaré la garganta. – [b]¿Funciona?…vale sí. Escuchadme todos un segundo.[/b] –esperé unos segundos a que todo el mundo se girase y luego continué, sería mejor acortar antes de que me empezasen a tirar canapés. – [b]Vamos a dar el último regalo, pero para eso necesitamos que bajéis un poco el volumen para que no perdamos la concentración.[/b] – estaba claro que no se habían enterado muy bien de qué era lo que pretendía hacer, pero tenía pensado mantenerlo en el anonimato hasta que nos pusiésemos a ello. Vi a Ann bajar el volumen y le sonreí levemente.
Me separé un poco de la zona del micro, los altavoces y el resto del equipo, no era buena idea practicar magia cerca de tantos aparatos eléctricos. Me paré al ver que Daniel no nos seguía y me sorprendí al verle coger el micro.
– [b][i]¿Elizabeth? si puedes venir también…[/b][/i]- dijo para luego apartarse algo cohibido. La madre de Sarah y Diana asintió con la cabeza algo confusa y se acercó a nosotros. Cuando todos estuvimos juntos, empecé a explicar cómo debíamos hacerlo.
– [b]Colocaos en círculo.[/b] – indiqué a todos. – [b]Diana tú en el centro.[/b] – añadí mirándola.
Terminaron de colocarse y saqué un recipiente con sal. Empecé a echarla detrás de Sarah, Daniel, Ed y la señora Echolls formando un círculo cerrado. Después la eché alrededor de Diana formando otro círculo concéntrico al primero. Por último ocupé mi posición en el círculo con los demás. – [b]Bueno os explico brevemente, vamos a realizar un ritual para poder introducirnos en los recuerdos del pasado de Diana.[/b] – miré a Sarah y a Diana especialmente. – [b]Los de su «otra» vida.[/b]
– [b][i]¿QUÉ?[/b][/i] – preguntó la señora Echolls. No estaba seguro de si sabría lo que le había pasado a Diana o no, sabía lo suficiente de magia para que no le sorprendiese demasiado, pero al fin y al cabo, no es fácil explicarle algo así a tu madre.
– [b][i]Allá vamos.[/b][/i]- dijo Diana poniéndole a su madre una mano en el hombro.- [b][i]Mamá, no soy normal.[/b][/i] – tuve que contener la risa y creo que no fui el único. Si la situación hubiese sido otra, creo que ninguno podría haberse contenido.
– [b]Esto…creo que yo puedo explicarlo un poco mejor.[/b] – intervine intentando sacar a Diana de una situación que en ese momento, la superaba. – [b]Aunque no muy difícil.[/b] – bromeé mirándola con cariño.
– [b][i]Si fuera tu madre en vez de tu suegra no lo tendrías tan fácil.[/b][/i] – replicó Diana. Durante un momento me dejó incluso a mí sin palabras. De nuevo por un momento deseé que mi vida hubiese sido diferente, y que Elizabeth Echolls se convirtiese en mi suegra.
Carraspeé y bromeando le dirigí a Diana una mirada con el ceño fruncido. – [b]Señora Echolls, la Diana que usted recuerda, no es la misma Diana que tiene delante.[/b] – hice una pausa corta y añadí. – [b]Imagino que habrá notado que su carácter es muy distinto desde hace unos meses, eso se debe a que esta Diana ha vivido una vida muy distinta.[/b] – resultaba difícil explicarlo, ahora entendía a Diana, el valor que había tenido de explicármelo a mí, precisamente a mí, cómo no la había creído al principio. Ahora me avergonzaba. Por suerte, el resto de los invitados estaban lo suficientemente cerca como para escucharnos, así nos ahorraríamos volver a explicarlo de nuevo.
