Moondale

LO MATARE MUY DESPACIO

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Logan Villiers

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No sé que era lo que me habían echado en la última cerveza que me había tomado, pero sin duda era algo fuerte, sin duda mataría al que lo había hecho y sin duda también necesitaba otra cerveza, o varias, para reponerme de lo que estaba viendo.

Primero me desperté pensando que tenía que hacer limpieza en casa, porque las latas empezaban a acumularse, pero resultaba que no era eso lo que sonaba, si no la especie de coraza o armadura que llevaba encima y que olía a muerto. Vi que estaba de pie en medio de una sala enorme llena de gente con pinta de payasos.

Pasé de los gritos que escuchaba a mi lado derecho, en parte gracias a que parecía tener el lado derecho algo sordo. Me llevé una mano hacia él por si me había golpeado por la noche y empecé a sentir la piel, arrugada, endurecida y completamente desfigurada. Conocía ese tacto, el de una piel quemada, pero mi piel no podía quemarse. Debía tratarse de un sueño, o algún juego de magia…odiaba la magia.

Un tipejo vino a gritarme, tenía una túnica de mamarracho y el pelo y la perilla bien recortados. Por como hablaba, parecía llevar un palo metido en el culo, y tenía pinta de falso. Como no me gustaba la gente que trama a las espaldas, decidí hacerlo arder, pero mi poder no respondió. Me paré a sentir la energía a mi alrededor, pero había perdido la conexión. Cuanto odiaba la magia…

Me aparté un mechón grasiento de la frente y observé lo que llevaba encima, en mi cinto iba enganchado un espadón, así que lo saqué con rapidez y empalé al estirado, decepcionado con la fuerza que tenía pese a tener ese cuerpo tan grande, por lo visto mi genética también se había esfumado, y quien lo hubiese hecho se las vería conmigo pronto.

Mientras tanto, el chillón seguía dando gritos a mi derecha.

– [b] [color=#8A3C3C]¡Soy el Rey! Primero ese enano me fastidia la boda y ahora mi perro hace lo que le da la gana.[/SIZE] [/b] – se quejó mirándome. Imaginé que lo de perro iba por mí, así que le atravesé con la espada y lo dejé clavado con ella en esa especie de trono horrendo hecho de espadas fundidas.

Un grupo de tíos con armaduras muy llamativas vino hacia mí, pero no me dio tiempo a hacer nada porque el mundo se volvió blanco y aparecí en otro sitio.

No sé si el que estaba haciendo esto era amigo del tipo con pinta de mamarracho y perilla, pero lo parecía, porque se vengó poniéndome una túnica y el pelo oscuro con perilla.

Ahora era yo el que estaba sentado en un trono dorado. Delante de mí había un montón de tipos con el mismo dibujo en la frente, salvo uno que lo llevaba grabado en «oro». Sopese la posibilidad de llevarme el trono y el símbolo del tipo, pero el oro parecía ser de la misma calidad que el papel de plata, y además, una voz dentro de mi cabeza empezó a llevarme la contraria, diciendo no sé que de que era un Goa’uld y yo su huésped, y que debía obedecerle para que fuéramos dioses.

– [b] [i] [color=#232627] ¿Alguien sabe quitarme a este bicho de la cabeza?[/color] [/i] [/b] – los que estaban arrodillados me miraron con cara extraña y no se atrevieron a contestar. Avancé por la «sala del trono» y me di cuenta de que no estaba dónde pensaba, si no en una maldita nave en el espacio. Odiaba el espacio, por suerte volví a caer inconsciente y aparecí en otro lugar.

Era un sitio oscuro y no había nadie, así que aproveché la oportunidad para revisarme. Era un tipo de unos cuarenta años, con un parche en un ojo y varias heridas en el cuerpo. Al que estuviese controlando esto debían gustarle las mutilaciones.

Por la ventana de la habitación en la que estaba se veía a un grupo de gente con pinta de pordioseros cargar unas cajas, no había coches por las calles y no me extrañaba porque la calle estaba cortada por un muro, tras él se veía a un grupo de p…de muertos vivientes.

– [b] [i] [color=#232627] Estoy en la puñetera ‘The Walking Dead’.[/color] [/i] [/b] – espeté, cuando cogiera al que estaba haciendo esto, pensaba matarle con mucha lentitud.

El mundo de los muertos tampoco duró demasiado y volví a despertarme en otro mundo que resumiré en mucho cuero, dientes podridos, la bruja pelirroja del grupo de la Cazadora gritando mucho vestida de cuero y lanzando un aro y la Cazadora pegando golpes con un palo. Al resto los conocía de vista, y sabía que el chiquitajo y el que tenía pinta de estrella del pop eran los otros dos aesirs que había en Moondale.

