[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Sarah Echolls | Casa de los McLeod, Nochebuena | Parte I
[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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[spoiler]Es un post con tres puntos de vista. Echadle la culpa a Maggie Stiefvater y sus ‘Lobos de Mercy Falls'[/spoiler]
Era, sin duda, una de las mejores Nochebuenas que recordaba. No sólo porque la comida estaba realmente buena, si no porque la compañía era inmejorable. Pero si había alguien que estaba disfrutando más que yo aquella cena, ese era Daniel. Por una vez, la vida había sido justa con él y le habían permitido reencontrarse con su hermana, que pese a su oposición a ducharse y a peinarse (cosa que al final consiguieron convenciéndola entre Delly, la tía Charisma y mi madre), estaba pasándoselo en grande gracias a la comida que disfrutaba más con las manos.
El único momento en el que la cena se vio enturbiada, fue cuando Daniel tuvo que acompañarme al porche de la entrada a tomar aire, porque noté que perdía la consciencia durante un segundo y después, me asfixiaba. Por suerte, fue sólo una sensación extraña que se me pasó cuando me abrazó con fuerza, dejándome casi sin respiración. Y la atribuí con una sonrisa a mi exceso de obligaciones, pero sé de buena tinta que él se quedó intranquilo.
Supongo que por eso, al llegar la hora de recoger, fui la primera que se puso en pie dispuesta a ayudar a mis hermanas para que Daniel dejase de pensar que continuaba con la ansiedad.
– [b] [color=#F56828]Creo que deberíamos ir a ver papá[/SIZE] [/b].- Cuando Kaylee dijo eso, en un murmullo prácticamente inaudible, noté cómo la espalda de Diana se tensaba y dejaba caer e tenedor que estaba fregando, produciendo un ruido metálico que contrarrestaba con el jolgorio que provenía del salón, donde ya habían empezado a cantar con el karaoke para amenizar la Nochebuena.
– [b] [i] [color=#843181]No tengo nada que hablar con Robert y Sarah tampoco[/color] [/i] [/b].- Puntualizó Diana sin darse la vuelta. Al oírla me quedé callada, dejando que hablasen por mí como si fuera muda o fuese una niña en presencia de una conversación de adultos, pero sabía que cualquier cosa que dijese provocaría una guerra entre mis hermanas, que siempre estaban dispuestas a discutir. Supongo que por eso, dejé escapar un suspiro de desagrado y continué secando con rapidez la cacerola que tenía en la mano, con la esperanza de huir en dirección al salón en cuanto tuviera oportunidad.
– [b] [color=#F56828]Tiene ganas de veros[/color] [/b].- La voz de Kaylee quedó amortiguada por el ruido que hacía Diana con el estropajo, que fregaba como una demente, como si la vajilla tuviera la culpa de que Kaylee quisiera llevarse bien con esa parte de la familia.
-[b] [i] [color=#843181]Y yo tengo ganas de muchas cosas, como por ejemplo de que no hubiese abandonado a mamá cuando éramos pequeñas para irse con la primera guarra que se abrió de piernas o de que nos hubiera pasado una asignación mensual que no me hubiera obligado a trabajar cuando tendría que haber estado pintándome las uñas[/color] [/i] [/b].- Espetó mirándome de reojo, esperando a que le diera mi aprobación, pero también vi a Kaylee, que estaba intentando hacer las cosas lo mejor que podía y no tuve más remedio que mirar por la ventana y fijar la vista en un punto indeterminado de la casa del tío de Rebecca, en busca de la respuesta correcta.
Diana tenía razón, pero también era demasiado extremista. Para ella, la vida resumía en blanco o negro, sin ningún tipo de tonalidad intermedia. Era la que más motivos tenía para estar enfadada con él, pero también la que, si daba el paso adelante, demostraría que había pasado página. También comprendía a Kaylee, que no quería pasarse toda su vida odiándole y en medio estaba yo, sabía de sobra que jamás sería el padre que Ed nos había descrito que era en su realidad inicial, pero el odio sólo generaba más odio y debíamos superarlo, aunque costase.
– [b] [color=#F56828]Diana, no estás siendo justa[/color] [/b].- Le replicó Kaylee poniéndose de puntillas para colocar los vasos, entre ellos uno de las Monster High, en el armario.
– [b] [i] [color=#843181]Él tampoco[/color] [/i] [/b].- Sentenció Diana posando un plato en el fregadero para intentar disimular que le temblaban las manos.
Pese a que la puerta de la cocina permanecía cerrada, se escucha perfectamente cómo Charisma,Delly y mi madre cantaban con mi karaoke ‘Waterloo’ de Abba ante los aplausos y chillidos del resto. Supongo que fue eso, saber que los demás estaban pasándoselo bien, mientras que nosotras estábamos en mitad de la III Guerra Mundial, lo que me hizo reaccionar. Dejé el trapo sobre la encimera y me acerqué a Diana, por nada del mundo quería disgustar a Kaylee o hacerla sentirse poco querida, pero sabía que Diana, pese a toda su fachada, no era tan independiente como ella creía y necesitaba, de vez en cuando, un abrazo. – [b] [i] [color=#BB609C] Yo tampoco soy su mayor fan, pero algún día deberíamos ir a verle, si no es por él, por los abuelos…[/color] [/i] [/b]- Dije con un hilo de voz mientras la abrazaba, Diana todavía estaba temblando, así que la abracé con más fuerza y la obligué a bailar conmigo las últimas estrofas de ‘Waterloo’, haciéndola sonreír.
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