[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Vincent Solo| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de la Naturaleza.
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
De nuevo fui separado de mi compañero, el silencioso pero intuitivo Hiroshi. Si no hubiese sido por él, las pústulas del veneno de ese bicho seguirían rezumando pus y ardiendo como si fuesen a reventar, pero por suerte de ellas ya solo quedaba el desagradable recuerdo.
Caminé durante unos instantes a oscuras, hasta que volvió la luz. La parte de caminar por los pasillos era una de las que menos me gustaba, la soledad y el pasillo estrecho me traían viejos y amargos recuerdos que se habían avivado no hacía mucho cuando quedé atrapado en el mundo de las pesadillas.
En cuanto volvieron a encenderse las antorchas, vi el pasillo llegar a su fin y abrirse a una pequeña sala de paredes igual de rocosas pero suelo enlosetado, con una puerta con grabados en la que, como siempre, había dos ranuras para introducir los colgantes, y un compañero de verdosa y broncínea piel acorazada me esperaba.
Encontrarme a Daakka como compañero no era quizás lo ideal, no porque el demonio no me cayese bien, si no porque de toda la gente que había, incluso algunos que no me conocían, me había tocado justo el que parecía odiarme.
– [b][i][color=#C2A765]Vincent. Hola.[/SIZE][/i][/b] – saludó al ver que me acercaba.
– [b][i][color=#8F532C]Daakka, ¿todo bien?[/color][/i][/b] – pregunté como respuesta. Observé al demonio, que parecía mirarme con menos hostilidad de la habitual.
Tampoco es que me maltratase cada vez que me veía, pero sentía que no le gustaba mi presencia, sobre todo respecto a Cara. Quizá debía decirle que Cara y yo habíamos tenido por fin la conversación y nos habíamos dado cuenta de que no estábamos hechos el uno para el otro, éramos demasiado diferentes. Pero no se lo dije, estaba molesto por sus celos hacia mí y a veces eso puede más que la lógica.
– [b][i][color=#C2A765]Tu prueba, pienso.[/color][/i][/b] – dijo señalando hacia la puerta y levantando dos dedos. Todavía le costaba expresarse pero se le entendía bastante bien para haber salido de un criotubo hacía menos de seis meses.
– [b][i][color=#8F532C]Espero hacerlo mejor que en la anterior.[/color][/i][/b] – le respondí, evidentemente, con sinceridad. Todavía lamentaba haberme equivocado así con Seonaidh y hubiera deseado tener un poco más de tiempo para disculparme, aunque casi ahogarme debió enviar un mensaje de intención claro.
– [b][i][color=#C2A765]Seguro que harás bien.[/color][/i][/b] – respondió el demonio, sorprendiéndome. Algo había cambiado.
Observé los grabados de la puerta, que formaban un intrincado camino que costaba seguir sin perderse, como un laberinto. Saqué el colgante y vi por el rabillo del ojo como Daakka, que me observaba, hacía lo mismo. Suspiré y lo introduje en la puerta, y tras sentir la habitual y fugaz sensación de la Naturaleza, las puertas se abrieron.
Daakka esperó a que cruzase yo primero y después me siguió. Al otro lado parecía que se habían apagado las luces, porque estaba prácticamente sumido en la oscuridad total. Entonces escuché un chispazo y vi como se iluminaba un poco la zona con un tono azulado. Miré a mi izquierda y vi a Daakka con la palma de la mano hacia arriba y rayos crepitando de su mano. Tragué saliva por un instante, tenía suerte de que fuera pacifista, porque si encima de caerle mal me hubiese querido ver muerto, estaría frito. – [b][i][color=#C2A765]Detrás de…Vincent.[/color][/i][/b] – dijo el demonio con una ligera sonrisa en su rostro. O quería matarme, o algo había cambiado mucho.
Observé la zona en la que estábamos, un pasillo abierto a nuestro frente, otro a la derecha, otro en una diagonal izquierda. Todos estaban hechos de la misma piedra oscura y por ninguno se escuchaba nada, solo un goteo. En el suelo, a nuestros pies, se leía con dificultad una placa.
