Moondale

NO SOMOS ASESINOS

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daakka| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de la Naturaleza

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

tammuz

[SIZE=3]

CORREGIDO POR DUKE RIVERA

La sensación de estar a la deriva, dependiendo totalmente de a dónde me dirigiese el agua era, desconcertante, y en cierta medida me recordaba a la sensación de estar cautivo en la cápsula criogénica, totalmente dependiente de lo que los médicos e investigadores quisieran hacer conmigo. Además, el agua no era mi elemento natural, pues conducía la electricidad y la potenciaba de forma que me dañaba a mí mismo, tal como hacía la solución líquida en la que había estado suspendido en la criogénesis.

Mentiría si dijese que me sentí plenamente aliviado cuando salí del agua, porque enseguida me di cuenta de que los demás no estaban allí, solo el silente demonio cruzado, Bill, que había estado en mi rescate pero con el que había coincidido pocas veces más tarde.

Mientras le saludaba con un gesto de la cabeza que había visto hacer muchas veces a los humanos y que al principio me producía una extraña sensación al realizarlo demasiado rápido, pensé en el resto, en cómo se encontrarían y si estarían bien, en si Selardi estaría bien porque tampoco le gustaba el agua. No tardé en darme cuenta de que antes de estar yo junto a ellos, se habían enfrentado a muchas cosas y habían salido a salvo, así que estarían bien, y Selardi era capaz de sobrevivir a cualquier cosa, incluso a la Muerte, ya lo había hecho una vez. Aun así, las emociones son difíciles de controlar a veces, y no dejé de sentirme intranquilo aunque mi mente me daba argumentos para despreocuparme.

Conversando cada uno dentro de nuestra propia mente, introdujimos los colgantes en su lugar, y tras sentir un chispazo de energía y una brisa fresca en mis escamas, la puerta se abrió y la atravesamos.

Al principio sentí de nuevo la sensación de decir que sí con la cabeza con mucha fuerza, o cuando Cara jugaba «girar y girar a Daakka hasta caer».

El resto solía preocuparse bastante por los síntomas que podían implicar alguna enfermedad, especialmente [i]’Shakti'[/i], Sarah, sobre todo cuando los síntomas los tenía su hermana Diana, que al parecer había pasado por una enfermedad muy grave de la que nadie nos había hablado aún.

Así que recurrí a mi memoria genética para comprender mejor lo que me estaba ocurriendo. Mantuve los ojos abiertos y empecé a recibir las ‘impresiones’, retazos de memoria almacenada genéticamente volviendo temporalmente a mi memoria principal:

[i]Mareo. Sobreestimulación de los canales semicirculares. Órganos, oído interno, percepción de cambios de posición de la cabeza para mantener el sentido del equilibrio. Causa probable: Desorientación, alteración en la percepción de la esfera persona, espacio o tiempo.[/i]

Abrí los ojos y encontré la causa clara, al cruzar la puerta parecía que continuábamos a una sala similar y sin embargo, de pronto nos encontramos en un bosque al aire libre sin final distinguible. Miré a un lado en cuanto me recuperé y me encontré a Bill frotándose los ojos mientras su cerebro se liberaba de la desorientación.

Aproveché para observar el infinito bosque en el que nos encontrábamos, siendo infinito literalmente porque no tenía fronteras divisibles. La arboleda se perdía en el horizonte, fundiéndose con el cielo en un mar azul y verde. Parecía una cárcel de la que no podríamos salir hasta que resolviésemos el puzzle, superásemos al Guardián.

No obstante, no había ninguna cárcel como esa, en la que uno decidiese estar al menos una vez en la vida. Era un deleite de vivos colores, del fresco y puro olor de un viento sin contaminar y del dulce canto de las aves. Me agaché para tocar la hierba y la sentí como nunca lo había hecho, ese lugar era un paraíso natural.

En momentos así agradecía mi memoria genética, ese lugar iría siempre conmigo, y podría tratar de representárselo a Selardi y el resto de mi [i]’Rakkna'[/i], pero aunque aprendiese a pintarlo y consiguiese representar parte de su belleza, siempre sería un cuadro incompleto, carecería de la vida del real, no sería este paraíso, igual que una foto de Cara no serviría para explicar lo que sentía por ella. No era Selardi por su aspecto, podría estar en otro cuerpo y seguir siendo ella, las fotos no entendían de almas, nadie comprendería qué era Selardi si no estuviese en mi cabeza.

