Moondale

NO ES COMO LAS DEMAS

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Dominic Williams | Sala Blanca

[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]

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Los recuerdos malos habían pasado, pero el Doctor no aparecía y estaba empezando a perder la paciencia. No me gustaba tener la sensación de no saber qué iba a pasar a continuación y lo que es peor, tenía miedo de que a Rebecca también le tuviera algo preparado. Lo mío podría soportarlo, lo suyo, no.

Imaginaba que elegiría el día que Cecil y ella salieron, pero no estaba seguro de cómo me tomaría verlo en pantalla grande, una cosa era saber que un gilipollas había besado a mi novia y otra muy distinta, verlo. En ese instante, mientras daba vueltas como maníaco por la sala blanca, me paré en seco y la miré un segundo, lo suficiente para que no se diese cuenta de que la estaba observando y pensase que era un blando. Al mirarla, esbocé una sonrisa, porque era guapa por dentro y por fuera y gracias a ella, yo era mejor persona, mucho mejor de lo que nunca habría soñado.

Me di cuenta de que había pensado en ella como mi novia y esa palabra en lugar de darme miedo, me reconfortaba. Volví a pensar en ello: “Rebecca Lee es la novia de Dominic Williams”. Repetí la frase un par de veces en mi cabeza y quise gritarlo en voz alta, pero tenía una reputación que mantener. En parte por eso y también porque me aburría, dejé de dar paseos y decidí focalizar mi poder en juguetear con su pelo. Cada vez que ella intentaba que volviera a su posición original, se lo colocaba en una postura ridícula, hasta que al final se dio cuenta de que era yo y me devolvió una sonrisa ceñuda. No me preguntéis cómo lo hacía, pero eran su especialidad. Al verla sonreír, quise acercarme a ella para darle un mordisco en la boca, pero me aguanté las ganas, porque los mordiscos llevaban a otras cosas y queríamos que la sala siguiese siendo inmaculada.

En esas estaba yo, pensando en mordiscos, que harían que acabase condenado en el Infierno (puerta tres, Valle de la Lujuria) cuando la voz de uno de Los Grandes Poderes me interrumpió. Como si hubiese unos altavoces en la sala, comencé a oír la voz de la chica.- [b] [i] [color=#B20A89]Dom, éste es el recuerdo que he elegido para ti, espero que te guste[/SIZE] [/i] [/b].

Asentí sin saber muy bien para qué necesitaba mi aprobación, si estaba haciendo lo que le daba la gana y la sala blanca comenzó a transformarse en una habitación de la Residencia. No me hizo falta mirarla mucho para saber que era la de Rebecca, la conocía demasiado bien, quizás porque pasaba más tiempo en ella que en la mía.
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[QUOTE= ***FLASHBACK***]
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Mi teléfono móvil empezó a vibrar en la mesita y quise ignorarlo, pero cuando vi en la pantalla el nombre de Arthur, no me quedó más remedio que cogerlo.

– [b] [i] [color=#383A72]Hola Arthur, espera un momento, es que estoy en un sitio y no puedo hablar [/SIZE] [/i] [/b].- Le dije escuetamente. No era el momento de decirle “espera Arthur, que tengo compañía y no llevo los pantalones puestos”. Observé a Rebecca un segundo y vi que seguía plácidamente dormida, por lo que no pude contenerme y le di un beso en la frente. Si hubiera sido una chica cualquiera, ni siquiera habríamos ido a su casa, la parte trasera de mi coche había demostrado ser lo suficientemente espaciosa para dar rienda suelta a las pasiones, pero ella no era una chica cualquiera, era mi chica.

Así pues, dejé el teléfono en la mesita, me puse lo primero que encontré (la camiseta que la noche anterior había lanzado sin saber dónde caía) y salí al pasillo en calzoncillos. Cuando me di cuenta, ya había cerrado la puerta tras de mí y para abrirla, necesitaba despertar a Rebecca, así que me aguanté.- [b] [i] [color=#383A72]Ya estoy, dime [/color] [/i] [/b].

– [b] ¿Qué tal todo? Te noto…cambiado[/b] .- Arthur hizo una pausa y me invitó a hablar, cosa que no se me daba muy bien. Pese a que era bastante hablador, sobre todo en comparación con Daniel, nunca me había gustado hablar de mí mismo, me parecía una pérdida de tiempo.

– [b] [i] [color=#383A72]Todo bien, ¿y vosotros ¿Qué tal está mi hermana? [/color] [/i] [/b]- Desvié la conversación moviéndome en círculos por los alrededores de la puerta, si Mercy me veía, podía considerarme hombre muerto.

