[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Campeon en las Sombras| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de la Destruccion
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
[spoiler]Aviso: Este post debe leerse sin haber leído comentarios, pues contiene SPOILERS[/spoiler]
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Mentiría si dijera que el Campeón en las Sombras no dejó escapar un resoplido de fastidio cuando las luces se apagaron y su compañero hasta el momento, Hiroshi Sato, se perdió en la negrura. Le hubiera gustado poder hablar más con él, porque el hecho de estar cubierto por el hechizo protector le había ayudado a entablar conversación con lo que para él, era un extraño. Aunque también influía el hecho de que le había acompañado en su salto al vacío y eso, parece que no, pero une bastante.
En eso estaba pensando el Campeón cuando las antorchas se encendieron nuevamente, iluminando la galería de piedra y frente a él se encontró con Diana Echolls, que tenía mal aspecto, a pesar de que intentaba disimularlo esbozando su habitual amplia sonrisa de dientes blanquísimos.- [b][i][color=#843181]Deduzco que eres el Campeón en las Sombras[/SIZE][/i][/b].- Bromeó pasándose una mano por la barbilla, como si fuera Sherlock Holmes.
La Sombra asintió y se quedaron en silencio. Era una situación incómoda y ni ellos mismos sabían por qué, pero la distancia que les separaba y el hecho de que no hicieran ningún movimiento, lo evidenciaba.- [b][i][color=#843181]¿Sabes que con un “Tirer la couverture” podría saber quién eres?[/color][/i][/b]- La bruja pelirroja volvió a la carga. Intentaba romper la tensión infructuosamente, porque la Sombra se revolvió inquieta.-[b][i][color=#3B170B]No lo hagas, por favor[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#843181]¿Y qué me das a cambio?[/color][/i][/b]- Diana contuvo una mueca de dolor, que parecía venir de una parte de su cuerpo, pero intentó disimular manteniendo la broma, a pesar de que su interlocutor parecía no entenderla.
– – [b][i][color=#3B170B]Si me ocultan, es por algo [/color][/i][/b].- Explicó, aunque no era necesario.- [b][i][color=#3B170B]Las cosas podrían ir mal… [/color][/i] [/b]
– [b][i][color=#843181]Lo sé[/color][/i][/b].- Le cortó Diana al ver que la conversación no iba a ninguna parte. No quería que se sintiese mal antes de lo que, seguramente, sería su prueba y además, estaba ese incesante dolor que no la dejaba casi avanzar. Una punzada en el vientre constante, como si tuviera un puñal en las entrañas.
– – [b][i][color=#3B170B]¿Te encuentras bien…? Eh…[/color][/i][/b] – El Campeón se acercó a la bruja pelirroja y se quedó a una distancia prudencial, sin saber cómo continuar.
– – [b][i][color=#843181]Diana[/color][/i][/b].- Se señaló la chica sonriendo.- [b][i][color=#843181]Sombra[/color][/i][/b].- Después, señaló a la Sombra, como si fueran Tarzán y Chita.
El Campeón dejó escapar una carcajada que sonó distorsionada por culpa de la protección de los Poderes y caminaron hombro con hombro hasta que estuvieron frente a la puerta de madera ornamentada con grabados de plumas ensangrentadas. – [b][i][color=#3B170B]Creo que soy yo…[/color][/i][/b] – Musitó cologando su colgante en la ranura correspondiente y esperando a que la chica hiciera lo propio.
– [b][i][color=#843181]Qué chungo debes ser para que te pongan esta puerta[/color][/i][/b].- Se rió sin ganas. Estaba cada vez más cansada.
– [b][i][color=#3B170B]Eso parece.[/color][/i][/b] – Al mover la mano para colocar bien el colgante, la mano le tembló y Diana colocó la suya encima. Ni siquiera sabía quién era la persona que se ocultaba tras toda aquella parafernalia y aún así, quería que se sintiera mejor.
La Sombra musitó un gracias y soltó la mano de la bruja, notando cómo una descarga de creación le recorría el cuerpo. Como una explosión destructiva que precede a la creación. La nada previa al todo. Supo que la prueba era suya y esperó a que las puertas se abrieran para recoger los colgantes.
Frente a ellas, una llanura de lo que parecían las Islas Británicas se extendía ante sus ojos de un verde intenso. El cielo estaba encapotado y cuando dieron un paso para que las puertas se cerrasen, pudieron ver con sus propios ojos que aquella llanura no estaba en calma, sino que acababa de tener lugar una cruenta batalla, pues cientos, quizás miles de soldados medievales agonizaban en el suelo.