Cuando me puse en pie, vi que Bill ya se encontraba perfectamente y me esperaba, así que con una seña comenzamos a caminar. Y digo comenzamos porque nuestro rumbo parecía no tener fin. Nos encontramos con bellos animales que no había podido observar de primera mano en la Tierra, aunque tampoco había podido salir demasiado con mi aspecto. Los animales se apartaban de nosotros, con aspecto de asustados. Traté de emitir una energía serena y calmada, pero sus instintos les alejaban, los seres «pensantes» no les habían hecho mucho bien. Era una pena no poder compartir una conexión con ellos por eso, pero todo huerto tiene sus frutos podridos y a veces estropean toda la cosecha.

Al final llegamos a un claro en el que se alzaba un árbol de corteza blanca y hojas plateadas cuyas raíces formaban un entramado a su alrededor alrededor. Me agaché para tratar de tocar una de esas extrañas raíces pero entonces se empezaron a mover, como si se abriesen para dejar paso a algo. De hecho, la tierra empezó a hundirse y de ella comenzó a emerger una forma.

Al principio solo pude distinguir un enorme par de astas entre las que podía verse el propio bosque en el que estábamos, como si su esencia estuviese recogida entre esas astas. Después empecé a ver un rostro de aspecto femenino, con una piel de color verde claro, a Selardi le habría gustado, diría que era un ‘pariente’ mío.

Cuando la forma terminó de emerger pude observarla en todo su esplendor. Su pelo era largo y castaño-rojizo y todo su cuerpo carecía de ropa, era algo con lo que me podía identificar, puesto que la ropa me molestaba, mi propia piel me aislaba de las inclemencias, pero los humanos tenían ciertas costumbres muy arraigadas y les habría resultado ofensivo. Por suerte para dormir uno tenía libertad.

– [color=#599577][b][i]Lo siento.[/i][/b][/SIZE] – susurró con sus labios de color rosa intenso. Su rostro parecía sentir que de verdad lo sentía, pero no comprendía el qué, no nos había hecho nada, aún.

Ni siquiera me dio tiempo a preguntarle, porque las ramas del árbol empezaron a golpearnos.

– [b][i][color=#C2A765]Cuidado, ponte detrás.[/color][/i][/b] – dije tratando de cubrir a Bill, que no iba protegido por una piel tan dura como la mía.

– [b][i][color=#585F7D] Gracias. Mi piel no es tan resistente.-[/color][/i][/b] respondió cubriéndose detrás de mí. Pese a que mi piel era bastante resistente, no me hacía invulnerable, y las ramas golpeaban con bastante fuerza, no podría resistir eternamente.

– [b][i][color=#C2A765]¿Qué está mal hecho?[/color][/i][/b] – pregunté tratando de entender qué era lo que le habíamos hecho, si acabábamos de conocerla y además ella también lo sentía.

– [color=#599577][b][i]¡Fuera de mi bosque, asesinos![/i][/b][/color].- bramó golpeándonos con las ramas con más fuerza como única respuesta. No conocía demasiado del pasado de Bill, aunque parecía que se había visto obligado a hacer cosas de las que no se sentía demasiado orgulloso, pero no había habido sangre en mis manos desde que abandoné el tanque en el que «nací». Aunque en lo que se refería al demonio Rakkthathor de cuyo ADN había surgido…él si era un asesino.

– [b][i][color=#C2A765]No somos asesinos, venimos para proteger.[/color][/i][/b] – traté de explicarle. A veces nos veíamos obligados a recurrir a la violencia, pero nunca lo hacíamos a la ligera, siempre era para proteger, para hacer de este mundo un lugar mejor porque había seres que no entendían otra senda que la violencia para tomar todo aquello que deseaban. Ojalá el mundo fuese un lugar en el que las cosas pudiesen resolverse solo hablando, pero hacía falta tiempo para eso y mientras tanto, alguien debía proteger.

No nos habíamos dado cuenta de que todo el claro estaba cubierto por las blancas ramas, y cuando lo hicimos fue cuando empezaron a golpear a Bill desde los lados.

– [b][i][color=#585F7D] No vamos a hacerle daño a nada. -[/color][/i][/b] trató de explicar mientras se cubría la cara con los brazos.

– [color=#599577][b][i]¿Es que no lo entendéis? Ya lo habéis hecho: ¡FUERA![/i][/b][/color].- replicó justo antes de que una de sus ramas golpease a Bill en el estómago y lo lanzase unos metros más allá.

– [b][i][color=#C2A765]¿Estás bien?[/color][/i][/b] – le pregunté preocupado mientras retrocedía ante la ferocidad de los golpes de las ramas, que ya empezaban a hacer bastante daño.

– [b][i][color=#585F7D] Estoy bien.- [/color][/i][/b] respondió entrecortadamente mientras recuperaba el aliento y se incorporaba.