– [b][i]Si no te importa…voy a sentarme en el suelo mientras me lo explicas porque temo caerme redonda.[/b][/i]- intervino la señora Echolls sentándose. A los pocos segundos Ann apareció con una tila.- [b][i]Gracias.[/b][/i]
– [b]Sé que es difícil, yo mismo era escéptico al principio.[/b] – dije sinceramente. –[b] El caso es que la Diana de esa vida desarrollo…un…estaba…[/b] – no sabía cómo decirlo porque no quería pensar en ello. Por mucho que eso ya hubiese quedado atrás, me aterraba perderla. – [b]se estaba muriendo por culpa de su poder.[/b] – añadí provocando caras de impresión en muchos.
– [b][i]Mamá.[/b][/i]- intervino Diana. Luego hizo una pausa y suspiró.- [b][i]Somos brujas, esto no es tan raro.[/b][/i]- hizo otra pausa.- [b][i]Vale, quizás un poco sí, pero yo no soy ésta.[/b][/i]- miró a los demás.- [b][i]Aunque ahora me sienta mucho más yo de lo que he me sentido en toda mi vida, mi cuerpo era muy distinto y los Grandes Poderes me hicieron elegir entre el que tenía con su correspondiente vida o una vida completamente distinta (con un cuerpo buenorro) para no morirme de cáncer a causa de mis poderes.[/b][/i]- miró a Sarah.- [b][i]No me arrepiento de la decisión que tomé. De hecho, volvería a hacerlo, pero ésta no es la vida que yo viví y gracias a Mcleod, Daniel y Ed podré demostrarlo.[/b][/i] – Daniel le sonrió y yo le puse una mano en el hombro. – [b][i]¡Pero bésame, coño! Que acabo de decir algo muy bonito.[/b][/i]- replicó. Si no llega a ser por la sorpresa inicial y por toda la gente que estaba allí, habría sido difícil contenerme, había sufrido demasiado, y lo único que quería en ese momento era protegerla, y protegerlos a todos para que no volviesen a sufrir. La señora Echolls se levantó y se abrazó a Sarah y a Diana.
– [b]Vamos a ello entonces.[/b] – me volví a colocar en mi sitio y los demás hicieron lo mismo. – [b]Todos tenéis que recitar esto «Verbein onir» a la vez, salvo tú Diana.[/b] – dije mirando a Diana. –[b] tú tienes que recitar «Inerbein onir». Después de eso, esparciré el contenido de esta bolsa[/b] – añadí enseñando una pequeña bolsita. – [b]y nos introduciremos en los recuerdos de Diana.[/b] – después volví a mirar a Diana. – [b]Cuando vacíe la bolsa, concéntrate en recuerdos que quieras mostrarnos, y nosotros los veremos.[/b] – por último miré a todos y pregunté: – [b]¿Entendido?[/b]
– [b][i]Entendido.[/b][/i]- respondió Diana mientras me miraba con una sonrisa pícara.- [b][i]Evitaré pensar en ya sabes qué.[/b][/i] – abrí los ojos de par en par, para mí ese era un recuerdo que nunca olvidaría, al igual que muchos momentos con ella, pero no sería muy buena idea que los demás lo viesen.
– [b]Ehh…si, hazlo…por favor.[/b] – dije mirando de reojo a la señora Echolls. – [b]Una cosa más, será mejor que los cuatro nos demos las manos para evitar que Sarah se quede atrás.[/b] – Sarah nunca había practicado magia, así que sería mejor asegurarse de que no se quedase fuera. Le sonreí. – [b]Y por último, Diana, cuando hayas terminado di «Revere onir».[/b] – así el conjuro finalizaría y volveríamos a repetirlo con Ed.
Cuando todo estuvo preparado y ensayamos un par de veces para sincronizarnos, todos entonamos a la vez “Verbein onir”. Después, abrí la bolsa y la dejé caer. La arena comenzó a caer hacia el suelo hasta que se quedó suspendida en el aire formando una nube. La nube rodeó a Diana y lo que mis ojos, y los ojos de todos, veían, comenzó a desdibujarse hasta quedarse todo negro. Después el negro absoluto comenzó a desdibujarse y nos encontramos ante un pueblo nevado.
