[align=center][SIZE=3][color=black][b]Liad | Escocia[/b][/SIZE][/color]
[SIZE=2]No tenía palabras para describir todo esto. O quizás tenía muchas pero no las adecuadas. Por un lado, podía calificarlo como algo extraño, aunque era consciente de que simplemente, eran cosas distintas a las que estaba habituado.
Escocia era un lugar precioso, increíble. La primera impresión había sido muy buena, pero mientras más tiempo pasaba, aunque simplemente fueran unas pocas horas, quería ver y conocer más y más cosas. Aunque la temperatura no fuese especialmente agradable, eso no podía impedirnos conocer más todo lo que teníamos a nuestro alrededor. Por supuesto, estuvimos más tiempo en las casas. Entre las comidas y las charlas, cada uno teníamos momentos para “nosotros mismos”, en los que no necesariamente teníamos que estar rodeados por más de dos personas. Aunque claro, tampoco nos marginábamos y no disfrutábamos este viaje, porque para eso habíamos venido, ¿no? Para conocer todo esto y estar los unos con los otros, ¿verdad?
Había estado un rato sin saber exactamente qué hacer. Cada uno estaba a lo suyo, mientras que yo tenía bastantes cosas que podía hacer. No, era por la tarde y no tenía intención de salir otra vez fuera, aunque fuese a correr un rato. Por lo que estuve investigando un poco la casa de los padres de Mcleod, mirando y leyendo algún que otro libro que tuviera buena pinta, por ejemplo. Después de eso, regresé al salón, donde me senté en el rincón cerca de la ventana. Seguramente aparecería cualquiera, como Delly, y me diría que me sentase en cualquier otro sitio menos ese, pero no lo hacía por nada en especial. Podía parecer una tontería, pero no tenía ningún problema con estar un rato sentado en el suelo. A veces un sofá podía ser mucho más cómodo y reconfortante, pero desde luego, no tendría que pegarme con nadie para ver dónde podía sentarme.
En cualquier caso, después de estar un rato dibujando, plasmando lo que mi mente veía, alguien no interrumpió, pero sí pareció unirse a esta actividad. La pequeña Stephanie, con su habitual melena oscura, se había sentado junto a mí. No había dicho nada, tampoco me había mirado, simplemente se había sentado del mismo modo en que yo estaba, con las piernas cruzadas, en plan indio, dibujando con sus lápices en una libreta, como si estuviera imitándome.
– [b][i][color=#8A3C3C]Hola.[/SIZE][/i][/b] – dije al poquito. – [b][i][color=#8A3C3C]¿Tú también te vienes a dibujar un poco?[/color][/i][/b] – le pregunté, intentando ser con ella igual de amigable que Cecil o Ed lo fueron, o cómo Daniel era conmigo o con ella.
Alzó la cabeza, mirándome con su pequeño rostro sin decir nada. Después, como si no hubiera dicho nada, continuó con su dibujo. Paré durante unos segundos, esta vez mirándola yo sin entender muy bien qué era lo que ocurría. ¿Por qué no hablaba aunque le decía cosas? ¿Por qué se había sentado a mi lado si iba a ignorarme? Arqueé una ceja al ver que ella también me miraba bastante sería, imitándome una vez más. Esbocé una leve sonrisa al ver esta escena. ¿Así era yo? ¿Alguien que podía tener sus propios gestos pero que, como hacia ella, me sentaba cerca de alguien y me reía?
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Ocurre algo?[/color][/i][/b]
– [b][color=#FB1464]Estoy dibujando.[/color][/b] – contestó ella con algo que me pareció un intento por no reírse.
– [b][i][color=#8A3C3C]Claro.[/color][/i][/b] – respondí en el mismo tono de voz que antes mientras me incorporaba para sentarme enfrente de ella, aunque un poco lejos.
No entendía muy bien, o al menos no todo, por qué hacía eso la pequeña. Mientras estaba concentrado en el nuevo dibujo, ella me miraba a ratos para después sonreír, reírse un poco o ahogar una pequeña risita, consiguiendo que al principio la mirase con algo de desconcierto, aunque luego ya dejó de incomodarme eso.
