[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Daakka | La Nave, Moondale
[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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Desde el instante en el que salimos del hogar para meternos en el coche de Istari, sentí como si hubiese entrado en un mar atemporal. Todo se reducía a ese coche, en el que ninguno hablaba porque estábamos demasiado preocupados por nuestro ‘Rakkna’, cuyo concepto en terminología humana más aproximado era ‘familia’.
Mi tamaño hacia que tuviese que ir encorvado continuamente y esa sensación enclaustrante físicamente, se sumaba a la enclaustración mental de la que ya había tenido conciencia en mis primeros años de vida, aunque en aquél entonces era porque alguien controlaba si estaba despierto o no, y al menos tenía las memorias de mis antepasados, para aprender, para no volverme loco. Pero ahora no podía recurrir a sumirme en mi memoria, porque el presente era más importante, mi ‘Rakkna’ era más importante, y además, debía mostrar fortaleza para que ‘Selardi’ e ‘Istari’ no sufriesen más de lo debido.
Cuando al fin llegamos al lugar conocido como ‘La Nave’, al que siempre decían que tenían que bautizar pero no entendía de dónde iban a sacar tanta agua bendita como para hacerlo, Selardi se bajó casi en marcha. Salí lo más rápido que pude, teniendo en cuenta que se me habían adormecido algunas partes del cuerpo, y fui tras ella. Istari no trató de colocar perfectamente el coche como solía hacer, si no que salió detrás nuestro.
Nos dirigimos hacia la puerta principal y una vez allí Istari comenzó a buscar su copia de las llaves, pero no conseguía encontrarlas y las manos le temblaban. Tomé su bolso entre mis manos y comencé a buscar. Me preguntaba por qué ese útil accesorio solo era utilizado por mujeres, o al menos lo parecía, y por qué también había tantas cosas allí y lo único que no aparecía eran las llaves, hasta que lo hicieron. Ella me indicó cuál era y yo repetí la secuencia que les había visto hacer a todos a menudo, para los humanos resultaría curioso, pero era la primera vez que abría una puerta, aunque la teoría la conocía.
Dejé que ellas pasaran primero y ni siquiera se lo pensaron, estaban deseando ver a los demás y ayudarlos a salir de ese conjuro. La magia era peligrosa, demasiado peligrosa, lo que me hacía preguntarme si yo mismo tenía algo de mágico y por lo tanto resultaba peligroso o simplemente parecía mágico porque los seres sobrenaturales se habían mantenido ocultos a ojos de los humanos y se habían creado historias, mitos y supersticiones sobre todos ellos convirtiéndolos a ellos, y por lo tanto a mí, en pura ficción.
Caminé con rapidez para seguirles los pasos y las alcancé cuando estaban cruzando la puerta tras las escaleras. Cuando abrieron, todos nos quedamos impresionados, al ver los seis cuerpos inertes en el suelo formando un círculo con Diana en el centro.
Illya y Rebecca estaban de pie, con aspecto pálido, en una de ellas era normal, pero en la otra no tanto.
– [b][i][color=#7E6368]Están «dormiendo», ¿por qué?[/SIZE][/i][/b]- preguntó Cara rompiendo el silencio.
– [b][i][color=#CC858A]Están inconscientes[/color][/i][/b].- puntualizó Rebecca con la preocupación transformada en reprimenda. No dejaba de resultar curioso como hacían eso los humanos, cuanto más preocupados estaban por una persona, más les reñían cuando resultaba estar bien. Siguiendo esas normas, cuando Diana y los demás despertasen, les esperaría una buena.
– [b][i][color=#EE5159]El hechizo de Diana…no salió bien[/color][/i][/b].- intervino Illya, siempre comedida. Resultaba difícil explicarlo, pero la existencia de Illya me hacía sentirme un poco más seguro. El hecho de que ella se rebelase a una naturaleza tan salvaje como la de los vampiros daba esperanzas a mi propio futuro, era posible que los mejores años de mi pueblo viviesen en mí, en lugar de convertirme en un salvaje conquistador como fueron al final de sus días.
