Moondale

UN MUNDO EN TECHNICOLOR

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Diana Echolls| Bosque en Technicolor [/b][/SIZE][/font]

oraculo

En cuanto puse los pies sobre el andén, éste (y con él toda la estación, incluido el tren de marras) empezó a desdibujarse. Como si fuera parte de una historieta que alguien escribe y cuando ve que algo no le gusta, la borra y pasa página. Poco a poco, ante mis ojos empezó a aparecer un bosque, pero no era uno cualquiera, si no uno en el que el cielo era de un azul imposible y cuyas hojas, eran tan verdes, que me hacían dudar de mi cordura. Una extraña sensación de comodidad me invadió y me di cuenta, de que ya había estado allí. Era una comodidad extraña, porque la última vez que había estado en ese sitio me habían cambiado de un cuerpo de fea pero simpática a uno de guapa y simpática todo en uno, a la hermana vampiresa por una imbécil, a la normal por una que me odiaba y de paso, nadie recordaba nada de mi yo feo, ni siquiera, que no era la Barbie que todos pensaban que era.

Me pellizqué un par de veces, como dicen que tienes que hacer cuando tienes dudas de que estás soñando y me dolió, por lo que deduje que era imposible que estuviera dormida. [i]Bien, estoy loca.[/i]- Hablé en voz alta (como loca que era ya no me importaba que me vieran) y di unos pasos para disfrutar de mi mundo en Technicolor. Supuse que si aquello era producto de mi imaginación, de un momento a otro empezarían a aparecer diversos McLeod en pelotas para bailarme [i]You can’t leave your hat on[/i] de Joe Cocker como en todo sueño pervertido que se precie, pero eso no pasó. Barajé entonces la opción de que fuera un sueño romántico en el que McLeod y yo tendríamos una boda empalagosa que en el mundo real provocaría muertes por diabetes y que me impediría seguir mirando el mundo con algo de cinismo.

Por el contrario, una chica de poco más de veinte años que me hacía parecer la cuerda del grupo apareció dando saltitos, hablando con seres invisibles para los que no estábamos tan mal como ella y canturreando canciones en idiomas desconocidos para los que no nos drogamos habitualmente. [i]Bien, además de loca soy una masoquista[/i] pensé esforzándome en pensar en los McLeod bailarines que no aparecían por ningún sitio. Deduje entonces que estaba en un psiquiátrico, como en el capítulo de Embrujadas que copiaron de otra serie cuyo nombre no recuerdo en el que las tres creen que son brujas y en realidad, son tres dementes (cosa que era cierta por otra parte…). En ese psiquiátrico en el que me encontraba debían haberme metido tal cantidad de drogas que mi imaginación se había hecho lesbiana y le iba la marcha. Miré a la chica un par de veces e intenté verle el atractivo porque ya que estaba alucinándolo todo lo que debía hacer era divertirme, pero no era mi tipo.

– [b][i]Volvemos a vernos Diana[/b][/i]. – Me interrumpió y dejé de pensar en tonterías. Lo más probable era que no estuviera loca, ni tampoco soñando, si no que Los Grandes Poderes tenían que contarme algo…grande.

[b]Me doy cuenta[/b].- Me sorprendí respondiendo con demasiada seriedad, pero no me quedaba otra.
– [b][i]Siento que tenga que ser así, pero no nos queda otra opción[/b][/i]. – Se explicó.

– [b]¿Qué ha pasado?][/b]- No pude evitar que se me notase en la voz el miedo que tenía. No podía perder ahora todo lo que había conseguido.

