Daniel Arkkan | Exteriores del Palacio Kvinneby, Cirth
ANOCHECER
Pese a que no era mi lugar favorito en ese momento, y probablemente nunca guardaría ya buenos recuerdos de él, el Palacio Kvinneby estaba resplandeciente bajo el cielo anaranjado del atardecer, parecía sacado de un cuento de hadas.
Ojalá estuviese Sarah aquí para verlo. – pensé, e inmediatamente sentí una desazón recorrer todo mi cuerpo y minar mis ánimos.
Miré instintivamente hacia su ventana, esa que vigilaba cada día para asegurarme de que seguía allí, de que no le habían hecho nada, porque si lo hacían, no tendrían lugar en la tierra o el infierno donde esconderse.
Sarah no estaba cerca de la ventana, y yo me encontraba demasiado lejos como para ver si estaba en la habitación, pero las cortinas estaban abiertas, me conformaba con eso para tranquilizarme.
Me acomodé en una de las amplias ramas de una de las mayores seivas de la arboleda que rodeaba el Palacio Kvinneby, ‘Big Cora‘ la llamaban. Sus ramas eran grandes y elevadas sobre el resto de la arboleda, de forma que los otros árboles me cubrían. Veía pero no me veían.
El cielo terminó de oscurecerse y aproveché el amparo de la oscuridad para ponerme de pie sobre la rama y vigilar los terrenos colindantes del Palacio, como un ave rapaz buscando su presa, aunque en realidad, era eso exactamente.
Llevé la mano a ‘Sendero Oscuro’ para comprobar que siguiese ahí y continué observando. Empezaba a hacer frío, especialmente en un punto así de alto y poco resguardado, pero tenía que aguantar, ni siquiera podía utilizar el calor que me daría la luz de mi poder si no quería que me descubriesen.
No pude evitar volver a mirar la ventana de Sarah, las cortinas volvían a estar cerradas, seguramente estaría ya a salvo en su habitación. Habría dado cualquier cosa por estar con ella, pero a veces la vida requiere sacrificios, y si tenía que estar lejos para garantizar su seguridad o convertirme de nuevo en una hoja en la oscuridad, lo haría sin parpadear.
Esa vigilancia me recordaba a los días en los que la cuidaba desde la distancia, antes de que supiese lo que era estar con alguien que te quiere por como eres, ahora era mucho más duro estar lejos, había perdido mucho más, tanto a Sarah como a la familia de la que nunca me creí merecedor.
Pero tenía otros incentivos que me ayudaban a seguir adelante, además de protegerla. Z y su grupo habían amenazado a los míos, se habían atrevido a atacar a Diana, embarazada, y eso no lo olvidaría.
Fue entonces cuando vi a lo lejos una figura caminando por los terrenos, a punto de internarse en el bosque. Caminé con mucho cuidado por la rama de ‘Big Cora‘ y salté a la rama más cercana, moviéndome de un árbol a otro hasta poder ver debajo de mí a esa figura caminar cruzando el bosque.
Al tipo al que seguía, lo llamaban ‘El Bibliotecario‘, un apodo que encendía más mi ira por su comparación con…Christopher. Me pregunté si tenía el derecho de seguir llamándole hermano, pero ese no era el momento de pensarlo, tenía que seguir centrado.

Había llegado a seguirle la pista por la información que me había dado Alice. Resultaba que la ‘Reina de los Vampiros’ de Moondale había sido utilizada como un lacayo de Z, obligada a que ni ella ni los suyos atacasen a ningún humano, hasta que dejo de ser de utilidad.
Aun así pudo darme una estimación de las personas que estaban allí dentro, con Z, unas cien. La vampiresa no perdía detalle cuando entraba en un sitio, y se fijó en que la planta más alta era la de la élite, o, como ellos se llamaban ‘Gambit’. Estaban divididos en tres bandos, negro, gris y blanco, y ocupaban puestos basados en las piezas del ajedrez. Eso hacía un total de dieciocho, pero además estaban otros tres por encima de todos ellos: ‘The Heart‘, ‘The Soul‘ y ‘The Mind‘. Z era uno de ellos, probablemente Sarah otro porque estaba en esa misma planta, y el tercero lo desconocía, Alice lo llamaba ‘El Consejero’, el único humano de allí dentro, aunque no vivía en el Palacio.
El resto de plantas estaban ocupadas por otros protegidos de ‘Gambit’ en una suerte de refugio para sobrenaturales y gente con dones. Según Alice, la habían utilizado para vigilar a gente con poderes en Moondale y mantenerles informados, pero también sabía que no era su única fuente, la tapadera de Z era la del Director de Inteligencia Nacional, y eso le daba acceso a toda la información y herramientas de la CIA, la NSA…por no mencionar la suerte de poderes que tendría la gente allí dentro, algo de lo que Alice no sabía demasiado.
Seguí saltando de rama en rama con cuidado de que ‘El Bibliotecario‘ no me escuchase. Ese tipo no era nadie de ‘Gambit‘, pero Alice me había apuntado hacia él porque la noche en la que se reunió con Z, él estaba allí con un montón de libros desperdigados por todas partes buscando algo, magia suponía la vampiresa.
