[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Mors Mordre | Calles, Moondale
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/font][/b][/align]
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La luz de una farola parpadeo en las solitarias calles de Moondale, acompañada enseguida de una llama pasajera, la de su mechero, encendido para dar vida a su puro, que a la vez daba una pequeña chispa de vida a su aburrida eternidad en la muerte.
Mors Mordre estaba esperando, apoyado en la pared, a que Alice volviese del intercambio de sangre, pero a juzgar por lo mucho que tardaba y por lo vacías que estaban las calles y llenos los hospitales, lo que volvería era de muy mal humor.
Quizá tenía parte de razón, el nido al completo se abstenía de beber directamente de seres humanos, salvo de la panda de locos de la nueva era que habían decidido que los vampiros eran una especie de moda muy guay, pero de esos había más en las grandes ciudades.
El caso es que el nido se dedicaba a hacer tratos con un enfermero que escamoteaba unas pocas bolsas de aquí y allá y todos los meses Alice se encargaba de ir a ‘hacer la compra’ para recogerlo. Hoy era ese día del mes, justo en el día en el que unas nubes negras del cielo habían decidido descender, porque eran la personificación de un antiguo demonio, y habían sumido a mucha gente en un sueño-pesadilla que podía ser mortal, saturando los servicios públicos, qué poca consideración había en el mundo demoníaco, era la tecnología, en sus tiempos, cuando fue transformado, todo tenía mucho más glamour, más misterio, era mucho…más.
Y el miedo, antes no habría hecho falta un demonio del miedo para conseguir aterrorizar a la gente, la misma noche lo hacía, porque sabían lo que moraba en ella, ellos, el ‘Homo Sapiens Noctis’. Ahora las adolescentes soñaban con encontrarse un novio vampiro inmortal que las enamorase, o un licántropo. ¡Vampiros que brillan a la luz del sol y parecen cerámica y licántropos que son perros de dos metros calientes como peluches…por el amor del diablo!
El mundo se había ido a la basura, ya no había cuidado con nada. Te topas con un humano en mitad de la noche con tu ceño vampírico y pasa de largo, porque piensa que vas con una nueva moda, o va mirando el móvil, o simplemente se ríe de ti con sus amigotes porque van todos borrachos hasta atrás. ¿A qué mundo estamos llegando en el que un no puede ir por la calle haciendo temblar de miedo a las chicas? Eso sí que daba ganas de beber.
Miró el reloj, que estaba parado desde hacia ochenta años, por lo menos, pero desde luego llegaba tarde. Esa noche sería un desperdicio total, salvo que Alice viniese tan cabreada como para arrastrarles a Naga y a él a la misma habitación, aquélla si fue una buena noche, pero ya no se puede disfrutar ni del vicio ni de la depravación como antes.
Tiró el puro al suelo y lo aplastó con el pie al ver a Alice caminando rápidamente en su dirección.
A veces Mors se paraba a pensar que su relación con el tal Z les daba bastantes ventajas y protección, incluso fue útil con el loco de Mason, pero que te sirvan todo en bandeja de plata, ¿dónde estaba la emoción de la caza? Se estaban convirtiendo en panteras domesticadas, en gatitos con las uñas cortadas. Quizá sería mejor hacer una visita al grupo de la Cazadora, eso sí que sería interesante, y total, lo peor que podía pasar es que acabasen muertos.
Cuando Alice pasó a su lado no se detuvo, solo dijo: – [b][color=#610B38]¡Vamos![/SIZE][/b] – tenía esa mirada en los ojos de haber deseado desangrar al enfermero, pero las estúpidas normas de Z… – [b][color=#610B38]Vamos a por Naga.[/color][/b]
Y Mors la siguió con una sonrisa en su ceño vampírico. A veces un vampiro solo tenía que pararse a disfrutar de las pequeñas cosas.
[spoiler]Un pequeño interludio para que no os aburráis después de una semana con bastante lio xD. Moondale never dies.[/spoiler]
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