Moondale

¿POR QUÉ DEMONIOS ME HABÍA MOLESTADO?

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Logan Villiers| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte I de II

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

Stir-2

Por fin estaba solo, sin ninguna persona que me mirase por encima del hombro, sin juicios de gente que no se paraba a mirar sus propios defectos antes de señalar los de los demás. Agradecí la oscuridad, porque el silencio ya estaba ahí desde que habíamos salido de la prueba, y el hecho de poder relajarme. Me llevé una mano a la mejilla, tenía un corte por dentro que me dejaba un sabor metálico y salado en la boca, por culpa de uno de los golpes del Ken.

Lancé un fogonazo de calor hacia el delante y vi que el pasillo era largo como un día sin pan. Tenía ganas de que esas malditas pruebas acabasen de una vez, y seguía sin saber cómo demonios me habían convencido para meterme en eso.

Después de un buen rato, el pasillo «explotó», seguía siendo un pasillo, pero ahora había luz por todas partes, porque las paredes y el suelo se habían cubierto de fuego en un momento, igual había sido culpa mía por el fogonazo de antes, pero era imposible que hubiese echado a arder justo cuando pasaba por él.

Las llamas me rozaban como si fuese una ducha caliente después de uno de esos días fríos en Velze, dando energía a mi cuerpo, pero había algo en ese pasillo que hacía que no me sintiese bien, me imaginé lo que era cuando vi la desconchada pintura de la pared derritiéndose, el Hospital Saint Martin, el que incendié.

– [b][i][color=#8F532C]¡Vamos, ya he pasado por esto.[/SIZE][/i][/b] – me quejé en voz alta. Detestaba tener que volver a pasar por ese lugar, era como abrir una herida una y otra vez, solo quería dejar toda esa mierda atrás y olvidarme de ello con un buen par de cervezas. Tragué saliva y continué caminando mientras escuchaba el incómodo crepitar de las llamas, tapado a veces por gritos desgarradores de dolor, gritos que conocía bien porque se reproducían a menudo en mi cabeza. Frente a mí aparecían y desaparecían fantasmagóricas figuras de mi pasado, médicos tirados en el suelo tratando de apagar las llamas, mujeres arrancándose la ropa mientras su vida se consumía, pequeños cuerpos con la cara quemada completamente…ese lugar era mi infierno particular. Quise gritar, maldecir y golpear algo, pero no serviría de nada, no merecía la pena malgastar el aliento ni las fuerzas. La vida era una mierda y por mucho que hiciera no iba a cambiarlo, no necesitaba que me lo recordasen.

El fuego se extinguió, dejando las paredes ennegrecidas. A ambos lados del pasillo empezaron a aparecer rostros de quemados con ropas de hospital formando un pasillo más estrecho. Me observaban, me juzgaban, como todo el mundo había hecho desde entonces. Era un monstruo para ellos, la sociedad me había hecho así y ahora me aborrecían, ya era tarde, tenían que haberlo pensado antes. Seguí pasando a través de las miradas acusadoras de todos los que habían muerto aquél día por mi culpa. Recordaba la profunda pena y la terrible culpa que había sufrido, era desgarradora, y cuando más necesité a alguien, estuve solo.

Pero eso había sido hacía mucho, las cosas habían cambiado, no iba a lamentarme, por mucho perdón que les pidiese no serviría de nada, estaban muertos. Aunque el mundo, los Grandes Poderes o quien demonios fuese parecía querer que lo pagase durante toda su vida, como si no me hubiese tocado sufrir suficiente basura.

Continué caminando en silencio, con la cabeza alta, hasta que volvieron las paredes de piedra y los ojos acusadores de los muertos parecieron dejar de seguirme. Delante de mí había una chica, parecía que volvía a tener suerte con mi compañera, o eso pensé por un instante, hasta que la vi de cerca. No os lo toméis como si fuese un orco tampoco…era delgada, india seguro, no era fea del todo, pero parecía extremadamente…sosa. Llevaba unas ropas algo extrañas y una especie de lanza de color negro en una mano, no me gustó la forma en la que miraba.

