Moondale

EN OTRO LUGAR

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Sarah Echolls | Casa de las Echolls, Nave

[color=orange]Tarde[/SIZE][/color][/b][/font]

sadsarah

[SIZE=2]Cuando apagué Skype después de hablar con Kaylee, que últimamente tampoco parecía ella misma, di un par de vueltas en la silla giratoria de la habitación en la que ahora dormía Ed. Habíamos estado hablando de cosas sin importancia: el último libro de literatura juvenil casposa que habíamos leído (ella porque le había obligado, yo porque quería leer algo que me hiciese sentir mejor), la ropa que nunca nos compraríamos y el hecho de que la gente oliese a sudor rancio los lunes por la mañana. Con Kaylee siempre era así, no había dramas, ni naturales ni sobrenaturales. A lo mejor era eso lo que a Ed le gustaba de ella, que pese a todo, era una chica normal. Había conseguido apartarse de este mundo y no tenía que preocuparse de ser la Elegida ni una Campeona de los Grandes Poderes. Tenía un trabajo de mierda, sí, pero era el que ella había elegido. El destino del mundo no dependía de que ninguna de sus decisiones y aunque era una bruja, tenía la suficiente fuerza de voluntad como para resistirse a la magia.

Pensé en las cacerías diarias, en cómo me daba igual matar a un vampiro que a cincuenta, porque lo hacía de forma mecánica, sin pararme a recapacitar en que quizás alguno de ellos pudiera ser como Illya o como Frank Umbra. Las posibilidades eran escasas, pero ya nos habíamos encontrado con dos. Pensé en el Doctor, en que era el brujo más poderoso al que jamás nos enfrentaríamos, que podría habernos borrado de la faz de la Tierra con sólo chasquear los dedos hacía mucho, pero que le temía a una entidad aún más poderosa, lo que convertía nuestro futuro en algo todavía más incierto. No es que las Cazadoras fueran conocidas por ser madres y morir a los noventa años rodeadas de toda su familia,
pero esta cuenta atrás parecía todavía más seria que la que ya teníamos.

También estaba el hecho de que en el grupo había una brecha que ni siquiera nosotros mismos éramos conscientes de que existía, pero estaba ahí, provocando silencios donde antes había risas y conversaciones. El Doctor estaba consiguiendo lo que ni siquiera Mason había logrado: separarnos. Estábamos pasando por mucho y eso se notaba. A lo mejor era normal, porque todo el mundo acaba marchándose, pero no estaba preparada para que sucediese tan pronto.

Quizás por eso me extrañó cuando Diana nos envió a todos un mensaje al grupo que teníamos para decirnos que nos esperaba en la nave, pero lo que más me extrañó fue que nadie dudase ni un minuto en dejar lo que estaba haciendo para presentarse allí.

La puerta de la nave la abrió Illya, tan silenciosa como siempre o quizás más, que se limitó a hacer una seña para indicarnos dónde estaban Diana y los que ya habían llegado, que eran casi todos menos Dom y Rebecca, que siempre llegaban tarde. Me fijé en que tampoco estaban Daakka y Cara, aunque no me extrañó porque si Diana tenía planeado algo, seguramente fuese peligroso. Me había contado muchas veces que tenía algo en mente que si salía bien, podía ser nuestro pasaporte directo a la victoria. “Si salía bien”, claro y teniendo en cuenta la personalidad de Diana, seguramente fuese ilegal e inmoral.

Diana nos estaba esperando en una sala de las que estaban todavía a medio construir. Tenía en la mano un bote con arena negra (o eso me parecía a mí desde la distancia), con el que estaba dibujando un pentagrama o pentáculo (a Diana le hacía mucha gracia este último y le llamaba “pentatetas” y otras cosas peores).

Estuvimos un rato en silencio. Era un silencio denso, que podía tocarse con las manos y que se interponía entre nosotros hasta el punto en el que Illya no nos había ofrecido nada de beber. Por suerte, tenía a Daniel, que me había recibido con una cálida sonrisa y un beso y aunque estuvimos callados hasta que Dom y Rebecca aparecieron, la espera se hizo menos dura de lo que parecía

Al cabo de unos minutos, llegaron los susodichos con el pelo revuelto y rojos como tomates.- [b][i][color=#CC858A]Hemos venido corriendo, porque no encontrábamos la llave del coche, no pasaba ningún autobús…ha sido horrible, pensé que me asfixiaba[/SIZE][/i][/b].- Se quejó. Dom la miró como diciéndole “podría haberte traído”, pero se quedó callado porque amaba la vida.

– [b][i][color=#843181]¿Y qué tal sienta CORRER…se después de tanto tiempo?[/color][/i][/b]- Apuntó Diana con mordacidad. Se escucharon unas cuantas risitas ahogadas que Rebecca cortó de raíz echándonos una mirada asesina.- [b][i][color=#843181]En fin, os estaba esperando[/color][/i][/b].- Dijo a modo de saludo, riéndose como una loca y sin soltar el bote.

