– [Duke]Dominic parece que necesita ayuda. Confiad en mí.[/Duke] – dije mirándola fijamente a unos penetrantes ojos de color azul. Era un poco mandona, pero buena chica y lo hacía por proteger a los demás de un desconocido. El problema era que tenía que ayudar.
– [Rebecca]Lo siento, pero tienes que irte[/Rebecca].- ordenó educadamente plantándose con los brazos cruzados en frente a la puerta.
Se hizo el silencio, que aproveché para escuchar unos pasos apurados y un murmullo que ascendían hasta desaparecer, estaban subiendo al segundo piso. Entonces se volvió a escuchar algo, un gruñido que parecía más animal que humano.
– [Duke]Tengo que insistir.[/Duke] – dije intentando abrirme paso. No quería apartarla, porque temía hacerle daño, pero no sabía si terminaría atendiendo a razones.
– [Rebecca]Y yo también tengo que insistir[/Rebecca].- respondió con el semblante serio, inescrutable. Se quitó los guantes y me observó, parecía que no se fiaba de mí y por alguna razón pensé que tenía algo que ver con esos guantes que acababa de quitarse y la expresión que había puesto al hacerlo.
– [Duke]No voy a hacerte daño.[/Duke] – le prometí intentando pensar cómo avanzar. Si volvía a subir por la otra escalera, la interna de esa sala común, quizá los demás tratasen de impedírmelo también, pero podría hacer un intento, echar a correr.
– [Rebecca]¿Quién eres? O mejor dicho, ¿para quién trabajas?[/Rebecca]- preguntó como si cada pregunta fuese una bofetada. Entendía que Dom estuviese con esa chica, además de por su obvia belleza física.
– [Duke]Para nadie. Soy un amigo. Puedo ayudar.[/Duke] – le insistí. Es difícil conseguir que una persona confíe en ti diciéndole que confíe en ti, eso solo te hace más sospechoso, pero confiaba en que viese la desesperación en mis ojos, debida a estar preocupado por lo que podía pasar.
– [Rebecca]Ya[/Rebecca].- dijo mientras alargaba una de sus manos hacia mí. – [Rebecca]Pues dulces sueños, amigo[/Rebecca].- antes de que pudiese darme cuenta de lo que acababa de pasar, sufrí un latigazo de dolor que recorrió todo mi cuerpo, como si clavasen agujas en cada uno de mis poros. Apenas tuve tiempo a pensar de cómo era capaz una persona de algo así, porque lo que seguía era mi preocupación por lo que estaba pasando, después habría tiempo de preguntas, de muchas.
Caí de rodillas, tremendamente dolorido, si seguía así, me desmayaría y con lo que estaba pasando, tenía que hacer otra cosa, así que traté de no pensar en el dolor y la miré fijamente.
Los demás habían apartado la mirada, pero ella no, me miraba, observaba, hasta que algo cambió en sus ojos totalmente, vio algo en mí que le hizo cambiar de opinión.
– [Rebecca]Lo siento, no tenía que haber sido tan dura[/Rebecca].- replicó con un cambio notable en su voz, donde antes había enfado, ahora había tristeza. Me dio pena la pobre muchacha, pero más tarde me aseguraría de que no se culpase en exceso.
– [Duke]No te preocupes. Lo entiendo.[/Duke] – dije poniéndome en pie con dificultad porque tenía el cuerpo dolorido aún. – [Duke]Voy con ellos. Esos gruñidos no me gustan nada.[/Duke] – dije poniendo una mano en su hombro antes de pasar. Ella se quedó parada, quizá no se esperaba que no hubiese tenido tiempo a preguntarle por lo que acababa de pasar, o quizá que me atreviese a tocarla después.
Atravesé la recepción corriendo y subí por la escalera detrás de ellos. No les encontré nada más llegar arriba, pero caminé a través de la sala de espera de clientes hasta las puertas que daban al pasillo interno y entonces miré a la derecha y les vi, a la altura del recodo que llevaba a mi estudio. Dominic y Cara Elle estaban intentando sujetar a ese hombre, Christopher, que tenía la misma postura agresiva. Me acerqué rápidamente y él me escuchó y se giró hacia mí. Entonces vi un rostro deformado y ensangrentado en la boca, donde unos enormes y blanquecinos colmillos asomaban amenazadoramente. Tenía más pelo de lo habitual y parecía que cada vez le salía más. Me fijé en sus manos, donde las uñas habían dado paso a garras. Un hombre lobo.
– [Cara]¿Qué hace Duke aquí?[/Cara]- preguntó Cara mirándome, en parte sorprendida y en parte, definitivamente asustada.
