[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Christopher McLeod | Biblioteca de la Universidad
[color=#000000]Noche perpetua[/SIZE][/color][/font][/b]
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Después de la marcha de Sarah me quedé pensativo, en un estado a medio camino entre un trance hipnótico y una sobrecarga de información en mi cerebro. Por un lado la conversación con ella y los recuerdos de lo que había ocurrido con Diana y con los demás me habían sobrepasado, y por otro trataba de compensar esa sensación de incapacidad, de impotencia, haciendo trabajar a mi mente a toda velocidad para poder traer algo de bien al mundo.
Por eso decidí ir a ver a Ed para pedir su ayuda y así empezar a solucionar problemas que podía haber solucionado hacía mucho. Ed estaba peor de lo que lo recordaba, pero no podía culparle. Las muertes de Diana y Amber le habían afectado muchísimo, cuando empezo a aislarse le dejé ir sin tratar de ayudarle, porque yo mismo quería aislarme y no pensar en lo que le había ocurrido a Diana.
– [b] [color=#6A9145] ¿Qué pasa? Parece que has visto una fantasma [/SIZE] [/b].- dijo una voz despertándome de mi ensoñación, la voz de mi mujer, que entraba en ese momento por la puerta.
No supe cuanto tiempo había en la misma posición en la que estaba cuando Sarah se había ido, pero a juzgar por la rigidez que sentía en las articulaciones y el frío que sentí de pronto, bastante.
– [b] [i] [color=#457238] Casi.[/color] [/i] [/b] – respondí casi inconscientemente, los fantasmas me habían rodeado mucho tiempo y por fin se habían manifestado. Quizá era una señal para que hiciese lo que tenía pensado hacer. – [b] [i] [color=#457238] Tengo que pedirte una cosa.[/color] [/i] [/b] – dije mientras caminaba hacia la mesa de recepción y abría el cajón inferior con llave para sacar una botella de whisky que llevaba mucho tiempo cerrada.
Cogí un vaso de plástico de la máquina de agua y me dispuse a servirme un trago, pero Mercy puso la mano sobre él para impedírmelo. – [b] [color=#6A9145] Así, no [/color] [/b]. – la miré a los ojos, a la mujer con la que me había casado, la mujer que me apoyó en mis peores momentos, que me hizo creer que podía tener un futuro, con ella, y a la que solo había correspondido con preocupaciones y más preocupaciones. Era hora de que hiciese algo por ella, algo que compensase lo mal marido que había sido.
– [b] [i] [color=#457238] Está bien, pero necesito que me hagas caso. Coge las maletas y ve a Andem esta noche, con los Búhos estarás más segura.[/color] [/i] [/b] – le pedí al cabo de un rato, evitando mirarla a los ojos.
– [b] [color=#6A9145] ¿A qué viene eso? [/color] [/b]- preguntó frunciendo el ceño, como solía hacer siempre que no estaba de acuerdo con algo que le pedía.
– [b] [i] [color=#457238] Va a pasar algo importante, antes de lo que esperaba. Y necesito que estés a salvo para poder hacerlo.[/color] [/i] [/b] – aclaré. Con ella cerca no podría centrarme en lo que tenía que hacer, me pasaría todo el tiempo preocupado por si estaba a salvo, y eventualmente no lo estaría. No soportaría volver a perder a alguien.
– [b] [color=#6A9145] Pues no voy a irme, tengo una Universidad que dirigir incluso durante el Apocalipsis [/color] [/b].- aseguró manteniéndose en sus trece. Me recordó a Diana y sentí una punzada en el pecho.
– [b] [i] [color=#457238] No, no, te vas a ir y me vas a ayudar a correr la voz entre los estudiantes para que se vayan.[/color] [/i] [/b] – pedí algo nervioso. Mercy me apoyó y me ayudó durante mucho tiempo cuando Diana murió y yo me dejé apoyar, quizá demasiado, porque cargué mi peso sobre ella, dejé que me protegiese del mundo. – [b] [i] [color=#457238] Dependen de ti.[/color] [/i] [/b] – añadí tratando de que eso la convenciese.
– [b] [color=#6A9145] No me voy a ir, pero me encargaré de correr la voz para que se vayan [/color] [/b].- replicó sin hacerme caso.- [b] [color=#6A9145] Y no hay más que hablar [/color] [/b]. – sentenció.
– [b] [i] [color=#457238] Si no te vas no podré hacerlo y todo será en vano.[/color] [/i] [/b] – dije sin cesar en mi intento, era algo que tenía que ocurrir, si o sí, tenía que hacer algo bien por ella, por pequeño que fuese.
Mercy no añadió nada, así que supuse que me estaba dando una oportunidad de explicarme, tenía que ser convincente.