McLeod esperó a que Diana terminase dibujar el “pentatetas” y se acercó a ella. No me habría gustado escuchar la conversación, pero era imposible no hacerlo con el silencio que reinaba nuevamente.- [b][i][color=#457238]Diana, ¿qué es todo esto?[/color][/i][/b] – Le preguntó preocupado.

– [b][i][color=#843181]¿Es que no lo ves? Ahora soy gótica[/color][/i][/b].- Esbozó una sonrisa amplia, pero no era de verdad. Cualquiera que la conociese podría saberlo y McLeod la conocía demasiado bien.

– [b][i][color=#457238]Hablo en serio, creo que sé lo que has pensado hacer y…me preocupa.[/color][/i][/b] – Diana le esquivo la mirada – [b][i][color=#457238]No hace falta que te diga que no se debe jugar con la magia, así nos conocimos.[/color][/i][/b] – Se refería a la realidad original de Diana, en la que se habían conocido después de que ella aleccionase a alguien con su magia.
Mi hermana torció el gesto.- [b][i][color=#843181]Es lo único que puedo hacer para ayudar y quiero hacerlo[/color][/i][/b].

– [b][i][color=#457238]No merece la pena. Hay otras formas, encontraremos otra forma[/color][/i][/b].- Sabía tan bien como yo que no cedería, pero valía la pena intentarlo.

– [b][i][color=#843181]Leonard me ha estado ayudando a canalizar mi poder. Sé que puedo hacerlo, estoy lista[/color][/i][/b].- Tenía demasiada confianza en sí misma.- [b][i][color=#843181]Además, ¿qué es lo peor que puede pasar, que me salgan las venas negras y os mate a todos?[/color][/i][/b]

– [b][i][color=#457238]¿Quieres que le pregunte yo a Leonard si esto le parece bien?[/color][/i][/b] – Estaba nervioso y preocupado.- [b][i][color=#457238]No pienso perderte ahora.[/color][/i][/b]

– [b][i][color=#843181]¿Me estás intentando chantajear?[/color][/i][/b]- Esbozó una sonrisa zalamera. Quería llevárselo a su terreno.

– [b][i][color=#457238]No…Diana esto es serio.[/color][/i][/b] – Negó con la cabeza, contrariado. – [b][i][color=#457238]Es peligroso.[/color][/i][/b]

– [b][i][color=#843181]¿Y el Doctor no es peligroso?[/color][/i][/b]- Hizo una pausa, estaba intentando explicarse.- [b][i]
[color=#843181]Me da más miedo perderos a vosotros que cualquier cosa que me pueda pasar a mí[/color][/i][/b].- Le miró.- [b][i][color=#843181]Además, mi fan no me dejaría morir[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#457238]No digas eso.[/color][/i][/b] – Le cogió las manos. – [b][i][color=#457238]No creo en vencer al Doctor a toda costa, a costa tuya…para sobrevivir así, preferiría no haberlo hecho.[/color][/i][/b] – De nuevo, se hizo el silencio.- [b][i]

[color=#457238]Si a mí no me haces caso, escucha a los demás al menos.[/color][/i][/b] – para que les diga la idea.

– [b][i][color=#843181]Me parece bien[/color][/i][/b].- Nos miró a los demás, envalentonada.- [b][i][color=#843181]Os he dicho que vengáis a la nave porque quiero que me ayudéis con un conjuro que nos permitirá ver lo que tenemos que pasar para vencer al Doctor, si es que no está todo perdido y tenemos que ponernos a hacer eso que Dominic no puede como si no hubiera mañana[/color][/i][/b].- Intenté hablar, pero me cortó.- [b][i][color=#843181]Aunque parezca increíble, es un conjuro que supera con creces mi poder mágico, por lo que cuantos más seamos, menos riesgo de que me convierta en la versión chunga de mí misma hay[/color][/i][/b].

El primer en hablar fue Ed, leal hasta la médula.- [b][i][color=#266EAC] Mejor dos brujos que uno.[/color][/i][/b]

– [b][i][color=#383A72] Espero que sea más bonito que lo que nos encontramos la última vez[/color][/i][/b].- Comentó Dominic ante la atenta mirada de Rebecca.

– [b][i][color=#843181]Gracias, sabía que podía contar con vosotros[/color][/i][/b].- Miró a McLeod con un ligero aire de superioridad. La magia tenía ese efecto en mi hermana.

Daniel se había quedado callado, meditando su respuesta.- [b][i][color=#4F5360]Esto no me da buena impresión, pero no voy a dejar que te arriesgues sola[/color][/i][/b].- Me miró antes de decirlo, esperando mi respuesta, porque sabía que esto no me hacía ninguna gracia. Diana era una yonki de la magia, aunque me doliera incluso pensarlo.- [b][i][color=#BB609C]Si la única opción que tengo es apoyarte, lo haré, pero ya hemos visto un futuro y no era muy alentador[/color][/i][/b].- Suspira.

– [b][i][color=#383A72] Bueno, no creo que pueda ser mucho peor, ¿verdad?[/color][/i][/b] – Parecía que dudaba incluso de sí mismo.
– [b][i][color=#843181]Te recuerdo que la única chica normal que se te ha acercado ha resultado ser hija de Preston[/color][/i][/b].- Bromeó para aliviar tensiones, pero no servía de nada.