Detrás de ella había una puerta que tenía un aire a las de antes, salvo que tenía más dibujitos que no tenía tiempo para mirar. Lo que si vi fue mi objetivo para terminar de una vez esas malditas pruebas e ir a refrescarme el gaznate con una merecida cerveza…o cervezas, había un hueco para un colgante, uno solo, así que esa tipa no estaba ahí para ayudarme, aunque no había que ser un lince para saberlo, parecía que tenía otra lanza escondida en el culo.

– [b][i][color=#8F532C]¿Puedo ayudarte en algo?[/color][/i][/b] – pregunté para saber qué demonios pintaba allí aunque me interesase poco. Ella se irguió todavía más y colocó la lanza delante de ella, la de la mano.

– [b][i]No necesito ayuda de nadie, y menos de ti, vengo a matarte.[/i][/b] – nunca habría pensado que nadie me diría que iba a matarme con tan poca sangre. Desde luego no le estaba poniendo mucho esfuerzo.

– [b][i][color=#8F532C]Lo creas o no, no eres la primera que me lo dice. ¿Nos conocemos?[/color][/i][/b] – pregunté, aunque lo dudaba bastante, nunca me habría interesado por una mujer tan sosa. Al menos podía tener un poco de suerte y que me tocase una chica guapa, salvaje y con ropas de cuero que intentase matarme, del amor al odio hay un paso, y del odio al ‘angry sex’ otro.

– [b][i]Soy Hela, un alto miembro entre las huestes demoníacas. Me han traído de vuelta con la condición de librarme de ti.[/i][/b] – explicó, así que creía que era importante y había muerto. Sumando dos y dos uno se daba cuenta de que debía ser el tal Doctor, con el que tenía unas cuantas cuentas pendientes después de jugar con mis miedos. Y ahora me mandaba una lacaya recién desenterrada para «matarme».

– [b][i][color=#8F532C]¿Y cómo planeas matarme exactamente?[/color][/i][/b] – pregunté con una sonrisa en los labios. Tenía curiosidad.

– [b][i]No tendrás ninguna oportunidad, no te lo tengas tan creído. Deflectaré todos tus ataques y con mi lanza absorberé la mitad de tu poder para después matarte.[/i][/b] – se jactó sin el más mínimo atisbo de sonrisa.

– [b][i][color=#8F532C]Suerte con ello.[/color][/i][/b] – dije empezando a cansarme del juego.

– [b][i]No serás tan creído cuando te veas a un espejo.[/i][/b] – señaló un pequeño estanque que parecía un espejo. Me acerqué a él para ver qué quería decir y vi poco más que un cadáver semidescompuesto devolviéndome la mirada. Era mi cara, pero los ojos estaban hundidos, la piel colgaba, en algunos trozos arrancada de la cara, cubierta de sangre seca y fresca a partes iguales, mientras que en otras partes se habían formado costras negras. Me llevé la mano a la cara, se veían los huesos de los dedos, y la carne ennegrecida. Las miré directamente y estaban exactamente igual.

– [b][i][color=#8F532C]¿Qué truco es este?[/color][/i][/b] – dije sintiendo como la ira que siempre llevaba dentro crecía, esa tía había aparecido en el momento menos oportuno, por desgracia para ella.

– [b][i]¿No te gusta lo que ves?[/i][/b] – respondió ella. Movió la lanza apuntándola hacia mí. – [b][i]Hace mucho que no mato un humano.[/i][/b] – añadió. Una asesina, y se notaba que de gente inocente.

