Daniel Arkkan | Casa de las Echolls

NOCHE

Volvimos a casa derrotados y en silencio. Daakka y Cara estaban durmiendo, así que para no despertarles, Christopher y Diana se fueron a dormir a su habitación y Sarah y yo fuimos a la nuestra, al día siguiente hablaríamos con calma de todo lo que había pasado.

Aunque en realidad, no había mucho de lo que hablar, el Doctor, la Pruebas y los Grandes Poderes nos habían dejado agotados y destrozados, como un cristal con grietas que con un golpe del martillo que eran Z y los suyos se requebrajaría. No éramos rivales, no teníamos ánimos ni fuerzas para serlo, estábamos divididos, pero teníamos que buscar una forma de plantarle cara, todo menos entregar a Sarah, eso no era algo por lo que estuviera dispuesto a pasar, antes tendrían que pasar por encima de mí.

Pero estaba inquieto por lo que estaría pasando por la cabeza de Sarah, que llevaba todo el viaje callada, evitando mirarme a mí y a los demás.

– [Daniel]¿Sarah?[/Daniel] – llamé cuando cerramos la puerta tras nosotros.

– [Sarah]Dime[/Sarah].- respondió mirándome. Últimamente, cada vez que la miraba, me embargaba una profunda sensación de culpabilidad al ver la tristeza que la consumía. Una parte de mí se removía pensando que podríamos haber hecho algo en lugar de permitir que Kaylee se sacrificase, lo que fuese, pero en lugar de eso la dejamos ir, y ahora la gente que más quería estaba sufriendo.

– [Daniel]No sé, estás muy callada…y con lo que ha pasado…[/Daniel] – dije fijando la mirada en uno de los cortes que tenía por culpa de ese mastodonte al que llamaban ‘Wall’.

– [Sarah]Porque estoy pensando[/Sarah].- respondió ella consiguiendo que mi corazón se encogiese de un instante a otro. Salió de la habitación y volvió con ‘betadine’, alcohol y vendas para curarme algunas de las heridas.Podía curarme yo mismo, con mi poder, pero ella parecía necesitar hacerlo.

– [Daniel]¿En qué? No puedes irte con ellos.[/Daniel] – respondí sin poder evitar fruncir el ceño. Se me hacía un nudo en la garganta solo de pensar en ella yéndose con esos monstruos, en estar lejos, sin saber qué le estaría pasando, si estaría bien, si le habrían hecho algo… Traté de quitármelo de la cabeza y mentalizarme de que podría convencerla para que pensásemos en otra cosa, esperaba que me hiciese caso.

Sarah no respondió, y eso hizo me inquietase más todavía, era justo en lo que estaba pensando. – [Sarah]Tengo que hacerlo[/Sarah]. – añadió. Un escalofrío me recorrió la espalda y empecé a sentirme…mal. No sabría explicarlo exactamente, pero sentía que algo muy malo iba a pasar porque el miedo no me dejaba pensar otra cosa. Después de haberme enfrentado a los miedos una y otra vez, ahora me estaban superando.

– [Daniel]No, no tienes que hacerlo. Ya nos hemos enfrentado a cosas peores.[/Daniel] – noté como me temblaban las manos, así que aparté la mano que me estaba curando y ella me miró con esos profundos ojos azules. Siempre encontrábamos la forma de seguir adelante, de salvar el mundo un día más, aunque sabía que Sarah no soportaba el precio que eso había conllevado dos veces. La miré y apartó la mirada, estaba pensando en Fenris y Kaylee.

– [Sarah]Nos hemos enfrentado a cosas peores y hemos perdido[/Sarah].- dijo levantándome la camiseta para mirar uno de los moratones que me cubrían el costado derecho.- [Sarah]Fenris ha estado un año en coma y si no llega a ser por Logan, ahora estaría muerto[/Sarah].- se quedó callada, incapaz de decir más, porque había alguien que sí lo estaba, alguien que se había sacrificado por nosotros.- [Sarah]Y…Kaylee…[/Sarah]- dijo sin ser capaz de seguir. No estaba dejando que le viese los ojos, pero sabía que las lágrimas estaban acumulándose, esperando salir. A veces eso era lo mejor, otras veces no bastaba.

– [Daniel]Nada de eso es culpa tuya.[/Daniel] – dije intentando mirarla a los ojos. – [Daniel]Yéndote con esos matones no vas a cambiar lo que ha pasado.[/Daniel] – añadí tratando de convencerla, tenía miedo, no me veía capaz de hacerlo, y estaba sufriendo por verla así, pero irse no cambiaría nada, ellos no cambiarían lo que había pasado y Sarah…podría pasarle cualquier cosa, y yo estaría lejos, sin poder hacer nada.