Estábamos en la calle principal, que tenía casas a ambos lados. Al fondo se veía una montaña y la nieve cubría desde los tejados hasta el suelo que estábamos pisando. Miré a ambos lados y comprobé que todos estuviésemos allí.
Diana estaba allí en medio, observando sonriente. – [b][i]Bienvenidos al pueblo más encantado de…la historia[/b][/i].- Dijo señalando a su alrededor.- [b][i]¿Sorprendidos? [/b][/i]- A continuación, nos hizo una seña y caminamos tras ella, después de unos pasos se detuvo ante una de las casas y abrió la puerta. Entramos a través de ella.
Lo que estábamos viendo era mi despacho en la Universidad, con algunas leves diferencias pero sabía que era el mío. Yo, mi otro yo, se encontraba apoyado contra el escritorio, frente a una chica pelirroja que imaginé que sería la otra Diana.
– [b]Muy bien, serán dos cafés y una cena.[/b] – decía mi otro yo. -[b]No voy a entrar demasiados detalles, de hecho no suelo contarlo, pero no quiero que te vayas por el camino equivocado. Así que te contaré algo.[/b] – mi versión alternativa, ¿o era yo la suya?, se llevó la mano al costado con dolor. – [b]Cuando era joven y descubrí la magia empecé a estudiarla, y cuando me creí con suficiente poder salí a conocer mundo y a enfrentarme a lo sobrenatural, hay cosas peligrosas ahí fuera Diana….y yo me creí con poder para derrotarlas a todas…[/b] – explicaba. El sueño comenzó a desdibujarse cuando Diana abrió la puerta de nuevo y salimos.
– [b][i]No estoy muy orgullosa de esto…[/b][/i]- Dijo agachando la cabeza ligeramente avergonzada.- [b][i]Mi otro yo no era lo que se dice…una buena persona, pero estoy intentando arreglarlo[/b][/i]- Sonrió y después me miró.- [b][i]Me sigues debiendo una cena y dos cafés[/b][/i].
– [b]Me lo apunto.[/b] – le respondí con una sonrisa. – [b]Esta vez sí que lo haré.[/b] – añadí. – [b]Y en cuanto a lo otro, no te amargues, ahora eres una muy buena persona…y mucho más guapa.[/b] – finalicé para animarla. La verdad es que su otro yo parecía algo menos…definitivamente menos Diana, y no sé lo que me parecería si hubiese sido consciente del cambio, pero yo que había conocido a esta Diana tal y como es ahora y que me había…que sentía cosas por ella tal y como era ahora, era simplemente perfecta.
-[b][i]Tú sigues estando igual de bueno.[/b][/i]- Me guiñó un ojo y seguimos avanzando. Diana nos condujo hasta otra casa. Antes de que pudiese abrir la puerta, Sarah intervino.
– [b][i]¿Soy la única que piensa que la otra Diana no parecía de la familia?[/b][/i]- Preguntó con una ceja arqueada.- [b][i]Si esto fuera una serie lo consideraría un gran error de casting porque desde luego, Diana tal y como está ahora es mucho más creíble.[/b][/i]- Puntualizó mordisqueándose el labio.
– [b][i]A mí también me gusta más mi nuevo yo y creo que a McLeod también…[/b][/i]- Asintió con la cabeza.- [b][i]…ahora que he conseguido modificarlo hasta no parecer una Barbie cabeza hueca[/b][/i].
Abrió la puerta. Estábamos en una habitación de la residencia Hexe, la habitación de Sarah concretamente. Ella y Daniel estaban sentados en el sofá y a nuestro lado, la otra Diana parecía acabar de entrar por la puerta.
