[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Christopher MacLeod| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
En cuanto las luces se desvanecieron, sentí una sensación de desasosiego y dolor que había estado reprimiendo mientras Sarah estaba a mi lado.
Sarah, había muerto enfrentándose a un retazo de ser tan poderoso como oscuro, que había requerido que otro grupo de Campeones se reuniese para contenerle con el arma de los Grandes Poderes. En su momento, no sabía qué hacer, salvo observar impotente como daba la vida por mí y se sacrificaba para evitar que ese ser volviese al mundo. Después, ella regresó, y los recuerdos y pensamientos de lo que había ocurrido habían empezado a asaltarme.
Mi Cazadora había muerto dando la vida por mí, su Vigilante, cuando debería haber sido al revés. Pero eso no era todo, porque hacía mucho que Sarah había dejado de ser simplemente mi Cazadora, la Elegida. Primero se convirtió en una amiga, casi como una hija para mí y después en mi familia. Y la había visto dar la vida por mí, había pensado que la perdía y tenía que continuar sin ella.
No recordaba sensación más horrible que tener que decidir alejarme en ese instante, maldiciendo al mundo y a los Grandes Poderes, maldiciéndome a mí mismo, mientras pensaba cómo se lo explicaría a todos e imaginaba sus rostros, destrozados.
Continué caminando, sintiendo toda la preocupación y el dolor que había tenido que contener cuando todo estaba pasando. La calma a veces es más dura que la tempestad. Y te golpea con mucha más fuerza.
De pronto, sentí algo húmedo en mis pies y noté como el suelo descendía en pendiente más adelante, tenía que volver a enfrentarme al agua, una vez más, después de haber muerto en ella. Había pensado que tendría más tiempo para prepararme, para superar ese trauma y poder meterme en el agua, pero el mundo gira demasiado rápido.
Pensé en Sarah, y en el sacrificio que acababa de hacer por mí y por el mundo, y me di cuenta de que el miedo no tenía lugar, sería un egoísta si dejase que eso me detuviese, así que empecé a caminar. El agua cada vez me cubría más, hasta que pareció estabilizarse a la altura de mis hombros. Fue entonces cuando lo olí, y supe que no era agua, si no uno de mis viejos demonios, en forma de alcohol, de whisky, cubriéndome hasta los hombros.
El dolor, la frustración y la culpa por lo que le había ocurrido a Sarah, unida a la preocupación por todos los demás, por Diana especialmente, me atenazaba. Si bajaba un poco la cabeza y daba un trago todo se iría, al menos durante un tiempo. Conocía la falsa sensación de libertad de eso, pero no era más que eso, una mentira, en el fondo lo único que conseguías era ser preso de una adicción, de una sustancia que controlaba tu cuerpo. Nunca más.
Les recordé a todos y cada uno, a todas las personas que me importaban y por las que me esforzaba, porque salvar el mundo suena siempre muy bien y de hecho lo haces como un bien general, sabiendo que has salvado a mucha gente, pero normalmente no hay más mundo que el que uno conoce, y cuando tienes que enfrentarte a algo que te afecta profundamente, no lo harás por un montón de gente sin nombre ni rostro que sabes que puebla el mundo pero no conoces.
Había llegado a odiar y detestar profundamente el alcohol, con toda mi alma, por hacerme débil. Una vez vencida la tentación inicial, me estaba dando asco su olor, caminar entre él, y trataba con todas mis fuerzas que nada de eso me tocara el rostro.
Como si fuera una manifestación de mi voluntad, el líquido volvió a ser agua, algo que, pese al respeto que todavía le tenía, agradecí, porque se estaba llevando esa sensación de suciedad que me había dejado estar sumergido en whisky. Pronto el suelo cambió a una pendiente ascendente y empecé a salir del agua.
Pero mis sorpresas no habían hecho nada más que empezar. Poco más adelante, el pasillo se abría a una antesala en la que había una puerta de forma circular con grabados, que no pude ver bien porque frente a ella se encontraba Margaret Cleaver, ex-Vigilante honorífica, ex-Rectora de la Universidad de Moondale por otro tipo de honores, ex-Cabecilla de la Iniciativa y ex-muerta aparentemente, aunque siempre podía tratarse de un espíritu.
