[align=center][SIZE=5][b]Kaylee Echolls | Multicines de Moondale [/b]
[color=#81BEF7][b]Noche[/SIZE][/color][/b]
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La búsqueda de trabajo había resultado infructuosa. Al parecer, con la excusa de la crisis mundial que estábamos viviendo, un máster en relaciones internacionales era poco más que un papel con el que las empresas podían limpiarse después de comer, por lo que tuve que agachar las orejas y volver a casa de mi madre. Pero para alguien que había pasado tantos años viviendo sola, en la otra punta del mundo, era un paso difícil. Mi habitación, que durante meses había sido ocupada por aquel adolescente repelente que se hacía llamar a sí mismo “Echolls”, volvía a ser mía, pero no la sentía como tal. Echaba de menos Barcelona, esa ciudad tan cosmopolita, repleta de elementos de la arquitectura del genio de Gaudí, en la que fueras de donde fueras, te sentías como en casa. Necesitaba asomarme a la ventana un día entre semana a las doce de la noche y escuchar a la gente, que todavía no se había ido a dormir, porque en España, lo normal, era acostarse a la una de la mañana, como muy pronto. Echaba de menos el idioma, al que casi me había habituado, el mar, el sol, la comida, la siesta y la fiesta, aunque yo no tenía tiempo para ninguna de las dos últimas cosas. Y aunque Moondale era mi hogar, tenía que volver a acostumbrarme a sus rutinas.
Había dejado España porque no encontraba trabajo en lo mío y en la tienda, no tenía opciones de ascender, además, no me apetecía pasarme la vida ordenando libros de Stephenie Meyer, pero aquí la cosa estaba, si cabe, peor. Además, echaba de menos a Jordi y a María, las únicas personas con las que había tenido algo parecido a amistad. Porque, aunque pudiera parecer lo contrario, estaba contenta de estar de nuevo con mi familia, pero era una persona demasiado libre, demasiado independiente y me sentía como un pájaro que no puede volar.
Estar con mis hermanas de nuevo, compartir risas y las típicas riñas, resultaba reconfortante. Comer la tortilla de patatas de mi madre, sacar a pasear a Freya o disfrutar de la primera Navidad que pasaría entera en casa desde hacía años, era maravilloso. Además, a Daniel le encantaba hablar conmigo de España, especialmente del norte. Pero también estaba Ed, que últimamente, había notado que su presencia me ponía más nerviosa que de costumbre. Cuando estaba cerca de mí, se me caían las cosas al suelo, tropezaba tan a menudo que parecía la protagonista de una comedia romántica y empezaba a tartamudear, así que entre su tartamudeo y el mío, parecía que estábamos en un concurso. Intentaba por todos los medios quitarme la idea que estaba empezando a planear sobre mi cabeza, porque Ed era mi amigo de la infancia, casi como mi hermano, además de ser dos años menor que yo y estar perdidamente enamorado de Illya.
En momentos como ese, recordaba mi infancia en Nueva York, la cama nido que compartía con Ed las noches que Emma trabajaba y no podía dejarlo con nadie (que eran muchas) y aquellas en las que Ed hacía pucheros para no dejarnos (que eran unas pocas también). Aquella cama nido, en una habitación que era más bien lo que debería haber sido la despensa y en la que cabíamos casi de milagro. Además, éramos tan pequeños, que no nos parecía raro que un niño y una niña que no eran familia compartiesen cama nido, porque él era el hermano que nunca tuve. Por eso, las noches que helaba en Nueva York y mis pies estaban congelados, le pedía a Ed que se metiese conmigo, para calentármelos y a veces, nos quedábamos dormidos juntos. Pero no importaba, porque éramos pequeños y como hermanos. Aunque pronto llegó aquella etapa en la que me empezaron a crecer dos cosas extrañas en el pecho y Ed, que era dos años más pequeño, no entendía por qué ya no quería dormir en la cama nido con él. Así que desde aquel día, él durmió en el sofá cama que utilizaba la abuela Hilda y ella, cuando venía, dormía en la que había sido su cama.
Por eso, cuando me comentó que en los multicines de Moondale iban a reestrenar Titanic y me preguntó que si me apetecía ir con él, tuve que pensármelo. Sobre todo, porque las manos empezaron a temblarme de una manera ridícula y no quería que se notase, pero al final acepté, porque ante todo, “no era una cita”. Precisamente por eso, decidimos que nos encontraríamos en la puerta del cine a las 17.30, media hora antes de que empezase la película, para que a le diese tiempo a salir de trabajar con dignidad.