– [b] Como siempre, ya sabes…tirando, cada día soy más viejo y me necesitáis menos[/b] .- Soltó una carcajada cansada.- [b] Ahora dime qué te traes entre manos, ¿es algo por lo que deba preocuparme?[/b]

– [b] [i] [color=#383A72]No [/color] [/i] [/b].- Negué rotundamente.
En ese momento, se abrió la puerta y Rebecca asomó la cabeza, supuse que porque lo único que llevaba puesto era una camiseta, pero quité ese pensamiento de mi mente, porque no era el sitio más apropiado para pensar en ello. Al verme en calzoncillos, se echó a reír y Arthur, que cada día estaba más viejo pero no más sordo, la oyó.- [b] Tienes compañía, ¿verdad?[/b] – Comentó con sorna a la par que Rebecca tiraba de mí para que entrase en la habitación.

– [b] [i] [color=#383A72]Algo así [/color] [/i] [/b].- Respondí como pude. Ya no podía librarme. De ninguno de los dos.

– [b] Por eso te notaba cambiado[/b] .- En su voz noté un deje de orgullo.- [b] Ésta no es como las demás, ¿verdad?[/b]

– [b] [i] [color=#383A72]No, es…diferente…es… [/color] [/i] [/b]- Me quedé callado un segundo, sin saber muy bien cómo continuar. Llevábamos poco tiempo, pero aún así sentía que todo era diferente, incluso yo.- [b] [i] [color=#383A72]He pensado que a lo mejor podríamos ir a veros [/color] [/i] [/b].

– [b] Me parece muy bien, seguro que tu hermana se alegra mucho[/b] .- Añadió al momento, bastante más contento que al inicio de la conversación.

– [b] [i] [color=#383A72]¿Te parece bien si voy con más gente? [/color] [/i] [/b]- Le pregunté, pensando en el resto del grupo.
Arthur soltó una carcajada.- [b] Amigos, novia…¿cuándo te has convertido en un hombre de provecho?[/b]

– [b] [i] [color=#383A72]Ni yo mismo lo sé…[/color] [/i] [/b] – Respondí rascándome la parte trasera de la cabeza.- [b] [i] [color=#383A72]Pero he cambiado para mejor gracias a ellos [/color] [/i] [/b].- Y tras decir eso, me despedí de Arthur y seguí a Rebecca que tiraba de mí para que volviese a la cama…[/color][/QUOTE][SIZE=2]
Cuando el recuerdo finalizó, la sala volvió a ser blanca, pero no duró mucho.- [b] [i] [color=#B20A89]Éste es un regalo para ti y para Rebecca… [/SIZE] [/i] [/b] – Anunció la voz en off de la chica y la sala se transformó, esta vez, en la casa de las Echolls.
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[QUOTE=***FLASHBACK*** 13 de Diciembre, cumpleaños de Diana]
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Una de las ventajas de haber sido un ligón, era que bailar no se me daba del todo mal, aún así, no solía hacerlo, porque mis bailes eran más del tipo “te arrincono contra la pared” que del estilo romántico.  Aquella noche, además, era el cumpleaños de Diana y la casa de las Echolls era un hervidero de gente conocida que no podía negarse a un trozo de tarta y “buena música” (lo pongo entre comillas porque para mi gusto, había demasiado pop), por lo que bailar era una misión imposible.

Había convencido a Rebecca de que me acompañase, pese a que no era muy de fiestas y ella hacía lo que podía por no parecer muy incómoda, pero en realidad, lo estaba. La perdí de vista en el momento en el que Sarah y Diana me obligaron a hacerles los coros en una canción junto a Daniel y cuando terminamos, no la encontraba. Instintivamente, fui hasta el porche de la entrada, esquivando a todos los que estaban bailando y me la encontré sentada en el banco tipo balancín que tenían las Echolls, mirándose la punta de los zapatos.

– [b] [i] [color=#383A72]¿Qué haces aquí? [/SIZE] [/i] [/b]- Le pregunté sin saber muy bien cómo iniciar la conversación.

– [b] [color=#CC858A] No pintaba nada ahí dentro[/color] [/b].- Contestó sin mirarme.

– [b] [i] [color=#383A72]Claro que sí, estás conmigo [/color] [/i] [/b].- Me senté a su lado, aún a riesgo de que me diese una colleja y vi que al escucharme decir eso se quedaba callada, incómoda.- [b] [i] [color=#383A72]Vuelve dentro [/color] [/i] [/b].

– [b] [color=#CC858A] No, creo que me quedaré aquí[/color] [/b].- La muy terca seguía en sus trece.

– [b] [i] [color=#383A72]Vale, si no quieres ir a la fiesta, la fiesta vendrá a ti [/color] [/i] [/b].- Me puse de pie y extendí la mano en dirección a ella, invitándola a que me siguiera.

– [b] [color=#CC858A] ¿Qué pretendes?[/color] [/b]- Me preguntó arqueando una ceja.