Diana dejó escapar un suspiro.- [b][i][color=#843181]Si vemos que la cosa se tuerce, nos tiramos al suelo como si estuviéramos muertos[/color][/i][/b].- Miró de reojo a la Sombra, que no entendía qué pintaba en mitad de aquel caos.
– [b][i][color=#3B170B]Creo que el verde que llevas puede confundirse con la hierba[/color][/i][/b].– Sonó como si estuviera intentando bromear, pero con aquella voz era difícil saberlo.
Unas plumas negras surgidas de la nada, comenzaron a arremolinarse hasta formar una figura humana. Caminando como un fantasma cubierto de plumas negras, una mujer de unos treinta años con cabello oscuro paseaba entre los cuerpos, se detenía a observarlos y en algunos, los menos afortunados que no habían muerto rápidamente, posaba sus manos desnudas para sumirles en el sueño eterno.- [b][i][color=#843181]¿Vamos hacia ella o esperamos a que nos vea?[/color][/i][/b]- Le preguntó Diana con visible nerviosismo. No todos los días se veía a La Parca de frente (por suerte).
– [b][i][color=#3B170B]No…sé…[/color][/i][/b] – La Sombra dudó y la pelirroja de las Echolls, la agarró por el brazo, tal como hacía con Edward Maclay cuando era pequeño y se negaba a ser el padre en los juegos para llevarla frente a la Guardiana.- [b][i][color=#843181]¿Eres la Guardiana o vas a un entierro?[/color][/i][/b]- Espetó dejando libre al Campeón.
– [b][i][color=#000000]Respeto, mortal. Soy la Morrigan, la Reina Espectral.[/color][/i][/b] – Tenía una voz fría y dura, pero en el fondo, no parecía mala. Caminaba de puntillas entre la línea que separaba el bien del mal. Era mala, pero necesaria. O quizás era buena, pero debía hacer cosas malas. Al decir eso, se puso en cuclillas y absorbió el alma de un pobre moribundo que llamaba a su amada.
– [b][i][color=#3B170B]¿Qué…tengo que hacer? Señora. Señora Guardiana. Guardiana…¿señora?[/color][/i][/b]- La Sombra estaba confusa y aquella situación le estaba superando.
– [b][i][color=#000000]Solo los muertos pueden verme, o los que pronto lo harán.[/color][/i][/b] – Sentenció mirándole con sus ojos negros sin pupila y el Campeón sintió cómo un escalofrío le recorría la espina dorsal.
– [b][i][color=#843181]Pues yo no tengo pensado morirme[/color][/i][/b].- Soltó Diana cruzando los brazos.
– [b][i][color=#000000]Nadie quiere, pero después me ven.[/color][/i][/b] – Continuó su camino absorbiendo almas con calma, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Quizás lo tenía. Poseía una belleza delicada que contrastaba con sus actos y palabras.
– [b][i][color=#3B170B]¿Cuánto tiempo pasa desde que te ven…hasta que pasa?[/color][/i][/b]- El Campeón hablaba con un hilo de voz, como si tuviera miedo de sí mismo.
– [b][i][color=#000000]Segundos, días, meses, casi nunca años.[/color][/i][/b] – Su voz no tenía un ápice de compasión, pero eso no quería decir que le agradase tener que decirlo.-[b][i]
[color=#000000]¿Tienes miedo de morir?[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#3B170B]Sí[/color][/i][/b].- La respuesta del Campeón se quedó en el aire mientras La Parca se acercó a un soldado que tenía una herida muy fea en el pecho.- [b][i][color=#3B170B]Pero todo el mundo teme a la muerte. El que dice que no, miente[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#000000]Y aun así sabéis que llegará, y no podréis detenerla.[/color][/i][/b] – Añadió absorbiéndole la vida, que no era mucha, al soldado que expiró su último aliento llorando como un bebé.
– [b][i][color=#843181]¿Esta es su prueba, una terapia para que asuma su muerte?[/color][/i][/b]- Diana estaba molesta. No se encontraba bien y nunca había tenido mucha paciencia. Tras decir eso, soltó una palabrota y se alejó para sentarse a descansar.
– [b][i][color=#000000]Asumida o no, siempre llega.[/color][/i][/b] – Después de que la bruja hablase, las plumas negras se arremolinaron y de la vieja forma surgió una nueva. Parecía la misma chica de antes, pero esta vez las plumas no cubrían su vestido. Llevaba uno largo y liso de seda negra. Era como debía haber sido cuando estaba viva, si es que alguna vez lo estuvo y aquello era más que un truco.
– [b][i][color=#3B170B]¿Qué quieres que haga?[/color][/i][/b]- El Campeón estaba frustrado, no entendía nada.