Me costó recordarles a Sarah y a Diana que no era una cita y que por tanto, no era necesario que me maquillase, ni que me pusiera un vestido negro de Dominatrix, pero no sirvió de nada y al final, las dejé que me maquillasen un poquito y que me obligaran a ponerme un vestido bastante más sencillo que con el abrigo, el gorro y la bufanda se disimulaba bastante bien.
Cuando consideraron que ya estaba preparada para irme, me marché dejándole a mi madre el encargo de que estuviese pendiente del teléfono por si me llamaban de alguna entrevista de trabajo. Las posibilidades eran una entre un millón, pero valía más prevenir que curar y mujer precavida vale por dos, como decían en España.
Caminar por Moondale en aquella época del año era un placer. Como era prácticamente invierno, oscurecía mucho más pronto y de camino a los multicines, pude disfrutar de la decoración navideña, que aquel año era especialmente bonita. Parecía como si la ciudad quisiese decirle al mundo que la crisis, no era más que un invento de las grandes corporaciones.
No tardé mucho en llegar a la puerta del cine, miré el reloj y vi que eran las 17.25, así que se podía decir que mi puntualidad era casi intachable, aunque si Ed tardaba un poco más de la cuenta, acabaría muriendo congelada, porque la temperatura, al ponerse el sol, empezaba a ser mínima. Por suerte, no se hizo mucho de rogar. – [b] [color=#F56828] Ed…hola[/SIZE] [/b].- Sonreí intentando evitar que los músculos de la cara se me quedaran como a las actrices que se inyectan botox.
– [b] [i] [color=#266EAC] Hola… siento el retraso. Espero que no lleves mucho esperando.[/color] [/i] [/b] Se acercó hasta a mí e intentó darme dos veces, pero me hice un lío y acabó en un abrazo un poco extraño.
– [b] [color=#F56828] Un par de minutos nada más, eres bastante puntual[/color] [/b].- Cuando nos separamos, me reí de una forma ridícula e hice una pausa, en parte porque estaba pensando en lo siguiente que iba a decir, pero también porque Ed olía sorprendentemente bien.- [b] [color=#F56828] ¿A Illya le parece bien que hayas venido conmigo?[/color] [/b]
– [b] [i] [color=#266EAC] Ehm… si, no le ha importado quedarse sola. Además, hoy Lorne esta bastante activo.[/color] [/i] [/b]Me llevé las manos a los brazos cuando una ráfaga de frío me dio directamente. Al parecer, el abrigo era poca cosa [b] [i] [color=#266EAC] ¿Tienes frío?… Toma.[/color] [/i] [/b]- Sin pensárselo, se quitó el suyo y me ayudó a ponérmelo. Al instante, me sentí reconfortada nuevamente, no sólo porque ya no tenía (casi) frío, si no porque olía a él.
– [b] [color=#F56828] Gracias, no hacía falta…[/color] [/b]- Por suerte, el frío disimulaba que mis mejillas estaban ardiendo.- [b] [color=#F56828] Me refería a…que si le parece bien, porque estáis juntos y eso…[/color] [/b].- Fui al grano y después, miré a Ed, que se había quedado con un jersey bastante fino.- [b] [color=#F56828] Te va a dar frío, anda póntelo[/color] [/b].- Intenté quitarme el abrigo.
– [b] [i] [color=#266EAC] ¿Qué?… No… no estamos juntos. Simplemente somos amigos.[/color] [/i] [/b]- Me hizo una seña con la mano para que me quedase con el abrigo.- [b] [i] [color=#266EAC] Tranquila, estoy bien.[/color] [/i] [/b]
– [b] [color=#F56828] Es que…pensaba…creía..q-q…[/color] [/b]- Negué con la cabeza.- [b] [color=#F56828] ¡Agh, ya estamos con el tartamudeo! Lo siento, no sé qué me pasa[/color] [/b].- En realidad, sí lo sabía, pero no tenía por qué entrar en detalles.
Fuimos avanzando hasta la puerta y la abrió para dejarme pasar a mí primero.- [b] [i] [color=#266EAC] Tranquila… yo a veces me pongo igual.[/color] [/i] [/b]- Cuando estuvimos dentro, me quité el gorro e intenté peinarme lo mejor que pude con las manos.