– [b][i][color=#457238]¿Margaret Cleaver?[/SIZE][/i][/b] – pregunté con toda la compostura que pude mantener. Normalmente uno se apiada de los muertos, pero hay veces que resulta difícil, cuando sabes la gente a la que ha traicionado, asesinado y torturado con terribles experimentos. Esa mujer era tan oscura como Chernobog, pero más real por ser humana.
– [b][color=#46490F]¡Christopher! ¡Cuánto me alegro de verte![/color][/b] – exclamó haciendo florituras con las manos. – [b][color=#46490F]La última vez que nos vimos estaba un poco…indispuesta.[/color][/b] – replicó acercándose hacia donde me encontraba. Mantuve la posición, esa mujer era especialista en traiciones.
– [b][i][color=#457238]¿Por indispuesta entiendes cubierta de una especie de escamas gelatinosas y partida por la mitad? Si es así, sí.[/color][/i][/b] – repliqué. Parecía que hacía muchísimo de aquello, pero en realidad no había pasado tanto.
Margaret Cleaver era la esposa de un Vigilante que murió en la Gran Purga, un hombre un poco extraño y taciturno. Tras la formación del Nuevo Consejo, se le ofreció la oportunidad de convertirse en Vigilante honorífica, poco más que un título y una posición para notificar sucesos sobrenaturales. O al menos así debía haber sido, se las arregló de alguna forma para que la destinasen a Moondale y la colocasen en un puesto en la Universidad, desde el que escaló hacia Rectora. Si hacíamos caso a Mercy, la actual Rectora, y sabía que ella no mentía, sus métodos habían sido cuestionables, y sus rodillas debían estar doloridas, pero allá ella con su cuerpo si eso hubiera sido todo. El caso es que en algún punto de su historia, entró en contacto con una rama del Gobierno que estaba reuniendo diversos proyectos bajo uno solo, con el fin de terminar con la amenaza de los hostiles subterrestres, aprovechando el camino para investigar mejoras en la calidad humana discutibles, como era el uso de esos ‘Activos’, y experimentando con todo tipo de seres sobrenaturales sin el más mínimo pudor. Y allí también ascendió hasta hacerse cargo de su sede en Moondale, conocida como ‘Iniciativa Awaken’.
Traicionó a los Vigilantes experimentando con seres inocentes, tutelando y mangoneando a una Potencial hasta dirigirla a la muerte y también traicionó a la Universidad, porque algunos de ellos eran alumnos. No era fiel a nada ni a nadie, más que a sí misma y a su rencor y ansia de poder.
– [b][color=#46490F]Eso fue un desafortunado incidente, querido. Un suero experimental que me permitía cambiar de forma, pero con un efecto secundario un poco desagradable a la vista.[/color][/b] – trató de explicar. Había experimentado consigo misma algunos de los sueros que componían en la Iniciativa para darse poderes. – [b][color=#46490F]Y más desafortunado encontrarme con el vampiro Mason.[/color][/b] – aclaró. – [b][color=#46490F]Tengo entendido que habéis acabado con él. Muy bien, Christopher, me sorprendes.[/color][/b] – añadió con aires de superioridad, quizá tendría que recordarle que era ella la que se suponía que debía estar muerta, pero tenía más educación que ella incluso cuando era licántropo.
– [b][i][color=#457238]Los dos sabemos que no es casual que estés aquí. ¿Quién te envía y qué pretendes?[/color][/i][/b] – pregunté directo al grano. No me había gustado aquella mujer ni siquiera cuando se suponía que era una compañera. Parecía que tenía siempre un tacón metido en el culo, salvo cuando lo sacaba para golpearte.
– [b][color=#46490F]Oh, Christopher, querido, eres tan…aburrido.[/color][/b] – suspiró forzando una sonrisa. Todo una máscara, no sabía como alguien podía fingir tanto. – [b][color=#46490F]Mi nuevo asociado necesita que te detenga porque, verás, no le haría gracia que acabarais con él. Y a mí no me haría tampoco volver a estar muerta.[/color][/b] – explicó. Así que el Doctor la había traído de vuelta para interponerse en mi camino. Me pregunté a qué otros se estarían enfrentando los demás entonces, Diana a Lila Stroker, seguro, y Cecil tenía que estar por ahí.