– [b][i][color=#000000]La juventud es espléndida, pero todo puede morir[/color][/i][/b].- Parecía como si estuvieran en el mismo sitio, pero todo había cambiado. Estaban en un acantilado y la joven chica se acercaba a él como si no tuviera miedo.
– [b][i][color=#3B170B]Eso lo sé[/color][/i][/b].- Sabía que todo el mundo podía morir. Desde que nacemos o peor aún, desde que somos concebidos, podemos morir.
– [b][i][color=#000000]Y aun así, lo temes. Al igual que lo demás que existe y temes, solo aceptas el mundo que quieres ver[/color][/i][/b].- Sentenció lanzándose en picado al vacío. Libre como un pájaro y cuando su cuerpo tocó el agua helada, en lugar de hundirse o golpearse contra las rocas, volvió a estar al lado de Sombra. El acantilado tampoco existía.
– [b][i][color=#3B170B]No puedo cambiar lo que soy, pero al menos…estoy intentando hacer las cosas bien[/color][/i][/b].- Por una vez en su vida, sentía que estaba haciendo lo que tenía que hacer.
– [b][i][color=#000000]Hasta que una revelación te haga cerrar los ojos y dar media vuelta.[/color][/i][/b] – Las plumas se desvanecieron y frente a ella tuvo a una mujer madura, cubierta de plumas. Era la misma, pero tenía treinta años más, como poco.
– [b][i][color=#3B170B]Esta vez no voy a huir[/color][/i][/b].- Por una vez, no iba a huir. Ahora era valiente o al menos, debía serlo.
– [b][i][color=#000000]La muerte es un regalo a veces.[/color][/i][/b] – La mujer puso una mano sobre las manos del Campeón, que se vio a sí mismo anciano, enfermo y abandonado. Los viejos siempre son un incordio para los jóvenes que piensan que jamás van a morir. Se vio incapaz de valerse por sí mismo, sabiendo que la vida se le escapaba poco a poco. – [b][i][color=#000000]Y no solo para uno mismo.[/color][/i][/b]- Sus manos se separaron.
– [b][i][color=#3B170B]Prefiero otro tipo de regalos, pero no creo que tenga más opciones[/color][/i][/b].- A nadie le gustaba la idea de envejecer, pero morir tan joven era peor.
– [b][i][color=#000000]Los regalos entregados obligatoriamente son un peso.[/color][/i][/b] – Acercó su mano nuevamente y volvió a verse. Esta vez no era un anciano, pero estaba enfermo y también era una molestia para todos los que estaban a su alrededor. A nadie le gusta tener a la muerte tan cerca.
– [b][i][color=#3B170B]No es muy alentador[/color][/i][/b].- Consiguió decir cuando las manos de las señora, que ahora era una anciana de cabello canoso que había ido envejeciendo progresivamente, se separaron de ella.
– [b][i][color=#000000]Hay cosas peores, ¿necesitas que te lo recuerde? Lo viste hace poco.[/color][/i][/b] – Sabía a lo que se refería y una punzada de miedo se instaló en su pecho. Eso era peor que la muerte. Ahora lo sabía.
– [b][i][color=#3B170B]Hace tiempo te habría dicho que, al menos, estaba vivo[/color][/i][/b].- Cuánto había cambiado desde hacía una temporada.
– [b][i][color=#000000]Todo cambia con el tiempo, y los motivos.[/color][/i][/b] – Las plumas de la anciana revolotearon y frente a ella se encontró a una niña de poco más de seis años, también vestida de negro, a la que le faltaban los incisivos. – [b][i][color=#000000]Cambiamos para dejar paso a algo nuevo. La muerte es solo un cambio más.[/color][/i][/b]- La niña soltó una risotada. No era más que una cría y era más sabia que la Sombra.
– [b][i][color=#3B170B]Eso espero[/color][/i][/b].- Intentó sonar convencido.
– [b][i][color=#000000]Todo cambio necesita un adiós a lo que queda atrás.[/color][/i][/b] – La niña dio paso a la mujer del principio. La dama ya no estaba cubierta por plumas, sino que llevaba el vestido negro y un chal del mismo color para abrigarse. Parecía una mujer cualquiera, salvo por sus ojos, que seguían siendo fríos como el hielo.
– [b][i][color=#3B170B]Estoy preparado[/color][/i][/b].- El Campeón miró a Diana Echolls, que continuaba sentada en la piedra, ajena a lo que estaba sucediendo, porque en su cuerpo se estaba librando una batalla.
– [b][i][color=#000000]Adelante.[/color][/i][/b] – La mujer se cubrió con el chal y les dejó espacio. Había llegado el momento.