– [b][i][color=#457238]¿Os divertís?[/color][/i][/b]
Giré un poco la cabeza, aunque no necesitaba hacerlo para saber quién hablaba. Mcleod se había acercado hacia nosotros, seguramente para ver qué hacíamos, terminando agachado junto a su hermana pequeña. Ella asintió ante esa pregunta, tapando rápidamente con sus manitas el papel, impidiéndole ver lo que estaba dibujando.
– [b][i][color=#8A3C3C]Hola Chris.[/color][/i][/b] – le miré también, sonriendo ampliamente, para luego continuar dibujando con algo más de rapidez a la que solía estar acostumbrado. ¡Se me había ocurrido dibujar algo y debía darme prisa!
– [b][i][color=#457238]Hola Liad, ¿Qué tal?[/color][/i][/b] – me preguntó él.
– [b][i][color=#8A3C3C]Aquí estaba, dibujando un rato. ¿Y tú?[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#457238]Voy a ver si mi padre puede poner en marcha la piscina para que podamos darnos un chapuzón.[/color][/i][/b]
Le miré, entre serio, nervioso y alarmado (sí, las tres a la vez) durante un poco de tiempo, consiguiendo que él también me mirase, realizando ese habitual gesto suyo con la cara que normalmente conseguía hacerme bastante gracia. Era una mezcla entre una negación y un “estás de broma” cuando fruncía las cejas y realizaba esa mueca, su marca personal. Aunque lo importante, porque supongo que lo era, es que hoy no tuvo ese efecto.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Un chapuzón?[/color][/i][/b] – le pregunté, titubeando un rato. Él asintió y durante unos segundos, la pequeña Stephanie consiguió que mi alarma interna, las luces rojas y los perros ladrando hacia todos los lugares, parase al notar, o mejor, al ser finalmente consciente de que sí, que ella, como cualquier otro niño pequeño, ¡hacía lo mismo que yo! – [b][i][color=#8A3C3C]No me he traído ningún bañador, y creo que Cecil tampoco.[/color][/i][/b] – comenté, intentando salir de esta situación. – [b][i][color=#8A3C3C]Además, ¿no será ya mucha molestia para vosotros? Ya sé lo que me vas a contestar, pero igualmente, no es cuestión de abusar ni nada por el estilo.[/color][/i][/b] – intenté darle más fuerza a mi postura, quizás no consiguiéndolo en alguien como él, pero vamos, nunca se sabe, ¿verdad?
– [b][i][color=#457238]Si ya sabes lo que te voy a contestar entonces ya te he convencido.[/color][/i][/b] – ¿Qué? ¿Cómo? No lances ahora tu sonrisa triunfadora, no por favor. ¿Ahora eres tú el que tiene visiones del futuro Chris? ¡No vale! – [b][i][color=#457238]¿Qué Stephanie, te lo pasas bien con Liad?[/color][/i][/b]
– [b][color=#FB1464]Sí.[/color][/b] – respondió ella sonriendo y una vez más, volviendo a dibujar.
Sonriendo una vez más, Mcleod se incorporó, dispuesto a marcharse para ir a buscar a sus padres. Yo me levanté, agarrándole de la manga para que no se marchase. Era lo suficientemente inteligente como para no tragarse el montón de excusas que, por muy convincentes que sonasen para las mentes más vagas, él no se tragaría, aunque sabía que no insistiría. Acercándome un poco más, un tanto resignado, no tuve otra opción que contárselo.
– [b][i][color=#8A3C3C]Nunca he nadado. De hecho, no es que me entusiasme mucho verme sumergido en el agua de ninguna manera.[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#457238]No te preocupes, puedes agarrarte al borde, nadie se reirá.[/color][/i][/b]- me aseguró. – [b][i][color=#457238]Lo que importa es que lo pases bien.[/color][/i][/b]
Podía compartir su opinión, podía seguir su consejo y “lanzarme al agua”, pero es que todo no es tan simple. Es cierto que muchas veces, las personas tendemos a ir por el otro camino, uno largo y mucho más complicado y tortuoso del que podría ser la otra opción. Quizás, en este mismo caso, me estuviera pasando exactamente lo mismo. Quizás en vez de pensar tanto, debería de lanzarme más, de ser más espontáneo y disfrutar esos momentos.