– [b][i][color=#457238]No lo vas a conseguir, por mucho que cambies de forma.[/color][/i][/b] – sentencié. No me importaba que tomase la forma de Diana, o de mis padres, o de quien fuera, sabía que debajo estaría ella.
– [b][color=#46490F]Eso es cosa del pasado, querido. Mi asociado me ha dado algo nuevo.[/color][/b] – dijo con un brillo oscuro en sus ojos. – [b][color=#46490F]Lo que siempre había querido. El poder sobrenatural de cualquiera que tenga cerca. Tu magia, por ejemplo.[/color][/b] – dijo con una sonrisa malévola. Al principio dudé, pero después me dieron ganas de echar a reír. Esa mujer se miraba tanto el ombligo que pensaba que era una especie de brujo o hechicero. Si quería mi poder sobrenatural, que lo tuviera.
Sentí algo extraño, como si cientos de ojos me observaran, cientos de ojos que parecían los de ella, pero seguía en la misma posición, aparentemente concentrada. Pasaron unos segundos, y empezó a retorcerse de dolor.
– [b][i][color=#457238]¿Disfrutas de mi parte sobrenatural?[/color][/i][/b] – pregunté pasando por su lado mientras ella se retorcía de dolor al sentir el cambio incipiente. Todavía no era nada, se llevaba la mano a la boca sintiendo los dientes salir a través de las encías. Si eso le dolía, que esperase a que se le partiesen todos los huesos.
– [b][color=#46490F]¿Qué….me has hecho?[/color][/b] – preguntó palpándose la boca.
– [b][i][color=#457238]Soy un licántropo Margaret, eso es lo que has cogido de mí. Ahora vas a pasar por toda la transformación, y te aseguro que no va a ser agradable.[/color][/i][/b] – dije dejándola a mi espalda, sujetándose las costillas que pronto se partirían.
Aproveché para mirar la puerta que ahora tenía frente a mí, sin ningún estorbo. En el centro había un grabado más intrincado que en los demás, que mostraba los signos del zodiaco, incluyendo dos cuyo símbolo no reconocía. En el lugar de Libra había un hueco libre, y alrededor del grabado había labradas balanzas, yin y yangs… Pasé el dedo por el surco de los grabados más internos siguiendo su contorno mientras Margaret Cleaver se retorcía a mis espaldas.
Pensaréis que cómo era posible que estuviera calmado con alguien a punto de transformarse en un feroz licántropo a mis espaldas, porque vosotros correríais en mi lugar, pero la respuesta es sencilla, yo era un licántropo, y entre otras cosas, sabía cómo era la transformación, y que todavía no había llegado a la peor parte.
Después de trazar los surcos más internos, observé el trazado al conjunto y vi que los símbolos siempre tenían otro símbolo opuesto, el mismo, pero girado, de dos en dos. Entonces supe qué era lo que representaban esos otros ocho símbolos: tierra y aire, fuego y agua, luz y oscuridad, éter y antiéter. El grabado completo debía ser el símbolo de los Guardianes, el símbolo de las pruebas, así que esta debía ser la última, a de Libra. Miré los caracteres que había sobre la puerta y leí ‘Kaalud’ aunque mi mente lo tradujo directamente, ‘Libra’. Debajo había una serie de caracteres que nunca había visto antes, pero entendí al instante, ‘La Protectora del Equilibrio’.
Un sonoro crack a mi espalda me distrajo, los huesos se le estaban partiendo, no tenía mucho tiempo. Introduje el colgante y entré, listo para encontrarme con Kaalud, La Protectora del Equilibrio, Guardiana de Libra. Detrás de mí la puerta se cerró, ocultando los gritos y el sonido de los huesos al partirse.
[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Christopher MacLeod| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
Al otro lado me esperaba un paraje extraño, que parecía representar la misma naturaleza del Guardián al que me iba a enfrentar, bueno, Guardiana. El lado izquierdo era una pradera verde, de vivos colores, con aspecto angelical, mientras que el lado derecho parecía un volcán, oscuro, llameante, con el suelo en piedra viva.
