[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Christopher McLeod | Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba del Frío
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
[SIZE=3]
Salir del agua tras estar a punto de ahogarte y que lo primero que veas sea a la persona que más quieres, es un alivio muy difícil de describir. Había tenido mucha suerte al estar junto a ella, tanto en las Pruebas como en la vida, a decir verdad.
Aun así, el alivio de estar con ella no anulaba la preocupación por cómo estaría el resto, si estarían todos a salvo, juntos, enfrentándose ya a sus Pruebas…el desconocimiento y la incertidumbre eran terribles. Un miedo del día a día.
Me tranquilizó que la puerta a la Prueba se abriese utilizando nuestros dos colgantes concretamente, me hacía pensar que había llegado junto a Diana por alguna razón y eso implicaba que el resto seguramente habrían sido atraídos también en parejas a sus Pruebas.
Miré a Diana mientras cruzaba la puerta esbozando una sonrisa que usaba como escudo ante las preocupaciones que seguramente le estarían creando una opresión en el pecho que ya había sentido otras veces.
No me sentía bien con ella aquí, tampoco me sentía bien con Sarah aquí, ni con Daniel, ni con ninguno de ellos. No estaba bien entrenar a chicos jóvenes para dar la vida por gente que ni siquiera se lo agradecería porque ni sabía la verdad ni la reconocería si la tuviese delante.
A veces me paraba a preguntarme si me habría convertido en Vigilante de no haberme convertido en licántropo, si el hecho de impedir que el mundo se convirtiese en un lugar oscuro y terrible desde una posición más segura en la que no consiguiese que matasen a una pobre muchacha no me hubiera llevado a hacer, exactamente, eso mismo, pero con todas las personas que me importaban.
Para cuando me di cuenta, ya había atravesado la puerta. Sentí la madera mojada crujir bajo mis pies y un frío húmedo me caló hasta los huesos. Agua, otra vez.
– [b][i][color=#457238]¿Más agua?[/SIZE][/i][/b] – exclamé. Claramente lo que los Grandes Poderes habían dicho de que al pasar nuestros miedos nos convertimos en los Campeones y que todo lo que había pasado nos preparaba para estas pruebas, tenía sentido, aunque al menos este agua no emborrachaba.
No me dio tiempo a escuchar la réplica de Diana, porque por un momento dejé de escucharlo todo, como si los oídos se me hubiesen taponado de un instante a otro, y solo podía escuchar un canto que me atraía deseando hundirme en el agua gélida y serena para acercarme más.
– [b][color=#0B2F3A]Christopher…[/color][/b]- escuché susurrar a una voz tan dulce y atrayente como el canto que escuchaba.
– [b][i][color=#457238]Alguien me llama.[/color][/i][/b] – le dije a Diana sin casi escuchar mi propia voz. – [b][i][color=#457238]Tengo que ir…espérame aquí.[/color][/i][/b] – solo tenía que ir hacia esa melodía, escucharla un poco más, y después ya haríamos lo que tuviésemos que hacer, seguro que no era tan importante.
– [b][color=#0B2F3A]Kit…te he echado tanto de menos[/color][/b].- hacía mucho tiempo que nadie me llamaba de esa forma, y yo mismo había evitado que lo hiciesen, por los recuerdos que me traía, pero la dueña de ese canto podía hacerlo, lo que fuese con tal de seguir escuchando la voz.
La melodía prosiguió y vi frente a mí, a varios metros de distancia, una silueta femenina encaramada a una roca, peinándose una melena pelirroja. Al verme empezó a quitarse toda la ropa. Tenía el pelo rojo como el fuego y la piel clara, dos rasgos que conocía bien. Y ésa forma de llamarme, era ella.
– [b][i][color=#457238]¿Siobhan? Pero…tú…[/color][/i][/b] – dije adelantándome unos pasos para acercarme a ella y verla mejor.
– [b][i][color=#843181]¿A quién llamas, a mi yo feo?[/color][/i][/b]- escuché decir a alguien detrás de mí, aunque parecía lejos, muy lejos. Ni siquiera llegué a entender lo que me estaba diciendo, no tenía sentido hablar de cosas feas en presencia de esa voz.
