Moondale

SIEMPRE DIFERENTE

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Daakka y Diana Echolls | Ciudad derruida

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]

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Ni con metáforas sería capaz de explicar el dolor que sentí cuando a abrí los ojos. En algunos escritos lo compararían con unos ojos ardientes al contemplar la verdadera forma de un dios, o, atendiendo más a los escritos de la Biblia, podría compararse con la devastación de Sodoma y sus estatuas de sal. Para mí, aquello era una devacle más apocalíptica que si cuatro jinetes hubiesen cabalgado frente a mí.

Estaba rodeado por personas de mi raza, ataviadas con una especie de armaduras mucho más «modernas» que las antiguas ropas tribales con las que los había visto en las memorias de mi raza.

Pero no era la moda lo que me llamaba la atención, no era eso lo que turbaba mi mente y me sumía en el dolor, era el mundo en el que me encontraba, y su estado. Una ciudad humana, reducida a escombros, y a juzgar por las enredaderas que trepaban por ellos, hacía mucho.

No sabía qué pensar de aquél abrupto cambio de contexto, pero por suerte, o quizá por desgracia, dependía del punto de vista, terminamos de atravesar en grupo una región de espesura y me encontré frente a mí a un grupo de Rakkthathor situados en círculo.

Nada más verme, adoptaron una postura de sumisión y bramaron de forma reverente: – [b][color=#736043]Ak’nar Kor, Daakka.[/SIZE][/b]

Me quedé en silencio, tratando de procesar todo lo que había parecido ocurrir sin estar presente. El mundo estaba en ruinas, un mundo que se parecía demasiado al que había compartido con mis amigos. Por si ese inesperado descubrimiento no fuese suficiente para abrasar mi mente, resultaba que me había convertido en líder, de una tribu al menos.

La posibilidad de tener algo que ver, o incluso haber sido el arquitecto de esa devastación, me desolaba y me impidió actuar durante varios minutos, hasta que un Rakkthathor con una gran cicatriz en el rostro depositó a una chica pelirroja maniatada ante mis pies, una chica a la que conocía, Diana.

Observé de nuevo la escena, la reconocí gracias a mi memoria genética, el sacrificio ritual de un enemigo que ultima el ascenso a Kor. Querían que sacrificase a Diana para convertirme en el líder de los míos.

– [b][i][color=#843181]Como puedes ver, he venido a rescatarte[/color][/i][/b].- me explicó ella entre dientes. Pese a la situación en la que nos encontrábamos, sentí un enorme alivio al escucharla hablar. No sabía cómo había podido ocurrir todo aquello, pero lo que sí podía saber ahora es que ellos no habían sido una alucinación producida en m cautiverio.

– [b][i][color=#C2A765]¿Rescatar? ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Qué es esto?[/color][/i][/b] – le pregunté tratando de despejar algunos de los cientos de interrogantes que se agolpaban en mi mente en ese instante. El círculo se removió, inquieto, observándonos intrigados.

– [b][i][color=#843181]Tienes que…[/color][/i][/b]- empezó a decir, pero los dos Rakkthathor que la sujetaban lo hicieron más fuerte, para que guardase silencio.- [b][i][color=#843181]¡Eso duele, tío verde![/color][/i][/b] – se quejó.

– [b][i][color=#C2A765]¡Ker na shok![/color][/i][/b] – «Soltadla» les ordené, visiblemente molesto, quizá demasiado, tenía que guardar las apariencias hasta conseguir que los dos saliesemos de ese lugar. Me observaron extrañados, pero se apartaron. – [b][i][color=#C2A765]¿Diana…de verdad?[/color][/i][/b] – pregunté, tratando de asegurarme de que existía, que era real, para no crearme falsas esperanzas, aunque si no hubiese sido real, habría respondido lo mismo.