– [b][i][color=#8F532C]¿Qué eres, un demonio?[/color][/i][/b] – pregunté queriendo saber lo suficiente como para tomar una decisión. Ella asintió y me mostró brevemente su rostro, cadavérico y putrefacto como veía mi propio cuerpo en ese momento, me hacía ver como era ella. – [b][i][color=#8F532C]Ya está todo dicho.[/color][/i][/b] – sentencié. Lancé un fogonazo hacia delante y ella cruzó la lanza, que pareció brillar y absorberlo. Cuando el humo se disipó, ella tenía una estúpida risa de suficiencia en la cara. Concentré mi energía y lancé un haz mucho más potente. Ella colocó el arma en medio de nosotros y brilló completamente tratando de absorber toda esa energía, seguí enviando más y más mientras veía como le temblaba el brazo y finalmente se caía hacia atrás. Cuando lo hizo me acerqué y cogí la lanza de entre las manos, las junté cerca del centro y empecé a aplicar toda la energía que tenía a mano, hasta que giré las manos y la partí en dos. Ella miraba completamente sorprendida. – [b][i][color=#8F532C]¿Hela no es la diosa de la Muerte de Thor? Pues saluda a tu amiga.[/color][/i][/b] – dije antes de clavar la mitad afilada de la lanza en su hombro. Después me coloqué a la altura de su cabeza y decidí darle un rápido descanso. Con un giro y un chasquido dejó de moverse. – [b][i][color=#8F532C]No debiste confesar que eras una demonio asesina.[/color][/i][/b] – dije sin nadie que me escuchase ya.

Me levanté y me miré las manos que acababan de arrebatar una vida. No era la primera, ni siquiera la primera habiéndolo decidido. Tras dejar mi casa en llamas empecé a descubrir quién era, qué era, y lo que se ocultaba en la oscuridad del mundo. No me sorprendieron los seres sobrenaturales ni los demonios, porque no iba a conocer peor demonio que mi padre. Aun así, me decidí a dar caza a todos esos monstruos, pero no solo los de aspecto monstruoso por fuera, si no los que también lo eran por dentro, asesinos, psicópatas, violadores, y ser para ellos juez, jurado y verdugo.

Cogí el colgante y lo metí en la puerta mientras pensaba. Esa tal Hela que había robado el nombre de un cómic, había matado gente y estaba dispuesta a matarme sin cuestionar para quién lo hacía, no merecía vivir. Igual que no me había detenido a pensar con ‘el vampiro’, no me detendría con ella.

Siempre dicen que la primera muerte es la más difícil, que una vez cruzas esa puerta, se va haciendo cada vez más y más fácil, pero dejad que os diga que eso no es más que una mentira de alguien que no ha arrebatado de verdad una vida. Matar es fácil, demasiado fácil, lo difícil viene después, la sangre en las manos que no se va por mucho que frotes, recordar el último suspiro de alguien a quien has arrebatado la posibilidad de hacer cualquier cosa, pero también entre esas cosas estaba matar a alguien inocente… La conciencia se aliviaba rápidamente pensando que libras al mundo de esos monstruos, uno hace lo que tiene que hacer, a lo que nadie más se atreve, para que otros tengan la vida que yo no tuve. El fuego se vence con fuego.
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[spoiler]Si os parece realista, que conste que yo no he matado a nadie xDDD[/spoiler]


 

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Logan Villiers| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

loganpruebas1

La puerta se abrió y pasé a través de ella hasta una sala que en realidad era un lugar abierto, una especie de recinto medieval, de esos con gradas y un espacio central con el suelo de paja para que los caballeros se enfrenten en justas, parecía sacado de una feria medieval de esas del verano en Velze en las que la gente se disfraza de caballeros y damas y finge vivir en otra época, pero sin la roña ni los dientes podridos. Las gradas estaban vacías, excepto una, donde había una figura sentada que me miraba con ojos rojos brillantes.

De alguna forma, era yo, como una especie de gemelo, excepto que el tipo parecía sacado de una película antigua, estaba todo oscuro, como en blanco y negro. En un parpadeo desapareció, debía moverse a una velocidad increíble, y lo comprobé cuando noté una especie de escalofrío en la espalda. Alcancé a ver por el rabillo del ojo que estaba detrás de mí, pero antes de poder hacer nada me…atravesó.

No sabía cómo quitármelo, encendí todo mi cuerpo quemando energía, pero parecía que seguía ahí dentro, quería arrancarme la piel, quería quitármelo de una maldita vez, me estaba crispando los nervios tener eso dentro, me había…violado una puñetera sombra que era igual que yo.

De pronto pareció no importar, sentí un calor repentino en mis ojos, que brillaron en color rojizo aunque no los viese y todo pareció estar…bien, salvo esas malditas pruebas que nadie me agradecería. La sombra me había distraído, así que no vi al enorme tipo de la armadura acercarse hasta que casi me parte en dos con la espada.