[align=center][i]»Ab insomne non custita bovem.»[/i][/align]
Traduje retazos de lo que significaban esas palabras, pero a duras penas, en el lugar del que venía los de Aihalia habían borrado casi todo rastro de las civilizaciones anteriores, y no sabíamos nada de los idiomas que habían formado el nuestro, como ellos con el latín.
Miré a Daakka, que parpadeó un par de veces, abstraído, como si estuviera en otro lugar. – [b][i][color=#C2A765]Insomnio. Minotauro. Custodio. Laberinto.[/color][/i][/b] – relató como si su boca hablase automáticamente, porque su mirada seguía en otro lugar. – [b][i][color=#C2A765]Laberinto del…Minotauro.[/color][/i][/b] – añadió con dificultad y aparente frustración. En su mente debía estar todo claro y entrelazado, pero para comunicarse conmigo era más difícil.
Conocía algo de lo que había dicho, una de las leyendas de la antigua Grecia, pero no sabía mucho más que el hecho de que había un Minotauro encerrado como guardián de un laberinto…guardián…eso era. El Minotauro debía ser el guardián de este laberinto, y al parecer, tenía insomnio. Eché en falta no haber metido ninguna infusión, pastilla o dardo tranquilizante para dormirlo.
Como respondiendo a las palabras del demonio, se escuchó el bufido de un toro resonar por el pasillo del frente, así que me decidí a tomar la ruta de la derecha, y Daakka me siguió.
Nos llevó un rato girando y tomando decisiones de hacia dónde girar, y al final regresamos a la inscripción en el suelo. Lo del laberinto era cierto. Opté por volver a coger el camino de la derecha, pero esta vez cambiar las desviaciones más adelante.
Mientras caminaba, pensé en el silente demonio que me acompañaba, en ese lugar, en que juntos se suponía que íbamos a salvar el mundo, y que aparentemente ya no me detestaba tan profundamente, así que me decidí a aclarar las cosas.
– [b][i][color=#8F532C]No te caía bien porque te gusta Cara, ¿verdad?[/color][/i][/b] – pregunté sin poder reprimirlo ni un segundo más. Me giré y vi como se detenía y se quedaba callado un instante.
– [b][i][color=#C2A765]Selardi…Cara es…importante para mí. Mucho.[/color][/i][/b] – empezó a explicar. Entendía que no quisiera sincerarse del todo con alguien al que no conocía, pero cuando no tienes más remedio que decir la verdad, te acostumbras a no guardar muchos secretos y a no tener mucha vergüenza. – [b][i][color=#C2A765]Pero no soy bien para ella. Y pagué eso con Vincent porque pensé que a Cara le gustaba.[/color][/i][/b] – aclaró forzándose a conseguir las palabras adecuadas.
Me quedé un instante pensativo, despues de todo, me estaba dando pena del pobre demonio, quería a Cara pero no se veía bueno para ella, quizá se debía a su aspecto, a ser un demonio. Ahora que lo pensaba, cuando peores caras me ponía era cuando me llevaba a Cara a salir por ahí, algo que él no podía hacer. En ese instante le entendí y le compadecí, estaba a salvo de la Iniciativa, sí, pero seguía encerrado, porque su aspecto era rechazado por la sociedad. Podía entenderle, porque yo también me sentía un extraño, aunque más por dentro que por fuera.
– [b][i][color=#8F532C]Te entiendo, pero entre Cara y yo no hay nada. Solo somos amigos.[/color][/i][/b] – le aclaré esperando que se sintiese mejor.
– [b][i][color=#C2A765]Lo sé. Pero gracias por decir.[/color][/i][/b] – agradeció, con sinceridad, sabía distinguirlo. – [b][i][color=#C2A765]Siento haber enfadado con Vincent.[/color][/i][/b] – añadió a continuación. Desde luego Daakka pese a lo imponente parecía un trozo de pan, aunque la mano en la que bailaban rayos de un lado a otro todavía imponía. El demonio me tendió la otra mano y la dejó ahí, hasta que me di cuenta de lo que pretendía.