– [b][i][color=#C2A765]¿Qué…hicimos? Necesito saber, para enmendar.[/color][/i][/b] – dije lentamente tratando de encontrar las palabras correctas, por si mi pobre dominio del lenguaje había sido el culpable de que no me hubiese entendido antes.

En ese instante unas enredaderas inmovilizaron a Bill sujetándolo por los tobillos. Antes de poder reaccionar, otras me sujetaron a mí por el cuello, alzándome como una pluma.- [color=#599577][b][i]¿Y qué puedes hacer tú, asesino? ¿Crees que los tuyos eran mejores?[/i][/b][/color] – preguntó. En ese momento me detuve a parar en la belleza de ese lugar, en su conexión con la naturaleza, nos llamaba asesinos como habría llamado a cualquier humano y en general a cualquier miembro de las llamadas «civilizaciones», que habían construido su mundo a costa de la naturaleza. Ahora comprendía lo de asesinos, y sí, mi raza, especialmente en su declive, había sido una asesina con cualquiera que no fueran ellos mismos.

Recordé lo que había vivido bajo el influjo del demonio del miedo, la determinación que había crecido en mi interior al sumergirme aún más en el pasado de mi raza, en su declive. Pensaba ser el representante de lo mejor de mi raza, de antes de volverse unos salvajes, convertirme en el desencadenante de un cambio, por pequeño que fuese.

– [b][i][color=#C2A765]No, pero uno debe serlo. Un ejemplo, un cambio.[/color][/i][/b] – aseguré manteniéndome inmóvil. Por mucho que me hubiese liberado de las enredaderas, no habría tenido nada que hacer después, esta si era una batalla que librar con palabras.

– [color=#599577][b][i]¡No es suficiente![/i][/b][/color]- gritó consiguiendo que sintiese parte de su dolor y desesperación.

– [b][i][color=#C2A765]¿Qué es suficiente? ¿Cómo…apaciguamos dolor?[/color][/i][/b] – pregunté tratando de pensar una forma, pero ninguna solucionaría lo pasado, solo un cambio a futuro, y los cambios son graduales, tienes que convencer a todos, y eso lleva tiempo, siempre hay quien no quiere escuchar.

En ese momento empezaron a aparecer insectos y animales, que en lugar de estar asustadizos como antes, nos atacaron. Traté de mantenerme inmóvil pese a que algunos ataques eran dolorosos, pero más doloroso aún me resultaba pensar que pudiesen hacerse daño con mi piel.

– [b][i][color=#585F7D] Somos demonios, y de los buenos precisamente. No somos humanos que se dediquen a deforestar bosques.-[/color][/i][/b] explicó Bill tratando de ayudar a que nos escuchase, mientras resistía a la fauna y flora del bosque.

– [b][i][color=#C2A765]Tiene que haber solución para todos.[/color][/i][/b] – añadí mientras me esforzaba en mantenerme totalmente inmóvil y contener cualquier impulso que pudiera dañar a los animales.

Entonces ella nos soltó y caí al suelo, al igual que Bill, aunque él parecía más magullado por haber estado sujeto por los tobillos. La Guardiana caminó hacia mí, pero donde antes brillaba una piel verde y viva, comencé a ver marcas marrones, como moratones en un cuerpo humano, sus vivos labios estaban pálidos…la guardiana se mordía.- [color=#599577][b][i]Para mí ya no hay solución[/i][/b][/color] – respondió cuando ya estaba cerca de mí.

Me puse en pie y caminé hasta que darme justo frente a ella. – [b][i][color=#C2A765]No dejaré morir. Muéstra…nos, como ayudar.[/color][/i][/b] – dije colocando los brazos a ambos lados del cuerpo y agachando un poco la cabeza, en gesto de amistad y buenas intenciones. No podía permitir que un ser puro muriese así, tenía que hacer algo para ayudarla, lo que fuese necesario.

Ella se echó un poco hacia atrás, como los animales que habíamos visto al principio. No se fiaba.- [color=#599577][b][i]Es tarde[/i][/b][/color]. – respondió. Durante un instante sentí miedo e inseguridad, porque fuese de verdad tarde, pero no podía rendirme, así que me mantuve en mis convicciones.

– [b][i][color=#C2A765]Nunca es tarde.[/color][/i][/b] – dije tendiéndole una mano y dejándola allí, como hacían los humanos con los perros para ganarse su confianza. – [b][i][color=#C2A765]Deja, ayudarte.[/color][/i][/b] – le pedí mirándola fijamente a los ojos.

– [color=#599577][b][i]Que así sea[/i][/b][/color].- la Guardiana extendió sus verdes brazos y tocó con sus manos las palmas de las mías. Durante un instante nos quedamos así, unidos por las palmas, en calma, después empezó el dolor.