Por suerte, yo había aparecido por el lado izquierdo. Empecé a caminar y vi como entre los dos lados había una especie de barrera transparente, que no quise tocar. Mientras la observaba, vi una forma oscura frente a mí, una forma que se aclaraba a medida que se acercaba, hasta que pude ver que era exactamente igual que yo, salvo que oscuro, como una especie de antítesis de mi mismo, mi sombra, mi döppleganger. Me miró fijamente con ojos de color morado vibrante y alzó una mano hacia la barrera. Como si no pudiera controlar mi cuerpo, alcé la mano derecha hacia la barrera, hasta que nuestros dedos se rozaron. Entonces sentí como la sombra avanzaba más y más hasta meterse dentro de mi cuerpo.
Me sentí…extraño, al menos durante los primeros minutos, después solo tenía unas inmensas ganas de solucionarlo todo de una vez y volver a la tranquilidad, sentarme en el sofá con Diana, cenar con todos en la Nave, o pasar todo el día en pelotas con Diana, fuera lo que fuera, estaba impaciente por conseguirlo y despejar todas las dudas que había en mi mente, y todo el dolor de las cosas que habían ocurrido.
La Guardiana, o más bien Guardianas, no se hizo esperar. Hacia mí venían caminando dos mujeres exactamente iguales, desnudas, con la melena suelta. La única diferencia la hacía que una de ellas tenía la piel clara y el cabello rubio, casi blanco, y la otra tenía la piel oscura y el cabello oscuro. Cuando se acercaron más, me di cuenta de que si llevan algo de «ropa» que consistía en una especie de humo blanco en una y oscuro en la otra que rodeaban su cuerpo y fluctuaba continuamente. A los Guardianes no les gustaba mucho la ropa, Daakka lo aprobaría, mi licántropo, también.
– [b][i][color=#706268]¿Estás nervioso?[/SIZE][/i][/b]- preguntó la de pelo rubio mientras se agachaba junto a un estanque, donde empezó a juguetear con el agua, provocando ondas con su dedo. A su alrededor se percibía una intensa armonía, varios pájaros descendieron sobre ella, como si fuese una especie de Blancanieves desnuda.
– [b][i][color=#457238]¿Eres una Guardiana?[/color][/i][/b] – pregunté observando de reojo a la «oscura» que estaba justo frente a la otra. No quería equivocarme y que solo una de ellas fuese la verdadera Guardiana, la dualidad parecía lógica tratándose de Libra, pero aun así, era demasiado. Si no conseguía resolverlo todo estaría en peligro. Solo quería poder relajarme al menos durante un día, yo, y los demás, se merecían un desahogo. Si pudiera solucionarlo yo mismo, lo haría. Me frustraba que no fuese así, a veces demasiado, como en ese mismo instante.
– [b][i][color=#706268]¿Eres tú un Campeón? ¿O eres un Vigilante? ¿O quizás un licántropo asesino?[/color][/i][/b]- preguntó la oscura atravesando a la vez que la blanca la barrera que las separaba. La negra era ahora la blanca y la blanca la negra.
– [b][i][color=#457238]Se pueden ser muchas cosas a la vez.[/color][/i][/b] – pero cuantas más cargas asumías, más responsabilidades. Cuidar de la Cazadora, adelantarte a lo desconocido, salvar el mundo, controlar al licántropo, cuidar de la familia, cumplir con el trabajo… – [b][i][color=#457238]Libra. Kaalud.[/color][/i][/b] – dije intentando volver a lo que me ocupaba. Me preguntaba si los demás habrían podido obtener algo de ventaja sin saber lo que significaban sus nombres ni sus títulos. – [b][i][color=#457238]Protectora del Equilibrio.[/color][/i][/b] – añadí recordando la otra parte. – [b][i][color=#457238]¿Qué debo hacer?[/color][/i][/b] – pregunté pidiendo consejo. No habia lugar a errores, no podía tener fallo, dependían de mí.
– [b][i][color=#706268]Deberes, obligaciones, preocupaciones…[/color][/i][/b]- enumeró la rubia, que antes era morena, jugueteando con el charco.
– [b][i][color=#457238]Uno de ellos es salvar el mundo, para eso tengo que pasar esta prueba.[/color][/i][/b] – por muchas preocupaciones que rondasen mi cabeza, ésa era la principal, si no la resolvía, si no pasaba la prueba, las otras no tendrían sentido, sería el fin.