– [b] [color=#F56828] Gracias[/color] [/b].- Esbocé una sonrisa tímida.- [b] [color=#F56828] Es como si mi cerebro no quisiese hacerme caso, es raro…[/color] [/b]- Suspiré mientras él me miraba asintiendo.
– [b] [i] [color=#266EAC] Te entiendo, en mi cabeza todo suena bien, pero a la hora de decirlo…[/color] [/i] [/b] Nos pusimos en la cola del bar del cine que hacía las veces de taquilla, porque con la crisis, estaban recortando en casi todo.
– [b] [color=#F56828] ¿Te acuerdas de cuando vimos ‘Titanic’ en el cine de verano de Los Hamptons? Cuando fuimos a la casa aquella que nos dejó una conocida de mi madre…[/color] [/b]- Le recordé.
– [b] [i] [color=#266EAC] Sí,, la mayoría los coches iban con los cristales llenos de vaho…[/color] [/i] [/b] – Añadió.
– [b] [color=#F56828] Acabas de destrozar mi infancia[/color] [/b].- No pude evitar reírme, pero al darme cuenta de que habíamos llegado a la zona frente al mostrador, me bloqueé. Ed me ponía nerviosa.- [b] [color=#F56828] Dos entradas para la próxima sesión de Titanic y eh…no sé qué pedir, ¿ideas?[/color] [/b]
– [b] [i] [color=#266EAC] ¿Que tal el menú de parejas?.[/color] [/i] [/b] Se refería a un menú especial en el que con dos refrescos, te “regalaban” un cubo de palomitas.-[b] [i] [color=#266EAC] Quiero decir… yo soy de comer pocas palomitas.[/color] [/i] [/b]
– [b] [color=#F56828] Me parece bien[/color] [/b].- Bajé la cabeza algo azorada y busqué rápidamente mi monedero para pagar mi entrada y mi parte proporcional del menú, pero Ed no me dejó. Intenté darle la charla sobre que si las mujeres éramos iguales a los hombres, pero me di cuenta de que quizás, no era el momento más apropiado.
Al poco, pasamos a la sala, que era bastante pequeña y antigua. Olía como a libro viejo y en el hilo musical sonaba ‘I’ve had the time of my life’ de la banda sonora de ‘Dirty Dancing’. Como la sesión era no numerada, decidimos sentarnos en la zona central tirando hacia arriba, pero no en la última fila, porque no habíamos ido a meternos mano.
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Mientras me quitaba el abrigo y la bufanda, vi que llegaban dos personas conocidas a la sala.- [b] [color=#F56828] Mira los que acaban de entrar a la sala[/SIZE] [/b].- Le di un toquecito en el hombro para que se girase- [b] [color=#F56828] Dom y su novia…¿cómo se llamaba?[/color] [/b]
– [b] [i] [color=#266EAC] Rebecca[/color] [/i] [/b].- Respondió él algo nervioso.
– [b] [i] [color=#383A72] Hombre Ed. ¿Qué, de cine con la parejita?.[/color] [/i] [/b] Dominic le guiñó un ojo y Ed parecía nervioso, pero Rebecca, que nos saludó con la mano, le dirigió una gélida mirada a su chico, que le dejó tan claras las intenciones que tardó un rato en volver a decir algo.
Me dejé caer en el asiento muerta de vergüenza, deseando que se abriera un agujero y me tragase la tierra.- [b] [i] [color=#383A72] Bueno, disfrutad de la peli[/color] [/i] [/b].- Me giré para darle las gracias, pero Dom ya estaba haciéndole cosquillas a Rebecca. No hacía falta ser un genio para saber que estos no habían venido a ver la película.
Antes de mirar a la pantalla miré un momento a Ed, que se había quedado como catatónico, pero una cabeza pelirroja nos abordó asomándose por encima de los asientos.-[b] [i] [color=#843181] D¿Habéis venido a meteros mano? Kaylee, ya te dije que era mejor el vestido de Dominatrix, con éste no vas a conseguir nada[/color] [/i] [/b].- Puso un dedo en el escote del vestido (que no era tal cosa, porque estábamos en invierno) y tiró hacia abajo, provocando que se me viese un poco el sujetador. Ed, que había salido del estado catatónico un segundo antes, intentó apartar la vista lo que pudo, pero ya era demasiado tarde.