– [b][i][color=#3B170B]Pero…[/color][/i][/b]- No podía despedirse todavía. No era el momento, pero en su interior sabía que sí. La muerte era un regalo a veces.
– [b][i][color=#000000]Tendrás tiempo de despedirte del resto.[/color][/i][/b] – Le explicó al ver que dudaba y el colgante del Campeón brilló, sintiendo que a veces, la destrucción es una forma de creación. Se sintió tranquilo y no tuvo miedo o quizás tuvo un poco, porque todo el mundo tiene miedo a la muerte y el que dice que no, miente.
La Sombra cayó al suelo como si se tratase de una capa que cubría su cuerpo entero y su identidad quedó revelada.
– [b][i][color=#3B170B]Diana…[/color][/i][/b]- Susurré con mi propia voz, que me sonó rara después de tantas horas bajo el manto protector.
Ella levantó la vista y me miró sin dar crédito.- [b][i][color=#3B170B]El Campeón en las Sombras soy yo…Kaylee [/color][/i][/b]- Intentaba explicarme, pero la voz me temblaba. No sabía por dónde empezar.
La respuesta de mi hermana mayor fue ponerse en pie y correr hacia donde estaba para darme un abrazo. Me miró como si fuera la primera vez en su vida que me veía realmente y me acarició el pelo con cariño.- [b][i][color=#843181]No vas a morir, ¿verdad? Prométemelo. Prométeme que no te han protegido todo este tiempo para que ahora mueras[/color][/i][/b].- Apoyó la cabeza en mi hombro y noté cómo las lágrimas me mojaban el jersey de color melocotón que Ed me había regalado.
– [b][i][color=#3B170B]Está bien. No pasa nada[/color][/i][/b].- Intentaba contener las lágrimas, pero era difícil. Iba a morir, me habían preparado todo este tiempo para morir y tenía que hacerlo para que no se cumpliese el futuro que me mostraron. Ahí fue cuando cambió todo.- [b][i][color=#3B170B]Tú misma decías que no era de verdad. Si no soy de verdad, ni siquiera os daréis cuenta[/color][/i][/b].- Dejé escapar una risa triste y dos lágrimas me surcaron las mejillas.
Diana me miró a los ojos y recogió mis lágrimas con los dedos.- [b][i][color=#843181]Claro que eres de verdad. Eres tan Echolls como yo, pero un poco menos que Ed[/color][/i][/b].- Me besó en la frente con ternura y mi corazón se encogió. La iba a echar de menos tanto que ni siquiera podía decírselo. Si se lo decía, tendría que mirarla a los ojos y no sería capaz de hacerlo.
– [b][i][color=#3B170B]Ed…[/color][/i][/b]- La voz se me quebró al pensar en él.- [b][i][color=#3B170B]Siento que estoy preparada, algo dentro de mí me lo dice, pero tengo miedo. No quiero dejaros…a mamá, a ti, a Sarah, al resto, pero sobre todo, no puedo dejar a Ed…[/color][/i][/b]- Tomé aire, notando cómo el pánico hacía que las manos me temblaran.- [b][i][color=#3B170B]Iba a venirse a Louna conmigo, ¿sabes? Me lo dijo[/color][/i][/b].- Al decir eso, temblé con violencia. No quería separarme de él, ni tampoco de mis hermanas. Era injusto, pero debía hacerlo.- [b][i][color=#3B170B]Me quiere mucho más de lo que yo nunca podré quererle. Ojalá…hubiera más tiempo[/color][/i][/b].
Pero no había tiempo. Tenía miedo, más miedo del que jamás podré expresar, pero debía hacerlo.
– [b][i][color=#000000]Es hora de continuar.[/color][/i][/b] – Me instó La Parca formando una puerta de plumas negras.
Diana me abrazó una vez más, no quería soltarme, pero debíamos hacerlo.- [b][i][color=#3B170B]Tengo que hacerlo…[/color][/i][/b]- Susurré separándome de ella y mi hermana asintió. Parecía que iba a desmayarse en cualquier momento, pero me dio la mano, como hacía cuando Ed era pequeño y no quería ser el padre de nuestros Nenucos, para ayudarme a cruzar el arco.
Volví a pensar en Ed y las lágrimas recorrieron mi rostro.
No sabía cuánto lo iba a echar de menos.
Ojalá hubiera tenido tiempo para quererle como se merecía
[align=center][i]Picture yourself in a boat on a river
With tangerine trees and marmalade skies…[/i]
(‘Lucy in the Sky With Diamonds’, The Beatles. La canción favorita de Kaylee Echolls)[/align][/color]
[spoiler]Perdón, pero me duele más a mí que a vosotros.[/spoiler]
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