– [b][i]¿Ahora se le llama así? Curioso. Chicos os dejo con vuestra «maratón» y recordad que antes de llover chispea siempre.[/b][/i]- dijo la otra Diana esbozando una sonrisa.- [b][i]Encantada de conocerte Daniel, tengo el presentimiento de que te veré mucho por aquí, pero ahora voy a ducharme y a adecentarme para ir a clase…[/b][/i] – se fue y volvimos a la “calle”.
– [b][i]Daniel y yo sí hicimos ese maratón, pero me dormí y ganó él…[/b][/i]- Intervino Sarah.- [b][i]Me gusta más ésta porque yo gané y aparecía Diana haciendo bromas.[/b][/i]
– [b][i]Pues a mí me gusta haber ganado, pero sin Diana no es lo mismo.[/b][/i] – dijo Daniel. – [b][i]Aunque ya de aquella tenía por costumbre ponerme rojo.[/b][/i] – sonrió.
Continuamos siguiendo a Diana y nos llevó hasta el siguiente recuerdo.
Estábamos en una casa que no conocía, la señora Echolls estaba saliendo por la puerta:
– [b][i]Siento que no puedas ir con tus amigas…[/b][/i]- Dijo la señora Echolls girándose para darle un beso en la mejilla a Diana de pequeña.- [b][i]Ser la hermana mayor es un rollo, ¿verdad?[/b][/i]
– [b][i]No[/b][/i].- Respondió Diana con una sonrisa y antes de cerrar la puerta añadió.-[b][i]Te quiero mamá, hasta luego.[/b][/i]
Sarah estaba en pijama en el sofá, debía tener unos once o doce años. Diana volvió hasta el sofá y le tocó la frente, comprobando si tenía fiebre.
-[b][i]Si me contagias te tocará cuidarme.[/b][/i]- Se levantó y fue hasta la televisión para poner una cinta en el vídeo que era “El Rey León” y se taparon con una manta para verla.
Seguimos avanzando, otra puerta, otro recuerdo. Sarah y Diana ya en Moondale, hablando y riendo juntas. Otro. Es Navidad, las tres Echolls están cerca del árbol abriendo los regalos. Otro. Una pequeña niña rubia de unos tres o cuatro años, que debía ser Sarah le daba a Diana un dibujo que hizo en el colegio. Otro. Diana gastándoles una broma a Sarah y a Daniel que se sonrojaban, luego todos sonreían…
Luego llegamos a otra puerta. Estábamos en un recinto amplio con varios contenedores cilíndricos. Dentro de algunos había algunas extrañas criaturas que parecían demonios. La sala era un caos, había varias personas, entre ellas Bill, aquella chica insufrible, Lila y varios más. En el centro estaba yo, con una espada en la mano y una extraña y terrible aura a mí alrededor. Tendido en el suelo, había un gran demonio y frente a mí, estaba Diana.
Ella se acercó hasta a mí y agarró mi cara con sus manos.
-[b] [i]¡Mírame! [/b][/i]– pedía a mi otro yo sin soltarle, hablando muy cerca de su cara.- [b][i]Tienes que soltar la espada porque te está poseyendo, ¿lo entiendes?[/b][/i]- la cara de mi otro yo era una máscara de dolor. Debía estar luchando contra lo que quiera que me estuviese haciendo esa espada. Vi como todo el cuerpo de mi yo alternativo se tensaba, luchando.- [b][i]Hazlo por mí.[/b][/i] – rogó Diana. Vi como “McTernativo” se alejaba de ella y comenzaba a debatirse, cayó de rodillas y la miró a los ojos, con unos teñidos de negro. Lo siguiente que se escuchó fue el sonido del metal al chocar contra el suelo. Había soltado la espada. Diana fue corriendo a abrazarlo. Después el recuerdo se desvaneció y volvimos fuera.
Diana nos guió hasta otro recuerdo. Por el camino, pasamos frente a una casa con las luces encendidas, en el porche estaban Silver, Diana y Ann dándose un abrazo. Debían ser una representación de personas importantes para ella.