– [b] [i] [color=#BB609C] No le hagáis caso…[/color] [/i] [/b].- Dijo Sarah a modo de saludo mientras que Daniel nos saludó de forma lacónica, es decir, moviendo la cabeza mientras sonreía de medio lado.- [b] [i] [color=#BB609C] Es que no está bien de la cabeza[/color] [/i] [/b].- Le acarició el pelo a Diana, como si estuviera loca.- [b] [i] [color=#BB609C] ¡Disfrutad![/color] [/i] [/b]
Me recoloqué como pude el pseudo escote del vestido y Ed, volvió a mirarme. Esta vez, a los ojos. – [b] [color=#F56828] La próxima vez, vamos a un bosque…[/color] [/b]- Me reí un poco para romper la tensión.
– [b] [i] [color=#266EAC] Lo mismo aparecen allí también sin que nos demos cuenta.[/color] [/i] [/b]- Ed me devolvió la sonrisa y nos quedamos así, sin decir nada, hasta que las luces se apagaron, señal inequívoca de que la película estaba a punto de empezar. En dos frases, habíamos dado por hecho que habría una segunda vez.
Miré hacia adelante y vi que Daniel y Sarah estaban muy juntos, mientras que Diana, se había sentado con un sitio de diferencia para dejarles espacio, pero Daniel, que era un encanto, le dijo que se acercase a ellos, que no había problema. Se notaba que estaban muy unidos y parecía que nada en el mundo podría separarles. Pero lo más raro sucedió cuando me giré y miré hacia atrás, porque en cuanto apagaron las luces, Dominic empezó a besar a Rebecca con pasión, subiendo la mano por su espalda para desabrocharle el sujetador, a lo que ella respondió dándole un guantazo, pero él no cesó en su empeño y le dio un mordisco en el labio. Estaba claro que les iba el rollo duro, pero no quería volver a verlo.
Lo bueno de ir a ver una película que todo el mundo se sabe de memoria, es que de vez en cuando, hacíamos algún comentario sin que nadie en la sala se ofendiese, sobre todo porque de Dom y Rebecca a esas alturas, sólo se debían ver dos pares de piernas (aunque no me giré para constatarlo).
Durante toda la película, nuestras manos se rozaron un par de veces al ir a coger palomitas, pero cuando pasaba, nos daba la risa. Y Ed, que era un caballero, intentó hacerme la maniobra un par de veces, pero al final, nunca se atrevía y acababa fingiendo que bostezaba, hasta que yo apoyé su cabeza en el hombro (igual que Sarah había hecho con Daniel) y me pasó el brazo por encima. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los amigos, ¿verdad?
– [b] [color=#F56828] No la recordaba tan triste[/color] [/b].- Admití cuando terminó. Mis ojos estaban rojos de aguantarme la llorera, pero no quería armar el numerito en la primera cita, aunque esto no era una cita, que conste. Al contrario que Diana, que salió del cine todavía con lágrimas en los ojos y Sarah, a la que Daniel le dio un beso cuando la vio con la cara de perro apaleado.
– [b] [i] [color=#266EAC] Yo recordaba otro final.[/color] [/i] [/b]- Murmuró Ed.
– [b] [color=#F56828] Porque cuando fuimos a verla, te pasaste toda la película con los ojos cerrados…[/color] [/b]- Sonreí pasándole una mano por el pelo, como cuando era pequeño.
– [b] [i] [color=#383A72] Peliculón.[/color] [/i] [/b] Me giré al escuchar a Dominic y lo vi recolocándose la camisa.
– [b] [color=#CC858A] El mejor de mi vida[/color] [/b].- Rebecca sonrió de forma pícara mientras se arreglaba la falda y Dominic la atrajo hasta ella, para besarle el cuello. Lo de estos era un no parar.
– [b] [color=#F56828] Se lo han pasado mejor que nosotros…[/color] [/b]- Le dije a Ed en voz baja mientras me ponía el abrigo, la bufanda y el gorro.- [b] [color=#F56828] Eh…n-no quería decir eso[/color] [/b].- Negué con la cabeza al ver lo que había dicho.
– [b] [i] [color=#266EAC] ¿Te apetece ir a cenar algo?.[/color] [/i] [/b] Me propuso cuando salíamos del cine. Mi frase lo había dejado en silencio durante el trayecto de la sala a la puerta de los multicines.
