Moondale

ALGO QUE TODO EL MUNDO TIENE PERO QUE TU NO

[align=center][SIZE=3][b]Liad | Casa de las Echolls[/b][/SIZE]

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[SIZE=2]Ya no había ruido. Ya no se escuchaba la fuerza del viento, de la tormenta y de todos aquellos elementos que portaba junto a ella para ganar potencia. Todo eso se había quedado atrás, dando paso a un vecindario silencioso donde la mayoría, aunque todavía había casas con las luces encendidas, descansaban como mejor podían.

Era raro que algo así ocurriese, aunque el tiempo les hubiera permitido refugiarse. Después de estar un rato esperando en el sótano, aguardando a que realmente, subir fuera algo seguro, estuvimos inspeccionando la casa en busca de destrozos, desperfectos o cualquier otro problema que se hubiera provocado durante nuestra estancia en el sótano. Había bastantes cristales rotos, pero salvo eso, nada que fuera destacable.

La cena fue rápida, algo silenciosa y tranquila, incluso Freya se vio bastante concentrada en comer y en beber todo aquello que no había podido durante la tormenta. Una taza de leche calentita con chocolate se vio sucedida por un rápido “Buenas noches” que al parecer, fue el inicio de todo.

Después de tapar a Freya en su cuna, me dejé caer en la cama, muerto de cansancio y buscando únicamente dormir sin interrupción alguna. El colchón, la almohada… Todo ayudaba, todo era cómodo y buscaba que uno se acurrucase, esperando otorgar un sueño reparador. Pero no podía. Me sentía agotado, abrí los ojos en la cama, mirando al techo sin poder conciliar el sueño, aunque hubo un momento en que sentí ese “gusanillo” que todos comenzábamos a tener momentos antes. Inquieto, me levanté, quedando sentado y miré a mi alrededor, buscando algún punto del dormitorio que me ofreciera la paz que no encontraba. Y la verdad era que tenía mucho para mirar. Cuando llegué a esta casa no tenía mucho. Las paredes se encontraban vacías, pero pronto se fueron llenando poco a poco. Todo aquello que mi cabeza me ofrecía para dibujar, para “expulsar” la tensión que a veces llevaba dentro se encontraba en estas cuatro paredes, o al menos, lo que sí me ofrecía confianza.

Junto a las fotos de todos, más abundantes aquellas donde salían Cecil, Ed, Daniel, Sarah, Christopher y Diana, en las últimas ya salía algo más Dominic, también tenía algunas de la pequeña perrita haciendo de las suyas (que crecía a un ritmo inesperado para mí), otras con la mami de la casa, con la propia familia de Mcleod o incluso en algunas salían Rebecca con su habitual libro de turno. Todo esto, siendo combinado con los dibujos del Daniel Paladín, de la Sarah Invocadora o del Cecil hechicero se fue convirtiendo en mi pequeño muro reconfortante, el cual, con un simple vistazo, uno recordaba que había gente más allá de estas cuatro paredes a las que les seguía importando. Pero hoy había algo distinto, algo que marcaba una diferencia y que no todo iba bien. Una nota en el suelo, algo que yo no había dejado de ninguna manera, estaba allí. Aguardando a que la recogiese.

[i]”Has perdido algo muy preciado, algo que todo el mundo tiene pero que tú no.”[/i] comencé a leer, sintiéndome parte de una serie o de un anime. ¿Cuántas personas se despiertan de la peor manera recordando únicamente su nombre? ¿Acaso estoy metido en algo en plan Tsubasa Chronicle y debería de llamar a la Diana/Mokona de esta realidad para irnos de viaje?

[i]”Destino tiene muchas cosas reservadas para ti, elegido del agua. Aunque lo que en verdad importa ahora…
¿Tendrás el valor de ir para recuperarlo?”[/i]

– [b]¡Guau![/b] – miré hacia la puerta al escuchar ese ladrido tan fuerte, viendo allí a una Freya bastante más crecidita que la que había acostado no hace mucho.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] ¿Freya?[/SIZE] [/i] [/b] – volvió a ladrar como si me entendiera el animal. Después, moviendo el rabo contenta, se alejó de la puerta, metiéndose cada vez más en el interior de la casa.

Dejé caer el papel y la seguí sin saber muy bien dónde me estaba metiendo.