Luego siguieron los cambios, pasé a ser un tipo viejo, algo calvo y también algo gordo, plantado delante de la Cazadora.

– [b] [i] [color=#BB609C] No creo que hayas venido a matarme, ¿verdad?[/color] [/i] [/b]- preguntó dando unos pasos hacia atrás y buscando algo con la mirada, probablemente algo con lo que atizarme.

– [b] [i] [color=#232627] Ni siquiera sé dónde demonios estoy.[/color] [/i] [/b] – aseguré.

– [b] [i] [color=#BB609C] En Dexter[/color] [/i] [/b].- explicó cruzándose de brazos para que no se le abriese la bata. La serie me sonaba, iba de un asesino que mataba a asesinos o algo así, vamos, un tipo que sabía lo que había que hacer. Desde luego las vistas habían mejorado mucho.

– [b] [i] [color=#232627] ¿Quien está haciendo esto, como salgo de aquí y cómo lo mato?[/color] [/i] [/b] – pregunté esperando que no volviese a esfumarse el mundo antes de conseguir una respuesta.

– [b] [i] [color=#BB609C] El Doctor[/color] [/i] [/b].- respondió volviendo a colocarse la bata. Lástima.

– [b] [i] [color=#232627] ¿Quién es y dónde puedo encontrarlo para matarlo?[/color] [/i] [/b] – pregunté de nuevo. No era la primera vez que lidiaba con un hospital, así que no tenía problemas para entrar en uno y matar a un doctor.

– [b] [i] [color=#BB609C] En ninguna parte[/color] [/i] [/b].- replicó negándose a responder. Estaba empezando a enfadarme, y me venían flashes a la mente de una bañera y un corte en la femoral, una y otra vez con chicas diferentes.

– [b] [i] [color=#232627] Escucha, en otro momento estaría deseando pasar el día contigo, pero quiero salir de esta locura de sitios.[/color] [/i] [/b] – respondí intentando controlar mis instintos.

– [b] [i] [color=#BB609C] Tienes que esperar o hacer avanzar la trama[/color] [/i] [/b].- aclaró haciendo una pausa. La sed de sangre era cada vez más difícil de reprimir, pero ella no me había hecho nada, aún, no tenía motivos para matarla, aunque tenía ganas. Estaba acostumbrado a fiarme de mis instintos pero en ese mundo parecía que no solo estaban los míos, había algo confundiéndome. – [b] [i] [color=#BB609C] Mi consejo es que salgas de esta casa y hagas como si él no te controlase[/color] [/i] [/b].- añadió con rapidez.

– [b] [i] [color=#232627] Confiaré en ti, rubia.[/color] [/i] [/b] – respondí abandonando la casa.

– [b] [i] [color=#BB609C] Ya me lo devolverás[/color] [/i] [/b].- aseguró cruzándose de brazos, impidiendo como siempre que la bata se moviese ni un milímetro. ¿Dónde demonios estaba su supuesto novio mientras yo estaba aquí a punto de lanzarme sobre ella, de una forma u otra? Ya le demostraría cómo es un verdadero a aesir, a ella y a todos.- [b] [i] [color=#BB609C] Y no me llamo «rubia», mi nombre es Sarah[/color] [/i] [/b]. – aclaró.

– [b] [i] [color=#232627] Nos vemos, rubia.[/color] [/i] [/b] – dije cerrando la puerta tras de mí, resistiendo la tentación de volver a entrar. Había algo en mí que quería hacer sufrir a su novio, pero ese sentimiento lo compartía, quería verles sufrir a los dos, demostrarles cómo era de verdad un aesir, demostrarles que no necesitaba a otros de mi especie para seguir adelante, y demostrarles que no eran mejores que yo. En ese momento el mundo se desvaneció.

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Volví a abrir los ojos sumido en un profundo dolor, estaba en una especie de clínica, con una chica a la que había visto alguna vez en el pueblo con la Cazadora y los demás, parecía pariente de ella y la bruja, su hermana quizá. La miré de reojo y vi como retrocedía. Me giré y encontré un espejo en el que mirarme, era un tipo con el pelo corto, que no llevaba camisa y tenía los ojos rojos. Vi como la piel se empezaba a oscurecer y agrietarse antes de apartar la mirada y sentir de nuevo el dolor. Después perdí el control, miré al espejo y vi a un ser enorme, oscuro y poderoso devolverme la mirada. No tenía queja por el poder, pero no soportaba ser preso de mí mismo.