– [b][color=#0B2F3A]¿Te bañas conmigo?[/color][/b]- preguntó la melodiosa voz mientras terminaba de quitarse toda la ropa y se zambullía en el agua.
– [b][i][color=#457238]Diana, me está llamando. Debo…ir.[/color][/i][/b] – le dije a Diana, sabía que me entendería, tenía que entenderme. – [b][i][color=#457238]No te enfades.[/color][/i][/b] – le pedí esbozando una leve sonrisa.
– [b][i][color=#843181]Lo que me faltaba, ahora eres esquizofrénico[/color][/i][/b]- replicó dejando escapar un suspiro. No sabía si era esquizofrénico, lo que sí sabía es que tenía que saltar, no había más opción, simplemente tenía que hacerlo, era como respirar, simplemente, tenías que hacerlo, no te cuestionabas los motivos y dudabas de quien te lo impidiese.
– [b][color=#0B2F3A]¿Te acuerdas de nuestra primera vez?[/color][/b]- dijo la melodiosa y mesmerizante voz de Siobhan cuya cabeza emergía ahora en la superficie del agua mirándome a los ojos.- [b][color=#0B2F3A]¿Te acuerdas de lo que me dijiste? Porque yo sí[/color][/b]. – preguntó sin apartar la mirada de mí.
Mi mente regresó a varios años atrás, con esos mismos ojos observándome cerca de un lago de Galés cuyo nombre ya no recordaba. Llevábamos unos pocos meses viajando juntos. Pensábamos que viviríamos así mucho tiempo, que seríamos siempre unos héroes rebeldes enamorados, pero nos quedaba poco tiempo de eso, muy poco.
– [b][i][color=#457238]Lo recuerdo.[/color][/i][/b] – respondí mientras me quitaba la camiseta. ¿Cómo había llegado a ese lugar desde el lago en Gales? No me lo explicaba, pero tenía que lanzarme al agua con ella. – [b][i][color=#457238]Espérame, volveré ahora. Solo tengo que saltar.[/color][/i][/b] – le expliqué a la chica pelirroja. No quería que se preocupase.
– [b][i][color=#843181]Christopher, mírame[/color][/i][/b].- dijo la pelirroja mientras me zarandeaba y me sujetaba la cara para que la mirase a los ojos, apartándome de esa voz.- [b][i][color=#843181]Me parece muy bien que te quites la camiseta, pero ni se te ocurra tirarte al agua[/color][/i][/b]. – aclaró. Era como si me estuviese pidiendo que me sentase en una esquina a morir, no podía vivir sin escuchar esa melodía, aunque había algo en mi interior que echaba de menos otra cosa, algo diferente.
– [b][color=#0B2F3A]No la escuches…ella no te conoce como yo[/color][/b].- me recordó Siobhan segundos antes de zambullirse en el agua y echar a nadar.
No quería sentir esa pérdida que no recordaba, así que aparté los ojos de la pelirroja y sentí como se desvanecía ese dolor.
– [b][i][color=#457238]Me está esperando.[/color][/i][/b] – le aclaré a la muchacha pelirroja. Aparté la mochila a un lado y me desabroché los pantalones antes de lanzarme al agua.
– [b][i][color=#843181]No hay nadie, no estás viendo nada, ni estás escuchando nada porque es-un-puñetero-lago-vacío[/color][/i][/b].- trató de explicarme reflejando el nerviosismo en su voz. No entendía por qué estaba nerviosa, todo estaría mejor cuando me reuniese con esa voz.
– [b][color=#0B2F3A]Date prisa, no tengo mucho tiempo[/color][/b].- me apremió la mesmerizante voz. Siobhan estaba igual que la última vez que la había visto y yo había envejecido mucho, ¿qué había pasado?- [b][color=#0B2F3A]Ven[/color][/b].- dijo extendiendo la mano para rozar la mía.
Me la quedé observando y, tras girarme un instante para despedirme de la chica, me dejé caer hacia atrás y no tardé en sentir el gélido abrazo del agua. Pronto todo adquirió un color azul verdoso y comencé a nadar hacia el fondo, hacia la voz de Siobhan que veía en la distancia.