¿Esto era un sueño? ¿O es que ya había perdido el juicio después de todo? Fuese lo que fuese, parecía que mi propia presencia despertaba algo. Mientras más caminaba, el pasillo se iba iluminando poco a poco, indicándome, junto al enorme perro, el camino que debía de seguir. Volví a escuchar otro ladrido, pero este venía de detrás de mí. Confundido, me di la vuelta, viendo esta vez a una pequeña perrita sentada en el pasillo y mirándome fijamente. Después, sin esperar a más, entró en el que era mi dormitorio, dejándome parado en el pasillo. ¿Qué demonios estaba ocurriendo aquí?

Sin saber muy bien a qué debía seguir, regresé a mi cuarto, a aquello que más conocía, buscando algo que me hiciera sentirme seguro. Pero no fue así. Lo que vi al cruzar el marco de la puerta fue algo totalmente distinto, aunque lo conocía.
Había vuelto allí, aunque sabía que no estaba en la Iniciativa, era algo totalmente imposible de creer. Pero igualmente, aquí estaba, con aquella bata del científico puesta, sintiéndome sucio y pegajoso y recorriendo el mismo pasillo oscuro. Volví a escuchar el mismo sonido que la otra vez, volví a sentirme perseguido, acosado, buscado… Estaba siguiendo la misma trayectoria que todas las veces, estaba siguiendo el mismo camino, su camino.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] No.[/color] [/i] [/b] – me dije, intentando infundirme confianza y seguridad. – [b] [i] [color=#8A3C3C] Esta vez seguiré mi propio camino.[/color] [/i] [/b]

Sin pararme a mirar lo que tenía a mis espaldas, embestí una de las puertas de los laboratorios cercanos, abriéndose sin apenas resistirse y acabando tirado en el suelo. Alcé la cabeza y parpadeé. No estaba allí, había regresado a la casa, al salón. Pero no el mismo salón, porque no sentía el aire, no veía las cortinas moverse y mucho menos, no había nada roto. Entonces vi a Daniel bajar las escaleras con el pijama todavía puesto. ¿Cuándo había llegado? ¿Estaría Sarah también aquí? ¿Y Cecil?[/color]

 

[SIZE=2]Parecía que iba a ir a la cocina, pero debió de escuchar algo ya que se dirigió hacia el salón. Allí, no muy lejos de mí, apoyado en el marco de la puerta y sonriendo levemente, movía la mano a modo de saludo, intentando llamar la atención de alguien.

Cuando miré hacia el otro lado, vi que allí estaba yo.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] Hola.[/SIZE] [/i] [/b] – dijo “el otro Liad”, sonriendo un poco, mientras continuaba jugando.

– [b] [i] [color=#4F5360]¿No podías dormir?[/color] [/i] [/b] – vi como negaba ese yo mío con la cabeza sin añadir mucho más. – [b] [i] [color=#4F5360]Si necesitas contarnos algo, ya sabes que tanto Sarah como yo estamos ahí.[/color] [/i] [/b] – escuché con sinceridad.

¿Por qué estaba viendo esto? Parecía un sueño, todo esto parecía un sueño sacado de alguien con demasiada imaginación. Pero… ¿por qué?

Ellos dos continuaron hablando, continuaron teniendo la misma conversación que Daniel y yo habíamos tenido en su momento sin percatarse de algo nuevo. Una [URL=http://www.youtube.com/watch?v=8qL164-x5Zw]MELODÍA[/URL] a piano se escuchaba en el salón, o al menos, eso escuchaba yo. No era tétrica ni infundía miedo como la del “Boogieman”, más bien todo lo contrario. Era bonita, aunque hubiera un deje de tristeza en las notas, pero sin saber si era real o no, fui hacia donde estaba el piano como si de un imán se tratase. Allí, sentado y tocando, había una figura que no distinguía muy bien. No estaba seguro de quién era, pero de lo que sí tenía claro es que no había sucedido nada así en la casa, y menos aquel día.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] ¿Quién eres?[/color] [/i] [/b]

No obtuve respuesta. Simplemente continuaba escuchando lo mismo. Escuchaba a Daniel a hablar, escuchaba aquellas notas, pero nada más. No había respuestas, sólo un sentimiento muy fuerte, en el que me sentía pequeño, muy pequeño y protegido, como cuando estaba cualquiera de los chichos en casa. Sentándome junto aquella persona, aun sin mirarle al rostro para ver quién era, percibía cierta confianza que me inspiraba a no tener miedo.

