[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Alexandra | Moondale en ruinas
[color=black]Tarde – Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
[SIZE=3]
El sol se escondía en el horizonte a medida que abandonábamos el Complejo. Bajé la ventanilla y dejé que el aire fresco me acariciase la cara y que las ráfagas de viento jugueteasen con mi pelo haciendo que las puntas rojas, ya caída, brillasen. Pisé con más fuerza el acelerador e inspiré con fuerza, como si en cada bocanada de aire viniese también una bocanada de vida. A nuestro alrededor, la naturaleza se había abierto paso en las ruinas de lo que había sido la sociedad de nuestros padres.
Pasamos al lado de un viejo cartel, en el que todavía podía leerse “Bienvenidos a Moondale” y debajo, “La ciudad de la esperanza” (City of Hope) escrito con spray. Eso sin contar el símbolo del Soberano, como la Ley del Recuerdo dictaba. Era curioso pensar que en algún momento este agujero podía haber sido la esperanza de alguien.
Miré por el retrovisor a Henry y le dediqué una amplia sonrisa, que él me devolvió a medias. En parte, le había engañado para venir. Tenía ganas de salir con él del Complejo y sabía que la única forma de que viniera, era contarle lo de los suministros del Sector 32.
– [b][color=#ab4747]¿Te ha comido la lengua el gato?[/SIZE][/b]- Le pregunté aminorando la velocidad antes de que me lo pidiese.
– [b][color=#244E2A] ¿Qué?[/color][/b]- Se sobresaltó un poco.- [b][color=#ab4747]No, estaba pensando.[/color][/b]
– [b][color=#ab4747]¿En qué?[/color][/b]- Tiré del hilo. Si hubiese habido música, la conversación habría sido un fastidio que me habría obligado a bajar la música, pero como la había, necesitaba saber que iba alguien más conmigo.
– [b][color=#244E2A] En como serían las cosas antes[/color][/b].- Lo dijo después de meditarlo un poco, como si supiese que era una respuesta rara. Si el mundo se había ido a la mierda, era por algo o al menos, así lo veía yo. La generación de nuestros padres (y digo “nuestros” cuando en realidad, quería decir “suyos”, porque a los míos no los conocía) tenía idealizada esa época, pero esto tampoco estaba tan mal, al menos teníamos un techo sobre nuestras cabezas y las provisiones que robábamos. Al menos, en el Complejo era alguien. Sólo hacía falta que algún alma caritativa se cargase al Soberano cuanto antes, si es que eso era posible.
– [b][color=#ab4747]¿Antes de todo esto?[/color][/b]- Empecé a girar la palanca de la ventanilla. Nos estábamos acercando a la ciudad y ya no era seguro ir tan desprotegidos.- [b][color=#ab4747]Me imagino que habría música nueva, maquillaje, ropa, más chicos…[/color][/b]- Enumeré algunas cosas que me parecían mejores, pero eso también podríamos tenerlo ahora.
– [b][color=#244E2A] En concreto, estaba pensando en a qué podría dedicarme. La verdad es que no me veo haciendo otra cosa que no sea esto[/color][/b].- Sabía a qué se refería. En el fondo, nadie se imaginaba haciendo otra cosa fuera de este mundo. Nos habíamos criado en esto, no teníamos la esperanza de la generación anterior.
– [b][color=#ab4747]¿Te gusta esta vida?[/color][/b]- Estaba sorprendida de que pensase algo parecido a lo que se me estaba pasando por la cabeza. Nos conocíamos desde la primera vez que puse un pie en el Complejo, yo tenía cinco años y él, alguno más y aunque estaba acostumbrada a hablar con él, la mayor parte de las veces las conversaciones no pasaban del tono de broma.