El dolor que sentí fue difícil de describir, pues era físico, y también mental, pero tocaba también una dimensión más, dolía en el alma, en lo más profundo de mi ser, y esa parte del dolor era la más desgarradora.

No pude evitar sacudir a ratos la cabeza y apretar los dientes con fuerza, tanta que parecía que se iban a quebrar. Era difícil soportar tanto dolor, demasiado difícil, tanto que estuve a punto de ceder, pero no podía hacerlo, si tan duro estaba resultando a mí sentirlo durante unos segundos, no podía imaginar sentir ese dolor durante siglos. Así que tomé una decisión y cerré las manos entorno a las suyas para que no se apartase.

– [b][i][color=#585F7D]Creo que ya es suficiente.[/color][/i][/b] – escuché decir a Bill, preocupado, cuya voz parecía un eco lejano.

– [b][i][color=#C2A765]No…no. Debo entenderlo…sufrirlo…para hacer mejor.[/color][/i][/b] – repliqué entre dientes, no podía detenerse. – [b][i][color=#C2A765]Compártelo…todo.[/color][/i][/b] – le pedí aun a sabiendas de que el dolor sería incluso más insoportable del que ya sentía.

– [color=#599577][b][i]Es demasiado[/i][/b][/color].- me advirtió la Guardiana, cuyo nombre ahora conocía porque había sido transmitido con su dolor. Ella era Tammuz, la Pastora de la Naturaleza, la Tierra Liberada, su viva encarnación.

– [b][i][color=#C2A765]Demasiado…para uno. Juntos, más fuertes.[/color][/i][/b] – repliqué sin soltarme. A veces el dolor no tiene solución, no tiene arreglo en un instante, pese a que el futuro pueda ser diferente, a veces, simplemente, lo único que puedes hacer con el dolor es compartirlo.

Tammuz asintió complacida y entonces fue cuando lo sentí de verdad. Sentí cada hachazo dado para talar un árbol en mi costado, cada disparo en una cacería tuvo su eco en mi cuerpo, cada brizna de hierba arrancada era una de mis escamas arrancada para después dejarla caer a mi lado, mis pulmones se asfixiaban con la contaminación del cielo, mi cuerpo ardía con cada incendio, mi sangre se contaminaba por la polución de los océanos…

Aguanté cada dolor hasta que ella se detuvo y caí de rodillas en el suelo, sintiendo dolor en cada célula de mi cuerpo. Tammuz despegó las manos de mí y abrí los ojos. Volvía a tener el esplendor que tenía al principio, su brillo, su vida. Los animales que antes nos atacaban se habían congregado entorno a nosotros, observando.

– [b][i][color=#C2A765]Recordaré siempre el dolor, para no cometer el error otra vez.[/color][/i][/b] – añadí en cuando pude recomponerme lo suficiente. Nunca podría olvidar ese dolor, y ella lo sabía, mi memoria me impediría olvidarlo a mí y a las generaciones que me siguiesen, si es que había alguna. El dolor me acompañaría siempre, y guiaría mis acciones. – [b][i][color=#C2A765]Seré Guardián de tu sufrimiento. [/color][/i][/b] – le aseguré.

-[b][i][color=#585F7D] ¿Te encuentras bien? Has sido demasiado imprudente.-[/color][/i][/b] dijo Bill ayudándome a incorporarme. Todo el cuerpo me pesaba, así que Bill tuvo que hacer un esfuerzo extra para ayudarme a levantarme y para mantenerme en pie.

– [color=#599577][b][i]Gracias, el bosque está en deuda contigo[/i][/b][/color].- dijo la Guardiana de la Naturaleza, mientras se acercaba a mí y abría los brazos, esta vez para darme un abrazo en el que sentí toda la calidez de la naturaleza, la oportunidad que nos tendía, pese a que la habíamos decepcionado muchas veces. – [color=#599577][b][i]Prosigue tu camino, Campeón y recuerda siempre que lo importante es lo que no se ve[/i][/b][/color]. – dijo mientras mi colgante se iluminaba y volvía a sentir, ahora con más fuerza, la intensidad de la naturaleza, su abrazo protector sobre nosotros. La Guardiana se dio la vuelta, silbando una canción.

Su abrazo me hizo recuperar en parte las fuerzas, y gracias a la ayuda de Bill me alejé hacia una puerta de ramas y bellas flores que acababa de abrirse ante nosotros.

Nos dispusimos a cruzar la puerta, cuando sentí un suave ramazo en las «nalgas», y por el gesto de Bill, no fui el único. Cuando me giré para mirar, solo escuché una suave risa perdiéndose en el bosque.

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