Alargué mi mano y estreché la suya. – [b][i][color=#8F532C]Amigos.[/color][/i][/b] – dije. Después de todo, habíamos conseguido aclarar las cosas, y cuando se empieza con mal pie, lo fácil es ir a mejor.
– [b][i][color=#C2A765]Amigos.[/color][/i][/b] – me imitó él. A continuación me di la vuelta y continuamos caminando. Esta vez tomé las desviaciones a la inversa, pero volvimos al mismo lugar.
Ahí he de decir que me encabezoné, y tomé el mismo camino de nuevo. Escuché a Daakka resoplar, pero intentó no quejarse, desde luego estaba haciendo un esfuerzo para llevarnos bien y lo agradecía, porque a veces para resolver un problema uno tiene simplemente que perseverar, no podía haber tantas combinaciones en el laberinto. Cambié los giros, evité uno en el que volvió a escucharse esta vez un mugido, más cercano, y regresamos al principio.
Traté de cambiar de estrategia y cogí la que estaba más a la izquierda. Según caminábamos, se escuchaban con más frecuencia unos cascos de animal y un resoplido fuerte que evidenciaba lo grande que tenía que ser. Probé varios caminos dentro del camino de la izquierda, pero todos acabaron igual, a la sala central. Solo quedaba el camino del centro.
– [b][i][color=#8F532C]Ir de frente sería peligroso.[/color][/i][/b] – dije en voz alta.
– [b][i][color=#C2A765]Una prueba.[/color][/i][/b] – replicó el demonio. Me detuve a pensar, evidentemente los otros caminos no llevaban a rodear al sitio donde debía estar el toro, y ese nos dejaría justo frente a él. Aun así, comencé a avanzar por el pasillo central y tomé un par de desviaciones, justo para volver a salir al centro, por el mismo pasillo por el que había entrado.
– [b][i][color=#C2A765]Quizá Vincent debe querer llegar.[/color][/i][/b] – meditó en voz alta el demonio.
Sus palabras tenían sentido, en el fondo no era solo esa ruta la que había evitado, si no todas en las que había sentido al Minotauro. Quizá era hora de decidirse, tenía que enfrentarme a él, era mi Guardián y mi prueba, no podía dar rodeos como con Seonaidh, porque el laberinto me devolvería al principio.
Me acerqué al pasillo central, donde se escuchaba un ruido de cascos y un bramido. Tenía que hacerlo, no había vuelta atrás, así que avancé con decisión y Daakka me siguió, iluminándolo todo.
A medida que avanzábamos los ruidos del Guardián se hacían más y más evidentes, incluso llegué a sentirlo varias veces al otro lado de las paredes. Al final, llegamos a una sala central más abierta, donde solo se veía una enorme puerta dorada con incrustaciones de gemas.
Avancé con cautela, pero aun así no tuve tiempo a reaccionar, en cuanto escuché el bufido proveniente de uno de los pasillos, me giré y vi a una forma bípeda de piel oscura, embistiendo con sus afilados cuernos en mi dirección.
Solo me dio tiempo a agacharme y girar sobre mí mismo, pero el cuerno pasó rozando y cortando uno de mis brazos. Podía haber sido peor.
Vi a Daakka lanzarle un rayo que el Minotauro esquivó, y aprovechó la distracción para embestir contra él con fuerza y tirarlo contra el suelo a varios metros. Parecía más fuerte que los licántropos que había visto aquella vez, con el resto del grupo.
Tomé un telón rojo y lo sacudí para atraerlo hacia mí y que no hiciese más daño a Daakka, y funcionó, el monstruo avanzó a toda velocidad y me giré justo a tiempo para que se golpease contra una de las paredes.
Pareció atontado durante unos segundos, y aproveché la oportunidad para mirar la sala, para intentar encontrar algo con lo que dormirle, pero no había nada, solo puerta. Me acerqué a ella y la intenté abrir, pero no pude, estaba cerrada.
Al girarme vi que había tardado demasiado, embestía de nuevo hacia mí, pero Daakka apareció por un lado y le embistió a él, consiguiendo apartarle lo suficiente como para moverme antes de ser empalado, pero él recibió un golpe en la espalda del toro. Vi como iba a golpearle de nuevo, y entonces se me ocurrió un plan, uno cuyas consecuencias no pensé por suerte en ese momento.