– [b] [color=#F56828] Sí, claro[/color] [/b].- Miré hacia arriba y vi que estaba empezando a nevar.- [b] [color=#F56828] Gracias por invitarme esta noche…[/color] [/b]
– [b] [i] [color=#266EAC] A ti, por aceptar mi invitación…[/color] [/i] [/b]Respondió tirándome del gorro hacia abajo para dejarme sin ver nada.
– [b] [color=#F56828] Nada de eso, gracias a ti[/color] [/b].- Recalqué subiéndome el gorro para volver a ver algo.
Íbamos caminando con una separación mínima, en dirección a un [i]diner[/i] que había no muy lejos de allí, mientras que los copos de nieve se quedaban posados en el pelo que sobresalía del gorro. No nos[ dimos cuenta de detrás de nosotros, a unos pocos metros, iban Daniel y Sarah de la mano, Dom con Rebecca sujeta por la cintura y Diana a unos pasos de distancia, a la que sólo le faltaba el violín para que la nombrasen la sujetavelas oficial.
– [b] [color=#CC858A] Debería besarla, tú ya lo habrías hecho[/color] [/b].- Comentó Rebecca lo bastante alto para que lo oyéramos.
– [b] [i] [color=#843181] ¡O que le ponga la mano en el culo, que hace mucho frío, coño![/color] [/i] [/b].- Gritó Diana.
– [b] [i] [color=#383A72] ¿Qué dices? ¿Que quieres que te bese?.[/color] [/i] [/b] Dominic agarró a su novia por la cintura y la besó, mientras que Daniel y Sarah se miraban a los ojos sonriendo, supongo que algo más cortados porque Diana no tenía a nadie.-[b] [i] [color=#383A72] Ed, hazle un cumplido, dale la mano, ¡bésala hombre de Dios!.[/color] [/i] [/b]
Al escucharles, bajé la cabeza y sonreí azorada.- [b] [i] [color=#266EAC] Son… son como niños…[/color] [/i] [/b]- Comentó Ed.
– [b] [color=#F56828] Tengo una idea[/color] [/b].- Le miré esbozando una enorme sonrisa.- [b] [color=#F56828] ¿Qué te parece si me echas para atrás como en las pelis y haces como que me das un beso? Está oscuro y no creo que noten la diferencia, así nos dejarán en paz[/color] [/b].
– [b] [i] [color=#266EAC] Puede funcionar…[/color] [/i] [/b] Nos paramos en seco, Ed me echó hacia atrás y acercó su nariz a la mía. El trato terminaba ahí, pero al parecer, no habíamos dejado claras las condiciones, porque él acercó su boca a la mía y me dio un casto beso que hizo que Diana empezase a aplaudir para ir a juego con mi pulso, que se había acelerado hasta niveles ridículos.
– [b] [color=#F56828] Eso no era lo que habíamos acordado…[/color] [/b]- Le regañé cuando nuestros labios se separaron, obviando la fiesta que se estaba organizando en mi estómago.
Después, cogimos un atajo, fuimos a cenar y no tuvimos que enfrentarnos a las risas de los demás, porque estábamos completamente solos. Lo pasamos genial, comentando anécdotas de la infancia y hablando de tonterías mientras le robaba las patatas fritas cuando no miraba.
Y cuando volví a casa, estaba como en una nube, más feliz de lo que había sido en mucho tiempo, hasta que mi madre me dijo que una señora había dejado un mensaje en el contestador, que escuché con un nudo en la garganta, temiendo lo que sería. El mensaje, decía lo siguiente:[/color]
[QUOTE]Señorita Echolls, le llamamos de Wolfram & Hart para informarle de que el puesto de trabajo que había solicitado con nosotros le ha sido concedido.
Llámenos con la mayor brevedad posible al número que aparece en pantalla para darle la información pertinente. Muchas gracias.[/QUOTE]
[SIZE=2]
En ese momento, no me di cuenta, pero con el tiempo, volvería a pensar fríamente en ese instante y caería en la cuenta de que nunca había hecho una entrevista para Wolfram & Hart.
Pero para cuando lo descubriese, sería demasiado tarde. [/SIZE]
[spoiler]Siento que sea tan sumamente largo. Espero, que no se os haga pesado y creo que no lo será, pero si os resulta pesado, perdonadme. Es la primera vez que escribo con ella en primera persona y al parecer, tenía muchos temas en el tintero. Btw, he quedado muy contenta con el resultado, a ver qué os parece a vosotros :heart:[/spoiler]
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