Moondale

SER UN HÉROE NO ESTÁ MAL

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=7]Moondale will return in a moment…[/SIZE][/b][/font]

[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Logan Villiers | Pico Tantree

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

loganbadassmodafaca

Continué bajando por la ladera de la montaña, entre las piedras afiladas. El camino no era el mejor, eso estaba claro, pero desde el momento en el que volvimos a salir a través del lago de la montaña, quise alejarme de todos ellos, llegar a casa, acabar con todas las cervezas que me quedaban en la nevera, salir del condado de Ripper de una maldita vez y olvidarlo todo.

Después de un rato caminando, con la cabeza embotada, sentí que llevaba algo duro y pesado en el bolsillo. Metí la mano y saqué un pequeño disco que parecía hecho de una mezcla entre piedra y metal, con un agujero en el centro. Cuando el demonio grandote, Daakka o como se llamase, metió su colgante en el pedestal, el resto hicieron lo mismo, y yo, con resignación, les imité mientras sentía que pulsaba un botón para darle la inyección letal a esa chica que se había sacrificado por un mundo que no merecía la pena.

El caso es que cuando coloqué el colgante, la piedra en su interior pareció partirse en dos, con un lado de color blanco y el otro negro. Al principio pensé que se había roto e incluso lo agradecí, así quizá podría ir a darle una paliza a ese tipo en lugar de ponernos a meter piedrecitas en agujeritos, pero en lugar de eso, las piedras empezaron a cambiar, girando una sobre otra de una forma extrañísima. A los demás debió pasarles lo mismo, pero no hubo tiempo para pensar demasiado, porque entonces apareció ese tipo trajeado delante de nosotros y todo empezó a pasar demasiado rápido. De mis piedras, que giraban sin parar, salieron dos auras de energía, una blanca y una negra, y empezaron a sumarse a las de los demás y a las de las chicas del centro. Se reunieron alrededor de…maldita sea…tengo que recordar como se llamaba…sí, Kaylee. Se reunieron alrededor de Kaylee aumentando el portal que arrastraba a ese tipo, mientras que ella se iba desvaneciendo en el aire hasta que no quedó nada. Para eso servía ser un héroe.

Entonces, cuando el portal se cerró, vi que las piedras habían parado de girar y en su lugar estaba ese disco, que parecía una mezcla de los dos colores. Escuché a medias al demonio grandote decir que cogiésemos los discos, y cuando lo hice, lo siguiente que vi fue el agua. Nadé para abrirme paso y aquí estaba, intentando alejarme de ellos, aunque sabía que no habían notado que había desaparecido, y si lo habían hecho, no les importaba, y a quien pudiera importarle, tenía mejores cosas de las que preocuparse, como llorar a quien habían perdido.

Al pensar en todo eso, el disco brilló en mis manos y el mundo a mi alrededor cambió una vez más, algo de lo que estaba empezando a cansarme. Pero esta vez era distinto, me vi a mí mismo cruzando el agua y los pasillos, a Sarah apareciendo delante de mí, decidida, y nos vi cruzar la puerta hasta encontrarnos con Ukko. Observé como nos derrotaba una y otra vez y cómo ella intervenía para salvarme, cómo se arrodillaba y superaba la prueba, consiguiendo el antídoto para que no muriese allí mismo. Vi como me enfrentaba contra un demoníaco ángel devorador de calor junto al otro aesir, el grandote que se llamaba Dominic. Después vi como me enfrentaba a ese gigantesco demonio de dos cabezas para intentar salvar a Mara, escuché en mi cabeza lo mismo que en su momento me había susurrado el demonio «Catorce Campeones se unirán para salvar el mundo. Siete morirán. Uno no volverá.» Me vi lanzarme con más ahínco contra ese monstruo, golpeándome con todo mi cuerpo contra él pensando que Novak no podía ser ese uno que nunca volviese. Me equivocaba, la que no volvería era esa muchacha inocente. El mundo cada día me daba más asco.

Novak me estaba curando las costillas, sabía lo que vendría a continuación, así que no quise seguir viendo más, así que intenté soltar el disco, dejarlo en mi bolsillo de nuevo, y volvía a estar en la montaña, de dónde al parecer no me había movido. Esos discos tenían grabado todo lo que nos había pasado en las pruebas y eso era algo que no me apetecía volver a ver, estaría bien en mi bolsillo, donde tampoco nadie pudiera tocarlo por accidente y verlo.