– [b][i]No detuvisteis a Mason a tiempo[/b][/i]. – Parecía no importarle lo que me estaba contando y eso me sacaba de mis casillas. – [b][i]Tu nueva realidad estaba condenada.[/b][/i]

– [b]¿QUÉ?[/b] – Imágenes de todas las personas a las que quería, incluso de personas a las que no conocía de nada y seguramente me estaba inventando aparecían por mi cabeza muriendo de formas horribles. Me doblé sobre mí misma al pensarlo. Me dolía tanto…el alma o lo que fuera que pensé que me iba a morir allí mismo.- [b]Es…eso no puede ser…[/b]

Me observó durante unos segundos con curiosidad, esperando seguramente, a que me desmayase y le ahorrase ese sermón que tampoco le importaba, pero no lo hice. Me recompuse y ella me miró con los ojos muy abiertos, asombrada de que una simple humana se recuperase de algo así.-[b][i]Lo siento. Prometía mucho[/b][/i]

– [b]Promete mucho más[/b].- Sentencié sacando fuerzas de donde no me quedaban.

– [b][i]Ya no podemos hacer nada, tenemos que centrarnos en lo que sí podemos salvar[/b][/i]. – Dio un par de vueltas a mi alrededor, dando saltitos para ponerme nerviosa.

– [b]No dejaré a mi hermana, mi madre, Daniel…[/b]- No era capaz de continuar, pero tragué saliva para empujar el nudo que tenía en la garganta a los talones para poder caminar sobre él, como hacía siempre.- [b]Y mucho menos a McLeod[/b].- El nudo no se fue a los talones, si no que se hizo más grande al pensar él.- [b]Sé que puedo salvarlos a todos. Lo sé, puedo sentirlo.[/b]- Mentía. Sabía que intentar salvarlos a todos conllevaba un exceso de poder. Conllevaba enfrentarme a mis propias ansias de grandeza y con eso, provocar más que posiblemente la ira de Los Grandes Poderes, pero ¿Qué podía hacer? ¿Dejarlos morir, olvidarme de ellos y pasar página? Eso nunca.

– [b][i]Ya los dejaste una vez. No será muy diferente[/b][/i]. – Eso había sido un golpe bajo. Me dolía que me viesen como una chaquetera, alguien que se acerca al sol que más calienta y se olvida de los demás. Cada hora de cada día recordaba a toda la gente que se había quedado en la realidad que dejé y pensaba que en que tenía que haber pedido como requisito que todos se vinieran conmigo, pero estaba tan cegada con la idea de cambiar de cuerpo, con tener una oportunidad de sentirme guapa por primera vez en mi vida y con que eliminasen a Megan, la vampiresa que decía ser mi hermana, que no lo hice. Y me dolía más que nada.

– [b]Era distinto…podía…debía salvar el mundo, tenía una oportunidad[/b].- Mentí. En un primer momento quería salvar mi propio culo de una muerte casi segura. Había cometido uno de los errores más humanos, pero a la vez, más ridículos: Había pensado en mí y después, en los demás.- [b]Me sacrifiqué para ayudarles…¡TAMPOCO HA SIDO FÁCIL PARA MÍ![/b]- Tuvieron que pasar los meses para que me diera cuenta de que en realidad, que yo viviera o muriese sólo me afectaba a mí y por muy campeona de Los Grandes Poderes que me considerase de puertas para afuera, no era más que una niñata que había aceptado una oferta de la sede celestial de Corporación Dermoestética.

– [b][i]Ahora debes hacerlo de nuevo[/b][/i]. – Acercó su mano y me tocó el pelo con cariño
consiguiendo que me crispase aún más. –[b][i] Ocuparás el lugar de uno de tus otros yo y tendrás la oportunidad de impedir que Mason tome el control en ese mundo.[/b][/i]

– [b]¡NO SOY UNA PUTA BARBIE![/b] – Grité desesperada. Las lágrimas caían sin que pudiera controlarlas y no podía ni bromear.- [b]NO PUEDES CAMBIARME DE ROPA Y PENSAR QUE SOY UNA PERSONA DISTINTA, NI CAMBIAR EL MODELO CUANDO NO TE GUSTA[/b].- Le puse el dedo en el pecho.- [b]Quiero volver a mi mundo, quiero salvar ESE mundo. Mis otros yo que se salven el culo a sí mismas. [/b]

Apartó mi dedo con cara de asco y me miró intentando transmitirme su infinita paciencia que no era tal cosa.- [b][i]No se trata de salvarte a ti. Pero puedes volver a tu nueva realidad si es lo que eliges, condenando al resto de mundos[/b][/i].