– [b][color=#244E2A] No[/color][/b].- Negó con la cabeza.- [b][color=#244E2A]Pero supongo que si nada de esto hubiese pasado habría seguido los pasos de mi madre, cazando subterrestres y cosas por el estilo[/color][/b].- Me miró directamente a los ojos y aparté la mirada.- [b][color=#244E2A] ¿Y tú? ¿Qué habrías sido?[/color][/b]
– [b][color=#ab4747]La capitana del equipo de animadoras, la reina del baile, la abeja reina de cualquier instituto…algo así[/color][/b].- Sonreí ampliamente imaginándome como las chicas de los libros y revistas que había ido encontrándome por ahí. No habíamos tenido instituto, ni baile de graduación. Nuestra vida había sido siempre la misma desde que recordaba.
– [b][color=#244E2A] Y te habrías casado con un multimillonario, tenido un par de hijos y pasarías el día chismorreando cotilleos con las vecinas en el club del vino… digo del libro[/color][/b].- Bromeó intentando sonreír, pero se quedó a medio camino.
– [b][color=#ab4747]Eh, no te rías de mis sueños que todavía tengo esperanzas de que alguno de los del Complejo se haga millonario después de que alguien nos salve de esto[/color][/b].- Puse morritos y me concentré en la destrozada carretera que desembocaba en el “Parque Bellamy”.
Las calles estaban desiertas, seguramente por el toque de queda que afectaba a las ciudades. Teníamos que llegar cuanto antes al Sector 32 o tendríamos alguna sorpresa desagradable.- [b][color=#244E2A] Bueno, busca debajo de los colchones de algunos, quien siga guardando dinero a estas alturas será el que saque de la miseria en el futuro. -[/color][/b]
– [b][color=#ab4747]¿Tienes tú algo debajo del colchón?[/color][/b].- La pregunta sonaba mejor en mi mente, pero una vez dicha, le guiñé un ojo para continuar con el efecto, aunque no estaba segura de si me había visto.
– [b][color=#244E2A] Oh sí, fajos de billetes tan gruesos como el colchón[/color][/b] Continuó la broma y avancé por la misma calle, hasta que vimos a un grupo de unas cuatro personas (tres chicos y una chica) algo menores que nosotros que tomaban una dirección rara. – [b][color=#244E2A] ¿Dónde van esos?[/color][/b]
Sin pensármelo, di un volantazo.- [b][color=#ab4747]Empiezas a parecer divertido[/color][/b].
– [b][color=#244E2A] ¿Insinúas que antes no lo era?[/color][/b]- Se giró en el asiento y cogió un machete. -[b][color=#244E2A] Deberíamos seguir a pie. Lo último que queremos es hacer demasiado ruido y que nos oigan, o peor, que otros nos oigan[/color][/b].- Me costaba tomármelo en serio con la cara de niño bueno que se gastaba, pero hice lo que me decía. Es decir, frenar en seco.
– [b][color=#ab4747]Lo que tú digas, Capitán Dunham[/color][/b].-Espeté con sorna.
Dejamos el coche en un callejón, cogí un cuchillo pequeño que me guardé en las medias que me llegaban hasta la rodilla y fuimos nuevamente por el camino en el que habíamos visto al grupo. Las calles estaban mal iluminadas, pero al menos se veía algo, porque ya había oscurecido completamente y entre los edificios en ruinas y los Enfermeros por ahí, te acojonabas un poco.
Caminamos un rato en silencio, con mi hombro izquierdo pegado a su hombro derecho, como dos siameses. Si no hubiéramos estado en pleno Apocalipsis, cada uno con una mochila en la espalda, él con un machete en la mano y yo, con un cuchillo de adorno de las calcetas, podríamos haber pasado por una pareja. La verdad es que no, pero me hacía gracia decirlo.
– [b][color=#ab4747]Roger quiere que vayamos a dar una vuelta un día[/color][/b].- Comenté mirándome la minifalda de cuadros rojos. Atuendo, que dicho sea de paso, no era lo más apropiado, pero ya era demasiado tarde. En realidad, Roger no me había dicho tal cosa o quizás sí, pero no pensaba salir con un tío que tenía un mostacho que se llenaba de migas de pan.- [b][color=#244E2A]No sé por dónde ni por qué te estoy contando esto, olvídalo[/color][/b].- Me lamenté. Era la excusa más triste que se le había ocurrido a alguien para preguntarle a otro lo que sentía. No es que a mí me gustase Henry, ni mucho menos, pero quería saber cuáles era mis opciones si el mundo se acababa al día siguiente y quería…besarme con alguien, por ejemplo.
