Moondale

BIENVENIDO TODO AQUEL QUE DESEE ESTUDIAR

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Diana Echolls | Universidad de Moondale

[color=#black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]

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La reunión había sido un coñazo y aunque odiaba esa expresión, porque seguro que la había inventado algún machista picha corta, no me quedaba más remedio que usarla. No había palabras suficientes para expresar el sopor de tener que aguantar cómo hablaban sin cesar para no llegar a ningún punto. Y encima ya me había hecho la manicura, así que tuve que escucharles.

Salí de tan mala leche que ni esperé a Dominic, porque se había entretenido en meterle la lengua en la tráquea (ya le gustaría que fuera otra cosa) a una pánfila que le había mirado más de diez segundos. En el fondo me daba pena, porque mucho morder y mucho intercambio de babas, pero luego, nada de nada. Un coitus interruptus tras otro.

En parte por eso y también porque me apetecía, acabé en la puerta de la Universidad y como sabía quién estaría en su despacho, ni me lo pensé (pensar nunca había sido lo mío).- [b] [i]
[color=#843181]»Bienvenido todo aquel que desee estudiar»[/SIZE] [/i] [/b]- Anuncié atravesando las puertas de la biblioteca.- [b] [i] [color=#843181]Y yo quiero estudiarte a ti[/color] [/i] [/b].

La escena, a partir de ese punto, se ralentizó. Christopher salió de detrás del mostrador del centro de la estancia y se quedó mirándome, con esa cara que pone la gente cuando ha visto a un fantasma.- [b] [i] [color=#457238]Diana… [/color] [/i] [/b] – Tragó saliva y avanzó un par de pasos – [b] [i] [color=#457238]No te sorprendas, vosotros obligasteis a implantar ese cartel. [/color] [/i] [/b]

Llevaba una camisa blanca con el botón de arriba desabrochado y un pantalón vaquero. No era lo que se dice, un atuendo de bibliotecario, pero a él le quedaba bien.- [b] [i] [color=#843181]Estás tan guapo como siempre…[/color] [/i] [/b]- Me relamí al mirarle.

– [b] [i] [color=#457238]No te acerques. [/color] [/i] [/b] – Me avisó manteniendo las distancias. – [b] [i] [color=#457238]No eres Diana, no intentes confundirme. [/color] [/i] [/b] – Cogió de encima del mostrador una cruz de madera.

– [b] [i] [color=#843181]Cuánta hostilidad…[/color] [/i] [/b]- Me quejé, pero di un par de pasos: ¿Qué clase de moñas retrocedía por una mierda de cruz de madera?- [b] [i] [color=#843181]Yo que venía a hacerte una proposición indecente[/color] [/i] [/b].- Sí, quería convertirle. Juzgadme por ello.

– [b] [i] [color=#457238]Nunca seré como tú. [/color] [/i] [/b] – Tensó la mano que sostenía la cruz – [b] [i] [color=#457238]¿Por qué has venido? [/color] [/i] [/b] – La mierda de tregua aquella nos impedía matar a tanta gente como nos daba la gana, excepto si eras Dominic y tu cerebro estaba alojado en tu huevo izquierdo o quizás, en el derecho y claro, pedirle que pensara era obligarle a hacer algo que no había hecho ni vivo.

En parte, tenían razón porque si nos dedicábamos a matar indiscriminadamente, nos quedábamos sin comida y sin comida, no había existencia, por muy eternos que fuéramos. Pero toda ley tiene su trampa y siempre podía decir que se me había ido la mano alimentándome. De peores cosas había salido airosa.

– [b] [i] [color=#843181]Nunca serías como yo, cuando te muerden no te ponen tetas[/color] [/i] [/b].- Compuse una mueca burlona.

Al verme hacer aquella mueca, McLeod apartó la vista, como si le recordara a alguien. – [b] [i] [color=#457238]Las visiones… [/color] [/i] [/b] – Meditó en voz alta.

– [b] [i] [color=#843181]Sigo siendo yo: Inmortal e increíblemente sexy, pero yo, así que las visiones siguen ahí[/color] [/i] [/b].- Me subí a la mesa más cercana para ponerle nervioso.- [b] [i] [color=#843181]Las cosas se van a poner muy jodidas[/color] [/i] [/b]- Añadí recordando una visión que había tenido en la que todo se iba a tomar viento.

– [b] [i] [color=#457238]No puedes parar lo que has visto, va más allá de mí. [/color] [/i] [/b] – Amenazó en vano. Sabía que era así porque noté un deje de duda en su voz. Le conocía demasiado bien.

– [b] [i] [color=#843181]Pero podemos estar juntos durante el Apocalipsis. Tú y yo, hasta que nos cansemos el uno del otro. Esto no es Crepúsculo, joder. Te ofrezco una vida sin preocupaciones, el Hakuna Matata que cantaban en el Rey León. Sexo, sangre y rock and roll[/color] [/i] [/b].- Enarqué una ceja, mirándole fijamente. Lo nuestro se había ido al garete porque me habían convertido antes de que fuésemos una pareja de verdad, pero podíamos solucionarlo.

– [b] [i] [color=#457238]Nunca seré como tú, Diana tampoco habría querido serlo. Y por eso voy a liberarla. [/color] [/i] [/b] – En el bolsillo delantero del pantalón llevaba una estaca que sacó con la otra mano. En parte, me sentí un poco decepcionada, pensé que se alegraba de verme.

– [b] [i] [color=#843181]No serías capaz de matar al amor de tu vida. Cásate con quién quieras, hasta ella sabe la verdad[/color] [/i] [/b].- Le recordé jugueteando con el dobladillo de la falda.