– [b]No lo entiendes[/b].- Dejé escapar una risa que demostraba la impotencia que sentía.- [b]No tienes ni idea de qué estás hablando[/b].- Negué con la cabeza.- [b]Entérate locaza: No es una nueva realidad, no es una realidad, es MI realidad y si tengo que condenar al resto por salvarla, me importa muy poco.[/b]

– [b][i]Parece que nos equivocamos con nuestra elección[/b][/i]. – Admitió con pesar. – [b][i]Si vuelves, lo que veas no será placentero, eso te lo aseguro.[/b][/i]

-[b]No os equivocasteis con vuestra elección[/b].- Apreté los puños con rabia.- [b]Os equivocasteis pensando en que sería vuestro pelele[/b].- La miré a los ojos. Vacíos, sin vida, carentes de emoción alguna.- [b]Soy humana, no un Sim al que le puedes quitar el libre albedrío para que parezca tonto.[/b]

– [b][i] Fuiste enviada con una misión, impedir el ascenso de Mason. Y no lo has logrado, se suponía que te centrarías en eso, no en romances [/b][/i]. – Justo en ese momento. Justo cuando tenía una frase relacionada con su escasa vida sexual para dejarla a cuadros, una visión cruzó mi menté. Al principio tuve miedo, pensé que quizás sería algo malo, pero tampoco era algo bueno…era maravilloso.

[QUOTE=Flashforward – Visión]
[i]*Lo que vais a leer ahora es canon y fue redactado por Dracon como regalo para mí. El mérito es entero suyo, ojalá os guste*[/i]

[b][font=Book antiqua] Christopher McLeod [/font][/b]
[b][font=Calibri] Sarah Echolls [/font][/b]
[b][i][font=Calibri] Arya Arkkan Echolls [/font][/i][/b]
[b][font=Cambria] Diana Echolls [/font][/b]
[b][i][font=Cambria] Amy McLeod Echolls [/font][/i][/b]
[b][i][font=Gautami] Señora Echolls [/font][/i][/b]
[b][font=Garamond] Daniel Arkkan [/font][/b]

[b]Visión[/b]

El blanquecino color de la recién alisada pared daba paso a un suave color melocotón. Tramo a tramo, la pared iba cobrando nueva vida.

McLeod estaba subido a la escalera, moviendo el rodillo de arriba a abajo. Frente a la escalera, Diana estaba entretenida pintando con una brocha un corazón, pero no en la pared, sino en la parte de atrás del pantalón de McLeod.

En otra pared, Sarah estaba utilizando el rodillo para pintar la parte restante, pero no alcanzaba hasta la marca de lo que estaba pintado en la parte de arriba. Daniel se acercó por detrás y le puso las manos en la cintura para elevarla. Sarah se sorprendió y al ver a Daniel sonrió. Él le devolvió la sonrisa y la sujetó mientras pintaba.

Un destello dorado cruzó la escena rápidamente, seguido  de uno rojizo. La pelirroja, que debía tener unos seis años, corría detrás de la rubia, de unos cuatro, con un pincel en la mano. Iban tan rápidas que casi se chocan contra la señora Echolls, que en ese momento salía de la cocina con limonada para calmar el calor de esa tarde de verano.

– [b][i][font=Gautami] Calma niñas, que os va a dar azogue.[/font][/b][/i] – dijo la señora Echolls agachándose para darles un vaso a cada una. McLeod se giró para bajarse de la escalera, haciendo que Diana escondiese la brocha y le mirase con una sonrisa. Daniel dejó a Sarah en el suelo y ambos fueron a tomar un descanso.