Después todo pasó muy rápido, no sé como llegué a una azotea y empecé a pegarme con unos cuantos tipos trajeados, hasta que un tipo alto y grandote al que los demás llamaban «Daakka» y por el que sentía algún tipo de odio que no comprendía, me detuvo y se elevó hacia el cielo conmigo. Seguí pegándole pero al cabo de un rato me lanzó con todas sus fuerzas, unas que habrían rivalizado con mi poder en la vida real, pero que allí no estaban, y me vi lanzado fuera de la Tierra. Odiaba el espacio, lo odiaba con todas mis fuerzas, no tenía a dónde agarrarme, ni cómo impulsarme, estaba a la deriva dentro de ese cascarón…mataría a ese doctor con mis propias manos cuando lo viese. Algo dentro de mí se revolvía inquieto, una sensación que detesté y traté de apartar, por suerte el mundo se desvaneció antes de seguir sintiéndola.

El siguiente mundo me gustó bastante, pero pasó demasiado rápido, tenía que ajustar cuentas también con el que lo hiciese desaparecer, seguramente los Moondies. El caso es que estaba de maravilla con mi cerveza, mi verdadero cuerpo, aunque un poco más hinchado y sin tener ninguna camisa cerca y solo en una casa con tres tías bastante ligeras de ropa, a las que no había visto en la vida, pero ellas al parecer a mí sí. El caso es que odiaba la magia.

En la siguiente aparecí en un hospital, así que esperé encontrarme al fin con el doctor, pero en lugar de eso lo que vi fue a Illya a lo lejos.

– [b] [i] [color=#232627] ¡Eh, Novak![/SIZE] [/i] [/b] – la llamé, pero no me oyó, tenía un montón de gente delante de mí porque había habido un tiroteo múltiple en un avión que se acababa de estrellar en la azotea del hospital, y un barco también, encima de un miembro del hospital que era muy querido y ahora estaba alucinando en un coma, o eso habían dicho por los altavoces. El caso es que en un parpadeo aparecí en el hospital pero en otro lugar, tenía el cuerpo cubierto de dinamita y un chisme como el de las películas para activarla. Me estaba quitando el chaleco cuando un montón de gente vino a tirarse sobre mí, el detonador salió volando a cámara lenta y cayó sobre el botón rojo, pulsándolo. Por suerte esta vez la magia me salvó y aparecí en otro lugar, pero aún así la odiaba.

Luego pasé a ser una especie de traficante de superpoderes, que resultaba ser una mierda porque podía robar y quedarme los poderes, pero solo para dárselos a otro, no para mí mismo. De pasada vi a un tío con problemas de control de ira que perseguía a un puñado de críos con mono naranja, que tenían pinta de ser también el grupo de la Cazadora, eché un vistazo para ver si los alcanzaba, pero el tipo resultó ser un negado bastante feo además y los perdí de vista.

– [b] [i] [color=#232627] ¿Se puede saber dónde coño estoy ahora?[/color] [/i] [/b] – pregunté al viento.

– [b]Debes estar desorientado, nuestro avión se estrelló en esta isla, pero estamos todos bien, aunque no para de morir gente o ser raptada por unos tíos con una barba de pega, que resulta que no eran tan malos, hay otros peores.[/b] – empezó a contar. Estaba deseando matarlo con mis propias manos. – [b]Y a otros los mata o se los lleva el humo negro…o el calvo aquél aficionado a la dinamita.[/b] – señaló a un calvo al otro lado de la playa que se parecía al aesir número dos, el de pelo oscuro que al parecer ahora no tenía. – [b]Y básicamente eso, bueno y que la isla esta es un tapón del mal que solo se puede localizar con un péndulo y viaja en el tiempo porque tocamos dónde no debíamos.[/b] – aseguró como si todo eso le sonase normal.

– [b][i]Vamos a comer, está a punto de caer la comida del cielo.[/i][/b] – dijo otro. Ni siquiera me moví, necesitaba que ese mundo terminase en ese mismo instante. Y así lo hizo, seguramente el doctor tampoco debía gustarle.