Me resultaba duro ver a Elizabeth y a Cara, incluso aunque disimulase, así de afectadas, así que me acerqué al círculo, tratando de no romper el pentáculo de arena negra. No sabía demasiado de magia, pero ese negro abismal no daba buenas vibraciones. Me acerqué a varios de ellos y observé sus ojos abiertos de par en par, fijos en algo que yo no podía ver. En ese momento reviví los instantes anteriores a caer sumido bajo el influjo del demonio del miedo. Mientras trataba de controlar los cegadores flashes de información a mis cinco sentidos a la vez, accedí también a los recuerdos de la conversación con los demás. [i]Ojos moviéndose bajo los párpados, lo que indica la vivencia de una pesadilla en un sueño profundo.[/i] – [b][i][color=#C2A765]Distinto a la otra vez. Sus ojos no se mueven.[/color][/i][/b] – dije volviendo a la realidad.
Desde que había salido del tanque algunos de mis sentidos se habían ido despertando, y ahora que no tenía que sumirme totalmente en mis recuerdos como cuando vivía en el tanque, la forma de acceder a mis memorias era revivirlas como si estuviesen ocurriendo en ese mismo instante, lo que, dependiendo del recuerdo en sí, era doloroso, aunque dependía del punto de vista, porque siempre podría revivir los momentos positivos tal cual los había sentido.
– [b][i][color=#7E6368]Están muertos[/color][/i][/b].- sentenció Selardi. Rebecca le dirigió una mirada ‘de las que matan’ como decía Istari. Que Selardi lo hubiese dicho así no quería decir que no le preocupase, pero Rebecca y ella no se conocían demasiado, teníamos mucho mundo que salvar y poco tiempo. Quizá cuando Él se hubiese ido.
Por suerte Illya intervino negando con la cabeza.- [b][i][color=#EE5159]Sus…constantes vitales no indican eso…ni tampoco indican que estén en una fase profunda de sueño, mirad sus ojos[/color][/i][/b].- señaló. Abiertos de par en par, fijos en el techo pero mirando algo que estaba mucho más allá.
– [b][i][color=#7E6368]Entonces Cara no entiende nada[/color][/i][/b].- se quejó. Selardi era lista, mucho, pero una parte de ella prefería quedarse así, aparentando menos madurez, para protegerse de la realidad y de todo lo que le había ocurrido.
– [b][i][color=#C2A765]Como si estuviesen en otro lugar.[/color][/i][/b] – pensé en voz alta. Su estado seguía recordándome a mi propia capacidad de sumirme en mis memorias, solo que para mí era algo natural y podía hacerlo de forma intercalada sin perder la noción de dónde me encontraba, aunque a veces, en recuerdos con mucha carga emocional, era fácil perderse. – [b][i][color=#C2A765]El alma separada del cuerpo, la consciencia.[/color][/i][/b] – añadí.
– [b][i][color=#CC858A]Todo eso está muy bien, pero quiero saber cómo sacarlos de ahí[/color][/i][/b].- respondió Rebecca. Los humanos la definirían como ‘práctica’ o que iba ‘directa al grano’, aunque no sabía que tenía en común entrenarse para hacer algo con ir hacia…un grano. A veces los humanos reutilizaban mucho las palabras.