– [b][i][font=Calibri] Me iba a pintar… [/font][/i][/b] – dijo la pequeña haciendo pucheros, después de darle un sorbo a su limonada.

– [b][i][font=Cambria] Chivata. [/font][/i][/b] – respondió la pelirroja. – [b][i][font=Cambria] Sólo estábamos jugando. [/font][/i][/b] – se defendió. Luego  miró a la pequeña y le sacó la lengua.

– [b][i][font=Calibri] Mamáaa, Amy me ha sacado la lengua. [/font][/i][/b] – dijo mirando a Sarah con su «mirada del gato», de Shrek por supuesto. Su madre no pudo evitar sonreír. Después la niña miró a su prima y le sacó la lengua disimuladamente.

– [b][i][font=Cambria] Te he visto, me has sacado la lengua. [/font][/i][/b] – protestó.

Daniel se agachó al lado de las dos pequeñas y susurró en voz baja. – [b][font=Garamond] ¿No os dije nunca que una vez tuve que enfrentarme a un demonio muy malo muy malo, que le encantaba comerse las lenguas de las niñas? [/font][/b] – hizo una pausa en la que las niñas se miraron entre sí. – [b][font=Garamond] En cuanto sacaban la lengua, aparecía. ¿Sabéis que pasó con él? [/font][/b]- preguntó.

– [b][i]Nooo. [/i][/b] – respondieron casi al unísono totalmente pendientes de la historia de Daniel. La pequeña se había acercado más ahora a su prima, seguramente preparada para engancharse a ella si le daba miedo.

– [b][font=Garamond] Pues que el monstruo…era yo. [/font][/b] – empezó a imitar gruñidos, cogió a las dos niñas y empezó a hacerles cosquillas. Las dos reían sin parar. Cogió un pie a su hija, la rubia, y empezó a hacerle cosquillas en los pies, resguardado por su espalda, porque como siempre, empezó a pegar patadas y retorcerse de risa. La pelirroja mientras tanto observaba la escena riendo y probablemente pensando que se había librado, pero Sarah, que se había acercado con todo su sigilo de Cazadora por detrás, la cogió y empezó a hacerle pedorretas en la barriga, haciendo que la niña no se aguantase la risa. McLeod le pasó un brazo  por los hombros a Diana mientras miraban divertidos la escena. Daniel y Sarah pararon de hacerles cosquillas, casi a regañadientes de las niñas que lo estaban pasando genial, y se incorporaron.

– [b][font=Garamond] ¿Cuándo decías que llegarán, Mc? [/font][/b] – preguntó Daniel.

– [b][font=Book antiqua] Pues mi madre dijo que el avión sale el jueves a las nueve. Las nueve de allí, claro. [/font][/b] – respondió McLeod. – [b][font=Book antiqua] Eso nos deja casi tres días para terminar de arreglar la casa. [/font][/b] – continuó. Luego alzó las cejas exageradamente mirando a las niñas. – [b][font=Book antiqua] Y varias horas para las cosquillas… [/font][/b] – a la pequeña se le escapó una risilla y la pelirroja se acercó corriendo hacia su madre.

– [b][i][font=Cambria] Mamá, papá nos quiere hacer más cosquillas.[/font][/i][/b] – dijo la niña haciendo una mueca a su padre. La pequeña la imitó, fue corriendo hasta Sarah y le hizo una mueca a Daniel que se rió. Diana se agachó al lado de su hija mientras Sarah cogía a la suya en brazos.

– [b][font=Calibri][i] Si os portáis bien cambiaremos las cosquillas por hacer galletas… [/font][/i][/b] – dijo Sarah haciéndole cosquillas a la rubia en la barriga con un dedo.

– [b][font=Cambria] …y si no, cosquillas, muuuuchas cosquillas. [/font][/i][/b] – finalizó Diana haciéndole cosquillas en el cuello.