– [b]¿Quieres intentarlo tú? Vamos, no es difícil.[/b] – escuché, sin reconocer todavía aquella voz.

Sus manos estaban delante, indicándome la posición que debía tomar, las teclas que debía de tocar. Pero no me sabía aquella melodía. Algo me decía que ya la había escuchado, que quizás en el futuro podía tocarla, pero no me la sabía.
Di a la primera tecla, luego también a la segunda en un pequeño salto de fe. Después, consiguiendo atraer mi atención, vi a una Sarah con el rostro bastante sonrojado correr todo lo rápido que podía, como si tuviera una de esas emergencias para ir al baño. Cuando volví a mirar a la figura, esta se esfumó, dando paso a un conjunto de sonoras risas que provenían de la cocina. Fui allí para ver qué era lo que me encontraba, pero no había nadie, todos estaban fuera, en el patio, con una sonrisa en el rostro. Recordaba ese día, recordaba las risas, la manera en que Daniel entró en plan ninja en la cocina, en cómo con Sarah pudimos “torturarle”, o en cómo terminamos de aquella misma manera todos, sin importar la edad que tuvieran.

– [b] [color=#D7992C]Sonreíd.[/color] [/b] – dijo ella mientras sacaba otro de los recuerdos que ya tenía enmarcados. El flash les iluminó a todos, también vi. Para luego, desaparecer como si se tratasen de polvo.

Otra vez escuché algo, un ruido fuerte, como si de una persona que impactase contra una pared se tratase. Volví a entrar en la casa, pero en este caso se encontraba en un lamentable estado, como si no sólo un incendio hubiera limpiado el lugar. Alguien hablaba, dos personas lo hacían. Gritaba, se movían, intuía que era lo que estaba ocurriendo ahora, algo con un doble filo, tanto importante como peligroso para mí.

– [b]¿Eso crees? Mira detrás de tu oreja izquierda.[/b]

– [b] [i] [color=#8A3C3C] No.[/color] [/i] [/b] – escuché a mi “yo de la pesadilla” herido, desaliñado, con la cazadora puesta y las armas empuñadas. – [b] [i] [color=#8A3C3C] Se acabó. [/color] [/i] [/b] – añadió decidido. –[b] [i] [color=#8A3C3C] No pienso continuar con tu macabro juego.[/color] [/i] [/b]

El clon gritó. Volví a vivir la escena que en su momento “protagonicé” como si se tratase de una grabación. Vi su forma de atacar, la forma en que me defendí, la manera en que él miró con odio y furia. Para después, igual que había estado ocurriendo, todo desapareció por un simple ladrido, sus figuras, el ambiente de la casa, absolutamente todo se esfumó.

La pequeña perra se encontraba atrás, lloriqueando levemente. Estaba en el recibidor, en frente de la puerta. No podía moverme, no estaba seguro de si esto era real o no. Podía estar soñando, pero esto se estaba convirtiendo en algo demasiado complejo como para que lo fuera. ¡Debía de existir una razón para todo esto!

El animal había vuelto a desaparecer y cuando me acerqué a la misma posición donde estuvo, sentí algo. Era distinto a todo lo anterior, de eso estaba claro. No sé por qué, pero algo malvado, feo y oscuro se acercaba, estaba a muy poca distancia. No veía nada, tenía los ojos cerrados, intentando despertarme de todo esto, intentando volver a la realidad que conocía.

[i]”Si te quedas parado, te encontrarán. Ellos irán a por ti y a por todos los que quieres.”[/i]

La presión era fuerte, pero no lo suficiente. Parecía intentar querer infectarme, de igual manera como ese demonio nos hizo dormir a todos. Pero algo intervino, alguien hizo que todo esto se esfumase al instante.

– [b]Vete a dormir, todo mejorará, ya lo verás.[/b] – escuché, para luego darme cuenta de algo. Alguien estaba aquí.

Sintiéndome desorientado, abrí los ojos y miré a todos los lados, buscando algo que me indicase que había regresado a casa. Noté como cierta bolita blanca peluda me chupaba los pies, consiguiendo que la cogiese en brazos y esta, contenta, pusiese la cabecita para que la acariciase.

