Hiroshi Sato | ¿?
MEDIODÍA
Los sucesos ocurridos en aquellas pruebas y sobre todo en la sala del final seguían pasando me factura. Había decido dejar Moondale tras aquello y tal vez a la única familia que me quedaba en el mundo en el proceso. No me hubiese sentido bien viendo día tras día a las hermanas de aquella joven que decidió sacrificarse por el resto, Dominic podía aguantarlo, eran sus amiga al fin y al cabo, yo solo era un desconocido que había participado en el asesinato de aquella joven.
Intente enmendar el error, buscar a aquella joven, Kaylee, con la daga que había obtenido en mi prueba. Dijo que era pura energía, y la energía no se destruye, se transforma, podía haber reaparecido en alguna otra parte, pero como era de esperar, la gema en el pomo no reacciono.
Así que me puse a andar sin saber muy bien a donde ir, simplemente camine, hice autostop, trabaje en cafeterías de mala muerte en algunas interestatales durante algunas semanas para ganar algo de dinero, y finalmente había llegado hasta un punto donde no podía avanzar más, Barrow, Alaska, la ciudad estadounidense más septentrional del continente Americano.
El cielo estaba oscurecido, era como si la ciudad se encontrase en perpetua noche, las calles se encontraban vacías y algunas farolas parpadearon débilmente. Nada más entrar en la ciudad observe una cafetería en la cual decidí entrar para tomar algo ya que el cuerpo me estaba pidiendo algo caliente. El local estaba prácticamente vacío salvo por el encargado el cual parecía estar leyendo algo, y un cliente algo corpulento con pintas de camionero.
– [Hiro] Hola, me podría poner un café, ¿Por favor?. Gracias.-[/Hiro] Pedí amablemente mientras me sentaba en uno de los taburetes sin soltar la mochila, la cual se había vuelto una prolongación de mi, llevaba prácticamente de todo en ella para sobrevivir.
El encargado activo la cafetera, pero no hizo ningún ruido, me había vuelto una especie de experto en cafeteras. Me coloco la taza delante y se marcha de nuevo hasta el otro extremo de la barra con el camionero. Observe detenidamente la taza, el liquido de su interior era espeso de color rojizo oscuro.
– [b] Tú no eres de por aquí. ¿Verdad?-[/b] Pregunto el que tenía las pintas de camionero girándose hacia mi, dejando ver una gorra desgastada de algún equipo de baloncesto y una tez pálida como el encargado de la cafetería. Podía deberse al clima, el sol prácticamente estaba ausente, pero ningún humano pone sangre a otro a no ser que seas un perturbado mental.
– [Hiro] Tanto se me nota.-[/Hiro] Respondí riendo ligeramente mientras apartaba la taza de «café» – [Hiro] Pensándolo mejor prefiero una taza de chocolate, no se preocupe, pagaré ambos.[/Hiro]
– [B] No tenemos visitantes por aquí, debes haberte perdido.-[/B] El camionero se levanto de su asiento y el encargado se acerco por el otro lado de la barra.
– [Hiro] No quiero problemas, solo estoy de paso.-[/Hiro] El encargado estiro un brazo intentando agarrarme, pero clave su mano contra la barra usando la daga. El camionero corpulento se acerco lentamente hacia mi, no era debido a su metabolismo, el frío claramente los ralentizaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca hundí la daga contra su pecho.
– [B] Crees que eso va a matarme.-[/B] Añadió riendo mientras retrocedía un par de pasos cambiando por completo su semblante cuando vio que apenas podía tenerse en pie, lo mismo ocurrió con el encargado que se choco contra la estantería a su espalda dejando caer varias botellas de sangre. El veneno en la hoja afectaba a cualquier criatura, sin duda, cada día me agradaba más mi elección.
– [Hiro] Matarte no, pero ralentizarte si.- [/Hiro] Me acerque hasta él y saque la estaca retráctil que se encontraba en mi muñeca derecha, la cual había conseguido hacer gracias a Dominic, en la izquierda llevaba otra de plata para licantropos, pero no para matarlos, simplemente herirlos. – [Hiro] Esto por el contrario…-[/Hiro] Atravesé al vampiro con la estaca dejando la mesa cubierta de ceniza. Me acerque hasta la barra y la salte.
– [B] No… esp… espera…-[/B] No espere, le atravesé el pecho como a su compañero dejando en el suelo lleno de ceniza mezclado con sangre.
Me acerque hasta donde habían estado hace un momento ambos, observe la nota que había estado leyendo el encargado, se trataba de un seguimiento entregas, lo alarmante era de lo que se trataba la carga, humanos. -[Hiro] ¿Donde demonios me he metido?.-[/Hiro] una pregunta lanzada al aire mientras observaba tras los cristales de la cafetería una ciudad prácticamente muerta.
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