Pero no podía negar la angustia que me trasmitía eso. No me gustaba, no podía evitarlo por mucho que lo intentase y me entraba el pánico simplemente al recordar aquellos malditos tanques donde había despertado, aunque por supuesto, de una forma no [i]tan[/i] exagerada.
– [b][i][color=#8A3C3C]No es que se rían de mí, eso no es algo que me preocupe. [/color][/i][/b] – contesté medio convencido. – [b][i][color=#8A3C3C]Sólo que… no me siento… No sé, la verdad. [/color][/i][/b] – le miré directamente. – [b][i][color=#8A3C3C]Me siento incómodo con un medio en el que no puedo tener los pies en el suelo sin temer, bueno, ya sabes. [/color][/i][/b]
– [b][i][color=#457238]Hay un lado en el que la piscina cubre muy poco. Te llegará por aquí.[/color][/i][/b] – me señaló más o menos por la mitad del torso con la mano. – [b][i][color=#457238]La hicimos así por Stephanie.[/color][/i][/b] – explicó. – [b][i][color=#457238]Pero si aun así no te quieres meter puedes sentarte al borde, lo pasarás igual de bien con los demás.[/color][/i][/b] – Joder, deberías dedicarte a vender algo en lo que recibas comisión, te forrarías Chris, no te imaginas cuánto.
– [b][i][color=#8A3C3C]Bueno, vale.[/color][/i][/b] – acepté lo que proponía con un suspiro.
– [b][i][color=#457238]Voy a buscar a mi madre.[/color][/i][/b] – dijo sonriéndome, esta vez dispuesto a irse de verdad.
– [b][i][color=#8A3C3C]Espera. [/color][/i][/b] – le llamé. – [b][i][color=#8A3C3C]Una cosa más.[/color][/i][/b] – cogí mi bloc, arranqué la hoja que había estado utilizando y les entregué el papel a él y a la enana.- [b][i][color=#8A3C3C]Esto es vuestro. Lo dibujé rápido, pero espero que os guste. [/color][/i][/b]
Desde que Stephanie se había sentado junto a mí, no había tenido que pensar mucho en si hacer esto o no. Simplemente, como el resto de los dibujos que solía hacer, [i]me apetecía[/i] enmarcarlo, aunque decidiese dárselo para que lo conservase él o ella. Hacer esto tan rápido fue complicado, sobretodo porque no me paré mucho a mirarlos, porque como tenía por costumbre, dejé que mi mente moviese mis dedos y trazase las líneas. Podía no salir algo genial, fantástico, digno de colgar en una galería de arte. Pero eso no era lo que buscaba, simplemente, esperaba que les gustase.
– [b][i][color=#457238]Gracias, está muy bien. [/color][/i][/b] – lo miró sonriendo. ¡Wiii! ¡Le gusta!. – [b][i][color=#457238]Lo guardaré como un tesoro.[/color][/i][/b]
La pequeña, al verlo junto a su [i]big bro[/i], alzó el pulgar en señal de aprobación, para después darme ella también lo que había estado dibujando. Por mal que pudiera sonar, aunque no pudiéramos comparar lo que había hecho yo y lo que hizo ella, no pude evitar sonreír.
– [b][i][color=#8A3C3C]Eh… [/color][/i][/b]- me pasé la mano por el cabello, algo nervioso, mirando a Mcleod, sin saber qué decir. Sorprendido, así estaba, sobretodo porque no todos los días alguien te regale un dibujo en el que tu yo en el mundo de los monigotes, con el pelo rubio de punta, le agarraba de la mano a la peque de esa casa, de la misma manera que podían hacer, quizás, el resto de sus hermanos. – [b][i][color=#8A3C3C]Gracias.[/color][/i][/b] – le sonreí un poco, algo incómodo. -[b][i][color=#8A3C3C] Lo guardaré bien para que no se doble ni nada.[/color][/i][/b]
Con ganas de salir corriendo de allí, porque de verdad, me sentía como un avestruz, con ganas de meter la cabeza debajo de la tierra, salí de allí básicamente al mismo tiempo que Mcleod lo hacía. Podía parecer o ser una tontería, y seguramente, si lo dijese en voz alta y clara, llegarían a sorprenderse. Todavía me cuesta… digamos aceptar estos momentos. No es que no confiase en Steph, en Zack o en los padres y tíos de Mcleod, sólo que simplemente… No les conocía tanto como podía conocerlos a ellos, y aunque fuesen tan geniales y amigables como normalmente eran, prefería, por el momento, no crear ninguna situación algo extraña.