Escuché unas voces más adelante y continué caminando. Ninguna de ellas me resultaba familiar, pero me llamaba la atención saber qué hacía alguien allí ese día en concreto, a esas horas de la madrugada. Me concentré para ver la energía y vi varias formas más adelante, en una zona llana unos cuantos metros más abajo. Volví a ver normal y bajé lentamente mientras trataba de escuchar la conversación de los dos que estaban hablando, un tipo bajito y una chica con pinta de que oliese a mierda por allí cerca que no paraba de dar caladas a un cigarrillo.

Cuando me acerqué más, vi que ella sonreía con malicia a un comentario que acababa de hacer el otro, pero que no pude escuchar bien. Me di cuenta de que a ella le faltaba un colmillo, así que no le recomendaba sonreír mucho, mejor que se pusiera una mano delante como las de los anuncios.

– [b]Tenía a la Cazadora en la palma de la mano, es tan ilusa que se creía todo lo que le dije.[/b] – escuché que decía el bajito. Estaba hablando de Sarah, seguramente era una de las ratas que habían metido para que no llegásemos a la última prueba. Sentía como me hervía la sangre.

– [b][color=#54138A]Yo le habría dado una paliza a esa hechicera pelirroja de tres al cuarto, pero se escapó.[/SIZE][/b] – hablaba de Diana Echolls, la misma que hacía unos minutos me había agarrado por el cuello porque se había venido abajo. No me importó, nadie debería perder a alguien así, pero esto sí me importaba. Me puse en pie y empecé a bajar los metros que me distanciaban de ellos para darles una lección.

– [b]La próxima vez que la vea, estará muerta a mis pies.[/b] – amenazó el tapón. Sentí una vieja sensación crecer dentro de mí y llevé una mano a mi nueva espada para desenvainarla. En cuanto lo hice sentí su fuerza recorrer todo mi brazo derecho, una energía oscura empezó a emanar de ella, pero le ordené que volviese a su interior.

– [b][i][color=#232627]¿Es a la Cazadora a la que quieres muerta?[/color][/i][/b] – pregunté alzando la voz sin dejar de caminar hacia ellos. Ella me observó con una mueca de asco que parecía tener permanentemente y él se quedó mirando mi espada.

– [b]¿A ti también te ha cabreado? Tranquilo, no va a durar mucho.[/b] – soltó esbozando una ligera sonrisa, como si fuese una especie de tío duro o un auténtico tipo malo en lugar de un tipo bajito que apestaba a demonio.

– [b][i][color=#232627]Me parece que eso no va a poder ser.[/color][/i][/b] – le espeté dejando que mi enfado saliese en forma de energía calorífica de mi cuerpo, lo que, a plena noche en en una montaña a varios metros de altura hizo que echase humo de verdad.

– [b]Así que eres otro «Campeón». ¿Qué vas a hacer para impedírlo, matarme?[/b] – preguntó cuando ya estaba a unos pasos de él. Se transformó en un demonio cubierto de pelo blanco y con una cara muy fea, un yeti en miniatura.

– [b][i][color=#232627]Precisamente.[/color][/i][/b] – dije lanzando un tajo hacia delante con la Espada del Caos, que le atravesó el estómago. Tiré hacia atrás de ella y él cayó en el suelo, llevándose las manos a la herida mientras se desangraba. A la desdentada se le cayó el cigarrillo y vi como otros de los que estaban alrededor nos observaban. – [b][i][color=#232627]Único aviso: La Cazadora y su hermana no se tocan.[/color][/i][/b] – dije apuntando la espada hacia ella antes de envainarla.

Después me alejé, observando al resto de los que estaba viendo por allí. Estaban avisados y no olvidaría sus caras, pero por esa noche ya había tenido demasiada muerte, no quería más sangre en las manos, aunque la muerte que más me pesaba no había dejado sangre tras ella. Solo quería beber y olvidar.

A mis espaldas, cuando me alejé lo suficiente, la desdentada había hecho aparecer un cigarrillo con la marca de un pintalabios entre sus dedos y se lo llevó a la boca mientras me miraba con un gesto de superioridad que al parecer no podía quitarse. Volví la vista al frente y escuché su grito cuando su cigarrillo le explotó.

[hr]

Abrí la puerta del pequeño apartamento apartando las facturas con un pie, seguramente una de ellas sería del casero anunciando que iba a echarme, pero no le daría tiempo.