– [b][i][color=#8F532C]Me encanta tu presentación. Ahora me toca a mí.[/SIZE][/i][/b] – cargué la energía en mi mano derecha y le golpeé en la cabeza, pero apenas se inmutó, en lugar de eso me golpeó con la mano de la espalda y me lanzó hacia atrás.

El tipo no era muy hablador, claramente, y cargó hacia mí, con su casco de astas de toro y la espada en alto. Me hice a un lado y lancé una onda de energía hacia él que le hizo caer de lado y le empujó varios metros, pero continuó levantándose. Le lancé otra nada más levantarse, pero la partió en dos con su espada como si no fuese nada.

Otra vez me estaban mandando contra un tipo prácticamente invencible contra el que no podía hacer nada, esta vez la Cazadora no estaba, y no pensaba arrodillarme para que me cortase la cabeza. Quizá sería mejor si cogiera la puerta y me fuese de ese lugar, que le diesen al mundo que me odiaba, no tenía por qué salvarles cuando todos sentían que podían mirarme por encima del hombro.

¿Para qué quería hacer esto? ¿Por qué demonios me había molestado? El tipo aquél, el tal Doe, había dicho que podía ser un héroe, quise demostrarles que lo sería, para que viesen que se habían equivocado y darles la espalda después como me la habían dado a mí, pero ni siquiera habían llegado a pensarlo, para Illya seguía siendo más monstruo que su vampiro.

Quise preguntarle al tipo de la espalda que qué sentido tenía todo esto, pero no parecía tener muchas ganas de hablar. Venía hacia mí con la espada en alto, pero detrás de él, en las gradas, vi una puerta, era mi oportunidad, podía dejarles a todos allí, continuar mirando para mí mismo, de todas formas nadie se preocuparía nunca por mí.

Y en ese momento, con el tipo invencible viniendo hacia mí, recordé la vez que me había pasado hacía poco, junto a la Cazadora, y me di cuenta de que ella sí había confiado en que podía hacerlo bien, había confiado en mí, cuando nadie lo hacía, y me había dado la maldita chispa de esperanza de que no fuese la única, pensándolo bien, incluso el cabezón había sido amable, me paré a pensar que quizá pudiese esforzarme esta vez, hacerlo bien, seguir con lo que había planeado y darles con un canto en los dientes a todos los que no confiaban en mí, como el aesir Ken.

En ese instante la espada cayó sobre mí y todo sucedió a cámara lenta. Encendí mis manos y paré el filo antes de que me golpease. Por muy invencible que fuese, nunca me daría por vencido. Envié la energía hacia mis manos y le eché hacia atrás para justo después lanzar una onda de calor que le lanzó contra las gradas que se hundieron con su peso. Por primera vez en un buen rato sentía que esa cosa que se había metido en mí no estaba. No sabía lo que había sido, solo que no quería volver a pasar por ello.

Me puse en pie y esbocé una sonrisa mientras veía al tipo levantarse con la armadura, como si fuera una tortuga panza arriba. De alguna forma pareció disminuir de tamaño y ahora parecía menos invencible, pero seguía llevando la misma armadura con el casco de astas de toro.

– [b][i][color=#1e58b8]Eres un hueso duro de roer, aunque no tanto como te crees[/color][/i][/b].- habló por fin el toro mudo mientras se guardaba la espada en el cinto sin apartar la vista de mí.

– [b][i][color=#8F532C]Si quieres podemos volver a comprobarlo.[/color][/i][/b] – le reté mientras terminaba de acercarse. A nuestro lado empezaron a aparecer una especie de pedestales como surgidos de la madera, sobre los que había varias cosas. – [b][i][color=#8F532C]¿Souvenirs?[/color][/i][/b] – pregunté al hombre lata.[/color]

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– [b][i][color=#1e58b8]Mira chico, que tenga que contarte esta sarta de pamplinas no implica que tenga que aguantarte, así que ahórrate los comentarios jocosos para las damas a las que quieras impresionar[/SIZE][/i][/b].- respondió enfadado, parecía que tenía malas pulgas. Fue una lástima no saber que era licántropo, pero no lo sabía y no pude soltar el chiste, ni todos los que se me han ido ocurriendo después.