– [b][color=#0B2F3A]Kit…mi Kit…[/color][/b]- habló como si cantase. No entendía como podía escucharla debajo del agua, no tenía sentido, pero no importaba, solo quería escuchar su voz.
Al final, se detuvo y conseguí alcanzarla. Al verme extendió los brazos y me rodeó con las piernas para besarme.
– [b][i][color=#843181]¡ME CAGO EN TU MADRE, PULPO![/color][/i][/b]- escuché en algún lugar. La muchacha pelirroja, Diana se llamaba, estaba quitándose la ropa hasta quedarse en la interior. – [b][i][color=#843181]Vas a besar a tu tía cuando te arranque los pelos[/color][/i][/b].- maldijo zambulléndose en el agua. Cuando llegó cerca de mí, desvié la mirada de Siobhan y me quedé observándola, en ropa interior completamente empapada por el agua.
Siobhan comenzó a cantar de nuevo y esa mesmerizante voz me hizo girarme hacia ella, observando como cantaba sin cantar.
– [b][i][color=#457238]Diana, no pasa nada, está bien. Es ella.[/color][/i][/b] – dije tratando de tranquilizar a la guapa pelirroja. Durante un instante, al mirarla, volví a sentir el frío, un frío gélido, pero entonces Siobhan cantó con más fuerza y todo perdió importancia.
La muchacha pelirroja intentó acercarse a nosotros pero Siobhan la apartó, seguramente le molestaría para cantar, pero no culpaba a Diana, era normal querer acercarse.
Parecía que la chica iba a decir algo, pero de su garganta no salía sonido ninguno. Siobhan posó sus labios sobre los míos y sentí algo frío a mi alrededor. Debían ser sus brazos.- [b][color=#0B2F3A]¿Me has echado de menos?[/color][/b] – me preguntó. La otra chica estaba alejada, sin acercarse a nosotros porque ella no la dejaba acercarse. Luego sería su turno de escuchar su melodiosa voz.
Pero la chica no se quedó mucho tiempo, comenzó a ascender y varios minutos después volvió a bajar, no entendí muy bien por qué, habría tiempo de respirar más tarde, ahora lo importante era escuchar el canto.
– [b][i][color=#457238]¿De…menos?[/color][/i][/b] – al quedarme observando a la pelirroja, tardé un instante en que mi cerebro procesase la pregunta que Siobhan me había hecho, algo que pareció molestarle.
Dirigí de nuevo la mirada hacia Diana, la pelirroja y vi sus labios, rojos por el frío. Pensé por un momento en el beso de Siobhan y no sentí nada.
– [b][color=#0B2F3A]Todo este tiempo…por fin me has encontrado[/color][/b].- cantó la voz de Siobhan, aunque no parecía la voz de Siobhan.
– [b][i][color=#457238]Encontrarte…sí.[/color][/i][/b] – empecé a decir, pero entonces me paré a pensar. ¿Cómo la había encontrado? ¿Cómo había llegado aquí? Y recordé que era un Vigilante, y un Campeón, por eso estaba aquí. Me había convertido en Vigilante tras su muerte. – [b][i][color=#457238] Pero…estabas muerta.[/color][/i][/b] – dudando.
– [b][color=#0B2F3A]¿Te parece que haya estado muerta?[/color][/b]- dijo girando sobre sí misma, mostrando su cuerpo completamente desnudo. Era extraño, porque aún la sentía abrazándome, pero todo perdió esencia cuando quedó suspendida en el agua, frente a mí, y volvió a cantar con fuerza.
– [b][i][color=#457238]No, cómo pude creerlo.[/color][/i][/b] – dije entrando en razón al escuchar el sonido de su canto. – [b][i][color=#457238]Pero, ¿y Diana?[/color][/i][/b] – le pregunté recordando su melena castaño-rojiza.