Corrí hacia ellos y me impulsé en una roca desprendida que estaba en el suelo, para saltar encima de la dura y musculosa espalda del toro. Enganché mis manos a sus cuernos, aferrándolos con fuerza, porque en cuanto me sintió encima empezó a moverse de un lado a otro deseando lanzarme lejos. No podría aguantar mucho tiempo, tenía que confiar en Daakka, era nuestra única oportunidad.
– [b][i][color=#8F532C]Daakka…lánzale un rayo…aturdelo.[/color][/i][/b] – dije entre sacudidas esperando que me escuchara. Si el demonio fallaba o le apetecía quitarme del medio, sería Vincent frito al rayo, pero después de haber hablado, confiaba en él, incluso para algo así.
Daakka se puso en pie y vi la electricidad arremolinarse en sus brazos, los dos a la vez, dando a la sala una luz azulada escalofriante. Después, en lugar de disparar, vino hacia nosotros.
– [b][i][color=#C2A765]Salta, ahora.[/color][/i][/b] – dijo cuando estuvo cerca. No pensé, simplemente lo hice. Aterricé en el suelo con un fuerte golpe, y vi con los ojos algo nublados como Daakka enganchaba los cuernos del toro y la electricidad cubría todo su cuerpo, hasta que el toro se desplomó en el suelo. – [b][i][color=#C2A765]¿Estás…bien?[/color][/i][/b] – preguntó tendiéndome la mano. La tomé y me ayudó a ponerme en pie.
– [b][i][color=#8F532C]Sí, solo ha sido un golpe, se me pasará. Gracias.[/color][/i][/b] – dije una vez en pie, sintiendo la cadera y la cabeza magulladas, pero al menos no tenía un cuerno atravesándome las entrañas.
Caminé hacia el toro, parpadeando un par de veces hasta que mi vista se aclaró, y entonces vi como su cuerpo empezaba a disminuir de tamaño, su piel se aclaraba, sus cuernos se contraían y finalmente todo continuaba hasta que el toro bípedo dejó paso a una figura humana, de un hombre de poco más de treinta años, que empezó a ponerse en pie.
– [b][i][color=#0b6121]Me habéis librado de la cárcel de mi forma de Toro.[/color][/i][/b] – dijo al levantarse. En el suelo había una especie de arete con uan gema engastada que debía llevar colgado al cuello. La gema estaba ahora agrietada y rota por la descarga. – [b][i][color=#0b6121]Soy Cernunnos, el Guardián de la Naturaleza, y tú has correspondido a la tuya confiando de corazón en él.[/color][/i][/b] – dijo señalando a Daakka, que estaba a mi lado, con los brazos cruzados, esperando. – [b][i][color=#0b6121]A veces vemos amenazas en todas partes en el afán de protegernos, cuando lo que debemos hacer es permitirnos correr el riesgo, como tú hiciste.[/color][/i][/b] – en ese instante sentí como algo se iluminaba y la sala brillo en un tono verdoso. Estaba sintiendo en mi interior la naturaleza, pero esta vez más que nunca, la sentía en mí, en cada poro, sentía la liberación de dejarse llevar por el instinto, el olor del hogar, la suavidad de la hierba.
Cuando terminó, Cernunnos se acercó y me tendió una llave. – [b][i][color=#0b6121]Abre la puerta hacia lo que os espera. Pero recuerda, sigue tus instintos y haz lo que creas que está bien, aunque tengas miedo a arriesgarte.[/color][/i][/b] – sentenció antes de darse la vuelta para coger un fardo de ropa que reposaba en un hueco en la piedra.
Hice un gesto a Daakka y caminamos hacia la puerta. La llave encajó perfectamente y tiré para abrirlas. Juntos cruzamos al otro lado.
– [b][i][color=#C2A765]En todas pruebas…alguien desnudo.[/color][/i][/b] – se quejó Daakka. No pude evitar echarme a reír acompañado de él, el riesgo había merecido la pena, no había perdido la oportunidad de conocer a alguien como Daakka y había logrado superar la prueba.
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