Sentí algo extraño en mi interior, algo que no había experimentado hasta el momento, aunque me resultaba familiar, como si lo hubiese sentido en otra vida, o en varias, concretamente en las de mis ancestros. Era una especie de frenesí sangriento, una ira berserker, algo que debía controlar y suprimir para mantener a Diana a salvo, pero en mi mente no dejaba de ver su sangre derramada sobre la arena, y la visión, aunque me espeluznaba, me atraía. Algo iba mal en mí, nunca había sentido nada así.

Diana debió percibir algo en mi mirada, porque se quedó observándome fijamente, y respondió a mi pregunta anterior.- [b][i][color=#843181]Sí[/color][/i][/b].- se frotó los brazos, algo enrojecidos, pero al menos libres.

– [b][i][color=#C2A765]¿Selardi, Sarah, Daniel, Dominic, Christopher, Ed, Illya…todos reales?[/color][/i][/b] – pregunté esforzándome por mantener a raya esa ansia asesina. Traté de visualizarlos a todos, y la visión de Selardi consiguió distraerme de las masacres que estaba presenciando, masacres de cuando los edificios aún ardían, masacres en mis propias manos. Miré a Diana, concentrándome en mi Selardi y vi que asentía. – [b][i][color=#C2A765]Me hicieron creer que seguía en cápsula…quizá lo es, quizá todo es sueño.[/color][/i][/b] – le aseguré con sinceridad. En ese momento un Rakkthathor se acercó a nosotros y le mostré los dientes instintivamente, sería mejor que se apartase si no quería que desahogase ese estado de rabia en el que me encontraba con él.

– [b][i][color=#843181]No puedo decirte lo que está pasando o no me dejarán estar aquí mucho tiempo[/color][/i][/b].- explicó. Parecía haberle resultado difícil llegar hasta ese lugar y parecía temer que si explicaba la verdad, pudiera poner en peligro algo. Debía respetar su decisión como la más acertada, ya que ella conocía la verdad sobre lo que ocurría.

El círculo se removió inquieto. – [b][i][color=#C2A765]Entiendo…[/color][/i][/b] – respondí asintiendo. De entre los Rakkthathor del círculo se acercó uno, el que tenía la gran cicatriz, uno con aspecto de guerrero de vanguardia.

– [b][color=#736043]Humana…debe morir…para que Rakkthathor vivir.[/color][/b] – espetó sin dejar de enseñar los dientes. Levantó una mano y señaló al círculo, lleno de guerreros y también chamanes, representantes tanto del género masculino como del femenino. Después señaló más allá, a una zona en la que había un pequeño asentamiento en el que se veían pequeños Rakkthathor jugueteando cerca de sus madres, que observaban expectantes. – [b][color=#736043]Ellos o…nosotros.[/color][/b] – aseguró. Para alguien que se ha impuesto como definición de lucha la de un medio para conseguir la paz, resultaría fácil verse convencido por ese argumento, pero había que tener un punto de vista más amplio que el de una raza, para mi eso no era paz, era genocidio, debía haber un camino intermedio.

Diana se puso en pie, a punto de decir algo, pero se contuvo, algo que me extraño, pero agradecí, me estaba dejando la lucha a mí, confiaba en mí, y no la defraudaría.

– [b][i][color=#C2A765]¿Ahak sha le marakk? ¿Es culpa nuestra?[/color][/i][/b] – pregunté dejando salir la ira, mientras señalaba la devastación a nuestro alrededor.

– [b][color=#736043]Ellos nos despertaron, experimentaron, esclavizaron. Pero Kor Daakka lideró, luchó…¿y ahora no puede acabar con uno de ellos? ¿No quiere libertad de Rakkthathor?[/color][/b] – replicó aparentemente indignado. Estaba confuso, parecía haber pasado mucho desde los experimentos en aquél lugar conocido como Iniciativa, resultaba que yo no había sido el único de mi raza, nos habían traído de vuelta y nos habían utilizado, les había liberado abriendo una senda de sangre, no comprendía como había llegado a eso, aunque en mi interior ardía la ira pensando en los experimentos, que comenzaban a reproducirse en mi cabeza.

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– [b][i][color=#C2A765]No soy un asesino.[/SIZE][/i][/b] – solté encarándome a él y a mis recuerdos e instintos.