– [b][color=#0B2F3A]Ya no nos molestará más[/color][/b].- sentenció con una voz más dura y fría. Sentí un escalofrío recorrerme. Señaló a mi derecha y giré la mirada para verla. Diana estaba encerrada en una especie de capullo de algas, con los labios morados.
– [b][i][color=#457238]No parece estar bien. Tengo que ayudarla.[/color][/i][/b] – respondí. No podía dejar que nada malo le pasase, aunque tuviese que dejar de escuchar ese melodioso canto. En ese instante algo pareció abrirse en mi cabeza y empecé a dudar de muchas cosas. ¿Por qué yo sí respiraba? ¿Por qué no tenía hipotermia a estas alturas, como Diana?
– [b][color=#0B2F3A]No puedes moverte[/color][/b].- dijo su voz. Empezaba a percibirla como era en realidad, fría, dura, sangrienta. En ese momento me mostró otro capullo, pero esta vez quien estaba en su interior era yo, con el mismo aspecto que Diana.
Entonces miré a Siobhan de nuevo y vi que en lugar de piernas tenía una cola escamada su piel, antes clara, parecía tener un tono azulado.
– [b][i][color=#457238]N-necesito moverme. Se va a ahogar. Tengo que ayudarla.[/color][/i][/b] – dije moviéndome, tratando de librarme de la celda de algas que me aprisionaba, pero mi cuerpo parecía seguir inmóvil mientras lo observaba.
– [b][color=#0B2F3A]Os ahogaréis los dos. Os queda poco tiempo[/color][/b].- me recordó. Cuanto más tardase en liberarme, más riesgo correría Diana, pero no conseguía conectar con mi cuerpo, me sentía flotando, como si estuviese drogado y no pudiera moverme, aunque quizá eso se debía a que no estaba en mi cuerpo. Ahora sí empezaba a sentir el frío desgarrar mi piel.
– [b][i][color=#457238]Déjala ir, por favor, sálvala.[/color][/i][/b] – le rogué, no podía perderla, a ella no. Me maldije una y mil veces por haber llegado hasta ese punto, por no haber sido capaz de resistir el influjo de ese ser.
– [b][color=#0B2F3A]¿QUÉ CREES QUE SOY, UN SER INFERIOR QUE PIERDE EL TIEMPO CON MORTALES COMO TÚ?[/color][/b]- gritó con una voz que me habría puesto la carne de gallina, si no tuviese ya todas las terminaciones nerviosas adormecidas. El rostro de Siobhan dio paso a una boca grande y ancha, llena de dientes largos, como agujas.
– [b][i][color=#457238]Una sirena. Suéltame, no voy a dejar que la ahogues.[/color][/i][/b] – dije libre al fin del adormecimiento en el que me había sumido. Estaba frente a una sirena, el ser mitológico que según los griegos cantaba para atraer a los hombres y hundir los barcos. Si indagabas más en la demonología, descubrías que había varios demonios submarinos que se correspondían con el mito, y uno en concreto que habitaba el Mediterráneo, especialmente cerca de Livadia, que tras atraer a los hombres al fondo del mar, les devoraba, comenzando por sus partes masculinas.
– [b][color=#0B2F3A]Jamás[/color][/b].- dijo con su boca repleta de dientes afilados a escasos centímetros de mi cara.
Traté de concentrarme con todas mis fuerzas para recuperar la consciencia en mi propio cuerpo, pero no lo conseguí, parecía que solo podía quedarme ahí observando mientras mi cuerpo se moría, y aún peor, mientras Diana lo hacía también.
– [b][i][color=#457238]Haré lo que quieras, pero libérala a ella.[/color][/i][/b] – supliqué. Prefería ser devorado por ese demonio antes que perder a Diana. Al menos, si me sobrevivía, podría rehacer la vida con alguien y ser feliz, quizá con Fenris si algún día despertaba, a ella le caía bien y también era un licántropo, con el tiempo quizá todos se acostumbrasen y nadie lo notaría.
En ese momento me percaté de que la falta de oxígeno me había afectado al cerebro, por suerte la sirena habló.
– [b][color=#0B2F3A]Todavía no has entendido que no soy yo la que tiene que hacerlo[/color][/b].- respondió con desdén.
