Moondale

MISMAS PALABRAS. MISMAS PREGUNTAS

[align=center][SIZE=2][b][color=red]Editado por la administración como Flashback[/SIZE]

Hace algo más de cuatro años…

Suzanne Sommerville | Moondale | {con Eddie Sommerville}[/b][/color]

annsommerville

[SIZE=2]El reloj de pared marca un sempiterno tic-tac a mis espaldas, y es el único sonido que hay en toda la habitación, además de mi respiración. Tic-tac. Sin detenerse nunca. Tic-tac. Casi como burlándose de mí. Tic-tac. Recordando que nunca deja de correr. Tic-tac. Una carcajada mecánica, encontrando divertidas todas las lágrimas que he derramado. Tic-tac. Riéndose de mí por todo lo que he perdido.

Respiro profundamente, hundiendo el cuchillo en lo que queda de la ración de mantequilla que nos ha tocado para esta semana y cubriendo a conciencia la rebanada del pan racionado, que ya empieza a estar un poco reseco. Intento disfrazar el sabor a frío y humedad de la misma forma en que intento disfrazar todo lo que ocurre en el mundo para él, para Eddie. Nunca me había planteado tener un hijo antes de terminar la carrera; ni siquiera me había planteado tener novio después de lo de Francis, después de descubrir lo que soy… después de que la Oscuridad se alzase para ahogarnos a todos. Y sin embargo, ahí está, sentado sobre la colcha jugando con un coche de juguete medio destartalado que logré desenterrar de entre los escombros de un edificio hace ya mucho tiempo. Un niño sin padre, sin abuelos y con unos tíos que tal vez nunca llegue a conocer. Un niño con el nombre de un padrino al que nunca ha conocido. Un niño. Mi hijo.

A veces me pregunto cómo me he atrevido a traerlo a este mundo. Como he osado traerlo a un mundo en el que no queda espacio para la felicidad, para la risa. Un mucho en el que tan sólo nos queda un ligero hueco para el recuerdo de un tiempo pasado que fue mejor; un tiempo en el que yo me reía con Sylver y Diana tomándonos un café, en el que charlaba con Sarah hasta las tantas de la madrugada o caminaba con Ed de la mano, por la calle, como si el Miedo no fuese más que una sombra amenazando tras un contenedor, pero no la realidad que nos ha tocado vivir. A veces, me gustaría poder luchar por un mundo mejor para él, para mi pequeño. Para todos. A veces me gustaría poder hacerlo. Pero precisamente por él, precisamente por ese renacuajo de grandes ojos azules, he tenido que mantenerme a un margen. Las prioridades han cambiado y ahora, antes que cualquier otra cosa, soy madre.

—[b] [i] [color=#454120]Eddie, ven a desayunar [/SIZE] [/i] [/b]—Aparto de mí el plato con dos rebanadas de pan con mantequilla y sirvo un vaso de leche que coloco a su lado, no sin antes olerla para asegurarme de que aún no se ha estropeado. El niño deja el coche a un lado y se levanta para venir a sentarse a la mesa delante de mí—.[b] [i] [color=#454120]Come, tesoro, que yo tengo que irme a trabajar[/color] [/i] [/b] —Trabajar, que en realidad no es más que buscar gente viva, gente que no haya sucumbido aún ante la oscuridad.

—¿Cuándo vuelvas podremos ir a ver al tío Ed y a la tía Diana? —Siempre la misma pregunta. Siempre la misma respuesta:

—[b] [i] [color=#454120]Hoy no, tesoro… están un poco ocupados [/color] [/i] [/b]—susurro, con un pequeño resquemor amargo en la garganta. Me duele hasta la saciedad que mi hijo sólo conozca a la gente que yo más quiero a través de mis palabras. Duele como no está escrito.

—Pues entonces iremos mañana —replica Eddie, antes de aferrarse a su vaso de leche.

—[b] [i] [color=#454120]Claro que sí, cariño [/color] [/i] [/b]—susurro, con dulzura, estirando el brazo para acariciarle ese pelo oscuro que Sean le ha dejado como toda herencia. El pelo negro y, por suerte, unos cromosomas lo suficientemente fuertes como para vencer a la licantropía en una batalla genética.

Apuro mi leche mezclada con un poco de agua, para estirarla más, y dejo la taza a un lado, para lavarla cuando vuelva. Cuando llego junto a Eddie me acuclillo a su lado y beso su diminuta nariz.

—[b] [i] [color=#454120]No abras la puerta a nadie, ¿de acuerdo? [/color] [/i] [/b]—Lo estrecho contra mí con fuerza, con todas y cada una de las fibras de mi ser rechinando en contra de alejarme de él. Y sin embargo tiene que ser—. [b] [i] [color=#454120]Si tienes hambre…[/color] [/i] [/b]

—Si tengo hambre hay dos latas de conserva bajo la cama, mami, me lo dices todos los días —replica, echándome sus flacos bracitos al cuello.

No puedo evitar sonreír, mientras subo la cremallera de mi chupa de cuero y me guardo las llaves de la habitación donde vivo con mi hijo en el bolsillo. Todos los días las mismas palabras. Las mismas preguntas. Las mismas respuestas. Como un ritual.

El pequeño ritual de paz y calma que tengo dentro del caos en el que se ha convertido el mundo.[/color]

[spoiler]Ehm… ¿thachaaan? He pensado que Eddie podría ser este niño [URL=http://i2.listal.com/image/1155277/600full-asa-butterfield.jpg]http://i2.listal.com/image/1155277/600full…butterfield.jpg[/URL]. Espero que os haya gustado, y eso :3 Gracias a Stefy y Alph por la información facilitada ^-^. Editado: He cambiado la nocilla por mantequilla, más que nada porque en los países Anglosajones le dan una importancia mayor que aquí en cuanto a producto de primera necesidad. Y cambié el embutido por conservas porque tiene sentido que den conservas con el racionamiento, por eso de que se aguantan mejor al no haber neveras. De todas formas, cualquier cosa… vuelvo a editar 🙂 Gracias por avisar :3[/spoiler]

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