– [b][color=#736043]Sangre en manos de todos, pero más en tuyas.[/color][/b] – aclaró dando con el punto clave. Para ellos seguramente estaba diciendo algo digno de enorgullecerse, pero para mí no era más que vergüenza y arrepentimiento, ni siquiera podía pararme a pensar que lo hubiera hecho, si había sido así, tenía que arreglarlo, y después, tratar de buscar el camino para enmendarme.

– [b][i][color=#C2A765]No soy como vosotros.[/color][/i][/b] – dije conduciendo mi ira hacia él, como si se tratase de una proyección de lo que yo mismo había hecho, y que volvía a ver en forma de recuerdos que me asaltaban sin parar.

– [b][color=#736043]Mátala, seremos libres.[/color][/b] – continuó el Rakkthathor, apenas un eco entre los recuerdos que me aturdían.

Aparté la mirada de él y me topé con la de Diana, que me observaba, aún confiaba en mí. – [b][i][color=#C2A765]No os acerquéis.[/color][/i][/b] – avisé. Diana no había dicho nada de lo que les había ocurrido a los demás, quizás eso significaba que estaban bien, que podría ver a Selardi una vez más, aunque no me lo mereciera, no después de lo que había hecho.

– [b][color=#736043]Kor Daakka…débil.[/color][/b] – dijo el otro enseñando los dientes con desprecio.

Al final Diana no pudo contenerse y le respondió. – [b][i][color=#843181]¿Y tú eres valiente, señor «mátala tú que a mí me da miedo»?[/color][/i][/b] – el la miró con odio y superioridad, como el que observa a una rata.

– [b][color=#736043]Yo próximo Kor, humana. Cuando Kor Daakka morir a mis manos, yo Kor Shakkar. Después, abrir tu garganta y ver tu sangre tiñendo arena.[/color][/b] – la amenazó. Eso terminó con mi contención, la ira berseker que me desbordaba mis sentidos tenía un claro objetivo.

– [b][i][color=#C2A765]Por encima de mí.[/color][/i][/b] – le advertí antes de lanzarme contra él, pero estaba preparado y se echó hacia atrás, alejándose y colocándose en posición para golpearme. Detuve su brazo con el mío y le golpeé en el pecho haciendo que se echase hacia atrás, pero le sujeté antes de que se apartase y volví a golpearle un par de veces, antes de agarrarle por el cuello con la mano libre, elevándole.

– [b][color=#736043]¿Una humana por encima de tuyos?[/color][/b] – aseguró mofándose. Algo no iba bien, ese Rakkthathor parecía un guerrero experimentado, caer vencido así. Era demasiado fácil, salvo que fuese lo que él quería. – [b][color=#736043]Siempre odio, siempre diferente.[/color][/b] – replicó mirándome. Era posible que los humanos nunca me aceptasen, ya resultaba difícil antes, aunque había algo de esperanza, pero con el mundo destruido por mi raza resultaba absurdo pensar que pudieran aceptarme.

Giré la mirada hacia Diana, que parecía continuamente a punto de decir algo, pero se mantenía callada y apartada, dejándome librar mi batalla. Tenía a Shakkar cogido por el cuello, podía acabar con su vida, los flashes que se reproducían en mi mente ya lo habían hecho una y otra vez, de diferentes formas, mi cuerpo parecía pedírmelo, pero si acababa con su vida, entonces ¿qué? ¿Tendría que matar después a todos los demás? Debía haber otro camino, una solución pacífica. Diana confiaba en mí, en que hiciese lo correcto, y esto lo parecía.

Aflojé la presa entorno al cuello del Rakkthathor y lo dejé en el suelo. – [b][i][color=#C2A765]No más guerra, no más sangre, solo paz. Todos vivos, todos hermanos.[/color][/i][/b] – dije en voz alta para que todos pudiesen escucharme.

