Edward MacLay | Calles de Louna
MADRUGADA
Cuando dije de invitarla a cenar no pensé que sería tan pronto. Al día siguiente, me llamo alegando que no tenía ningún plan esa noche y en visto de que yo tampoco tenía nada en mente acepte la propuesta. No sabía donde llevarla, así que al final opte por ir al centro comercial de Louna y picamos un poco en varios sitios, si no recuerdo mal Kaylee me enseño que a eso le llamaban tapear en España.
Era sorprendente lo mucho que Lucy me recordaba a ella, su fragancia a melocotón, su inalterable estado de buen ánimo, su sonrisa. En apenas una semana Lucy había conseguido devolverme algo de esperanza en vivir, hasta entonces no había sido más que un zombie deambulante de un lado a otro, como si no tuviese alma y fuese un abogado más de W&H.
Y hablando del diablo, hacia allí me dirigía, era sorprendente como el edificio parecía otro por la noche. De día tenía un pase, con tanta gente daba la sensación de ser un bufete de abogados más, ahora de noche daba la sensación de que te iba a aparecer una criatura en cada esquina que giraba, se escuchaban susurros, como si de fantasmas se trataran, probablemente lo fueran, ese lugar rezumaba muerte y no solo por sus clientes.
Pero tenía mis motivos para estar allí tan tarde, o temprano según se mirase, no podía arriesgarme a sacar un caso con tantos ojos por la oficina, a estas horas solo había un par de guardias haciendo sus rondas, así que cogí el expediente y me dispuse a marcharme, pero una luz en el despacho de mi padre me hizo acercarme extrañado.
No podía estar a esas horas allí y como puede comprobar tras abrir la puerta, allí no había nadie. La luz que había visto provenía de su ordenador, así que me acerque para apagarlo. La gente suele decir que si quieres esconder algo lo mejor es dejarlo a simple vista, en el caso de mi padre lo había dejado justo en el centro del escritorio del ordenador, un archivo nombrado como Proyecto Renacer había captado toda mi atención.
Abrí el archivo el cual contenía un expediente y varios videos. Examiné el expediente, solo el nombre del sujeto hizo que se aceleraran mis pulsaciones, estaban investigando a Lucy, más bien espiando como pude comprobar en los videos, en uno de ellos salía bailando de la cama recién levantada, en otro atendía amablemente a una señora que no era más que un activo de la empresa controlándola, todos sus clientes estaban vinculados con la firma. Deje de ver los videos, me sentía mal, estaba invadiendo su privacidad, era como usar mi poder. Intente indagar algo más en el expediente, no había mucho más que sus datos y una fecha muy significativa difícil de olvidar, el día que las puertas del Axis Mundi se cerraron comenzó la vigilancia.
Debía de tratarse de una coincidencia, aunque yo mismo me estaba preguntando lo mismo, ¿a caso Lucy era realmente Kaylee?, probablemente mi padre lo supiera mejor que yo.
– [Ed]Mi padre…-[/Ed] Balbucee. Él fue quién le dio el trabajo a Kaylee, y seguramente a mi me lo dio sabiendo que Lucy y yo acabaríamos conociéndonos. Ese bastardo sabe más de lo que creía, lo más seguro es que incluso supiera lo de Kaylee desde el principio, y por eso le dio el trabajo, para tenerla cerca y vigilada.
Eche un vistazo al expediente que estaba intentando sacar y me percate de que ya llegaba tarde al punto de encuentro. Deje todo como estaba, pantalla del ordenador encendida incluida y salí del despacho. Las rondas pasaban como un reloj por los pasillos, nada había peor que acostumbrarte a una rutina diaria, salí del edificio y tras cruzar varias calles dejando la sede atrás entre en un callejo escasamente iluminado. Las luces de una furgoneta me cegaron momentáneamente y escuche como se abría una de las puertas.
– [Lincoln]Llegas tarde.-[/Lincoln] Dijo el agente Lincoln colocándose delante de las luces dejándome ver algo mejor.
– [Ed]Lo siento, me entretuve con algo.-[/Ed] Añadí recuperando un poco el aliento.
– [Lincoln] ¿Para que nos has llamado?.-[/Lincoln] Pregunto visiblemente molesto. No comprendía muy bien porque hasta que caí en la cuenta de donde estaba trabajando, a fin de cuentas W&H no era más que otra Iniciativa con mejores trajes.
– [Ed] Esto.-[/Ed] Le tendí el expediente y el lo abrió para ojearlo, su expresión cambió al momento.
– [Lincoln]¿Qué quieres que haga con esto?¿Nos estas tendiendo una trampa?[/Licoln] Pregunto aun ojeando el expediente.
– [Ed]No es más que un bebé, no soy un monstruo.-[/Ed] El expediente contenía información sobre una secta de demonios que planeaban realizar un ritual sacrificando a un bebé – [Ed]Se que estáis desarrollando un proyecto de protección. Espero haber llamado a la persona correcta.[/Ed]
– [Lincoln]Lo has hecho. Gracias.-[/Lincoln] Su mirada cambio por completo, parecía más tranquilo y relajado. Se acerco hasta mí y me estrecho la mano. Volví a sentir una sensación que no sentía desde hace meses, la sensación de hacer lo correcto, algo bien. Quise preguntarle por los demás, por como se encontraban y si les iba todo bien, pero fui incapaz de decir nada. El agente Lee se volvió hacia la furgoneta y antes de subirse en ella se giro de nuevo hacia a mi – [Lincoln]Deberías volver a casa, el traje no te sienta bien.-[/Lincoln] Supe leer entre líneas, no se refería a mi casa de Louna sino a la de Moondale, con mi familia, a donde de verdad pertenecía.
– [Ed]Quizás…-[/Ed] Murmure mientras la furgoneta se marchaba. Había descubierto mucho en apenas unas horas, tenía mucho que procesar y empezaba a cuestionármelo todo. Estaba trabajando para la persona equivocada, eso desde luego. En cuanto a esa promesa que estaba cumpliendo, bueno, ya había cumplido parte de ella, además, si esa persona resultaba que seguía con vida no estaba rompiéndola ¿Verdad?
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.