La Guardiana rubia pareció ignorarme mientras seguía jugueteando con el agua. La Guardiana morena me miraba fijamente, como si me estuviese valorando. Esa situación no llegaría a ninguna parte si seguían ignorándome, no podía estar allí eternamente.
– [b][i][color=#457238]No puedo seguir aquí todo el día, los demás me esperan…[/color][/i][/b] – dije impaciente. Me di cuenta de que estaba moviendo la pierna de forma inquieta, y mordisqueándome las pieles de los labios.
Observé de nuevo a la que tenía la mirada fija en mí, y mientras evaluaba qué podía hacer, la rubia me salpicó con el agua.- [b][i][color=#706268]Vamos, ven a jugar[/color][/i][/b].- dijo riéndose. Entonces echó a correr hacia la barrera y volvió a intercambiarse con la otra. Volvían a estar como al principio, la rubia había sido luego la morena y después la rubia otra vez, y la otra igual, como siguieran cambiando acabaría perdiendo la cuenta, quizá se trataba de eso, reconocerlas, pero no podía estar allí esperando hasta que considerasen que podía haber olvidado la secuencia de cambios.
– [b][i][color=#457238]No tengo tiempo para esto…necesito seguir avanzando. ¿Podríais centraros?[/color][/i][/b] – repliqué sintiendo como mis nervios me hacían parecer más enfadado
Ellas volvieron a cambiarse una vez más, y la morena me miró con aspecto enfadado.- [b][i][color=#706268]Para poder pasar a la siguiente fase de tu prueba, debes asesinar a la impostora[/color][/i][/b].- sentenció con una voz espectral, sin ningún atisbo de la inocencia que tenía cuando era la rubia.
– [b][i][color=#457238]Es imposible, no hacéis más que cambiar.[/color][/i][/b] – repliqué desesperado, no tenía tiempo para eso y no podía fallar, me estaban pidiendo que resolviese algo imposible.
– [b][i][color=#706268]Por eso tan divertido[/color][/i][/b].- dijo una de ellas, ya no supe cuál, mientras volvían a cambiarse delante de mi mirada, una y otra y otra vez.
Necesitaba que se detuviesen, que fuesen más despacio, para poder pensar con claridad, pero ellas cada vez iban más deprisa y mi mente no conseguía dar con la solución y si no lo hacía, todos estaríamos perdidos, les habría fracasado a todos.
Escuché un tic tac saliendo de la boca de una de ellas, apremiándome. Se cambiaban ya a una velocidad increíble, tanto que a veces se superponían una y la otra, era imposible distinguirlas…salvo que…eso era, imposible distinguirlas, un problema imposible.
– [b][i][color=#457238]Tú eres la impostora.[/color][/i][/b] – dije señalándola justo en el momento en el que las dos se superponían, formando una sola de pelo castaño y piel morena. Era una paradoja porque era al mismo tiempo impostora y real, por eso siempre sería cierto.
– [b][i][color=#706268]Estaba segura de que no lo conseguirías[/color][/i][/b].- respondió sin volver a separarse. Delante de mí empezó a cambiar, su cuerpo se recubrió de una especie de pelaje oscuro en las partes más íntimas y su pelo era dorado y negro.
– [b][i][color=#457238]Bueno, gracias por el voto de confianza.[/color][/i][/b] – admití aliviado, sentí como una especie de peso se alejaba de mí, y habría jurado que vi una sombra alejarse hacia el lado oscuro.
La Guardiana se rió.- [b][i][color=#706268]Lo siento, a veces tiendo al exceso de sinceridad[/color][/i][/b].- añadió como disculpa. En ese momento de la hierba salieron tres pilares que parecían columnas romanas, sobre las que había tres objetos.
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/solomonbook.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/potion3.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/sarahamulet.png[/IMG][/align]
– [b][i][color=#457238]No te preocupes, yo también lo pensaba, esa preocupación desesperante y ese miedo a equivocarme eran demasiado fuertes.[/color][/i][/b] – respondí casi automáticamente, porque mi mente estaba en otra parte, observando esos objetos, intentando obtener toda la información posible de ellos. – [b][i][color=#457238]¿Para qué son estos objetos?[/color][/i][/b] – pregunté.