En ese momento el suelo pareció temblar, pero no fue ningún terremoto, si no los vítores que escuchaba de mi pueblo. El mundo pareció reconstruirse, las enredaderas de los edificios retrocedieron poco a poco a medida que los edificios recobraban su forma original, los parques volvían a hervir de color verde, al igual que la zona en la que nos encontrábamos, antes yerma por los conflictos y ahora una amplia pradera. A lo lejos vislumbré una serie de figuras mirando hacia nosotros, humanos. Los Rakkthathor avanzaron hacia ellos y al llegar a su altura se saludaron y se mezclaron, en armonía. En la pradera, quedamos solo Diana y yo.

– [b][i][color=#C2A765]¿Dónde estamos?[/color][/i][/b] – pregunté intrigado. Lo que había ocurrido anteriormente lo había atribuido a mis recuerdos, a momentos en blanco que achaqué a mi memoria genética, quizá defectuosa tras los experimentos, pero esto, que había visto con mis propios ojos, era distinto, era territorio de la magia.

– [b][i][color=#843181]¿Tú qué crees?[/color][/i][/b]- me preguntó mientras se acercaba sonriente. Tenía un halo resplandeciente, que me recordaba a la luz que había visto cuando todo empezó a reconstruirse y mi mente pareció empezar a clarificarse.

Me encogí de hombros, era cierto que mi mente parecía tener las cosas más claras, pero aún no lo suficiente.

– [b][i][color=#843181]¿No tienes ni idea? Me decepcionas[/color][/i][/b].- replicó aguantándose la risa. Parecía divertirse bastante, la verdad es que resultaba gratificante volver a algo que parecía real. Eso era, real.

– [b][i][color=#C2A765]Parece un sueño ¿Sigo cautivo?[/color][/i][/b] – sugerí pensativo. Todavía quedaba la opción de que todo esto no fuese más que un sueño, una divagación, inducida mediante experimentos, quizá todo, quizá Selardi también. En ese momento, la luz que reinaba pareció atenuarse.

– [b][i][color=#843181]Sólo de tu propia mente, que podía ser más divertida y estar repleta de chicas en pelotas, como la de cualquier adolescente o lo que sea que seas[/color][/i][/b].- replicó aún sonriente. Mi ánimo pareció mejorar al darme cuenta de que no podía haber creado a Diana de la nada, y lo mismo con los demás, y la luz volvió a brillar.

– [b][i][color=#C2A765]Tengo un alma antigua.[/color][/i][/b] – respondí sonriente, de varios milenios, porque a juzgar por lo que había descubierto de mi pasado, una vez vivió alguien como yo, y de él me trajeron de vuelta, pero no estaba seguro de querer saber cómo era ese otro yo. Yo no era un cuerpo, si no una sucesión de recuerdos, pensamientos, sentimientos y principios, y ese otro yo debía carecer de algunos de ellos. – [b][i][color=#C2A765]¿Salimos?[/color][/i][/b] – dije deseando dejar atrás ese lugar y volver con los demás, disfrutar de la compañía de Selardi.

Diana asintió con la cabeza.- [b][i][color=#843181]Ahora que no nos oye nadie: ¿Cuándo le vas a decir a Cara que pierdes las escamas por ella?[/color][/i][/b] – preguntó desconcertándome por un instante, en el que busqué para ver si en la pelea había resultado herido y perdido alguna escama.

Después comprendí a lo que se refería, aún no estaba especialmente ducho con las frases coloquiales humanas. – [b][i][color=#C2A765]¿Muy evidente?[/color][/i][/b] – pregunté, había albergado la esperanza de mantener mis sentimientos en secreto, pero al principio no sabía y quizá entonces había dejado todo claro. Ella asintió, era un terrible actor, estaba claro que no sería mi vocación. – [b][i][color=#C2A765]Es mejor si no sabe, merece algo mejor.[/color][/i][/b]- admití sincerándome ahora que no tenía nada que ocultar.

– [b][i][color=#843181]¿Por qué, porque eres verde? Christopher tiene un lado peludo y yo uno oscuro[/color][/i][/b].- argumentó sonriendo.- [b][i][color=#843181]Nadie es perfecta, salvo Kaylee, pero no es muy guapa, así que…[/color][/i][/b] – bromeó a continuación.