El camino hacia el último recuerdo fue un poco más largo, y por el camino encontramos más indicios que confirmaron mi teoría respecto a la Silver, Diana y Ann que habíamos visto. Pasamos por delante de una casa grande, fuera estábamos Diana y yo, sentados en un banco. Después otra en la que estaban Daniel y Sarah, riendo cerca de Diana y de mí, mientras Ed se acercaba a nosotros, la señora Echolls se acercó a ellos con una fuente con limonada, tras ella iba un hombre de pelo oscuro. Sarah, la de verdad, lo miró durante unos segundos. Diana la estrechó por los hombros y continuamos caminando. Si no me equivocaba, ese debía ser el padre de Diana y de Sarah.
Al final llegamos a una casa y Diana se detuvo. Pareció que iba a decir algo pero se detuvo y abrió la puerta, supongo que pensó que sería mejor que lo viésemos con nuestros propios ojos. Entramos por la puerta.
Estábamos en un enorme campo en technicolor, cerca de un bosque. La otra Diana estaba allí, mirando hacia una chica delgada, de pelo castaño, que hablaba con ella. La chica le explicaba que era un Oráculo y que los Grandes Poderes hablaban a través de ella. Le dijo a Diana que sus visiones le estaban provocando un tumor en el cerebro, y que eso la mataría. Le habló de una oferta de los Grandes Poderes, tendría que evitar dejarse llevar por la oscuridad, por el ansia de poder, sería una de sus campeones y ellos la cambiarían para que su cuerpo aguantase su poder. A continuación, la guió al bosque y le dijo que había dos caminos, y debía caminar por ambos para decidir, el izquierdo le mostraría que pasaría si rechazaba la oferta y el derecho si aceptaba. Diana comenzó a caminar hacia el izquierdo…todo empezó a desdibujarse. Estábamos fuera.
– [b][i]Éste es el camino en el que moría[/b][/i].- Se quedó callada unos segundos.-[b][i] No aceptaba la oferta y…bueno, no es mi final favorito, así que no os lo enseñaré porque pienso morirme dentro de cien años, para eso he dejado de fumar.[/b][/i]- Se rió de forma triste, como intentando quitarle hierro al asunto.- [b][i]El derecho es el que escogí. No pude ver nada porque el Oráculo me dijo que tenía que labrarme yo misma mi propio futuro, así que espero hacerlo bien o me fulminarán.[/b][/i]- Los demás nos reímos.- [b][i]Si no tenéis ninguna pregunta, el tour por mi mente ha terminado porque creo que no necesitáis ver cómo llegué hasta aquí, me ligué a McLeod, él me dijo que no y etcétera etcétera.[/b][/i]- Sonrió.- [b][i]Gracias por venir, las salidas están al fondo (como el baño) y si queréis comprar algún souvenir con mi cara, la tienda está a la entrada del pueblo[/b][/i].
El suelo comenzó a temblar ligeramente y un sonido comenzó a escucharse a lo lejos, acercándose y reverberando por todo el pueblo. Al fin escuchamos claramente – [b][i]Revere onir[/b][/i] – y el pueblo comenzó a desvanecerse.
Volvimos al salón de la casa de las Echolls. Me encontraba un poco aturdido por el cambio, al igual que el resto también parecían estarlo.- [b]Aún queda algo[/b] – dije en cuanto me despejé para evitar que se fuesen. –[b] Ed, cámbiate de sitio con Diana.[/b] – indique y así lo hicieron. Saqué otra bolsita pequeña, la que tenía de reserva. – [b]Vamos a repetirlo, pero esta vez es Ed el que tiene algo que mostrarnos.[/b]
Ed me hizo una seña y me preguntó algo en voz baja. – [b][i]Ehm…. me preguntaba si podriamos añadir a Ann al círculo.[/b][/i]
– [b]Claro.[/b] – me giré y busqué a Ann con la mirada. No era muy difícil porque todos estaban bastante cerca. – [b]Ann, ¿puedes venir?[/b] – se acercó. La coloqué entre Diana y yo para evitar también que se quedase atrás. – [b]¿Has escuchado lo que hay que hacer verdad? «Verbein onir» a la vez que los demás. El resto es cosa de Ed y mía.[/b] Ann asintió con la cabeza mirándome, me sentía como si estuviese en una de mis clases.