Mi mente estaba densa, no conseguía concentrarme y encontrarle un sentido a sus palabras. Era yo quien tenía que liberarla, pero no estaba en mi cuerpo, y sentía como me moría. Volví a mirar a Diana, tenía los labios morados y el cuerpo inmóvil, sin vida. Entonces dejé de pensar y simplemente me dejé llevar, actué como me pedía todo mi ser.
Nadé lo más rápido que pude hasta donde ella se encontraba y empecé a apartar algas sin detenerme a pensar si estaba o no en mi cuerpo, simplemente tenía que liberar a Diana, salvarla. Después de un rato conseguí abrirme paso hasta su cuerpo. La sentí fría al cogerla en brazos, y el miedo me atenazó el corazón al pensar en el tiempo que llevaba en esas gélidas aguas con tan poca ropa.
Nadé como pude hacia arriba, llevándola conmigo. Cada vez sentía el cuerpo más y más pesado. El frío me atenazaba los brazos y las piernas, incluso en mi propio interior, me estaba muriendo, pero no podía hacerlo hasta que la sacase de ahí.
Cuando casi estábamos en la superficie, sentí que no podía más, así que impulsé a Diana hacia arriba y la física hizo el resto. Flotó hasta la superficie y cuando llegó, vi como se removía por el shock del despertar.
Mientras me hundía de nuevo en el agua, con las fuerzas habiendo abandonado mi cuerpo, la vi subirse al muelle de madera y mirar hacia el agua hacia mí, mientras el agua me devolvía el eco de sus gritos. Moriría sin escuchar su dulce voz de nuevo, pero al menos moriría sabiendo que estaba a salvo.
– [b][color=#0B2F3A]Hasta siempre, Kit[/color][/b].- escuché decir a la sirena. Vi en mi mente mi cuerpo encerrado en algas y sentí como me ahogaba, como el agua se abría paso a través de mis pulmones. Veía a Diana llorar más arriba e intentar lanzarse al agua a por mí, pero ya era tarde. Por suerte, la sirena había creado un oleaje mortal en la superficie y Diana no podía saltar. Ya no había salida, era el fin de todo.
Me habría gustado despedirme de todos, decirles que les quería, lo orgulloso que estaba de ellos: de Cara y Daakka, que habían aprendido a pasos agigantados para convertirse en dos personas increíbles; de Dominic y su vida con Rebecca, mi pequeña vecina que se había convertido en una muchacha gruñona, pero de gran corazón; de Illya y su esfuerzo sobrehumano que llevaba a cabo día a día; de Ed, que siempre trataba de mantener el grupo unido, le necesitarían cuando no estuviese; decirle a Sarah la gran Cazadora en la que se había convertido, afrontando una pesada carga con la que había demostrado poder más de una vez; decirle a Daniel que me alegraba cada día que hubiese encontrado un lugar al lado de alguien tan extraordinario y que dejase el pasado y la oscuridad atrás…decirle a mis padres y a mis hermanos que les echaría de menos y decirle a Diana que la quería, que la quería más de lo que cualquier libro diría que se puede querer a nadie, pero ya no podía hablar, y ella ya no podría escucharme.
Sentía la muerte cercana y los parpados empezaron a pesarme. Todo se oscureció a mi alrededor. Durante un instante no sentí nada, solo frío a mi alrededor, pero éste no tardó en desaparecer. Sentía como si algo tirase de mi cuerpo hacia arriba, o hacia abajo, no lo habría distinguido en ese instante.
Al poco estaba yo, y la calma absoluta, hasta que sentí el frío de nuevo, pero solo en parte de mi cuerpo. Abrí los ojos y vi como alguien con melena de color rojizo me tendía una mano. La tomé y supe que era ella, era Diana, recibiéndome en la otra vida. Siempre había dudado de la teología, pensado que tras la muerte no encontaría nada, solo el fin, pero si existía el cielo, agradecía que hubiese un sitio en él para mí, con Diana recibiéndome, no podía ser otro lugar.