Lo primero que hice fue ir a la nevera a refrescar un poco el gaznate y aliviar mi cabeza, estaba pensando demasiado y eso nunca era bueno, necesitaba evadirme un rato. Después de la segunda cerveza, metí el resto en una mochila, junto a las pocas cosas que solía llevar conmigo, me cambié la agujereada camisa y el resto de la ropa, cogí las llaves de la moto y la chupa de cuero y cerré la puerta de ese apartamento para siempre. [i]A tomar por el culo Moondale[/i], pensé.

Recordaba la última vez que había estado tranquilo en ese apartamento y ese tipo, el tal John Doe, me había convencido para unirme a esa misión hablando de su amigo el que se sacrificó por salvar al resto de la pandilla. [i]Un momento.[/i] – pensé. Cuando me alejaba de ellos después de salir del lago, escuché a Sarah mencionar algo de que siempre perdían a alguien, primero a Fenris y ahora aún peor, a su hermana. Tenía una última cosa que hacer antes de irme de Moondale.

Conduje a toda velocidad por las calles de Moondale, vacías teniendo en cuenta la hora que era, así que no tardé en llegar al Hospital Saint Roch. Dejé la moto a un lado y crucé las puertas automáticas para encontrarme a una enfermera muy despierta en la recepción, que me miró con los ojos muy abiertos, como si fuese un yonki que quería robar una dosis de metadona, o algo peor.

– [b][i][color=#232627]¿La habitación de…Fenris?[/color][/i][/b] – pregunté apoyándome en el mostrador. Ella me miró entrecerrando los ojos y tecleó algo en su ordenador sin devolverme la palabra durante unos minutos.

– [b][i]¿Sabe su nombre completo? ¿Alexander Fenris quizá?[/i][/b] – dijo ella alzando la mirada.

– [b][i][color=#232627]Ése mismo, sí. ¿Qué habitación?[/color][/i][/b] – pregunté otra vez, no era un buen día para tratar con enfermeras con mala leche porque les ha tocado el turno de noche. Además, me ponía nervioso que me mirase tanto, no me apetecería mucho que tuviesen una foto mía por ahí, del ‘Pirómano de Velze’ que incendió el hospital y la gente que estaba en él, después quemó la casa de sus padres con ellos dentro y por último asesinó a una joven enfermera extranjera de apellido Novak. Principalmente, porque tenía algo que hacer.

– [b][i]Tercera planta. Habitación 21Z.[/i][/b] – respondió de mala gana. – [b][i]Pero solo se permite una visita y ya hay una chica allí, así que…[/i][/b] – empezó a decir intentando llamarme la atención.

– [b][i][color=#232627]No me quedaré.[/color][/i][/b] – intenté explicar.

– [b][i]No puedo permitir que se moleste a los enfermos que están intentando descansar. Esto es lo que…[/i][/b] – empezó a replicar hasta que la luz de su escritorio saltó por los aires. Para cuando volvió a mirar hacia dónde me encontraba, ya había desaparecido.

Subí en el ascensor hasta la planta tres y llegué a la puerta 21Z que estaba cerrada. La abrí y vi a una mujer de pelo rojo cereza leyendo un libro con cara de cansada. Al ver que abría la puerta levantó la mirada.- [b][color=#6A9145]¿Te has equivocado de habitación?[/color][/b]- me preguntó poniéndose de pie mientras dejaba el libro en el asiento.

– [b][i][color=#232627]¿No es ése un tal Fenris?[/color][/i][/b] – pregunté para asegurarme. Era un tipo de unos treinta, con pinta de playboy millonario…un momento, debía ser el dueño de esa empresa de construcción, entonces sí que debía ser un playboy millonario, aunque ahora con la espesa barba que llevaba, lo disimulaba.

– [b][color=#6A9145]Alexander Fenris, en realidad[/color][/b].- matizó. Cuando volví a mirarla vi que tenía una ceja alzada, como ese presentador de Jeopardy.

– [b][i][color=#232627]Entonces no me he equivocado.[/color][/i][/b] – dije caminando hacia él, pero antes de llegar a los pies de la cama de hospital que me traía amargos recuerdos que había tenido que recordar mucho últimamente, ella se cruzó delante de mí poniéndome un dedo en el pecho.

– [b][color=#6A9145]No sé quién te crees que eres, pero ni se te ocurra dar un paso más[/color][/b]. – amenazó. Parecía una mujer con carácter, y eso me gustaba, pero esta vez había venido a hacer otra cosa.