De nuevo, todos recitamos a la vez “Verbein onir” y esparcí el contenido de la bolsa. La nube se arremolinó entorno a Ed y el salón de las Echolls volvió a desdibujarse.
Aparecimos en un pasillo en el que no se alcanzaba a ver el final, con puertas a ambos lados. El suelo era de color amarillo. Miré hacia arriba y vi oscuridad salpicada de pequeñas luces, parecía como si el pasillo se abriese a un precioso cielo nocturno.
Vi como todos miraban a su alrededor, observando. Ann parecía bastante confusa, no hacía mucho que había “entrado en este mundo, y cosas como ésta no podían dejar de sorprenderla.
– [b][i]Bienvenidos a mi mente, por favor evitad cotillear las puertas[/b][/i] – explicó mirando a Diana, que estaba a punto de abrir una puerta. – [b][i]y centraos solo en las que os muestre. Veamos…[/b][/i] – caminamos un par de pasos siguiendo a Ed hasta que se detuvo frente a una puerta. La abrió y pasamos.
Estábamos en un jardín, por el cielo totalmente despejado y la luminosidad del sol parecía una tarde de verano. Dos niñas pequeñas, una rubia y una pelirroja, y un niño estaban jugando allí mientras una jovencísima señora Echolls les echaba agua con una manguera. No pude evitar girarme para mirar a Ed, ver esta escena e imaginar por lo que había pasado después infundía tanta tristeza que no sabía como Ed podía convivir con ello día a día.
Antes de que me diese cuenta, estábamos fuera y Ed nos conducía a otra puerta. Una vez dentro, vimos a los tres jugando a las casitas, el pequeño Ed era el padre, con un periódico y todo, Diana era la madre y Sarah la hija. Subieron a Sarah al carro, Diana enganchó a Ed del brazo y empujaron el carrito con Sarah dentro.
Una vez más, la escena se desdibujó y volvíamos a estar en el pasillo. Continuamos hacia otra puerta. Estábamos en un pasillo vacío, cerca había varias puertas, dentro de las cuales se escuchaban ruidos y rasguños. Ed, Sarah, Diana, Daniel y algunos más estaban jugando al póker. A través de una ventana del pasillo se veía la luna llena. Los rasguños de las habitaciones debían de ser de January, Ann y…según Ed había dicho, yo mismo, convertidos en licántropos.
Volvimos a salir y continuamos. Ed nos abrió la siguiente puerta. Esta vez era un callejón oscuro, Ed estaba allí en medio, rodeado de vampiros. Por suerte, Daniel apareció y les hizo frente. Después de acabar con ellos, le tendió una mano a Ed y le preguntó si estaba bien.
