Moondale

ROTA Y VIEJA

[align=center][b]~ Sylver F. Wolfe | Casa vacia, ¿Moondale? ~[/b]

brokenmirror

Después de unos veinte minutos gritando, supuse que no me quedaría cuerda vocal viva que usar, asi que opté por gritar hacia dentro. Y así estuve veinte minutos más. Bueno, en realidad digo veinte por decir una cifra, porque no tenia reloj alguno con el que medir el tiempo, y estando en aquella oscuridad tan completa, uno no me serviría de nada. Llegué incluso a arrancarme pelo, de la desesperación.

Pero el silencio se apoderaba de cada célula de mi ser, de cada cromosoma andante, de cada hormona. Cuando quise darme cuenta, había subido las escaleras de aquel sótano, había abierto la puerta, y había penetrado en aquella casa. Aquella casa. Aquella habitación. ¿Por qué me resultaba tan familiar? ¿Habia estado alli antes? ¿Quizás mi otro yo, en otra realidad alternativa? ¿O simplemente estoy fumada y todo lo he soñado?

Pero cada cosa que tocaba me atraía más a un recuerdo, a un lugar, a una persona: la casa de mi abuela, dónde me crié. Seguí caminando, quizás intentando encontrar algo de ella, una prenda, su voz…su cuerpo. Pero pronto me detuve. Frente a mi había una anciana demacrada, con un vestido roto. Me acerqué con cautela, pero en un abrir y cerrar de ojos, desapareció. Aún así yo seguía acercándome, sin miedo alguno ya. Pero cuando llegué hasta mi destino me encontré con un espejo grande, de cuerpo entero.

[i]Este espejo no había estado aquí antes[/i], me dije.

Al ponerme frente a él volví a encontrarme con la anciana, que me devolvía la mirada perdida y asustada. Alcé la mano para tocar el espejo, y ella hizo lo mismo. Nuestros dedos se tocaron a través de aquel material, luego me llevé la mano a la mejilla, y ella me imitó. La anciana gritó al mismo tiempo que yo al darme cuenta de todo. Yo era el reflejo, aquella anciana demacrada era yo. Llevaba puesto el mismo vestido que yo, el mismo color de pelo, los mismos ojos. Y aún así seguía pareciéndose a mi abuela, ¿seré yo así de mayor? ¿o ni siquiera tendré la oportunidad de envejecer?

Me senté en el suelo, sin quitar la mirada sobre aquel reflejo. Junté los pies y comencé a mecerme, cual loca en un manicomio. Quería despertar ya de aquella pesadilla, olvidarme de todo lo relacionado con mi vida, y comenzar otra nueva: ¿y si me cambiaba de sexo y viajaba a Europa? ¿por qué no? Podría llamarme Ken, y decir que soy asexual.

Jamás debí haber nacido, o al menos debería haber mantenido mi magia en secreto, como hacia mi abuela. No sé, quizás no ser tan guapa, o dejar de llamar la atención. A veces parece que tengo escrito en la frente: [i]“Guapa y bruja, ¿alguien da más?”[/i]. Si mi abuela estuviese aquí ahora mismo, me abrazaría como sólo ella sabia, y me diría aquello de: [b][i]“Todos nacemos por alguna razón, venimos al mundo para cumplir una misión. Debemos estar orgullosas de ser cómo somos, de lo que podemos hacer y conseguir. Sonríe un poco, piensa que al menos la magia no podría conseguir que te ame aún más de lo que lo hago”[/i][/b]

Un grito me puso alerta, un grito que llegaba del piso de arriba, donde estarían las habitaciones. ¿De quién sería? Me levanté poco a poco, y fui hacia él. Cada paso que daba me dolía más, pero aquel grito lo reconocía. Era como el grito que siempre daba por las mañanas cuando Obscure iba a despertarme, o cuando entraba un búho en mi habitación, o como aquella vez que se murió mi pez payaso y me puse a llorar. Aquel grito que despertaba a mi abuela, la que la hacia correr hacia mi habitación, abrazarme y decirme aquellas palabras.

[b]…[i]Todos nacemos por alguna razón[/i]…[/b]

[spoiler]Juro solemnemente que haré post más largos cuando tenga uso de mi cordura[/spoiler]

Comentarios

Deja una respuesta