Y así siguieron los saltos: fui de la mafia; un tipo que tenía un complot contra el presidente de los Estados Unidos; un tipo que absorbía poderes de otros abriéndoles la cabeza en canal; un traficante de marihuana que trataba con la bruja pelirroja que la verdad es que estaba bastante bien, debía haberme hecho amigo de esos Moondies al menos un rato; un tipo con traje y guantes azules, por suerte en ese mundo no duré mucho porque iba en una nave junto a otro tipo que no me sonaba pero era bastante cargante, un tal Sersi, Sansi…Susie…algo así; después estuve un rato en un mundo bastante cómodo, tenía una casa, cerveza, fútbol americano y tenía dos chicas cerca, Illya y Brooke, no tenía queja, pero el médico se cansó rápido; un tal Greg Pikitus al que perseguía la Cazadora pero vestida de madre; un vampiro con el que todo el mundo se hablaba pese a que acababa de matar a varios e intentar matar a otros tantos, además de intentar levantarle la novia al aesir número uno, pero nadie me clavaba una estaca…; dos o tres abogados; cuatro o cinco asesinos a los que pillaban por llevar en la chaqueta una mota de polvo de la moqueta del motel en el que había dormido, que habían encontrado en las cámaras de vigilancia de un festival…; un motero con dotes de asesino en serie, aunque al menos allí tenía una buena moto; un Alcalde que quería convertirse en demonio; otro abogado; luego mandé a un perro a comerse un corazón para evitar un transplante; un robot…

Y cuando parecía que tardaba mucho en cambiar de un mundo a otro, pasó a las películas: Sauron; unos cuantos agentes Smith; Darth Vader; un tipo con unos cuernos en la cabeza al que apalizaba un tipo enorme y verdoso que volvía a llamarse Daakka; otra vez un asesino caníbal; un ex nazi; un alienígena baboso; un tipo con barba y nombre impronunciable que se enfrentaba a Batman, que era el aesir número dos; un Gladiador al que un tipo hortera vestido de blanco, el tal Sisei, Cecile…el de antes, mandaba matar al aesir número uno; otro mafioso; un tipo con traje que se caía de un rascacielos mientras el otro brujo de los Moondies decía no sé qué de hijo de puta; el robot de Terminator 2; una salamandra que entraba por una puerta a asustar a un niño; un tal señor orco blanco de no sé cuantos; un Velocirraptor que abría puertas…y así unos cuantos más.

Pero no paró ahí, luego vinieron los videojuegos y ahí al menos tenía más poder: un tipo rubio con una espada-pistola y una cicatriz en la frente que al parecer trabajaba para la bruja pelirroja, que ahora era morena; un actor de Hollywood que interpretaba a un cazavampiros y trabajaba con una banda callejera a la que le gustaba demasiado el morado; un dragón al que nadie entendía salvo el tal Daakka otra vez, que me lanzó un grito que me tumbó contra el suelo; un extraterrestre que quería resucitar a una raza de máquinas para acabar con todos los que no consideraba dignos; un tipo con una espada de varios metros y una melena plateada de otros tantos, que además tenía un ala blanca y peleaba contra los Moondies y una especie de demonios elementales enormes; un tipo con cola y pelo verde, que luego pasaba a tener el pelo y la cola rojos; un tipo con el pelo oscuro y barba que vestía con una especie de túnica-falda y jugaba a una especie de fútbol submarino; un dios de la guerra, de ese no tuve queja, era bastante desestresante matar todo tipo de seres legendarios después del día que llevaba; un engendro que solo sabía decir «STARS»; un gorila que intentaba que un fontanero no subiese unas escaleras; uno con una pirámide de metal en la cabeza y una espada con la que no podía; fui una especie de dragón tortuga que casi muere en la lava por culpa de un fontanero; un tipo con alas negras, cuernos en la cabeza y unos pantalones con llamas que no hacía más que pegarse con un montón de los que ya había visto antes pero con pintas muy raras; una especie de alien de piel blanca que tenía que liarse a tiros contra unos tipos con ametralladoras con motosierra y otros cacharros parecidos; un tipo con gafas de sol al que obedecían los zombies; después me encontré saltando desde un edificio altísimo, justo para atravesar a alguien cuando llegué al suelo con una de las cuchillas ocultas en mis muñecas; y así hasta dónde os pueda llevar la imaginación.

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La sucesión siguió hasta que aparecí en una sala blanca y eterna en la que no había nadie aparte de mí. Traté de llegar a alguna esquina, tocar alguna pared, pero todo estaba cada vez más lejos, incluso el suelo. Seguí solo un par de minutos, hasta que escuché a alguien caminando y me giré.

Un tipo con gafas, vestido con traje y corbata y una gabardina marrón encima, se acercaba hacia mí sonriendo.

– [b] [i] [color=#232627] ¿Quién eres? ¿Dónde estoy?[/SIZE] [/i] [/b] – pregunté con ira, pero esta vez no era la de ningún personaje, si no la mía. Podía sentir la propia energía calorífica de mi cuerpo, mi poder había vuelto, pero alrededor, en esa sala vacía, no había ningún tipo de energía más, y eso me ponía los pelos de punta.