– [b] [i] [color=#457238]Pruébame. Diana murió hace mucho. [/color] [/i] [/b] – Se acercó hasta la mesa, estaba en el otro extremo, pero él sólo era un humano y yo…la Cazadora. La Elegida de los vampiros.

– [b] [i] [color=#843181]Te equivocas, sigo estando aquí, ojeroso[/color] [/i] [/b].- Mi voz sonó un poco menos a demonio y un poco más a Diana.

– [b] [i] [color=#457238]Estoy cansado, muy cansado, pero no lo suficiente como para no matarte por lo que le has hecho. [/color] [/i] [/b] – Agachó la cabeza, derrotado.

– [b] [i] [color=#843181]Te estoy ofreciendo una vida en la que esto sólo te parecerá un mal sueño[/color] [/i] [/b].- Me puse en pie.- [b] [i] [color=#843181]Deja a la señora «tengo un palo en el culo» y vente conmigo[/color] [/i] [/b].- Apostillé con los brazos en jarras.

– [b] [i] [color=#457238]Nunca. Lo siento Diana. [/color] [/i] [/b] – Sabía que se refería a la que una vez fui.
[b] [i] [color=#843181]Como quieras, la próxima vez no habrá medias tintas[/color] [/i] [/b].- Me di la vuelta dispuesta a irme y entonces, McLeod cometió el mayor error de su vida: Bajó la guardia.

De un salto, me subí encima de la mesa para abalanzarme sobre él. Lancé la estaca lo más lejos que pude y le di un manotazo a la cruz que me escoció más que si hubiese metido la mano en ácido, pero conseguí ponerme encima de él, que acabó golpeándose la cabeza contra el suelo. Él, intentaba librarse de mí y como yo no era un vampiro milenario, rodamos por el suelo en una especie de lucha extraña. Me apetecía besarle y morderle, pero él se empeñaba en echarme hacia atrás, intentando librarse de mí sin herirme.- [b] [i] [color=#843181]A juzgar por los latidos de tu corazón, me has echado de menos[/color] [/i] [/b].

Me puse en pie porque me estaba ensuciando la ropa y él, aprovechó para echarse hacia atrás. Sin mediar palabra, conjuró un rayo.- [b] [i] [color=#843181]No me hagas cosquillas, anda[/color] [/i] [/b].- Una vez más, fui más fuerte que él y me acerqué lo suficiente para besarle el cuello, lo que no sabía es que se había dejado porque acababa de coger un bote de agua bendita de la estantería de detrás, que, evidentemente, me echó sobre la camisa.

Dejé escapar un aullido y lo empujé contra la estantería.- [b] [i] [color=#843181]Estás siendo un chico malo y me voy a enfadar[/color] [/i] [/b].- Noté que me había salido el ceño y lo odiaba, porque me iban a acabar saliendo arrugas, así que con el mosqueo, llevé mis manos a su tráquea.

– [b] [i] [color=#457238]No seré como tú…no [/color] [/i] [/b] – Intentaba zafarse en vano, pero estaba perdiendo la batalla. No quería asfixiarle, por lo que le rompí los botones de la camisa y busqué su aorta, que latía desbocada.

Sin pensármelo, clavé los colmillos y probé su sangre. Dejé que entrase en mi boca y la saboreé: Caliente, con un punto ferroso y lo mejor de todo, sabía a algo que me encantaba y no era capaz de dejar de morderle. Deseaba que el instante se eternizara, porque estaba a punto de gemir de placer.-[b] [i] [color=#457238]Diana, si estás ahí…te quiero. [/color] [/i] [/b]- Alargó la mano y sin saber cómo, agarró un estoque que estaba colgado de una estatua. Un puñetero estoque con el que no se le ocurrió otra cosa que atravesarnos.

Cuando el estoque me atravesó el corazón, dejé escapar un chillido de dolor y me eché hacia atrás, que no me matase no significaba que me agradase sentir cómo me atravesaban el corazón. Escupí sangre un par de veces, pero sobreviviría. El problema era que él se estaba muriendo.

– [b] [i] [color=#843181]¡Idiota melodramático![/color] [/i] [/b]- Bufé mordiéndome la muñeca con furia para que brotase la sangre y le abrí la boca para obligarle a convertirse.

Respiraba con dificultad, le salía sangre a borbotones, no sólo del pecho, sino de la boca. Decidí quitarle la espada del pecho para intentar taponarle la herida, pero sólo hice que la hemorragia fuese mayor.

Se moría y como se había atravesado el corazón, no creía que llegase a convertirse. – [b] [i] [color=#843181]Idiota, idiota, idiota…¿cómo se puede ser tan tonto? Te vas a convertir por mis cojones, ya te lo digo. Apuñálate las veces que quieras, que te resucito y te estrangulo[/color] [/i] [/b].- Hice una pausa y vi que me miraba a los ojos, como si estuviese viendo a la que una vez fui.- [b] [i]
[color=#843181]¿Dónde estará el puñetero Dominic cuando hace falta? Ahora que hace falta estará por ahí tirándose a alguna sin condón, creyéndose el tío más malo de todo Moondale. Hombres, los que no piensan con el cerebro de abajo, se creen el puñetero Romeo que más tonto y no nace…[/color] [/i] [/b]- Por toda respuesta, McLeod exhaló con fuerza y su cuerpo se deslizó contra el suelo. Inerte. Con los ojos abiertos, mirándome.

Grité. Pataleé. Maldije. Llamé a Dominic. Pero no sirvió de nada.

Christopher estaba muerto. Había preferido morir a pasar la eternidad conmigo.

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