Moondale

NUESTROS PEORES MOMENTOS

 

[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Nave Industrial, Moondale[/b]

[color=#81BEF7][b]Noche[/SIZE][/color][/b]

eldoctor

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Con el frío la actividad demoníaca había descendido ligeramente, quizá estuviesen planeando algo, quizá les ocurriese como a los zombies de ‘The Walking Dead’ o quizá fuese navideños, nunca se sabía. El caso es que los Moondies habían tenido tiempo para montar una pequeña salita en el piso de abajo de la nave aprovechando que los constructores de Fenris habían terminado ya con la estructura.

La salita era más bien un enorme salón situado en medio de la nave, resguardado de la entrada principal por un muro y una puerta y que rozaba el apartamento de Illya por otro. Habían aprovechado los sofás que utilizaron para la fiesta de cumpleaños de Sarah, al igual que la televisión que Lorne les había dado con la condición de que la utilizasen para hacer karaoke de vez en cuando.

Todo eso, junto a la mesa y las sillas de madera que habían improvisado en el cumpleaños, y algo de decoración añadida, les permitía tener una enorme zona de reunión con suficiente espacio para «esparcir» y una vez corridas las cortinas de los grandes, y por suerte también reforzados, ventanales que habían instalado en la nave, era casi como un pequeño hogar. Algunos días Illya aprovechaba los momentos de soledad que seguía necesitando,especialmente para contener su sed, cuando todos se reunían y cocinaba para ellos.

Allí estaban un día, con la videoconsola de Daniel y el sensor de movimiento, jugando a turnos tanto a aventuras, como a bailar, a deportes, a pelear con sables láser, a lanzar ondas vitales o a hacer conjuros hasta que empezase el primer capítulo de la «serie de su vida».

Todos estaban tranquilos hasta que él apareció de la nada con una sonrisa diabólica y una mirada en los ojos que hacía parecer que te sumergerían en la locura si los mirabas durante mucho tiempo.

– [b] [color=#110D8B]Qué descortés no invitarme, yo también necesito entretenerme, si no me mustio. [/SIZE] [/b] – los demás se pusieron en pie y cuando alguien estuvo a punto de hablarle levantó un dedo y dijo. – [b] [color=#110D8B]Vamos a jugar todos a un juego, un juego de memoria, un auténtico desafío para las amistades. [/color] [/b] – soltó una risa temible y añadió. – [b] [color=#110D8B]غرف الأبح [/color] [/b] – en su mente pudieron ver una sala blanca mientras escuchaban su voz.

De pronto toda la realidad se deshizo a su alrededor, como si alguien de pronto absorbiese toda la luz, todo el color, todo hasta dejar solo blanco por todas partes, una sala blanca e infinita.

– [b] [color=#110D8B]No diréis que no cuido la ambientación. [/color] [/b] – dijo caminando a lo lejos para después desaparecer y aparecer detrás de ellos, y una vez más aparecer en otro punto alejado.


[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Christopher McLeod[/b][/SIZE]

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– [b] [color=#110D8B]Christopher McLeod, nuestro sabio Vigilante que se convierte en un perro babeante tres veces al mes…sí, creo que serás el primero, aunque no te emociones, he decidido ir por orden alfabético. [/SIZE] [/b]

– [b] [i] [color=#457238]¿Primero en qué? [/color] [/i] [/b] – preguntó, parecía que iba a decir algo más pero el Doctor le interrumpió.

– [b] [color=#110D8B]Ahora mismo lo verás. [/color] [/b] – respondió. – [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b] – «recuerdo» vieron en sus mentes.

El mundo blanco comenzó a teñirse poco a poco hasta mostrar un tupido bosque. Todos se vieron arrastrados hacia la escena, y podrían haber jurado que todo era real, pero cuando un pájaro atravesó volando a uno de ellos se dieron cuenta de que era una ilusión. Por unos segundos no pasó nada, pero pronto apareció un chico de unos veintipoco cargado con una mochila y con una sonrisa dibujada en el rostro, seguido de una muchacha pelirroja. Christopher no tardó en reconocerlos, era él mismo, junto a Siobhan, la chica que había muerto cuando fueron a por el licántropo y la misma que tenía el cuerpo de Diana.


 

[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Daniel Arkkan[/b][/SIZE]

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– [b] [color=#110D8B]¿Miedo Daniel? [/SIZE] [/b] – preguntó el Doctor. – [b] [color=#110D8B]Sabes que hay mucho que puedo enseñar de tu pasado. [/color] [/b]

– [b] [i] [color=#4F5360]Hazlo, soy el primero que sabe lo que ha hecho, pero eso no cambia lo que soy. [/color] [/i] [/b] – replicó el aesir firme, pero al poco tiempo, cuando el Doctor no tenía la vista fija en él, dirigió una mirada temerosa a Sarah.

– [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b]

La sala blanca volvió a teñirse hasta mostrar una casa que, aunque algo cambiada, consiguieron reconocer, era la residencia de los McLeod en Escocia. Siguieron a un joven Daniel hasta la que debía ser su habitación entonces, aparentaba unos 16 o 17, así que debía ser poco antes de dejar a los McLeod.