– [b][i][color=#706268]Para que elijas uno de ellos y te lamentes por no haber elegido cualquiera de los otros dos[/color][/i][/b].- respondió con dureza. La Guardiana no se andaba por las ramas, pero la sinceridad se agradecía igualmente.
– [b][i][color=#457238]Sigues teniendo que trabajar esa honestidad.[/color][/i][/b] – bromeé aunque a ella pareció no hacerle demasiada gracia, porque frunció el ceño. – [b][i][color=#457238]¿Puedes decirme algo de ellos?[/color][/i][/b] – pregunté fijándome primero en el libro, defecto profesional.
– [b][i][color=#706268]El libro es Ars Necra[/color][/i][/b].- la sola mención del nombre me provocó un escalofrío.- [b][i][color=#706268]La mitad de esos hechizos podrían matarte y la otra mitad…también, en realidad[/color][/i][/b].- dijo mientras se rascaba la parte trasera de la cabeza con una mano.
– [b][i][color=#457238]Conozco ese nombre. Todas las criaturas sobrenaturales están en él, y sus debilidades.[/color][/i][/b] – dije pensativo. El ‘Ars Necra’ era un libro con menos fama que el ‘Necronomicón’, pero igual de poderoso, un compendio de magia olvidada que debía seguir así, pero la parte de todas las criaturas…a veces era difícil encontrar a qué nos enfrentábamos, y más aún cómo vencerlo.pensativo.
– [b][i][color=#706268]Recuerda lo que te he dicho de las muertes[/color][/i][/b].- matizó. No podía coger el libro, era una tentación, puesta ahí quizá como parte de la prueba. Era mejor seguir el camino duro que acabar corrompido por esa cosa. Además, parecía estar encuadernado con piel humana, demoníaca y de a saber cuántas especies, y eso me ponía la piel de gallina. Prefería que siguiera perdido, o que ardiese para siempre si era posible.
– [b][i][color=#457238]Lo sé, háblame del resto.[/color][/i][/b] – decidí.
– [b][i][color=#706268]Con la Pócima de la Luna Nueva dejarías de ser un licántropo[/color][/i][/b].- continuó señalando un frasco forrado con cuero.
– [b][i][color=#457238]¿La maldición se iría? ¿Completamente?[/color][/i][/b] – pregunté. Parecía demasiado bueno para ser cierto, librarme de la maldición, del miedo a arañar a Diana o a perder el control y hacer daño a alguien. Todo eso, ido para siempre.
La Guardiana asintió y sentí como el estómago me daba un vuelco de la alegría. – [b][i][color=#706268]Para siempre[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#457238]¿Y el…último?[/color][/i][/b] – pregunté por cortesía, porque la pócima ocupaba mi mente. Los Búhos no habían conseguido nada todavía del frasco que me había tomado de otra realidad, pero si la pócima podía arreglarlo.
– [b][i][color=#706268]El Colgante de Gleipnir protege a la persona que lo lleva…de tu licantropía[/color][/i][/b].- explicó mientras me miraba. Había algo que no encajaba en todo eso.
– [b][i][color=#457238]Pero si me curo, no lo necesitaría, no habría riesgo.[/color][/i][/b] – pensé en voz alta.
– [b][i][color=#706268]Y cualquiera de las dos opciones relacionadas con la licantropía son mejor que el Ars Necra[/color][/i][/b].- comentó la Guardiana. De eso era consciente, pero ¿para qué iba a coger el colgante si la otra opción me curaba? Si licantropía no había riesgo. – [b][i][color=#706268]Pero a mí no se me permite influir en las decisiones de los Campeones[/color][/i][/b]. – añadió.
– [b][i][color=#457238]Sí, lo sé. Pero no entiendo por qué me darían dos opciones parecidas si la curación de la maldición lo arreglaría todo. Tiene que haber algo que no estoy viendo.[/color][/i][/b] – admití intentando pensar claramente en todo eso. La cura era algo que deseaba completamente, ¿por qué darme algo que solo paliaba parte del problema si me estaban dando ambrosía en bandeja de plata? No encajaba.
– [b][i][color=#706268]¿Tus padres de qué color tienen el pelo?[/color][/i][/b]- preguntó la Guardiana de forma distraída. Parecía una pregunta extraña, pero me hizo plantearme algunas dudas.