– [b] [color=#D7992C]¿Estás bien?[/color] [/b]

La luz ya había vuelto. Elizabeth se encontraba al borde de las escaleras con su habitual bata-manta. Me miró asustada, consiguiendo que comprendiese, al menos yo, lo que había estado ocurriendo.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] Sí.[/color] [/i] [/b] – asentí. – [b] [i] [color=#8A3C3C] No es nada, pensé que había escuchado algo.[/color] [/i] [/b] – añadí mientras nos acercábamos. – [b] [i] [color=#8A3C3C] Siento que te despertase.[/color] [/i] [/b]

– [b] [color=#D7992C]No te preocupes, ¿tienes miedo?[/color] [/b]

– [b] [i] [color=#8A3C3C] Supongo que será tanto silencio, quería asegurarme de que todo estaba bien.[/color] [/i] [/b] – me encogí de hombros.

– [b] [color=#D7992C]¿Quieres ir al salón o a la cocina conmigo? Te contaré algo aburrido y te dormirás más pronto[/color] [/b].- sonrió, acariciándome la mejilla con ternura.

– [b] [i] [color=#8A3C3C] Mañana lo escucharé encantado.[/color] [/i] [/b] – sonreí, agradecido, mientras comenzaba a subir. – [b] [i] [color=#8A3C3C] Buenas noches.[/color] [/i] [/b]

– [b] [color=#D7992C]Descansa, hijo[/color] [/b].

Me quedé, mentalmente hablado, un tanto parado a eso, aunque pude ir más allá de la parálisis y la sonreír. La quería, y mucho, al igual que a todos los demás. Ella era buena, muy buena y con detalles como ese, uno no podía ser desagradecido, por muchas cosas que tuviera en la cabeza. Lo mismo ocurría con sus hijas, Sarah y Diana. Quien no las quisiese, al menos un poquito, sobre todo después de conocerlas y ver la alegría que llevan en el cuerpo, seria para darlos, de verdad que sí.

Una vez arriba, el dormitorio se encontraba exactamente igual. Freya volvía a su cuna, mirándome con cierto reproche en los ojos, dándome a entender lo que había ocurrido. Me había dormido y aun así me levanté. No estaba seguro de si dije algo en voz alta o no, pero al igual que me movía en aquel suyo tan real, mi cuerpo no era menos y seguía ese camino, terminando en el salón.

¿Debía de contárselo a alguno? ¿Debía preguntar? No habían pasado una buena tarde en la biblioteca gracias a la encerrona esa que me comentó Sarah por teléfono pero… ¿igualmente debía hacerlo? ¿Y si en este caso hubiera acabado fuera? ¿Qué había ocurrido? Quizás lo mejor fuera dejar bien cerrada esta puerta, y si Elizabeth me lo preguntaba, sólo podría decir una cosa.

“Fui al baño, tanteé por el pasillo la luz que no encontraba. Freya estaba inquieta por algo abajo y fui a investigar.”

Porque, en cierto modo, podía decirse que era así, ¿verdad?

– [b] [i] [color=#8A3C3C] Pensar a estas horas no es bueno, le quita el sueño a cualquiera, ¿no crees?[/color] [/i] [/b] – le comenté al samoyedo mientras este movía sus orejitas.

Volví a meterme en la cama, intentando dormirme, pero interiormente continuaba repasando lo ocurrido. Lo nuevo frente a lo viejo, el presente frente al pasado. ¿Qué debía de hacer uno en esta situación? ¿Buscar lo que tuvo en su momento, descubrir todo, lo bueno y lo malo? O, por el contrario, ¿quedarse con lo nuevo que tenía y dejar lo que no recordaba lejos, muy lejos?

¿Qué debía de hacer uno en esta clase de situaciones?

Me sentía perdido y con tantas preguntas como todos los días. Pero además, lo que más curiosidad era… ¿realmente hubo algo fuera? Y si fue así, ¿qué era aquella cosa buena y la cosa mala?[/color]

[spoiler]LA MADRAZA ECHOLLS (porque hay que decirlo) manejada por Stefy, of course. Gracias por darme un rol tan bueno xD Porque ademas, me diste lo que necesitaba sin decirte nada *___* El resto de cositas son sacadas de otros post anteriores. Espero que os guste y que explicase todo bien 9_9[/spoiler]

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