– [b][i][color=#232627]Mira, no tengo tiempo para esto.[/color][/i][/b] – dije mirándola fijamente. – [b][i][color=#232627]Le debo un favor a una amiga.[/color][/i][/b] – intentando pasar por su lado.

– [b][color=#6A9145]¿Tu amiga estaba en el fondo de una botella?[/color][/b]- preguntó. Me puse una mano delante de la cara y sentí mi aliento, capaz de emborrachar a alguien, pero no a mí porque mi raza o mi poder, no sé cual de ellos, tenía una tara, y es que no podía emborracharme en condiciones. Después me di cuenta de que llevaba una cerveza en la mano y solté un gruñido antes de dejarla en una de las mesas.

– [b][i][color=#232627]No tiene nada que ver con eso.[/color][/i][/b] – puse mis manos sobre sus brazos y la alcé apartándola a un lado mientras ella abría mucho los ojos sin poder hacer nada más porque la había cogido por sorpresa. Continué avanzando y sentí cómo me tiraba de la camisa. A la gente le había dado ese día por dejarme sin ropa.

– [b][color=#6A9145]Voy a llamar a seguridad[/color][/b]. – la escuché amenazar.

– [b][i][color=#232627]Adelante, ya me buscan en Velze y no tengo intención de volver aquí.[/color][/i][/b] – dije cruzando el espacio que me separaba de él. Cuando lo tuve delante, no supe qué narices estaba haciendo, pero me movía por la intuición, y por una idea que había sacado de un cómic. Por suerte, eso no lo sabía nadie más que yo, porque no daba mucha confianza. Coloqué las manos a ambos lados de su cabeza y empecé a concentrarme en toda la energía que circulaba entre ellas, el calor que se desprendía de su piel lo dejé a un lado, tratando de concentrarme más allá, en algo más pequeño.

Escuché un sonido que me distrajo, la puerta abriéndose de nuevo y la voz de un tipo. – [b]¿Mercy? ……¿Qué coño estás haciendo?[/b] – supuse que lo segundo era por mí y por las chispas de estática que estaban saliendo de mis dedos hacia la cabeza de Fenris. Estaba consiguiendo llegar a ello, sentir la energía de los impulsos eléctricos de su cerebro, y estaba sintiendo que algo iba mal, pero no sabía como arreglarlo porque no se callaban.

– [b][color=#6A9145]No sé qué pretende, pero como se atreva a tocar a Xander…[/color][/b]- replicó ella enfadada. Era un huracán, lástima no haberla conocido antes.

– [b]Llama a seguridad, yo lo retendré.[/b] – dijo el tipo. Abrí los ojos, frustrado porque no me dejasen concentrarme, y vi al tipo que se acercaba, y se detuvo cuando una de las luces del techo explotó lanzando vidrio sobre el suelo.

– [b][i][color=#232627]No te muevas, o tu amigo se quedará vegetal.[/color][/i][/b] – le advertí. Volví a cerrar los ojos y me dejé llevar por la ‘música’ de la energía, seguí el movimiento de los impulsos eléctricos de su cerebro y sentí que había notas desafinadas que tenía que corregir. Empecé a dirigir el concierto de energía, a dejar que siguiese el rumbo natural, restaurándolo, hasta que compuse una sinfonía. Entonces abrí los ojos y vi como Alexander Fenris abría los suyos y miraba a todas partes, como si estuviese paralizado en un sueño.

Pensé que la había cagado y había despertado a alguien que no podía mover su cuerpo, que había desconectado algo que no debía, pero después se alzó boqueando y tosiendo, mirando a su alrededor con terror en sus ojos.

– [b][color=#6A9145]¡Xander![/color][/b]- exclamó la mujer. Dejé que pasase junto a mí y me alejé de la cama, hacia la puerta. – [b][color=#6A9145]¿Cómo…cómo es posible?[/color][/b]- me preguntó mirándome fijamente.

– [b][i][color=#232627]Los impulsos eléctricos de su cerebro están arreglados.[/color][/i][/b] – dije girando el pomo de la puerta. Los cómics a veces podían salvar la vida a alguien.