– [b][i][color=#C2A765]Mis conocimientos de magia son…limitados.[/color][/i][/b] – me lamenté. El estudio de la sociedad y cultura humanas consumía mucho tiempo porque abarcaba historia, geografía, matemáticas, literatura, ciencia, tecnología, ocio, supersticiones y leyendas… Empezar de cero en el mundo era laborioso, y más aún si le sumabas no descuidar las lecciones que el propio pasado de mi gente tenía que enseñarme, para ser el portador de lo bueno que había en ellos para que la barbarie no quedase como su único legado, me lo había prometido a mí mismo. Así que la magia por el momento era algo que estaba ahí, pero no sabía muy como utilizar, lo que tenía claro es que un palo de madera y ‘Wingardium Leviosa’ no funcionaban, incluso aunque no dijese ‘Leviosá’. – [b][i][color=#C2A765]Todavía no he analizado las memorias de mis antepasados al respecto, ni la memoria colectiva humana, el internet.[/color][/i][/b] – lo bueno es que tenía casi toda la información en dos sitios, mi memoria genética e internet, que era algo así como la memoria genética de los humanos ahora que habían dejado los libros, aunque a mí me gustaban más, quizá porque, como decía Christopher, era una sensación más ‘auténtica’.
En ese instante mis pensamientos se rompieron por las convulsiones incontroladas de Diana. Salté la arena negra para llegar junto a ella, pero Illya era más ágil y llegó antes, para sujetarla y evitar que se mordiese la lengua.
Resultaba…agónico verla retorcerse de dolor sin despertarse del todo, como si lo único que sintiese en ese instante fuese sufrimiento puro, sin consciencia, sin nada, solo dolor. Definitivamente era un recuerdo al que no quería recurrir. Duró lo que parecieron horas, y cuando me quise dar cuenta, Istari estaba al lado de Diana, cuidándola, mientras que Cara la miraba preocupada, aprovechando para quitarse la máscara que llevaba cuando todo el mundo la veía.
Cuando devolví la mirada hacia Diana, abrió los ojos de pronto, pero las convulsiones no cesaron, miraba a todas partes y boqueaba como si le faltase la respiración. A mi mente volvió un flash del instante en el que leía un libro de medicina que describía los mismos síntomas que Diana estaba experimentando.
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– [b][color=#D7992C]¿Estás bien, cariño?[/SIZE][/b]- preguntó Elizabeth. La madre fuerte que conocía, la poderosa Istari, se resquebrajaba al ver a su hija en esa situación, mientras su otra hija y otra gente que quería continuaba perdida.
– [b][i][color=#843181]¿Qué hago aquí, qué ha pasado? ¿Dónde está Henry?[/color][/i][/b]- preguntó Diana con la voz acelerada. Podía escuchar su corazón retumbar desde dónde me encontraba y distinguí la desorientación que yo mismo había experimentado.
– [b][color=#D7992C]¿Henry?[/color][/b]- preguntó Elizabeth extrañada, mientras le sostenía la mano a su hija.
– [b][i][color=#843181]¿Mamá?[/color][/i][/b]- preguntó abriendo los ojos de par en par al verla. Su rostro estaba perlado de sudor e Istari le pasó una mano por la frente.- [b][i][color=#843181]Mierda[/color][/i][/b]. – maldijo volviendo a recuperar la noción de dónde se encontraba.
– [b][i][color=#C2A765]¿Dónde están?[/color][/i][/b] – pregunté refiriéndome a los demás. Conocía esa mezcla de agonía y liberación y prefería que nadie más la experimentase, pero por tratar de protegerles me adelanté, por suerte Illya me hizo una seña para que esperase mientras le tendía un vaso de agua.
Tras dar un trago, habló: – [b][i][color=#843181]El conjuro ha salido mal, hemos ido muchos años en el futuro y hemos estado dentro de una panda de veinteañeros hormonados de un futuro en el que el Doctor era conocido como el Soberano[/color][/i][/b].- soltó rápidamente, como quien se libra de una carga demasiado pesada.- [b][i][color=#843181]Pero lo peor no es eso, lo peor es que no sé quién estaba dentro de Henry, porque me he pasado todo este tiempo intentando beneficiármelo[/color][/i][/b]. – la broma indicaba que Diana se encontraba de vuelta, lo que daba bastante alivio, pero aún seguía preocupado por los demás.