Salí del salón y dejando que mis piernas tomasen el rumbo, comencé a subir las escaleras rápidamente. Ya había explorado la casa, como si fuera un niño pequeño que va de visita a un nuevo mundo, pero me resultaba entretenido y ciertamente, un tanto relajante estar moviéndome, mirando algo, aunque no prestase mucha atención a lo que pudiera tener delante. El suelo no crujía, algunas habitaciones se encontraban iluminadas y se respiraba cierto aire reconfortante en la atmósfera, aunque también sentía otra cosa que me presionaba en algún lugar de mi interior. Me paré, como si algo me llamase, teniendo la sensación de que, después de lo de antes, no sólo yo necesitaba moverme y hablar con alguien, quizás alguien también podía necesitarlo.
Aunque podía equivocarme claro.
Una de las puertas se encontraba levemente entornada, al contrario que las otras. Me acerqué procurando no hacer ruido, pero tampoco me escondí. Quedándome en el marco de la puerta, pude ver a Daniel ahí, de pie, mirando su reflejo en lo que debía de ser un espejo. Se mostraba callado, melancólico, incluso podría decir que triste. De la misma manera que podía ver así a Cecil, a Sarah o cualquier otro, me dolía verlos así, verlos como algo dentro de su ser se encontraba roto, deteriorado. En más de una situación hubiera ido hacia ellos, quedándome cerca, abrazándoles con fuerza para que se curasen y no volviesen a poner esas caras tan tristes.
Pero de la misma manera que ellos aprendieron en su momento a que no pueden con todo, no pueden salvar a nadie ni ocuparse de los problemas de todos, yo también tendría que aprender esa lección. Aunque no quería, nunca querría tener que llegar a ese punto, resignarme de que soy incapaz de conseguir todo lo que quiera, de ayudar a todo aquel al que quiero o me necesite.
No llegaré a ese punto. Lucharé, patalearé, gritaré, haré todo lo que sea necesario para no tener que renunciar a nada más. Ni a ellos, ni a mí, ni a nada.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Se puede?[/color][/i][/b] – pregunté, rozando la puerta un poco con los dedos. No quería molestarle.
– [b][i][color=#4F5360]Eh…sí, claro.[/color][/i][/b] – dijo él, apartando la vista del espejo, saliendo de sus pensamientos para mirarme a mí. – [b][i][color=#4F5360]¿Qué tal Liad?[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#8A3C3C]Aquí.[/color][/i][/b] – contesté con cierta simpleza para después, entrar dentro del dormitorio. Me senté en una de las camas, concretamente a los pies de esta, dejando las cosas a mi lado y sin hacer mucho más. – [b][i][color=#8A3C3C]¿A ti Stephanie te ha dado muchos dibujos? [/color][/i][/b]– le pregunté, todavía algo extrañado.
– [b][i][color=#4F5360]Sobre todo de pequeña, le encantaba dibujar claro.[/color][/i][/b] – dijo con una sonrisa.
– [b][i][color=#8A3C3C]Es que…[/color][/i][/b] – le miré durante unos segundos. – [b][i][color=#8A3C3C]Yo le he dado un dibujo, porque no sé cuándo les veremos a todos otra vez y… no sé, me parecía buena idea. Y ella me ha dado a mí también uno. [/color][/i][/b] – fruncí una ceja, pensativo. ¿Eso era lo que yo hacía? ¿Dibujar a mi familia, a todos ellos que consideraba “héroes” o “heroínas” y después entregarles el dibujo, bastante orgulloso por hacerlo? – [b][i][color=#8A3C3C]¿Es normal que me parezca raro? Es que no sé, supongo que no contaba con que nadie hiciera algo así. De hecho, yo os tengo dibujados a todos y no estoy empapelando las habitaciones con lo que hago. [/color][/i][/b] – Porque desde luego, conseguiría que la Mansión Echolls tuviese multitud de colores nuevos en las paredes.