Al principio, se hizo el silencio y pudimos escuchar algunos gritos de las calles en las que estaban los Enfermeros.- [b][color=#244E2A] Porque soy el único con el que puedes hablar de esto[/color][/b].- Se pasó la mano por el pelo, dudando.- [b][color=#244E2A]Mientras no vengáis aquí, podeos ir dónde queráis [/color] [/b] – Se separó y me miró intentando sonreír.-[b][color=#244E2A] Lo sé, lo sé, pero entonces es un rollo[/color][/b].- Imitó mi voz como si yo fuera una prostituta jubilada o algo parecido.
– [b][color=#ab4747]No me imites, Enriquito[/color][/b].- Me quejé y le revolví el pelo. Él, como venganza, intentó repetir mi frase y le puse un dedo en la boca.- [b][color=#ab4747]Ni se te ocurra[/color][/b].- Fue un rato un poco raro, entre tenso y extraño, pero por suerte, vimos a los cuatro chicos al fondo, girando a la izquierda.- [b][color=#ab4747]Van a entrar a ese edificio de ahí[/color][/b].- Me aparté de él y me atusé el pelo, como si tuviese algún mechón mal colocado.
– [b][color=#244E2A] Busquemos otro entrada. Si no encontramos otra… llamaremos a la puerta [/color][/b].- Propuso.
Apuramos el paso y nos metimos en la calle de atrás. El edificio era una especie de nave de hacía, por lo menos, veinte años. Aunque tenía los cristales rotos, pintadas de “El Recuerdo” y demás, no estaba mal, pero era una horterada de la época aquella en la que les dio por hacer edificios que ahora resultaban tan modernos como decir “A la cola Pepsicola”.
– [b][color=#ab4747]Tienes que buscarte una novia, estás empezando a parecerte a tu madre[/color][/b].- Comenté mientras sujetaba la verja de alambre que alguien había puesto para proteger el sitio, pero que estaba ya rota y cuya rotura aprovechamos para atravesar.- [b][color=#ab4747]Ni se te ocurra mirarme el culo[/color][/b].- Dije mientras me sujetaba la minifalda para pasar.
– [b][color=#244E2A] Bueno, ayúdame a encontrar una. Confió en tu buen criterio[/color][/b].- Comentó cuando hubo atravesado la verja. Quise contestarle, pero después de su suicidio amoroso respecto a lo de Roger, me mordí la lengua.
Estábamos en una especie de jardín trasero, aunque no era tal cosa, sino un descampado con malas hierbas resecas que me molestaban en las piernas. Definitivamente, la minifalda tenía que dejarla para las citas.
Atravesamos el jardín lo más rápido que pudimos, sobre todo porque yo no quería ver una serpiente o cualquier otro “bicho” y nos encontramos con una puerta de metal oxidada que estaba abierta, cosa que nunca era buena señal.
Henry, que era hijo de la jefaza y por tanto, más valiente, abrió la puerta y se adelantó.- [b][color=#ab4747]Espera, no me dejes atrás[/color][/b].- Le pedí, pensando en que esto ya no era tan divertido como el rato en el que estábamos en el coche. Era una chica de acción hasta que llegaba la acción de verdad. Entonces, prefería estar haciéndome la manicura.
Extendí la mano y Henry, me la cogió. Otras veces había jugado la carta de la “Damisela en apuros” para conseguir mis propósitos, pero esta vez era verdad.
Su mano era cálida, como él. Vale, así estaba mejor, aunque aquello estaba oscuro como la boca del lobo y el corazón amenazaba con salirse de mi pecho.
Será que yo he sido siempre más de mapaches.
[spoiler]Shippead, malditos xD Espero que os guste 🙂 [/spoiler]
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