– [Sarah]No, pero puedo intentar que no vuelva a pasar algo así[/Sarah].- replicó levantando la vista. Nuestras miradas se cruzaron y vi una determinación en ellos que hizo que sintiese como si todo mi cuerpo ya no me perteneciese, como si estuviese en un lugar alejado, como un simple espectador de algo que escapaba a mi control, como si no pudiese hacer nada por retener a la persona a la que más quería.

– [Daniel]¿A cambio de irte con ellos? No lo estás pensando racionalmente.[/Daniel] – solté sin ser consciente de las palabras que iban saliendo de mi boca. Pensando desde el futuro, había muchas cosas que lamentaría de esa noche durante mucho tiempo, y todas relacionadas con la misma, ceder a mis miedos. Quienes lean esto, quiero que sepáis que no importa lo preparados que estéis ante un miedo, incluso aunque un demonio os lleve a la realidad de las pesadillas y allí cobre vida, la realidad siempre te pilla desprevenido, y siempre es peor.

– [Sarah]Estoy intentando tomar la mejor decisión para todos[/Sarah].- respondió ella dolida por lo que acababa de decirle. El tono de su voz me hizo sentirme mal por lo que acababa de decir, quería explicarme, pero la idea de perderla no me dejaba pensar con claridad.

– [Daniel]Perderte a ti no ayuda a nadie.[/Daniel] – dije desesperado. Hablaba en plural y sí que afectaría a todos, pero en ese momento hablaba de mí, tenía más miedo del que había tenido nunca, porque nunca había tenido tanto que perder. Incluso ahora que las cosas iban mal, Sarah era el centro de mi universo, que amenazaba con resquebrajarse. – [Daniel]No sabemos nada de ellos, salvo que les gusta chantajear a la gente.[/Daniel] – dije sintiendo como se me tensaban los brazos. Eran matones de colegio, tenían poder y creían que podían usarlo para conseguir lo que les diese la gana.

– [Sarah]No es una buena opción, pero es la única que tenemos[/Sarah].- respondió con dificultad. Si le resultaba difícil hacerlo, tenía que hacer que se diese cuenta de que no era la única opción, cualquiera, la que fuese, sería mejor.

– [Daniel]No, no es la única.[/Daniel] – dije poniéndome de pie. Necesitaba caminar, sentía un hormigueo extraño en las piernas. – [Daniel]Casi asfixian a Diana…[/Daniel] – añadí sin darme cuenta de que la rabia que había en esas palabras y que iba hacia esos monstruos podía interpretarse como un enfado con ella.

 – [Sarah]¿Crees que a mí no me duele? ¿Crees que me gusta que traten así a mi hermana embarazada de cinco meses?[/Sarah]- dijo ella poniéndose también de pie. Le temblaban las manos, pero las ocultó en la espalda.

– [Daniel]No es eso lo que te estoy diciendo, pero quieres irte con la gente que ha hecho eso…quieres alejarte de todos sin saber lo que quieren de ti.[/Daniel] – repliqué. Si le habían hecho eso a Diana estaba claro que no tenían moral, no podía permitir que Sarah se fuese con ellos, no podía permitir que le hiciesen daño sin hacer nada para impedirlo.

– [Sarah]Tengo que hacerlo[/Sarah].- matizó ella. Tardé unos segundos en darme cuenta de que se refería a que no quería hacerlo, no quería alejarse, pero había una parte de mí que estaba convencida de que el dolor de Kaylee tenía mucho que ver, y sí, lo tenía, pero no exactamente de la forma que pensaba.- [Sarah]Si con eso consigo proteger a mi familia, lo haré[/Sarah]. – respondió con firmeza.

– [Daniel]No vas a proteger a nadie con eso, solo a dejarnos solos.[/Daniel] – le respondí frustrado. No entendía por qué no me escuchaba, por qué no me dejaba hacer algo, ser algo más que un espectador impotente de una vida que se desmorona.

– [Sarah]Estás siendo injusto conmigo[/Sarah].- respondió seria. No quería que Sarah se enfadase conmigo, y me di cuenta de que tenía que intentar controlar mis sentimientos, mis miedos concretamente, si no quería alejarla más.

– [Daniel]Intento que no cometas un error, que no…que no te vayas. Por favor.[/Daniel] – le pedí, no sabía qué hacer.

– [Sarah]No me quedan más opciones, por favor…[/Sarah]- me pidió ella a su vez dándose la vuelta para sacar una maleta de debajo de la cama. Sentí que el mundo iba demasiado rápido, que las cosas estaban ocurriendo a toda velocidad y yo no era capaz de alcanzarlas, solo necesitaba que se detuviesen, pensar con claridad un momento para poder convencerla, para que se diese cuenta de que juntos podíamos solucionarlo.

– [Daniel]No estás mirando más opciones…es como si quisieras irte para alejarte de todo esto…del recuerdo de Kaylee…[/Daniel] – dijo mi boca como si otro la controlase. Me puse delante de donde estaba haciendo la maleta para intentar mirarla a los ojos.