– [b][i][color=#4F5360]Pues lo hace porque te ha cogido cariño y le apetecería regalarte algo que ha hecho ella misma.[/color][/i][/b]- sonrió mientras se sentaba a mi lado.
– [b][i][color=#8A3C3C]Supongo, aunque apenas hemos hablado.[/color][/i][/b] – contesté, sin añadir nada más. Así había sido yo, ¿no? Había estado con ellos poco, apenas habíamos intercambiado palabras y mi Pepito Grillo en particular me dijo que ellos eran importantes, que podía confiar, que me querrían. ¿De la misma manera le ocurría a Steph? ¿Por eso había aplicado la misma regla que yo solía utilizar, normalmente de forma inconsciente, conmigo? ¿Pero cuantas cosas tendría en común con esta niña? Y lo más importante… ¿qué edad debo de tener? – [b][i][color=#8A3C3C]¿Te puedo hacer una pregunta?[/color][/i][/b] – dije, intentando quitarme de la cabeza algunas cosas.
– [b][i][color=#4F5360]Claro.[/color][/i][/b] – asintió con la cabeza.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Seguro?[/color][/i][/b] – le pregunté, todavía dudando.
– [b][i][color=#4F5360]Segurísimo.[/color][/i][/b] – respondió, consiguiendo que sonriera, gracias a esa confianza que irradiaba a los demás.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Es muy raro estar aquí otra vez?[/color][/i][/b]
Esta vez fue él quien se quedó callado durante unos segundos, pensativo. Sentí que di en el clavo al agachar la cabeza y moverla para mirarle mejor, quedando yo en una posición un tanto cómica.
– [b][i][color=#4F5360]Es…extraño.[/color][/i][/b] – dijo. – [b][i][color=#4F5360]Sobre todo es porque la culpa está ahí, pero ellos me han aceptado igual que siempre.[/color][/i][/b] – respondió.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Culpa?[/color][/i][/b] – le pregunté sin saber muy bien a lo que se refería. Yo sabía que en el pasado no lo había pasado nada bien, pero tampoco le había preguntado directamente antes para, bueno… Que no se disgustase. Le prefería cuando estaba con Sarah, Cecil o Ed. Feliz, sonriente, guay.
– [b][i][color=#4F5360]Perdona, no me di cuenta de que no lo sabías.[/color][/i][/b] – dijo él. – [b][i][color=#4F5360]Hace unos años me fui de aquí y perdí el contacto. [/color][/i][/b] – admitió, mirando al suelo.
Arrugué un poco el rostro sin decir mucho y haciendo lo que solía hacer Cecil cuando me veía algo bajo de moral. Le pasé el brazo por encima del hombro, intentando darle ánimos de alguna manera. “Te entiendo Daniel” hubiera sido una buena forma de iniciar una frase, pero no podía. Le entendía, sentía empatía por él, podía sentirme triste por verle así, pero quien dice eso miente. Nadie puede entender lo que es estar en situaciones complicadas como la suya. Nadie.
– [b][i][color=#8A3C3C]Dani, no seas tonto y no te disculpes. [/color][/i][/b] – sonreí. – [b][i][color=#8A3C3C]Yo no sé qué ocurrió, pero tendrías tus razones. Además… si no te hubieras ido, muchas cosas no te habrían sucedido. No nos habríamos conocido y tampoco estaríamos aquí, ¿no te parece? [/color][/i][/b]
– [b][i][color=#4F5360]Puede que tengas razón. [/color][/i][/b] – dijo. – [b][i][color=#4F5360]Supongo que debería estar disfrutando que estamos aquí, y todos.[/color][/i][/b] – respondió. – [b][i][color=#4F5360]Todo lo que me importa está aquí ahora mismo, por mí haría un cerco y viviríamos así para siempre. [/color][/i][/b] – Si propones eso, desde luego que tendrías mi voto. ¡Daniel para presidente!