Pero no era el cielo, porque Diana continuó tirando de mí hasta subirme al muelle y sacarme del agua. Pasé minutos tosiendo y expulsando agua sin parar, hasta que me ardió la garganta. Cuando terminé, no esperé un minuto más, ya había esperado bastante. – [b][i][color=#457238]Te quiero…por si vuelvo a ahogarme, te quiero, te quiero más que a nada.[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#843181]Eso te pasa por huelebragas[/color][/i][/b].- me espetó con una sonrisa de alivio y de felicidad que contrastaba con el rímel que había dejado líneas verticales en su rostro. – [b][i][color=#843181]Yo también te quiero, viejo verde[/color][/i][/b].- añadió cogiéndome la cara para darme un beso en los labios. Aún sentía que me faltaba la respiración y tenía miedo de asfixiarme.
– [b][i][color=#457238]Si alguna vez me muero…no rehagas tu vida…y aléjate de Fenris.[/color][/i][/b] – añadí respirando entrecortadamente. En ese momento escuché un carraspeo, era la sirena asomando la cabeza fuera del agua. Volvía a parecer Siobhan.
La sirena se encaramó a una piedra, de nuevo completamente desnuda a excepción de su melena roja, que le tapaba la mayor parte.
– [b][color=#0B2F3A]Sois seres de efímera existencia, pero el pasado os encadena y arrastra impidiéndoos disfrutar de lo verdaderamente importante: el presente[/color][/b].- dijo mientras su aspecto daba paso al de un ser con apariencia de mujer, de piel azulada y pelo oscuro. No había rastro de los dientes afilados, al menos de momento. Cuando posó la mirada en mí, se me heló la sangre. El pasado es un lastre, eso era cierto, aunque costaba trabajo darle la razón a alguien que ha estado a punto de matarte. – [b][color=#0B2F3A]Has dado tu vida por alguien a quién amas y eso te honra. Debes aprender a liberarte de los pesos que tú mismo te impones y a fluir como el agua, Campeón. Ésta es solo una prueba más, pero no será la última[/color][/b].- sentenció. Era cierto que a veces nuestros propios pensamientos, miedos, preocupaciones e inseguridades era una carga, a veces solo hay que dejarse ir, hacer lo que dice el corazón aunque desafíe a la lógica, como cuando liberé a Diana. La Guardiana se sumergió en el agua, pero volvió a sacar la cabeza al cabo de un poco. – [b][color=#0B2F3A]Gracias a ti, confiaré un poco más en el género masculino, pero no mucho[/color][/b].- aseguró antes de desaparecer en el fondo del agua de nuevo.
Sentí el frío contacto del colgante que llevaba al cuello, más frío de lo habitual y con un brillo azulado propio. El frío me recordó la calma y la serenidad del agua, y también la fuerza y la determinacion fuese cual fuese el obstáculo.
Cuando dejó de brillar, volví a escuchar el mermerizante canto salir del agua. – [b][i][color=#843181]¡Calla, rape![/color][/i][/b]- le gritó Diana, y el canto se detuvo, pero la sirena emergió del agua y nos hizo un gesto con el dedo para que nos acercásemos, pero esta vez sus intenciones parecían diferentes.
– [b][i][color=#457238]Creo que será mejor que me ponga los pantalones y nos vayamos.[/color][/i][/b] – dije apresurándome para ponerme los pantalones y la camiseta, y cogía la mochila. El día ya había sido suficientemente raro sin una Guardiana tirándonos los tejos.
Diana estaba muerta de risa, y le señalé su cuerpo, todavía en ropa interior empapada, así que empezó a vestirse entre risas y caminamos hacia la puerta que estaba al otro lado, dejando atrás el pasado…
– [b][i][color=#457238]No me has respondido con lo de Fenris…[/color][/i][/b] – repliqué mientras salíamos por la puerta. Ella sonrió y continuó adelante, sin decirme nada. – [b][i][color=#457238]Diana…¿Diana?[/color][/i][/b]
[/color]
[spoiler]Gracias a Stefy por llevar tan maravillosamente bien a la Guardiana del Frío, sin ti no habría sido posible <3. Y por Diana, siempre tan increíble <333[/spoiler]
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