– [b][i][color=#8F532C]¿Tú que has salido de la corte del Rey Arturo?[/color][/i][/b] – pregunté divertido por molestarle. – [b][i][color=#8F532C]¿Qué tengo que hacer con ellos?[/color][/i][/b] – añadí mientras observaba uno a uno los objetos. El primero era una espada con una hoja que llamaba la atención, el segundo, un escudo de color entre dorado y plata, y por último un casco que también llevaba cuernos, pero no como los suyos. Volví a mirar la espada, sentía algo en ella, una especie de poder que me llamaba, pero no era energía, no la sentía con mi poder, la sentía de una forma más profunda, como si lo sintiese por ser aesir.

– [b][i][color=#1e58b8]La espada es poderosa. Mucho[/color][/i][/b].- explicó. De nuevo, alguien más que parecía mirarme con desdén, como si no supiese lo que hacía. Nadie confiaba en mí, no era de extrañar que un extraño pensase que no tenía capacidades para elegir y controlar el poder de ese arma.- [b][i][color=#1e58b8]Pero un gran poder conlleva una gran responsabilidad[/color][/i][/b].

– [b][i][color=#8F532C]¿Y el casco y el escudo?[/color][/i][/b] – pregunté deseando que abreviasen con toda esa parafernalia y ceremonialismo.

– [b][i][color=#1e58b8]El YELMO te protegería… incluso de ti mismo[/color][/i][/b].- replicó como si le hubiese ofendido al llamarlo casco. El caso es que no lo necesitaba, podía protegerme yo mismo.

– [b][i][color=#8F532C]No necesito protección. Imagino que el escudo será parecido.[/color][/i][/b] – comenté restándole importancia. Ninguno de ellos me llamaba demasiado la atención, no necesitaba un objeto que me protegiese, me bastaba yo mismo.

– [b][i][color=#1e58b8]El Escudo del Sol te permitirá absorber más energía y podría ser de utilidad en batallas largas o en las que haya condiciones climáticas adversas[/color][/i][/b].- explicó con mayor detalle que las otras veces.- [b][i][color=#1e58b8]Pero claro, crees que eres indestructible, por supuesto. Todos hemos sido jóvenes e ilusos[/color][/i][/b]. – sentenció a continuación. Estaba deseando elegir de una maldita vez, no necesitaba ningún Guardián que me mirase también por encima del hombro y se creyese con derecho a juzgarme, él también había cruzado la línea, reconoces a alguien que lo ha hecho cuando lo ves, hay algo en la mirada…simplemente te cambia.

– [b][i][color=#8F532C]¿A quién llamas iluso, vejestorio?[/color][/i][/b] – le espeté harto de que me menospreciase. Le observé durante un momento en el que parecimos pelear solo con nuestras miradas, retarnos. Finalmente me acerqué a la ‘Espada del Caos’ y la cogí, si pensaba que no sería capaz de controlar su poder, se equivocaba, como los demás. Al tomarla sentí una corriente eléctrica recorrerme el brazo y subir por mi espinazo. A mi alrededor todo pareció estallar en una especie de onda expansiva que hizo que el tipo de la armadura retrocediese cubriéndose con una mano. Cuando se detuvo, observé la espada, su poder era mío.

– [b][i][color=#1e58b8]Necio[/color][/i][/b].- murmuró el Guardián observándome. Temía mi nuevo poder, pero no era nada nuevo, ya había pasado antes por lo mismo.

– [b][i][color=#8F532C]Esto me vendrá bien.[/color][/i][/b] – comenté mientras me apartaba de la escena hacia una nueva puerta de madera que había surgido entre las gradas que se habían hundido. – [b][i][color=#8F532C]Aparta.[/color][/i][/b] – dije al pasar a su lado.

– [b][i][color=#1e58b8]Espero que el tiempo te aporte sabiduría, porque la necesitas, «Mano del Caos»[/color][/i][/b].- fue lo último que le escuché decir. Crucé la puerta, con un nuevo poder en mi mano, dejando atrás la prueba. Pronto dejaría atrás todo eso, tenía poder, incluso más que antes, y el mundo que pretendía salvar me esperaba.

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