– [b][i][color=#CC858A]Espero por el bien de Dom que no haya sido él[/color][/i][/b].- replicó Rebecca. No supe distinguir si era broma o verdad, aunque esa vez parecía que no era el único al que le había pasado.
– [b][i][color=#C2A765]¿Cómo has vuelto tú sola?[/color][/i][/b] – pregunté tratando de centrarnos en sacarles de allí.
– [b][i][color=#843181]Alex ha muerto, estaba muy verde y ha intentado hacerse la heroína[/color][/i][/b].- trató de explicar como si lo entendiésemos todo. Supuse que Alex era aquella en cuyo cuerpo había estado. Si había muerto antes de que ella volviese solo podía significar una cosa…
– [b][i][color=#C2A765]Entonces no volverán hasta que todos mueran.[/color][/i][/b] – sentencié preocupado. Todos tendrían que pasar por el mismo trauma que Diana, vivir la muerte antes de su tiempo. Lo que eso podía hacer en una persona era terrible, lo sabía por experiencia, porque había vivido por mí mismo las muertes de cientos de mis antepasados.
– [b][i][color=#843181]Lo bueno es que volverán pronto[/color][/i][/b].- aseguró ella.
– [b][i][color=#C2A765]¿Tan terrible está?[/color][/i][/b] – resultaba difícil ponerse en su lugar completamente, yo había navegado infinidad de veces hacia el caos del pasado y resultaba difícil imaginárselo en el futuro. Aunque todo cobraba sentido, mi civilización fue gloriosa y sabia una vez, para después sucumbir al caos, y ahora, si no lo impedíamos, a esta le pasaría lo mismo.
Diana asintió guardando silencio. – [b][i][color=#C2A765]¿Hemos perdido? Las pruebas, ¿no fuimos Campeones?[/color][/i][/b] – pregunté. Éramos los salvadores del mundo, los protectores. Era el alma viva de mi especie, el único, no podía dejar que su mundo se extinguiese de igual forma, se suponía que nosotros lo detendríamos.
– [b][i][color=#CC858A]Vamos a tener que llamar a los Grandes Poderes para decirles que me merezco ser Campeona más que vosotros, porque si no me equivoco, Dominic me dijo algo de un Campeón que todavía no sabéis quién es[/color][/i][/b].- nos recordó Rebecca, que, para no ser una Campeona, estaba bastante más enterada. Éramos un puzzle sin completar, y al igual que una celda a la que le falten barrotes no es una celda, si no estábamos todos, no éramos Campeones.
– [b][i][color=#C2A765]¿Ellos sabían quién?[/color][/i][/b] – pregunté pensando que quizá el futuro desvelase algo, aunque me imaginaba la respuesta. Diana negó con la cabeza, confirmándolo.
– [b][i][color=#CC858A]Mantengo lo dicho: MEREZCO SER CAMPEONA[/color][/i][/b].- recalcó Rebecca. La verdad es que me hacía preguntarme como me sentiría si no fuese uno de los Campeones, si viese como otros estaban destinados a salvar el mundo mientras yo no podía hacer nada para ayudar. Muchos nos llamarían héroes, pero Rebecca era tan heroína como nosotros, son los actos cotidianos de valentía los que demuestran quien es un verdadero héroe.
– [b][i][color=#843181]No sabemos ni adónde tenemos que ir…somos un puñetero desastre[/color][/i][/b]. – maldijo Diana, que aunque hablaba en plural, se culpaba a sí misma, podía percibirse a través de su máscara bromista y despreocupada. Después de meses de desesperación había encontrado la que creía que era una forma para ayudarnos a todos, para resolverlo, y había fallado.
– [b][i][color=#7E6368]Cara sabe…[/color][/i][/b]- susurró Selardi, que con el silencio que imperaba, logró que todo el mundo lo escuchase. Ése era uno de esos pequeños actos de valentía que determinaban a un héroe, para mí Selardi lo era, definitivamente, cada vez que la veía enfrentarse a sus demonios ganaba fuerzas para enfrentarme a lo que fuese necesario. El mundo parecía tener más esperanza a su alrededor, ser un poco más brillante, por eso era Selardi, y ninguna otra lo sería.