– [Sarah]Claro, porque para mí es muy fácil dejaros para irme de vacaciones al «Hotel de Z»[/Sarah].- soltó ella con aspereza. Había buscado sus ojos, pero lo que vi en ellos me dejó sin palabras, sentir que le había hecho daño me hacía sentirme como un monstruo más. Quería deshacerlo, pero las cosas iban demasiado rápido, demasiado rápido.

– [Daniel]Entonces ¿por qué lo haces? [/Daniel] – pregunté poniendo una mano en la maleta. – [Daniel]Encontraremos una forma, lo que sea, menos esto.[/Daniel] – le prometí. No sabía por dónde empezar, mi cabeza no funcionaba, estaba constantemente esperando que el mundo parase de girar y pudiese pensar con claridad, pero no lo haría.

– [Sarah]Porque es lo mejor para todos[/Sarah].- sintetizó. No comprendía como podía parecer tan tranquila, tan lógica, en un momento así, en una situación así. En ese instante todo se me escapaba, pero más adelante me daría cuenta de que Sarah había nacido para liderar, para tomar decisiones difíciles por el bien de otros, para sacrificarse a sí misma de una forma que nadie podría imitar jamás.

Cuando volví a engancharme al mundo, Sarah estaba a punto de cerrar la maleta en la que había agolpado varios bultos de ropa.

– [Daniel]Sarah, no. Al menos háblalo con Christopher, con Diana, con quien sea…[/Daniel] – dije intentando detenerla cuando se dirigía hacia la puerta. Si no me hacía caso a mí, al menos quizá a ellos sí les escuchase.

– [Sarah]Si lo hago, no me dejarán marchar y estaremos perdiendo el tiempo como hicimos con el Doctor[/Sarah].- respondió a toda prisa mientras se ponía una chaqueta y cogía las llaves de su coche. Bajé a toda prisa tras ella.

– [Daniel]Yo tampoco te dejaré marchar. Pero no me estás escuchando.[/Daniel] – repliqué desesperado. Sentía todo mi cuerpo como si estuviese pasando por una gripe, debilitado, frágil, como si me doliese la piel.

– [Sarah]Contactaré con vosotros en cuanto sea posible[/Sarah].- añadió fríamente mientras bajaba las escaleras. Con el tiempo adecuado para pensar, entiendes que donde entendiste frialdad, no había más que una coraza que intenta proteger a uno mismo del dolor de una decisión así, pero en ese momento en lo único que pensaba era en que yo no era lo suficientemente importante para ella como para plantearse otra opción. Cuando en realidad, era al revés, nos estaba protegiendo de la forma más absoluta y segura que se le ocurría.

– [Daniel]Si te vas, no me vas a encontrar aquí.[/Daniel] – solté en un último y desesperado intento de hacerla entrar en lo que yo creía que era la razón.

– [Sarah]Ahora eres tú el que me está chantajeando[/Sarah].- vi una tristeza en su mirada y en sus palabras que hizo que el nudo en mi garganta creciese hasta impedirme tragar. Traté de respirar profundamente, pero no había tiempo, así que respiré entrecortadamente.

– [Daniel]Es la única forma de que me escuches.[/Daniel] – traté de explicarle, todo era demasiado confuso, demasiado rápido, y no conseguía estar a la altura. La persona a la que más había querido se me iba a escapar entre los dedos y no podía hacer nada.

– [Sarah]Si te escucho, si te miro, no podré hacerlo[/Sarah].- explicó apresuradamente mientras abría el coche y echaba la maleta dentro. Escuché un ruido de puertas detrás de mí y vi a Cara salir adormilada de su habitación, seguida de Daakka que salió de la suya que estaba enfrente. Nos miraban sorprendidos y después de un rato caminaron siguiéndonos sin enterarse de qué estaba pasando.

– [Daniel]Pues no lo hagas.[/Daniel] – dije acercándome a la puerta, intentando encontrar algo que hiciese que me escuchase.

– [Sarah]He perdido a mi hermana por no actuar a tiempo y no voy a perder a nadie más[/Sarah].- respondió girando la llave del contacto. El motor del coche rugió como si fuese el eco de mi vida haciéndose añicos.

– [Daniel]Ya me estás perdiendo a mí.[/Daniel] – dije con los ojos humedecidos, intentando controlarlo y no llorar allí, con Daakka y mi hermana delante. Sarah no iba a escuchar nada de lo que le dijese, fuera lo que fuese, no importaba. No tenía ningún control sobre lo que iba a pasar. Era un espectador.