– [b][i][color=#383A72] Vale, ahora sí que acabo de imaginarme un futuro mucho peor que la última vez.[/color][/i][/b].- Miró a Rebecca le pasó la mano derecha, cubierta por un guante negro, por el brazo.

– [b][i][color=#843181]Ahora que ya habéis dicho todos que sí, os explico que mi intención es ver cómo superamos las pruebas[/color][/i][/b].- Di un par de pasos hacia atrás. Lo que decía no sólo era inmoral, sino prácticamente imposible. Diana veía el futuro, sí, pero su habilidad no estaba todavía tan afinada.

– [b][i][color=#BB609C]¿Crees que podrás?[/color][/i][/b]- Dudé. Podían salir mal demasiadas cosas, pero ella estaba cegada y me miró como si fuera obvio.

– [b][i][color=#266EAC] ¿Eso no sería hacer trampas?[/color][/i][/b]- Ed, la conciencia de todos, habló.

– [b][i][color=#843181]Prefiero ser una tramposa viva que una buena chica muerta[/color][/i][/b].- Fue su respuesta. Magia, el problema de Diana siempre sería la magia.

– [b][i][color=#266EAC] Lo sé, pero nada nos asegura que una vez visto lo que vaya a pasar tenga que ocurrir del mismo modo. Cualquier cosa podría cambiar cuando nos enfrentemos realmente a las pruebas[/color][/i][/b].- Puntualizó.

– [b][i][color=#843181]¿Tienes una idea mejor? Te escucho[/color][/i][/b].- Estaba molesta, pero no porque no le gustasen los consejos, porque normalmente le habría escuchado, sino porque era lo único que podía hacer para ayudar.

– [b][i][color=#266EAC]No…[/color][/i][/b]- Dijo con un hilo de voz y se hizo el silencio. Nuevamente ese silencio denso y raro, que se vio interrumpido cuando por fin McLeod habló.- [b][i][color=#457238]Sigue sin gustarme…pero no por eso voy a dejarte sola.[/color][/i][/b].

Diana se tomó eso como una invitación para cerrar el pentagrama (con forma de estrella y el centro señalado con un círculo) de sal negra y pidió que nos pusiéramos uno en cada vértice. Así pues, nos fuimos colocando. El primero en dar el paso fue Ed, que se había quedado algo pensativo por la contestación de Diana, pero que pese a todo, no dejaba su lealtad de lado. Después fui yo, sé que esto no queda muy bien al escribirlo (“el burro delante para que no se espante” y todo ese rollo), pero tenía que hacerlo para apoyar a Ed, por lo que al pasar a su lado le puse una mano en el hombro y le sonreí, tanto él como yo sabíamos que dentro de una hora estarían bromeando como siempre. Los siguientes fueron Dom, Christopher y Daniel, que se fueron colocando por orden de llegada. Finalmente, en el centro se puso Diana y como siempre, Rebecca se quedó en la retaguardia, esta vez junto a Illya, por si pasaba algo y necesitábamos ayuda.

En cuanto estuvimos colocados, Diana fue repartiendo una bolsita de tela que contenían arena blanca (en realidad, eran conchas blancas molidas o algo así) a cada uno de nosotros. Cuando llegó junto a Ed, al que dejó para el final, se detuvo.-[b][i][color=#843181]Ed…[/color][/i][/b]- Empezó a decir, pero él la detuvo.

– [b][i][color=#266EAC]No hace falta que sigas, sé lo que me vas a decir y no estoy enfadado contigo[/color][/i][/b].- Cogió la bolsita y la miró.- [b][i][color=#266EAC]A-aunque lo intentase, no podría[/color][/i][/b].- Le aclaró y ella, con lágrimas en los ojos, sin poder aguantarse, le dio un abrazo demasiado largo para dos amigos, pero no para dos hermanos.

– [b][i][color=#843181]Mierda, últimamente tengo incontinencia en los ojos[/color][/i][/b].- Protestó Diana al separarse.

Tras solucionar eso, Diana se colocó en el centro y los demás, sin que ella nos dijese nada, abrimos las bolsitas de tela y vertimos su contenido sobre la mano izquierda (cosa que para Ed fue un rollo porque es zurdo).

– [b][i][color=#843181]Fatali dominus sapientia, intelligit praeteritum, praesens et futurum. Dimitte ut transeam per diaria agimus videamus. Et postea influit in oculos nostros. Fatali nostram futuram[/color][/i][/b].- Cuando terminó de decirlo, su pelo se tiñó de negro y unas venas negras surcaron su cara durante unos cuantos segundos. Un remolino de color blanquecino nos envolvió, como una espiral, haciéndonos flotar sin movernos del sitio, como si estuviésemos borrachos o drogados.

No tuvimos tiempo de detenerla, porque todos estábamos en otro lugar.

El conjuro había funcionado.

Casi.

[spoiler]Este post es uno de esos que se atascan y parece que no van a salir nunca, pero aquí está. Espero que os guste y que Alph me perdone por haberme tomado la libertad de mover a sus charas xD[/spoiler]

Comentarios

Deja una respuesta