[align=center][SIZE=3][b][font=Bookman Old Style]Diarios de Destino[/SIZE][/b][/font]
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Mientras tanto, en otro lugar, más distante que cualquier otro y a la vez más cercano había un universo estático en el que la ley del tiempo, al igual que muchas otras, no hacía mella. Ese universo era una realidad en sí mismo y por su propia naturaleza nunca podría tener una réplica de si mismo, era un mundo común a todas las realidades, pero a la vez totalmente aislado de éstas. Había un camino para llegar hasta él, pero era un camino de una sola dirección, una vez que entrabas, estabas dentro para siempre. Algunos lo llamaban la Nada, el Limbo, pero no se parecía a los huecos entre realidades a los que sí podríamos llamar así. Los que habían pasado por allí, y no habían sido demasiados, no habrían dudado en llamarlo Infierno.
En ese Infierno había una figura vagando por el inmenso espacio de negrura infinita, tratando de canalizar todos sus esfuerzos en buscar una forma de salir de allí, algo que de momento no había tenido frutos porque todo su poder había desaparecido. Se sentía furioso continuamente, con la furia propia de alguien que ha conocido un poder inmenso y ahora se ve atrapado sin poder escapar, sin poder ni siquiera hablar o torturar a su camarada de habitación, que en ese momento estaba lejos, aunque no sabía cuanto porque allí las leyes del espacio no obedecían a la lógica, parecía que cuanto más deseabas algo, más difícil era conseguirlo. Ni siquiera sabía ya el tiempo que llevaba allí, a veces parecía que siglos, pero no sentía cambio alguno en él, aunque era verdad que sus sentidos estaban confusos continuamente.
Quizá otra persona hubiese rezado en su situación, pero él no lo haría, no tenía duda alguna de que no existía ningún dios, lo sabía a ciencia cierta porque de haber existido alguna deidad que velase por la gente no le habría permitido nacer a él en primer lugar.
Siguió a la deriva, sumido en sus pensamientos, que eran lo único que le quedaba hasta que empezó a sentir algo extraño y a la vez conocido. Sentí su cuerpo palpitar como no le ocurría desde que llegó a ese desdichado lugar, era energía, pero no una energía cualquiera, energía residual de una magia muy potente. De pronto, sus oídos despertaron después de un largo letargo y escucharon un “CRACK”. Después sus ojos se abrieron descubriendo una enorme grieta en mitad de la nada frente a él. Supo que era su oportunidad y se internó en la grieta. Un millar de realidades le esperaban, la siguiente le serviría para reponer sus fuerzas y saciar su sed de venganza.
Mientras tanto, la figura que vagaba alejada había escuchado también la aparición de la grieta y había visto cruzar al otro, así que comenzó a avanzar gracias a la energía que emanaba de la grieta, energía de otro mundo que traía consigo una pequeña parte de las leyes de ese mundo, pero la suficiente como para poder ver, oír y moverse. La grieta la arrastraba hacia ella, pero las leyes de ese mundo eran fuertes, y parecía que cuanto más deseaba llegar a la grieta más se alejaba, así que vació su mente y se dejó llevar.
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[spoiler]Ya sabéis lo que se nos viene encima.[/spoiler]
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