Diana se quedó con los ojos muy abiertos, observándola, y asentí para confirmar lo que había dicho. – [b][i][color=#C2A765]La del Pelo Rojo torturó a los dos, y se…filtraron recuerdos.[/color][/i][/b] – traté de resumir.
– [b][i][color=#843181]¿Y por qué no lo has dicho antes?[/color][/i][/b]- preguntó espoleada por los nervios. Notaba su desesperación, su enorme deseo por ayudar. Y eso Selardi lo sabía, por eso no se enfadó con ella.
– [b][i][color=#7E6368]Cara tenía miedo…la del Pelo Rojo es mala, hacía daño a Cara[/color][/i][/b].- explicó mientras le temblaba la voz. Caminé hacia ella, sin acercarme demasiado para no agobiarla, pero para demostrarle que estaba ahí. Aunque nunca fuese nada más, yo era su Daakka, su amigo verde, y al menos tenía la suerte de estar cerca de ella.
– [b][i][color=#843181]No pasa nada, todavía tenemos tiempo de partirle la cara al Doctor…si encontramos al Campeón que falta[/color][/i][/b].- meditó Diana. Incluso pese a los nervios, era capaz de intentar que Cara se sintiese bien y eso me hizo recordar por qué la apreciaba tanto.
– [b][color=#D7992C]¿Y si es una Campeona? Os estáis obcecando en la idea de que es un hombre y eso es un poco machista[/color][/b].- puntualizó Istari, que estaba empezando a recuperar sus fuerzas ahora que el miedo por Diana había pasado y debía volver a ser fuerte por sus hijas, la que había vuelto y necesitaba apoyo y la que necesitaría ayuda cuando regresase tras sentir la muerte en sus carnes.
– [b][i][color=#C2A765]En mi pueblo, en su origen, las mujeres guiaban a los hombres y su consejo era respetado, cuando dejó de hacerse, la fuerza primó, y terminamos siendo unos salvajes. [/color][/i][/b] – expliqué. Ese fue el principio del fin, después vino el fin de la sabiduría de los chamanes, gracias a mi padre, y la barbarie creció sin control.
– [b][i][color=#843181]Los Ratata eran más listos que nosotros, sin ninguna duda[/color][/i][/b].- aseguró Diana con total convicción, pese a no saber pronunciar el nombre de mi gente.
– [b][i][color=#C2A765]Primero tienen que volver, después necesitamos al Campeón o Campeona.[/color][/i][/b] – aclaré. Lo principal era tenerlos a todos de vuelta, pero en parte no me hacía sentirme bien el desear que alguien fuese dónde fuese, tuviera que morir para que ellos regresasen. – [b][i][color=#C2A765]Y a Logan Villiers.[/color][/i][/b] – añadí.
– [b][i][color=#843181]De Locan me encargo yo: le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar[/color][/i][/b].- aseguró conjurando en una de sus manos una bola de electricidad que se desvaneció tras unos instantes.
Christopher empezó a tener convulsiones, pero algo más leves que las que había tenido Diana, y continuaron durante más rato que el que ella había tardado en despertar.
– [b][i][color=#C2A765]¿Está bien?[/color][/i][/b] – le pregunté a Illya.
– [b][i][color=#EE5159]Seguramente, la…persona en la que está…se muere[/color][/i][/b].- sentenció la vampiresa.
Mientras nuestro ‘Rakkna’, la gente que más nos importaba, yacía inconsciente en el suelo, vislumbrando un futuro distante a través de los ojos de otra gente, y lo único que podíamos hacer era esperar a que esa gente muriese, y ellos volviesen a nosotros entre convulsiones, mientras pensábamos una forma de encontrar al Campeón Secreto. Porque sin él, o sin ella, estábamos condenados.
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