Ella respiró profundamente y miró al frente sin desviar la mirada ni un instante. Sus ojos estaban empañados también, pero se estaba conteniendo. ¿Por qué tenía que pasarnos esto a nosotros, por qué? ¿No era suficiente con lo de Kaylee? – [Sarah]Te quiero[/Sarah]. – dijo antes de arrancar, pero esa vez no la creí. Vi las lágrimas surcando sus mejillas antes de que acelerase.

Seguí el coche con la mirada, perdido, sin saber qué hacer, hasta que desapareció en el horizonte. Notaba las húmedas lágrimas cayendo por mi rostro hasta el suelo. Mis brazos estaban tensos y mi cabeza maldecía todo, una y otra vez, por lo que había pasado. Pero como siempre, cuando algo muy terrible pasa, buscamos un culpable, alguien que nos dé una sensación de control sobre las cosas malas que ocurren, y yo tenía el mío claro, Z y los suyos.

– [Cara]¿Adónde va Sarah?[/Cara]- preguntó mi hermana, se le notaba preocupada. Me giré y caminé hacia dentro evitando mirarles a los ojos, para que no vieran que estaba llorando.

– [Daniel]Con Z.[/Daniel] – dije yendo hacia las escaleras. Tenía que recoger las cosas no podía estar allí, tenía que irme, a algún sitio, no sabía a donde, y planear lo que iba a hacer.

Cara y Daakka me siguieron. – [Cara]¿Por qué?[/Cara]- preguntó ella desde la puerta, viéndome recoger las cosas y meterlas en una pequeña mochila. Mi pobre y pequeña hermana estaba desconcertada, y yo…le fallé. Fue la segunda vez que me convertí en un monstruo que dejaba atrás a la gente que le importaba por vengarse de los que le habían quitado lo que más quería. El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, sí, era cierto, pero no servía como excusa.

– [Daniel]Para evitar que vengan a por nosotros.[/Daniel] – le expliqué. Pese a todo lo que sentía en ese momento, pese a estar dolido, no podía dejar que pensasen mal de Sarah. Tenían que saber que lo que hacía, lo hacía por todos, lo compartiese o no.

– [Cara]¿Qué haces?[/Cara]- preguntó mi hermana, seria, impidiéndome el paso.

– [Daniel]Irme. Necesito estar solo.[/Daniel] – le dije con sinceridad. Si me detenía, no podría seguir adelante, y tenía que hacerlo. Esquivé a mi hermana que me miró con el ceño fruncido, sin saber qué decirme, y fui hacia las escaleras.

En ese momento Diana salió de su habitación abrochándose la bata.- [Diana]¿A qué viene este ruido, queréis que me ponga de parto del susto?[/Diana]- dijo con una sonrisa que no tardó en desaparecer de su cara al verme con la mochila en la mano y los ojos enrojecidos.

– [Cara]Kaylee se muere, Elizabeth se va, Sarah se va, Daniel se va…[/Cara]- la tristeza en la voz de mi hermana me hizo sentirme un monstruo una vez más, pero quizá era lo que debía ser, quizá siendo un monstruo podría acabar con ellos. Pero pensarlo era más fácil que hacerlo.

– [Daniel]Lo siento…yo…[/Daniel] – titubeé al ver a Cara a punto de llorar. Bajé las escaleras a toda prisa, intentando alejarme antes de hacerles más daño, no sería bueno estar cerca de mí a partir de ese momento. Quizá nunca lo había sido, al fin y al cabo, no había sido un buen hijo y mis padres se habían ido, no había sido un buen héroe y Kaylee había muerto, no había sido un buen novio y Sarah se había ido, y no era un buen hermano, cuñado, ni siquiera amigo, les estaba dejando. Alejando a toda la gente que alguna vez me había importado, otra vez.

Escuché unos pasos apresurados y vi a Diana correr. Me detuve, tenía miedo de que tropezase y hubiese una desgracia más por mi culpa.- [Diana]Daniel, todavía podemos arreglarlo: somos Los Cuñados Pelirrojos, nada puede detenernos[/Diana].-  dijo esforzándose por sonreír. Admiraba a Diana, siempre la había admirado y en ese momento aún más. 

– [Daniel]Cuídate mucho, Diana.[/Daniel] – dije sin poder evitar que una lágrima más cayese por mis mejillas.

Ella me abrazó con fuerza y empecé a sentir como me venía abajo entre sus brazos, empezaba a pensar en Sarah, en que al día siguiente no sería lo primero que viese al despertarme, y tuve que apartarme para irme. Ella me dejó ir, sabía que no podía hacer más.

Volvió hacia la puerta de la casa, y abrazó a mi hermana, que lloraba sin parar, mientras le acariciaba el pelo como la madre que nunca tuvo. Daakka pasó un brazo por encima de ambas y las estrechó contra él para reconfortarlas. Como una familia de la que yo ya no formaba parte, una familia que echaría de menos.

Continué caminando y me interné en la oscuridad, de la noche y de mi corazón.