– [b][font=Book antiqua] Y le diremos al tío Ed que os vigile. [/font][/b] – añadió McLeod agachándose al lado de su mujer y revolviéndole el pelo suavemente a la pequeña.

– [b][font=Garamond] A todo esto, ¿dónde está Ed? ¿Y Cecil, Jan, Liad…? [/font][/b] – preguntó Daniel.  – [b][font=Garamond] Se están escaqueando del trabajo pero a la fiesta seguro que llegan a tiempo. [/font][/b]

– [b][font=Book antiqua] Ed, Cecil y Liad dijeron que iban a venir por la tarde, supongo que no tardarán. [/font][/b]  – hizo una pausa y añadió. – [b][font=Book antiqua] Espero que nos dé tiempo hasta que lleguen para terminar de arreglarla, porque si no será un poco raro hacer una fiesta para celebrar el arreglo de la casa con ella a medias…[/font][/b]

– [b][font=Cambria] Siempre podemos hacer una fiesta de “casa casi arreglada”. [/font][/b] – sugirió Diana.

– [b][font=Calibri] ¿Estás deseando escaquearte de pintar eh? [/font][/b] – intervino Sarah, consiguiendo que Diana le sacase la lengua.

– [b][i][font=Cambria] Oh, le has sacado la lengua. Yo me encargo, tito. [/font][/i][/b] – dijo la niña mirando a Daniel, que le guiñó un ojo. Después fue hacia su madre y empezó a hacerle cosquillas. En los brazos de Sarah, la pequeña se retorcía deseando unirse, así que Sarah la dejó bajar y fue corriendo encima de su tía, que ahora estaba tumbada en el suelo, con la pelirroja encima haciéndole cosquillas.

– [b][font=Cambria] Socorro, hay dos monstruitos torturándome. [/font][/b] – dijo Diana sonriendo. Tenía ya la espalda y el pelo manchados de pintura. Diana miró con el ceño fruncido a McLeod, que se reía y alzó la mano para tirar de él. Cómo todavía seguía agachado, no le fue difícil y se cayó al suelo, manchándose aún más de pintura. Daniel, Sarah y la señora Echolls los miraban divertidos. De pronto Daniel cogió a Sarah en brazos y se la llevó al montón, pero antes de caer, se sujetó a él por una manga y cayeron los dos uno encima del otro. La pequeña rubia saltó encima de sus padres con una risa contagiosa.

En ese momento sonó el timbre de la puerta y la señora Echolls fue a abrir. –  [b][i][font=Gautami] Hola Ed. Hola Cecil, Liad. [/b][/i][/font] – saludó la señora Echolls. – [b][i][font=Gautami] Menos mal que venís preparados. Pasad pasad. [/b][/i][/font] – dijo al verlos vestidos ya con la ropa de pintar. – [b][i][font=Gautami] Te has traído a Alistair, Freya estará encantado de verlo.[/b][/i][/font] – dijo al ver al pequeño cachorro de Samoyedo.

Desde el suelo todos los saludaron al entrar. Diana se encargó enseguida de tirar a Ed al suelo, Sarah tiró a Cecil y cuando Liad volvió, ya habiendo dejado al perro con su madre, Daniel y McLeod le “ayudaron” a caerse.

Después de un rato, todos se levantaron, unos para pintar y Sarah y Diana para ir a bañar a las niñas. Mientras se alejaban caminando juntas con las niñas en brazos, se veían las espaldas manchadas de las dos, y en el culo de Diana, una de las partes que no se habían manchado, podía verse un corazón en color melocotón.
[/QUOTE]

Evité que se me notase el cosquilleo que tenía en el estómago y también que mi corazón se desbocase, porque Los Grandes Poderes me habían enviado una señal para que no me rindiera y les iba a hacer caso, pero todavía tenía que lidiar con el Oráculo.