– [b][i][color=#C2A765]No soy humano. El mundo aún no me aceptará. [/color][/i][/b] – declaré. Aunque el sueño que acababa de suceder era mi utopía final, aún quedaba mucho para que sucediese, especialmente porque lo más probable es que fuera el último de los Rahhthathor, como mi nombre indicaba. – [b][i][color=#C2A765]¿Cómo la llevaré a cenar, al cine? ¿Hijos?[/color][/i][/b] – pregunté, en parte defendiendo mi postura y en parte pidiendo su ayuda.

– [b][i][color=#843181]Existen hechizos de ilusión que os ayudarían a salir a la calle y siempre podéis adoptar o…intentarlo mucho, ¿quién sabe?[/color][/i][/b]- añadió riendo con la última parte, que me quedó clara enseguida al ser Diana con la que estaba hablando.- [b][i][color=#843181]De todas formas, deberías intentar decírselo, seguro que quiere saberlo[/color][/i][/b]. – sugirió hablando en serio.

– [b][i][color=#C2A765]No sé…como. Mi pueblo desafía a un duelo a cuchillo al resto de pretendientes.[/color][/i][/b] – dije tratando de explicar mi amplio desconocimiento por las costumbres y ritos humanos al respecto. Todo lo que sabía es que el primer rito, según las películas, consistía en llevarla a ver una película al cine, después a cenar, usar muchos billetes verdes, unir nuestros labios, pasear por un parque en el que una fuente nos tirase agua encima, avanzar rápido el tiempo, pelearnos y volver a juntarnos definitivamente al ponerle un aro de metal en el dedo y ella otro a mí, aparentemente una especie de esposas mágicas, pero me parecía un rito bastante largo y complicado.

Ella se rió.- [b][i][color=#843181]¿Lo dices por Vincent? Tienen menos futuro que los amoríos de Illya[/color][/i][/b].- comentó bromeando. Illya parecía no encontrar a la persona con la que pasar la vida, y en parte, me identificaba con ella, ambos parecíamos unos extraños en el mundo y quizá estuviésemos destinados a estar solos.- [b][i][color=#843181]Vincent tiene su vida a corto plazo lejos de Moondale[/color][/i][/b].- añadió de forma críptica.

– [b][i][color=#C2A765]Ves más allá que todos. Solo los necios ignoran consejos de los sabios.[/color][/i][/b] – aseguré refiriéndome a su capacidad para ver cosas que aún no habían pasado, un poder que era a la vez bendición y maldición. – [b][i][color=#C2A765]¿Me ayudarás…a…practicar…a decirlo?[/color][/i][/b] – pregunté. Necesitaba saber como acercarme a…una…mujer, incluso aunque fuera Cara y nos hubiésemos «criado» juntos.

– [b][i][color=#843181]No pienso darte clases de sexo, tendrás que aprender como todos los demás: viendo porno, buscando e Internet o tocándote tú solo, eso lo dejo a tu elección[/color][/i][/b].- respondió dejándome sin palabras. Si mis escamas eran capaces de teñirse de rojo, como decían los humanos, a esas alturas debía parecer una langosta.

– [b][i][color=#C2A765]A c…conquistar a Cara.[/color][/i][/b] – dije con dificultad, me había costado encontrar la palabra correcta.

– [b][i][color=#843181]¡Pero nada de besos con lengua![/color][/i][/b]- bromeó, o al menos eso creía, de todas formas no sabía muy bien a lo que se refería. Mientras lo hacía me dio una patada en el culo, que no noté demasiado, mis posaderas estaban reforzadas.

Sonreí y ella me pasó un brazo por los hombros, estirándose para conseguir llegar a mi altura. Juntos caminamos hacia una puerta que se había abierto frente a nosotros. Seguramente Diana sabía hacia dónde nos dirigíamos, pero yo no, y ni siquiera me importaba, solo llegar, al final, a casa, con los míos.

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