– [b][i][color=#8A3C3C]Te entiendo. [/color][/i][/b] – asentí, mirando al suelo también. ¿Ves? En esto sí podía decir eso, ¡porque es la verdad!- [b][i][color=#8A3C3C]Por eso tengo momentos en que no sé qué hacer o qué decir. Todo es tan… no sé, digamos que nuevo. O irradia cierto aroma nostálgico que bueno… [/color][/i][/b] – alcé la cabeza.- [b][i][color=#8A3C3C]Supongo que dan ganas de meterse debajo del edredón o algo así. [/color][/i][/b] – para esconderte y evitar lo que tienes ahí fuera, desde luego.
– [b][i][color=#4F5360]Tenemos que aprovechar el tiempo al máximo. [/color][/i][/b] – sonrió. – [b][i][color=#4F5360]¿Dónde están los demás? [/color][/i][/b] – dijo después mientras se levantaba.
– [b][i][color=#8A3C3C]Pues no lo sé. Estuve hablando con Mcleod hace un poco y Diana no estaba muy lejos, pero no he visto a los demás.[/color][/i][/b] – pausa. – [b][i][color=#8A3C3C]Creo que ya es hora de que alguien vea esto.[/color][/i][/b] – comenté.
– [b][i][color=#4F5360]¿Ver el qué?[/color][/i][/b] – preguntó, intrigado.
Me di la vuelta, agarré el enorme bloc y lo puse entre nosotros. Llevaba meses, desde que había “aprendido” a dibujar, llenando estas páginas con todo lo que aparecía ante mis ojos o mi cabeza. Al principio eran cosas simples, cosas que veía desde la casa de Cecil o a él mismo. Pero después, mientras todo avanzaba y mientras más les conocía a todos ellos, el contenido fue enriqueciéndose, estando todas las cosas buenas que había conocido, como ellos, pero también cosas que necesitaba sacarme de la cabeza de cualquier manera.
Y aunque sólo habían pasado semanas, quizás iba siendo ya hora que ellos pudieran ver esta parte también. Porque todos, de forma progresiva, estaban creciendo, cambiando, haciendo cosas que quizás antes no harían, y yo no sería menos.
Paré en un dibujo aún sin terminar, pero que había empezado durante las vacaciones de navidad, aquella misma mañana en la que el aesir me había pillado despierto, jugando a la consola, huyendo de mis sueños y me había llevado hasta la cocina. Sin colorear, sin contornear, en una de las zonas del papel estaba él, con su habitual semblante, sus ganas por seguir haciendo cosas, sonriendo. En otra de las zonas estaban él, Cecil y Ed, frikeando como solían hacer mientras yo me entretenía plasmándolos. O como lo que estaba en el centro, a Sarah y a Daniel juntos, sonriéndose mutuamente.
– [b][i][color=#4F5360]Son muy buenos.[/color][/i][/b] – dijo Daniel sonriendo. – [b][i][color=#4F5360]Tienes que enseñárselos a Sarah, le encantarán.[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#8A3C3C]Espera, no he terminado aún.[/color][/i][/b] – sonreí. Después volví a pasar la página, esta vez saliendo yo con su ropa, su cazadora y sus katanas en medio de una ciudad destruida.
– [b][i][color=#8A3C3C]Yo… Todos me habéis dejado claro que me queréis, que no soy prescindible ni nada por el estilo. Y… [/color][/i][/b]- volví a pasar la hoja.
Soñaba mucho, sobre todo dormido y algunas veces despierto, formando esto parte de ambos. En este dibujo aparecía un guerrero de cabello claro y armadura negra, portando una espada rojiza en una mano y gracias a la otra, mostraba la eterna dualidad que siempre existiría en el mundo. Había tenido a una versión malograda de mí mismo delante de mí, diciéndome quién era, arrebatándome toda esperanza y todo aquello que llevaba conmigo. Había sido una ilusión, una pesadilla de un demonio macabro, pero todavía me despertaba por las noches sintiendo la necesidad de tocarme detrás de la oreja para reafirmar mi propia existencia. Aunque no representaba únicamente la parte mala, por supuesto.