– [b][i][color=#457238]¿Genética?[/color][/i][/b] – pregunté. Ella pareció sonreír ligeramente. ¿Sería posible que mi maldición, incluso curada, hubiese alterado mis genes y se transmitiese a mis hijos? O qué…¿y si Diana estaba ya…? No, no podía, había estado algo enfermiza pero debía ser por el conjuro que le había exigido demasiado. Porque si estaba embarazada y había permitido que entrase en ese lugar… Recordaba perfectamente a Amy, nuestra hija, mi pequeña, y su extraña enfermedad que parecía tener algo que ver con mi maldición. Intenté pensar en otra cosa, las dos opciones podían ser posibles, y…eran un riesgo que no podía correr. – [b][i][color=#457238]No puedo correr el riesgo…elijo el colgante.[/color][/i][/b] – dije acercándome hacia el colgante mientras pasaba por delante de la Pócima, que parecía llamarme. Le dije adiós, a ella y a la posibilidad de liberarme de mi maldición.
– [b][i][color=#706268]Siempre puedes usar otro tipo de protecciones…[/color][/i][/b]- sugirió la Guardiana.
– [b][i][color=#457238]Creo que la charla de planificación familiar con una Guardiana es demasiado.[/color][/i][/b] – confesé. Eso no era una opción. Nunca me había planteado la posibilidad de ser padre, porque siempre parecía algo…lejano. Pero estando con Diana, a la que le encantaban los niños y era una madraza por naturaleza, la perspectiva de ser padre era algo que había llegado a ilusionarme, quería esa vida para nosotros, y estaba luchando hoy, entre otras cosas, por esa. Recordé de nuevo a Amy y me la imaginé junto a Diana, y junto a mí. No nos iba a negar eso, incluso a costa de llevar una maldición de por vida. Así al menos tendría una bendición mucho más fuerte para compensarla. Sin detenerme más, tomé el colgante entre las manos y los pedestales comenzaron a descender, siendo engullidos en la tierra. – [b][i][color=#457238]¿Por qué has cambiado?[/color][/i][/b] – pregunté a la Guardiana ahora que todo había terminado.
– [b][i][color=#706268]Lo siento, es que no puedo evitarlo[/color][/i][/b].- se disculpó respecto a su última sugerencia.- [b][i][color=#706268]Era una Campeona como tú[/color][/i][/b] – explicó despertando mi interés.
– [b][i][color=#457238]¿Los que usaron el arma para acabar con Chernobog?[/color][/i][/b] – pregunté queriendo saber más de lo que nos esperaba ahora que habíamos pasado las pruebas. Si estaba allí eso quería decir que a nosotros podría esperarnos eso mismo, aunque había una gran diferencia en si nos esperaba ya, o tras nuestra muerte, y ninguna de las dos me complacía.
Ella asintió.- [b][i][color=#706268]Ha llegado el momento de que te vayas, porque no puedo responderte a más preguntas[/color][/i][/b]. – dijo cortando las preguntas que bailaban por mi cabeza.
– [b][i][color=#457238]¿Ni siquiera por qué estáis aquí si le detuvisteis, al menos en parte?[/color][/i][/b] – dije soltando la más importante, no podía permitir que todos ellos terminasen allí, convertidos en…algo, esperando que llegasen los próximos Campeones.
– [b][i][color=#706268]A lo mejor en el Ars Necra está la respuesta, pero yo no te la voy a dar, porque mi vida depende de ello[/color][/i][/b].- respondió con sinceridad, apremiándome.
– [b][i][color=#457238]Está bien, me iré. Ha sido un placer conocerte.[/color][/i][/b] – me despedí sin quedarme demasiado contento con las tenues respuestas que había obtenido. La duda me corroía.
– [b][i][color=#706268]Espero que si vuelves, no vengas con tantas preguntas «Protector del Equilibrio»[/color][/i][/b].- supuse que su título ahora pasaba a mí, aunque esperaba que eso no fuese una declaración de intenciones para convertirme en dos Christopher MacLeod de por vida.- [b][i][color=#706268]Hasta otra[/color][/i][/b].- se despidió desvaneciéndose. Antes de irse había señalado la barrera que pareció vibrar formando una puerta. La toqué y crucé al otro lado, hacia el final de este camino.
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