– [b] [color=#110D8B]Solo alguien que quiere divertirse.[/color] [/b] – comentó de pasada, como si no se tomase el mundo en serio.

– [b] [i] [color=#232627] ¿El Doctor?[/color] [/i] [/b] – pregunté. No tenía pinta de médico, pero lo tenía delante, y si era él podría desahogarme por todo lo que había pasado.

– [b] [color=#110D8B]Así es cómo me llama ese grupo tan divertido.[/color] [/b] – aseguró mirándome a los ojos. Le aguanté la mirada durante un instante, pero sus ojos…en sus ojos había algo que no era de éste mundo. – [b] [color=#110D8B]Pero tengo otros nombres: el Maestro, el Soberano…Papá Pitufo, Darth Váter…[/color] [/b] – continuó riéndose con una risa leve, contenida, pero aún así irreal, loca…como esos cuadros de las galerías de arte. – [b] [color=#110D8B]Mis…»enemigos» me llaman Doctor, para mis seguidores soy el Maestro. Dime, ¿Cómo quieres llamarme?[/color] [/b] – preguntó volviendo a mirarme fijamente. Historia quería llamarle, ceniza, después de que pasase por encima de él.

– [b] [i] [color=#232627] ¿No debería ser al revés?[/color] [/i] [/b] – pregunté. Que tus seguidores te conociesen por el nombre de alguien «bueno» y tus enemigos por el de un tirano.

– [b] [color=#110D8B]Sí, pero me gusta llevar la contraria.[/color] [/b] – respondió sonriendo. – [b] [color=#110D8B]La locura te abre la mente a cosas que una mente cuerda no puede ni siquiera soñar.[/color] [/b] – añadió. Aún así, prefería estar cuerdo. – [b] [color=#110D8B]No me has respondido aún, ¿cómo prefieres llamarme?[/color] [/b] – preguntó de nuevo.

– [b] [i] [color=#232627] Doctor muerto.[/color] [/i] [/b] – respondí con sinceridad. Por lo que había hecho le haría sufrir, nadie juega conmigo. Reuní la energía de mi propio cuerpo y la proyecté en forma de un rayo de calor hacia él, pero se dispersó antes de tocarle, mientras murmuraba unas palabras que no entendí, pero que supe qué significaban.

– [b] [color=#110D8B]Respuesta incorrecta, será divertido igualmente. Vuelves al juego.[/color] [/b] – explicó aún sonriendo, pero con una mirada que indicaba que pese a lo mucho que sonriese, por dentro era diferente, un cazador, como yo.

– [b] [i] [color=#232627] Ni se te ocurra devolverme allí, te mataré con mis propias manos.[/color] [/i] [/b] – dije acercándome, pero el espacio entre nosotros aumentó.

– [b] [color=#110D8B]Pronto nos veremos, para que lo intentes. Pero antes conocerás a mis «minions», has debido verlos ya.[/color] [/b] – comentó. Su rostro se ensombreció cuando habló de nuestro próximo encuentro, pero no le temía, por mucha magia que tuviese, acabaría reducido a un montón de cenizas. – [b] [color=#110D8B]Once more, with…[/color] [/b] – [i]Lo mataré muy despacio.[/i] – [b] [color=#110D8B]…feeling.[/color] [/b]

Y volví a «los mundos»: fui un doberman en un mundo de perros; Louise en un mundo en el que los sexos estaban cambiados, la verdad es que allí estaba bastante buena, pero Illya era un tipo bajito con barba así que odié ese mundo rápidamente; un mundo sin gambas; uno en el que era un actor llamado Taylor no sé cuantos, no tenía queja por las fans, pero echaba de menos mi poder; uno muy raro en el que una tal Reina de no sé cuantos me llamaba hereje por llamarla fea, pero es que era igual que el tal Cecin que tuve que aguantar en algunos mundos; el mundo de Disney; un alienígena bastante feo en un mundo de alienígenas feos; estuve casado con Illya, aunque tenía barriga, era humano y estábamos a punto de divorciarnos; y podría seguir escribiendo todo esto durante mucho tiempo, especialmente porque sé que la mitad se me olvidará pronto, pero por fin acabo de volver al mundo real y me espera una tercera cerveza bien fría y probablemente vaya a ver a Natalie.

El caso es que he grabado en mi memoria la gente que se repetía y pienso encontrarlos a todos, para llegar hasta el Doctor y matarlo. Pero después de unas cervezas.

 

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