– [b]Si has visto Gran Diana 24 horas, te habrás dado cuenta de que mi romance no es tal cosa si no una amistad con derecho a roce y además[/b].- Puntualicé evitando pensar en que el roce en el futuro daría lugar a la niña más guapa del mundo.-[b] yo no tengo la culpa de que McLeod sea guapo, encantador, inteligente, sexy y tenga un culo que me dan ganas de mordisquear[/b].- Le respondí sin pensarlo, recreando en mi mente una y otra vez las imágenes de ese futuro tan maravilloso que me hacía querer levitar.- [b]Durante ese tiempo, nos hemos preparado para Mason.[/b]

– [b][i]¿Cómo os habéis preparado? ¿Con una fiesta?[/b][/i] – Preguntó burlona.

– [b]No creo que sea el momento de echarnos cosas en cara porque si tanto os preocupáis por mí, podías haber evitado que la Iniciativa capturase a mi hermana[/b].- No era el momento de convertirnos en un matrimonio mal avenido, pero ella lo había querido así.-[b] Además, para ser un grupo de verdad, primero tenemos que confiar los unos en los otros[/b].- Hice una pausa en la que le dediqué una sonrisa de suficiencia para que se diera cuenta de que de nuevo, una humana podía con ella.- [b]Sólo hemos tenido una maldita fiesta, no somos Paris Hilton.[/b]

Durante un momento, sus ojos se pusieron blancos y una voz que no era la suya me habló.- [b][i]No podemos interferir en vuestras vidas, sólo podemos ayudaros dentro de nuestras posibilidades[/b][/i].

– [b]Oh genial, ahora te han puesto en el modo respuestas automáticas[/b].- Espeté con sorna.- [b]Pues ayúdame enviándome a mi realidad y te demostraré lo que puede hacer esta bruja para salvar a sus amigos y a su familia, que son SU mundo, concepto que veo que no entiendes.[/b]

– [b][i]Créeme, veo mucho más allá de lo que podrías imaginar y tu regreso será incluso peor para ese mundo[/i][/b]. – Volvió a usar su voz hiriendo mi orgullo por el camino.

– [b]¿Tan poco confiáis en mí?[/b]

– [b][i]Confiamos en ti, por eso te ofrecemos otra oportunidad[/b][/i]. – Se explicó como si fuera lo más obvio del mundo.

– [b]Si confiáis en mí, confiad también en mis amigos y confiad en que entre todos, podemos salvar el mundo[/b].- Una vez más mentía. Si me devolvían a mi realidad dejaría que las cosas siguieran su curso mientras yo me preparaba para ser una bruja de verdad o morir en el intento. No dejaría que les hiciesen daño.

– [b][i]Ya hemos visto lo que pasará, no podemos confiar en que sea diferente[/b][/i]. – Me di cuenta de que ella tampoco estaba siendo sincera. Por alguna razón que no lograba comprender o que no me explicaban, quería echarme de mi realidad. – [b][i]No tenemos ningún poder superior en el que tener fe.[/b][/i]

Me reí al imaginarme a Los Grandes Poderes rezándole a un Dios superior antes de contestarle.- [b]Es que no hay ningún poder por encima de vosotros, ¿te tengo que recordar que sois LOS GRANDES PODERES? Si hubiera alguien por encima en el que tener fe seríais LOS INTERMEDIOS PODERES o LOS TRISTES PODERES[/b].- Quise darle un golpecito en la cabeza, pero lo evité. Dadas las circunstancias no era lo más apropiado.- [b]Es igual[/b].- Suspiré harta de aquella conversación.- [b]Déjame volver a mi realidad. Lo arreglaré o moriré en el intento.[/b]

– [b][i] Es tu elección. Pronto lo entenderás, cuando veas todo el mal que has causado…[/b][/i]
No tuve tiempo de defenderme porque un fogonazo blanco me cegó y con él, el mundo en Technicolor, aquel en el que no había cientos de McLeod bailarines, pero sí un Oráculo demente, desapareció.

[spoiler]El Oráculo ha sido manejado por Dracon, igual que el Flashforward que lo escribió él.[/spoiler]

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