[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Diana Echolls[/b][/SIZE]

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El Doctor paseó la mirada divertido por lo que estaba ocurriendo, y se detuvo en Diana, la miró durante un momento, hasta que asintió, Diana era la única que sabía a qué se refería, porque parecía a punto de venirse abajo.

– [b] [i] [color=#843181]No te atrevas, déjanos tranquilos. ¡Somos personas distintas! [/SIZE] [/i] [/b] – sin darse cuenta murmuró algo en voz baja y unas llamas se empezaron a arremolinar entorno a su mano, pero Sarah la cogió por el brazo y se tranquilizó.

– [b] [color=#110D8B]Las mismas reglas para todos bruja. [/color] [/b] – replicó el Doctor. – [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b]

Esta vez aparecieron en la casa de las Echolls, aunque la decoración era distinta. Avanzaron guiados por una fuerza invisible, más bien como si ellos estuviesen quietos y fuera el mundo el que se moviese, hasta llegar a la habitación que debía ser la de Diana, y que estaba ocupada por una chica pelirroja que podrían haber confundido por Siobhan, excepto Ed y Diana misma, pero que después de lo que habían visto, sabían que era Diana antes. Diana parecía estar ocupada en algo, cuando Elizabeth llamó a la puerta y entró.


 

 

[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Dominic Williams[/b][/SIZE]

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Ni el aesir ni el Doctor hablaron, porque éste último no dio tiempo. – [b] [color=#110D8B]μνήμη [/SIZE] [/b] – soltó de pronto. Rebecca, que había permanecido a su lado, le miró aterrorizada.

En ese instante, fue como si el Doctor se hubiese equivocado y volviesen a estar en la Residencia, pero el Doctor no se equivocaba nunca. La escena, que parecía ir a una velocidad más rápida de lo normal, les mostró a Dominic entrando en la habitación de una chica bajita, con los ojos claros y el pelo castaño, que a primera vista podía parecer Rebecca, pero que en realidad, no lo era. Al parecer, él había ido a llevarle un café, pero no les quedó claro el por qué, ya que la escena saltó a un poco más adelante, cuando estaban los dos sentados en la cama, juntos, muy juntos, como sólo están las parejas y de la boca de Dominic salieron las siguientes palabras:

– [b]Yo también siento algo. Por ti, quiero decir[/b]. – El chico hizo una pausa, como si le costase hablar. – [b]Y me resulta extraño, nunca he sentido algo así por alguien. No suelo abrir mis sentimientos a nadie, basicamente porque al día siguiente puedo morir a manos de algún vampiro…[/b]


 

[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Edward MacLay[/b][/SIZE]

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Cuando el Doctor se acercó a Ed, el chico bajó la mirada, como si supiera a qué iba enfrentarse, pero luego rectificó y mirándole directamente a los ojos, le dijo.-

[b] [i] [color=#266EAC]Sé lo que vas a coger [/SIZE] [/i] [/b]. El Doctor, al escucharle decir eso, soltó una risotada y dijo.- [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b]

De pronto, se encontraron en un pequeño apartamento. Reconocían ese lugar por haberlo visto en un recuerdo de Ed, era el piso dónde les habían visto jugar a todos al póker, pero dónde una vez tenía «vida», ahora era un lugar solitario y oscuro.

– [b] [i] [color=#457238]Ed, soy yo. Ann ha… [/color] [/i] [/b] – se escuchó decir a una voz que sonó casi directamente en nuestras cabezas. Era McLeod, todos reconocieron la escena, pero no sabían como seguía porque Ed había cerrado la puerta.


[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Illya Novak[/b][/SIZE]

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– [b] [color=#110D8B]Y tras la puerta número siete, ¿qué esconderá nuestra controlada vampiresa? [/SIZE] [/b] – dijo el Doctor con sorna. – [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b]

Las escena cambió y esta vez nadie conocía el lugar al que se trasladaron, nadie excepto la propia Illya. Estaban en una sala aparentemente fría y oscura. No tuvieron tiempo de detenerse a mirar más y adivinar dónde se encontraban, vieron lo que el Doctor quería que viesen. Era Illya, aunque costaba descubrir que era ella porque tenía el pelo revuelto y enmarañado, estaba cubierta de tierra y tenía una mancha de sangre seca en el cuello. Frente a ella había un cuerpo encima de una camilla, parecía un cadáver reciente, y tenía un gran parecido con ella.

 


[align=center][SIZE=3][b]Diarios de Destino | Sarah Echolls[/b][/SIZE]

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– [b] [color=#110D8B]La Elegida…el modelo a seguir. [/SIZE] [/b] – dijo a Sarah. – [b] [color=#110D8B]Ya solo quedas tú, a ver que encontramos. [/color] [/b] – añadió. – [b] [color=#110D8B]μνήμη [/color] [/b] – dijo una vez más.

La sala blanca se convirtió en una sala repleta de gente que enseguida conocieron, la cafetería de la Universidad de Moondale. Vieron a Sarah, con un par de años menos, sentada sola en una mesa de la cafetería. Sarah tardó un tiempo en darse cuenta del momento que había recreado, pero cuando vio a Bill, el demonio que había ayudado a rescatarlos, acercarse a ella, lo supo.

 

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