– [b] [i] [color=#383A72]Levántate y lo verás [/color] [/i] [/b].- Le propuse.
Cuando se puso de pie, la animé a que se subiera sobre mis zapatos, como había visto hacer en las películas. Al principio se negó, de hecho, lo hizo durante un rato, y me quedé en una posición vergonzosa  con la mano tendida hacia ella sin saber si ir adelante o atrás, porque iba a quedar en ridículo de todas formas, pero al final se levantó y me cogió la mano. Contuve un suspiro de alivio que se materializó en una gota de sudor que cayó de mi frente.

No me fue difícil moverme con ella colocada sobre los pies, era una de las ventajas de pasarse la vida peleando, aunque lo que estaba a punto de hacer era un poco más difícil, y haría que más tuviese más de una gota de sudor.

Agarré con firmeza las manos de Rebecca y vi cómo me miraba extrañada. Con la concentración que estaba reuniendo en ese momento, me era casi imposible pensar con claridad, así que mi gesto estaba prácticamente en blanco, pero prefería arriesgarme a quedarme con cara de póker antes que perder la concentración.

La cara de Rebecca no tuvo precio cuando empezamos a elevarnos desde el suelo, en mi cabeza, había pensado esa escena un par de veces, pero la verdad es que en mis pensamientos me movía con mucha más fluidez y los dos bailábamos en el aire, ahora me conformaba con que no cayésemos, al fin y al cabo, la altura no era mi mejor amiga, y de hecho no me atrevía a mirar al suelo, pero sabía que a Rebecca le encantaría.

Me fijé en su cara observándolo todo y la vi feliz. Me señaló algo más abajo y traté de mirar de reojo, pero me conformé con ver algunas formas que no distinguí bien por el rabillo del ojo, pero que debían ser los demás.

– [b] [i] [color=#843181] Tranquila Rebecca, yo les tapo los ojos para que no te miren debajo de la falda…¡Cochinos! [/color] [/i] [/b] – oí bromear a Diana, aunque probablemente lo estuviese haciendo también. Me fijé en la cara de Rebecca y la vi sonreír como pocas veces lo había hecho. El esfuerzo de vencer los miedos estaba dando más resultados de los que esperaba, Rebecca estaba disfrutando y estaba conciliando un poco más dos de las partes que ahora me importaban, ella y mis amigos. Me gustaba verla un poco más cómoda con ellos, como si también fuesen los suyos y no se sintiese fuera de lugar como solía pasarle a veces.

– [b] [i] [color=#4F5360]Dom relájate, que pareces una tabla de madera. Si caéis tenemos unos cuantos magos bastante rápidos y una chica superágil, no os pasará nada. [/color] [/i] [/b] – añadió Daniel. – [b] [i] [color=#4F5360]Y McLeod os puede servir de colchón. [/color] [/i] [/b] – añadió. Seguramente Christopher le estaría mirando mal para después reírse. Me relajé un poco y sentí como mi cuerpo había estado tan tenso que me notaba pesado, mañana me esperarían unas buenas agujetas.

– [b] [i] [color=#383A72]¿Lista para bajar? [/color] [/i] [/b] – pregunté deseando que la respuesta fuese un sí.

– [b] [color=#CC858A] Sí, pero antes…[/color] [/b] – me dio un inesperado beso en los labios que hizo que cayéramos un poco hacia abajo, pero después recuperé la concentración y nos mantuve en el aire.

– [b] [i] [color=#843181] Eso es un nuevo tipo de gatillazo. [/color] [/i] [/b] – bromeó Diana. Alguien debió mirarla mal porque añadió. – [b] [i] [color=#843181] Perdón. [/color] [/i] [/b] – aunque a Rebecca pareció hacerle mucha gracia.

– [b] [color=#CC858A] Gracias.[/color] [/b] – dijo mirándome a los ojos. – [b] [color=#CC858A] Me has convencido para entrar, no estaré incómoda. Me quedaré cerca de Diana, es mejor que los libros de Christopher Moore, mucho mejor, la verdad.[/color] [/b] – añadió al poco. Una vez abajo, entramos todos juntos y la noche continuó. [/color][/QUOTE]

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Los recuerdos finalizaron y como agradecimiento a Los Grandes Poderes, a mis amigos y a mi chica, cogí a esta última en volandas y le di un beso en los labios. Sabía que era una cursilada y que perdería mi reputación de chico duro, pero sentía que debía hacerlo.

– [b] [color=#CC858A] Te quiero[/SIZE] [/b].- Me dijo ella mientras la posaba en el suelo. Era la primera vez que me lo decía, al menos la primera vez que lo decía abiertamente y uno, que no es de piedra aunque a veces lo parezca, se derritió un poco por dentro.

– [b] [i] [color=#383A72]Y yo a ti, preciosa [/color] [/i] [/b].- Le respondí, sin poder evitar que se me dibujase una sonrisa en el rostro.
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[spoiler]Esperamos que te guste nuestro regalo. Disfrútalo, te lo mereces :heart:[/spoiler]

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