– [b][i][color=#8A3C3C]Yo soy esto. Puede que no tenga una armadura ni aparezca al rescate cuando se me necesite como soléis hacer vosotros, pero eso es lo que soy, sobretodo porque estabais conmigo. [/color][/i][/b]- paré de hablar un poco, mirándole primero a él y después al papel. Poder protegerlos a todos, eso es lo único que quería. – [b][i][color=#8A3C3C]Todo no es perfecto, nunca lo será pero… Lo que quiero decir.[/color][/i][/b]- enfaticé las últimas palabras, intentando expresarme con claridad, encontrar las palabras que en verdad quería decirle y no soltarle un monólogo sin sentido.– [b][i][color=#8A3C3C]Tendrás tus cosas como las puedo tener yo, Cecil o cualquiera, pero eres mejor de lo que crees. Así que deja de torturarte, ¿entendido?[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#4F5360]Verás cómo te funda un club de fans.[/color][/i][/b] – bromeó él. – [b][i][color=#4F5360]Creo que tendré que encargarte un dibujo suyo cuando tengas tiempo.[/color][/i][/b] – dijo, encantado, mientras miraba algunos por encima.
– [b][i][color=#8A3C3C]¿Para su cumple? ¿O para el aniversario con tortitas?[/color][/i][/b] – sonreí ampliamente, imaginándome el papel en plan pergamino en un desayuno de esos que él se suele cuidar, esperando a que Sarah descubriese la sorpresa.
– [b][i][color=#4F5360]Para mí.[/color][/i][/b] – se rió. Vale, desde luego que ya no me imagino desayunos con tortitas. Sí, lo siento Daniel, me has malacostumbrado, entre una cosa y la nata buena… Tengo mis debilidades, ¿vale?
– [b][i][color=#8A3C3C]Oh.[/color][/i][/b] – también me reí. – [b][i][color=#8A3C3C]Creo que puedo ayudarte con eso.[/color][/i][/b]
Después de una larga charla y de un rato en el que me había sentido de lo más extraño, una parte de mí, ahora mismo la que más “espacio” ocupaba se sintió aliviado. Este viaje había tenido un propósito inicial, pero también había una “misión secundaria”, de esas que van entrelazadas con la principal, como podía ocurrir en el Dragon Age, y era consolidar todo esto. Antes nos podíamos llevar bien, podíamos reír, gritar, o pasar momentos inolvidables. Moviendo la cabeza y sonriendo, poniéndome una mano en la espalda e indicándome que saliéramos de allí para jugar o algo así, dejamos atrás el dormitorio, el poster de un Mustang que podría ser el que él tenía, el escritorio con el ordenador, la impresora y más cosas que con ello, simbolizaba el pasado, mientras que más allá, en la puerta o las escaleras, simbolizaba el futuro.
Mientras bajábamos y comentábamos el qué hacer, me di cuenta de una cosa. El demonio había conseguido algo o, en cierto modo, abrió la puerta a lo que podría ser algo. Nos separó por lo que cada uno teníamos y nos dio la oportunidad de darnos cuenta de que aunque tuviéramos diferencias, esas eran las que nos marcaban, mientras que las cosas que teníamos en común, aunque para algunos sólo fuese un colgante, nos uniese más.[/color]
[spoiler]
Cada pj manejado por su dueño, espero que os guste mucho >w< de verdad.
Por otro lado, me gustaría añadir una cosa que, aunque no iba a añadirlo ayer cuando intentaba postear, pues me parece que es un buen momento para hacerlo. Este post se lo dedico a dos personitas que, aunque esto pueda parecer poquito, se merecen muchas cosas. Como la vida misma, porque no siempre tenemos momentos en los que estamos DPM, ayer se me fue la conexion y, por una serie de causas exteriores, no estaba especialmente contento. Pero, ¿sabéis «quienes dieron señales de vida», por medio de un sms? Hoy, que tampoco ha sido un dia encantador, agarro el movil y adivinad quien me ha mandado un sms para preguntarme como iba? Dracon, Stefy, sois dos personas INCREIBLE, no os imaginais lo importantes que sois para mi y bueno, al margen de que espero que os guste esto, mando energia positiva y demás para que todo os vaya genial en el futuro ^^ [/spoiler]
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