Salí al pasillo y sentí que alguien venía detrás de mí. Me giré y la pelirroja me dio un abrazo que me dejó completamente descolocado. No supe qué decir, hasta que se separó y se alisó el traje.- [b][color=#6A9145]Gracias. Dame una cifra y te firmaré un cheque ahora mismo, por favor[/color][/b].- ofreció. Estuve a punto de reírme, pero no me apetecía enfadar a una de las pocas personas que me habían agradecido algo. – [b][color=#6A9145]Una cifra no muy elevada, porque no soy El Banco de Ripper[/color][/b]. – añadió.

– [b][i][color=#232627]No quiero dinero. Se lo debía a alguien.[/color][/i][/b] – dije antes de darme la vuelta y volver al ascensor. Cuando las puertas se estaban cerrando, vi como me dirigía una última mirada antes de volver a la habitación.

Volví a hacer estallar la bombilla de la enfermera para que no me viese salir y me subí a la moto, para dejar atrás Moondale de una maldita vez.

[hr]

Mientras me alejaba de Moondale, pensaba en todo lo que había vivido allí en el poco tiempo en el que había estado, y cómo algunas cosas me había dejado un amargo sabor de boca, como el reencuentro con Novak.

Pensar en todo lo que había ocurrido, en cómo, después de todo, se había alejado de mí en la sala del final como si ella también pensase que era una especie de monstruo. Lo nuestro no podía ser, eso lo había dejado claro. Dejé salir mi enfado en una pequeña explosión de energía que me tranquilizó, pero que hizo que una moto que venía en dirección contraria a toda velocidad se zarandease y estuviese a punto de chocar contra el cartel de ‘Bienvenido a Moondale. Ciudad de la Esperanza’, pero por suerte quien fuese que la llevase supo controlarla y se detuvo al lado sin chocar.

– [b][i][color=#232627]Ey, ¿te encuentras bien?[/color][/i][/b] – pregunté deteniendo mi moto a su lado.

Vi como se bajaba y caminaba hacia mí contoneando las caderas mientras se quitaba el casco, dejando al descubierto una melena rubia y una bonita cara cubierta de pecas y rematada por unos ojos azules que se distinguían incluso a esas horas de la noche. Me fijé bien en su traje de cuero y la forma de su cuerpo.

– [b][i][color=#AA205E]¿Eres poli?[/color][/i][/b] – dijo ella seria.

No pude evitar soltar una risa al pensar que alguien pudiese confundirme con un poli. – [b][i][color=#232627]La última vez que lo comprobé no.[/color][/i][/b]

– [b][i][color=#AA205E]Mejor[/color][/i][/b].- respondió mientras se quedaba mirándome fijamente.

– [b][i][color=#232627]¿Necesitas ayuda? No suelo hacerlo, pero en cuanto te he visto sin el casco no he podido evitarlo.[/color][/i][/b] – añadí con una sonrisa. Sí, iba a irme a toda velocidad de Moondale, pero esa motorista tenía un par de razones apenas cubiertas por el cuero que me hicieron querer hacer una parada antes del viaje.

Ella se giró dándome la espalda y se fue hacia la moto, que movió con sus manos con facilidad como si no pesara nada. Esa chica no era una humana cualquiera. – [b][i][color=#AA205E]No necesito tu ayuda. Ni la de nadie[/color][/i][/b].- me soltó. Empezaba a caerme bien.- [b][i][color=#AA205E]Por muy bueno que estés[/color][/i][/b]. – añadió mirándome.

– [b][i][color=#232627]¿Compañía tampoco? Soy un buen guía, por ejemplo ese motel está bastante bien.[/color][/i][/b] – añadí intentando probar un poco de suerte, aunque definitivamente, ese era uno de esos días en los que te tienes que quedar en la cama.

Ella soltó una carcajada y se subió a la moto.- [b][i][color=#AA205E]Soy demasiado para ti[/color][/i][/b].- dijo bajando un poco más la cremallera de su top de cuero y guiñándome un ojo. Definitivamente me habría gustado tener tiempo para conocer más a esa chica. – [b][i][color=#AA205E]Nos vemos por ahí, poli[/color][/i][/b].- dijo antes de ponerse de nuevo el casco.

– [b][i][color=#232627]Te tomo la palabra, chica de cuero.[/color][/i][/b] – me despedí con una sonrisa subiéndome a mi moto. Arranqué la moto y cada uno se marchó en una dirección diferente, ella hacia a Moondale, yo huyendo de allí.

Había probado lo que sentía siendo un héroe, y no estaba mal.

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=7]FINAL DE TEMPORADA[/SIZE][/b][/font][/align]

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