– [b] [i] [color=#457238] Llévate a todos los estudiantes que puedas, a todas sus familias, pero que intenten salir poco a poco.[/color] [/i] [/b] – expliqué detalladamente. Las fronteras habían sido cerradas por los sobrenaturales hacía años, para prevenir que los humanos abandonasen la ciudad, pero si iban poco a poco y con cautela, podrían escapar por unos viejos túneles, con suerte el revuelo que tenía pensado montar les distraería el tiempo suficiente como para que escapasen. – [b] [i] [color=#457238] Si lo que va a pasar no sale bien, entrénales, reclutad gente y pelead.[/color] [/i] [/b] – añadí casi como un ruego. Le estaba pidiendo a ella y a todos los que se llevase con ella que no hiciesen como yo, que no se rindiesen, porque era entonces cuando estabas muerto.
– [b] [color=#6A9145] Estás loco, te matarán [/color] [/b].- dijo con voz quebrada. Sentía que me quería, pese a como me había comportado, me quería, y yo la quería a ella, pero no de la misma forma. No podía corresponderle totalmente porque mi corazón estaba tan muerto como la persona por la que una vez había latido.
– [b] [i] [color=#457238] Tengo una posibilidad de recuperar Moondale, con eso me basta..[/color] [/i] [/b] – expliqué ya casi sin argumentos. Tenía que hacerlo, lo sentía en mis huesos, pero no podía decir la razón, porque aunque derrotase a la Tregua, Mason seguiría ahí, poco cambiaría, pero al menos algo cambiaría, y por poco que fuese, debía ser mejor. Era mejor intentarlo y fallar que no haberlo intentado nunca, tenía que cambiar las cosas, algo me decía que el mundo, tal como estaba, no estaba bien, que no estaba planeado que fuese así, algo había ido mal, algo que no debía cambiar había cambiado.
– [b] [color=#6A9145] Es por ella…¿verdad? [/color] [/b] – respondió dolida. Tardé un momento en entender lo que había dicho mientras estaba perdido en mis pensamientos, pero cuando lo hice supe que se refería a Diana. En parte todo se resumía a ella, si siguiera viva las cosas habrían sido diferentes.
– [b] [i] [color=#457238] No.[/color] [/i] [/b] – sentencié. No quería que mis últimas palabras hacia ella, el último recuerdo que tuviese de mí y del tiempo que habíamos pasado juntos fuese eso.
– [b] [color=#6A9145] Lo sé, no hace falta que finjas. Pese a todo, he llegado a conocerte [/color] [/b].- afirmó rotundamente.
– [b] [i] [color=#457238] No es…es complicado.[/color] [/i] [/b] – traté de explicar. Me dolía hacerle daño, pero a la vez no podía mentirle.
– [b] [color=#6A9145] No lo es, es sencillo [/color] [/b].- dijo pausadamente. Quizá la solución para que se fuese y se pusiese a salvo era que me odiase, le haría daño, pero viviría.
– [b] [i] [color=#457238] Prométeme que te irás.[/color] [/i] [/b] – le pedí intentando evitar una vez más hacerle daño.
– [b] [color=#6A9145] Quizás, pero dime la verdad [/color] [/b].- pidió cruzándose de brazos.
– [b] [i] [color=#457238] Tengo que hacer algo ya que no lo hice en su momento.[/color] [/i] [/b] – No pude salvar a Diana, pero ahora en su nombre podía salvar a muchos otros, podía marcar una diferencia. Mercy no respondió, su silencio lo decía todo, pero en el fondo seguía queriéndome, quizá eso fue lo que más me dolió. No tardó en darse la vuelta y empezar a caminar. – [b] [i] [color=#457238] Ve cuanto antes. Que mantengan el sigilo.[/color] [/i] [/b] – dije en voz más baja mientras sentía que las fuerzas me abandonaban a cada paso que daban sus tacones, hasta que se perdió de vista y quedé convertido en la sombra que era.
Nunca sabría que la había querido de verdad, pero el recuerdo de Diana era demasiado grande y mi corazón no estaba maltrecho cuando ella me encontró, estaba muerto. Pero al menos viviría y podría rehacer su vida con alguien que le devolviese todo el amor que merecía.
Yo era un simple muerto viviente, pero podría servir como herramienta del cambio, como una pequeña chispa para devolver la esperanza a la humanidad.
Caminé hacia el armario oculto de las armas y allí busqué en una trampilla en el suelo totalmente oculta y de ella saqué mi Caja de Pandora. Abrí las trabillas y me dejé iluminar por la pálida luz de la agrietada Orbe de Thesulah, la esperanza.
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