– [Duke]Yo…[/Duke] – intenté pensar qué hacía allí, qué podía hacer, y entonces me di cuenta de que llevaba camisa de manga corta, pantalones finos y chanclas, y delante de mí tenía a un hombre lobo que según las historias te convertía si te mordía. No sabía lo que podría pasarme si me mordía a mí, o me arañaba. Pero ellos tenían que temer también y ahí estaban. – [Duke]Escuché gritos. Puedo ayudaros.[/Duke] – les expliqué. No sabía cómo, pero algo haría.
– [Dom]No creo que sea buena idea[/Dom].- replicó Dominic, preocupado, sin quitar la vista del hombre lobo Christopher. Se me ocurrieron un par de ideas para gráficos, pero eso más tarde, si no acababa muerto.
– [Duke]No me apetece que me dé un mordisco con esa boca, pero creo que a vosotros tampoco. Cuantos más…[/Duke] – dije intentando acercarme, con cuidado. Entonces le vi haciendo un movimiento rápido y me alerté, pensando que iba a atacar, pero en lugar de eso se llevó las manos a la cabeza, parecía estar pasando un tremendo dolor.- [MacLeod]Encerradme, ¡rápido![/MacLeod] – dijo con dificultad con una voz gutural que dudaba que fuese la suya, porque parecía la que usaba ‘Green Arrow‘ con su modulador de voz, aunque todavía más grave.
Ella y Dominic se acercaron a Christopher y lo cogieron cada uno por un brazo, pero Cara se giró para mirarme a los ojos. – [Cara]¿Vas a contarlo?[/Cara]- dijo haciendo que mirase fijamente a Christopher y su rostro deformado, contraído por el dolor, mientras empezaban a caminar.
– [Duke]No, lo prometo.[/Duke] – dije mirándola a esos preciosos ojos. No puedes Duke, hay otra persona.
Ella asintió. – [Cara]Confío en ti[/Cara].- fue lo último que dijo antes de que apurasen el paso intentando llevarle.
Me quedé un instante parado, pensando en todo eso, y fui hasta ellos, acercándome con cautela a Christopher. – [Duke]Tranquilo, no voy a hacer nada, solo quiero ayudarte.[/Duke] – dije antes de intentar cogerle para ayudar a los demás.
Algo cambió en su rostro de un instante a otro. – [MacLeod]¿Ayudarme a estar cautivo en esa celda? ¿A no sentir la brisa en el pelaje antes de que llegue el fin?[/MacLeod] – dijo mirándome con unos desorbitados ojos de un azul intenso, sobrenatural. – [MacLeod]Conoces el dolor que siento, déjame ir.[/MacLeod] – me pidió con su voz gutural, casi en un ruego. Me hizo dudar por un instante, pero sería mejor para él estar donde no hiciese daño a nadie.
– [Duke]Lo siento, lo agradecerás.[/Duke] – dije antes de ayudar a coger y cruzar los últimos metros del pasillo hasta la puerta en la que me había fijado el primer día, la de la cerradura con un lobo. La abrieron y vi una sala en la que destacaba una amplia jaula de gruesos barrotes, y cerca de ella, un sofá, una tele y un armario. – [Duke]Así que esto es lo que escondía la puerta con el lobo en la cerradura.[/Duke] – una habitación para encerrarle las noches en las que se convirtiese en hombre lobo.
Le metimos en la jaula, aprovechando que parecía seguir en una pelea consigo mismo, y cerraron. Después salimos y cerraron también esa puerta con llave. Imaginé que el sofá y la televisión serían para que alguien se quedase con él.
– [Cara]Era fácil[/Cara].- comentó Cara despreocupadamente encogiéndose de hombros.
– [Duke]Creo que no dejarás de sorprenderme.[/Duke] – admití sonriendo aliviado ahora que todo estaba bajo control. El tema eran todas las preguntas que seguían en el aire.
– [Dom]Eres fuerte para ser…bueno, un humano.[/Dom] – me miró con perspicacia. Me llamó la atención el hecho de que no se metía a sí mismo en el saco de humano, curioso.
– [Duke]Las apariencias engañan.[/Duke] – contesté con una sonrisa, y caminé junto a ellos de vuelta con el resto. Quizá había llegado el momento de dar algunas explicaciones, quizá no. Esas cosas nunca se sabían hasta que te resultaban evidentes.
El caso es que para Duke Rivera, aficionado a la fantasía y la ciencia ficción, se le había abierto un amplio mundo que descubrir.
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