– [b][i]Al principio no confiaba mucho en Daniel, pero después de esto.[/b][/i]- intervino Ed – [b][i]¿Quien no confiaría en él?[/b][/i]
El callejón dejó paso de nuevo al pasillo. Íbamos caminando detrás de Ed cuando Ann abrió una puerta. Ésta vez no entramos, pero pudimos ver el mismo lugar dónde antes estaban jugando al póker. Ed estaba sólo, parecía nervioso. Le sonó el móvil y respondió. Gracias a que estábamos en su recuerdo, se podía escuchar levemente la voz al otro lado del teléfono – [b]Ed soy yo, es Ann, ha…[/b] – Ed cerró la puerta de pronto. Su rostro estaba ensombrecido, nunca le había visto así de triste. No podía imaginar lo que debía resultar para él revivir algo así. Había reconocido la voz al otro lado del teléfono como la mía, y por lo que había dicho, Ann debía estar…
Seguimos caminando y Ed nos abrió otra puerta. Estábamos en una especie de fiesta, no reconocí el sitio. Pude ver a Ed y a Ann bailando juntos, sonriendo. Aquí las cosas todavía debían ir bien. Después de nuevo al pasillo. Otra puerta. Nochevieja de 2008 en cada de las Echolls, todos están reunidos, las hermanas están unidas en un abrazo mientras los demás brindan y de nuevo el padre de Sarah y Diana está ahí, grabándolo todo con una cámara de vídeo y sonriendo. Volvemos al pasillo. Otra puerta, otro recuerdo…
Ed nos estaba conduciendo a otra puerta, la abrió y entramos. Nos encontrábamos en un hospital, Diana, con el aspecto de la otra Diana, estaba en la cama, parecía encontrarse en…los últimos días. A su lado, mi otro yo estaba sentado en una silla, con aspecto de no haber dormido en varios días. No soltaba la mano de Diana. A los pies de la cama estaba Ed, también tenía mal aspecto.
En una esquina , en un sofá estaban Daniel y Sarah, ella se había quedado dormida. No pude distinguir si había más porque no podíamos ver toda la habitación, pero lo que si podía verse, es que todos tenían muy mal aspecto. Verlos así era una sensación difícil de describir. No habría sabido ni siquiera como hablar en ese momento si me hubiesen preguntado algo.
– [b][i]No os preocupéis por mí…[/b][/i].- Tosió.- [b][i]sigo estando buena.[/b][/i]- Esbozó una sonrisa mientras los miraba a todos y por último fijaba la vista en “McTernativo”. Me forcé a no desviar la vista, pero tuve que hacerlo porque no podía soportarlo. Miré a los demás, Sarah se refugiaba contra Daniel, llorando. Daniel la aferraba contra sí, pude ver como las lágrimas recorrían también sus mejillas. Ann estaba temblando, parecía estar intentando ser fuerte por los demás, conteniendo las lágrimas.
Volví a mirar hacia la cama. Mi otro yo aferraba con fuerza la mano de Diana, mientras Ed había ido a sentarse al otro lado y le aferraba la otra mano. El “yo” del recuerdo, se acercó más a Diana, la besó en la frente y luego le dio un beso en los labios. El recuerdo comenzó a desvanecerse y volvimos al pasillo.
Nos quedamos unos minutos en silencio, hasta que Ed rompió el silencio. – [b][i] – Siento que hayas tenido que ver eso.[/b][/i] – me dijo.
– [b]Siento que hayas tenido que vivirlo.[/b] – admití intentando sonreírle, parecía muy afectado, no sabía que decirle, era muy duro verlo, pero haber pasado por ello… Me acerqué hasta él y le puse una mano en el hombro, intentado decir con la mirada lo que no conseguía decir con palabras. Daniel se acercó, junto con Sarah y le abrazaron, yo me uní, y Ann y Diana, incluso la señora Echolls. Durante un momento todos habíamos vivido una pequeña parte de lo que Ed había vivido durante demasiado tiempo. Éste abrazo era nuestra forma de decirle que estaríamos siempre ahí, que esta vez nada nos separaría, a ninguno.
[b][i]Revere onir[/b][/i]
[spoiler]
He muerto….
Diana, Sarah y al señora Echolls han sido controladas por Stefy, Ann por Thaly y Ed por Alph, el resto por mí claro xD.
Los recuerdos de Diana han sido controlados por Stefy, salvo algunos tomados de Moondale 1.0. Los recuerdos de Ed han sido controlados por Alph, salvo algún leve añadido de Stefy o mío.
P.D: a Stefy le dio tiempo a ver 5 capítulos de TVD mientras lo escribía T_T
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