Así que él era mi primer objetivo. Era un vampiro, eso me lo había dicho la propia Alice, así como su apodo, y para el resto tuve que hacer mi propia investigación. Resultaba que le llamaban ‘El Bibliotecario‘ por su obsesión con todo tipo de textos antiguos, en especial los que involucraban leyendas de magia perdida y textos sobre las Cazadoras. Cuando supe esto último, no pude evitar trazar un puente con el hecho de que Z quisiera que Sarah fuese con ellos, solo ella y a toda costa, y empecé a inquietarme aún más.
Pero no solo le apodaban así por los textos y libros, que coleccionaba en una vieja torre en la que vivía, si no porque a sus víctimas, después de morderlas, las dejaba desangrarse mientras tallaba en su piel pasajes de esos mismos textos. El mundo no le echaría de menos.
Después de un rato llegamos a la mitad de la arboleda. Sabía que ‘El Bibliotecario‘ se escapaba cada noche a buscar algún incauto de Cirth al que morder sin llegar a matarlo para no despertar la ira y las sospechas de nadie de ‘Gambit‘. La mayoría de ellos incautos que creen que convertirse en vampiro es ser bello eternamente y envolverse en un mundo bohemio y romántico cuando en realidad lo que pasa es que un demonio posee tu cuerpo y te convierte en un ser ávido de sangre, y pocos se salvan de esa excepción, como Mara no hay muchas.
Aprovechando que ya estábamos lo suficientemente lejos del Palacio y la ciudad, me dejé caer desde la rama y me planté frente a él.
– [Vampiro]¿Qué demonios…?[/Vampiro] – espetó echándose hacia atrás. Después sonrió al verme, seguro de su mismo y, por lo que había visto otras noches, con un marcado gusto por morder a hombres.
– [Daniel]Ni lo sueñes lame-arterias.[/Daniel] – dije desenvainando ‘Sendero Oscuro’. Él parecía seguir estando seguro de sus posibilidades, pero ya empezaba a evaluar una forma de irse.
– [Vampiro]No sé quien crees que eres, pero ese juguetito te va a servir de poco.[/Vampiro] – se jactó dejando ver su rostro vampírico.
Mi respuesta fue un corte rápido en su brazo que derramó su sangre en el suelo. – [Vampiro]¡Hijo de..![/Vampiro] – exclamó llevándose la mano al brazo. Lo observó y parecía contrariado por lo que estaba viendo.
– [Daniel]No esperes a que se cure, no lo hará, al menos no como estás acostumbrado. Va a dejar marca.[/Daniel] – respondí. Vi sus intenciones en sus ojos, su parte más salvaje quería lanzarse sobre mí y dejar que mi sangre bañase el suelo y su boca hasta que mi cuerpo estuviese lívido, y su parte superviviente valoraba sus posibilidades. Tenía que incentivar esa última, así que encendí mi mano y lancé un halo de luz contra su rostro. Él se retorció y gritó llevándose la mano al lado de su cara al que había dado la luz y que ahora estaba en carne viva. – [Daniel]Solo ha sido un aviso, si intentas irte, ceniza. Si intentas morderme, ceniza.[/Daniel] – le aseguré.
– [Vampiro]¿Qué…qué es lo que quieres? ¿Por qué no me matas cazavampiros?[/Vampiro] – preguntó, con uno de sus ojos mirándome a través de los dedos de su mano.
– [Daniel]Un trato. Me das la información que quiero y dejo que te vayas.[/Daniel] – le ofrecí. Quería saber exactamente qué planeaba Z.
– [Vampiro]¿Q-qué clase de información?[/Vampiro] – preguntó apartando la mano de su rostro, cuyas llagas sangraban menos, estaba empezando a curarse.
– [Daniel]He oído que trabajas estrechamente con el que llaman Z, quiero saber qué es lo que quiere.[/Daniel] – aclaré directo al grano.
– [Vampiro]¡No puedo hacer eso…me matarán![/Vampiro] – exclamó.
– [Daniel]Tu vida ya está en juego, la única decisión es si tienes una oportunidad o no.[/Daniel] – repliqué. Si no respondía, moriría, de todas formas Z perdería un activo valioso.
– [Vampiro]Hay cosas peores que la muerte, podrían dejarme con él…[/Vampiro] – en ese instante vi verdadero terror en los ojos del vampiro. Si no fuese una alimaña me habría dado pena.
– [Daniel]¿Con quién?[/Daniel] – pregunté interesado. Tenía claro qué quería de él, pero no le haría ascos a un poco más de información estratégica.
– [Vampiro]El Rey Negro. Es un monstruo.[/Vampiro] – Dijo la sartén al cazo. El caso es que parecía temerle de verdad, tenía que tener cuidado con ese Rey Negro.
– [Daniel]Bueno, ése es tu problema. ¿Hablas o ceniza?[/Daniel] – dije encendiendo otra vez la mano en la que no empuñaba la espada.
– [Vampiro]¡No puedo![/Vampiro] – gritó. No esperé más, necesitaba otro incentivo, así que le volví a lanzar un halo de luz ultravioleta al mismo lado de la cara. Esta vez se encendió en llamas. – [Vampiro]¡Hablaré! ¡HABLARÉ![/Vampiro] – paré mientras veía como se tiraba al suelo y rodaba entre la hojarasca para apagarse.
– [Daniel]¿Qué quiere? ¿Para qué necesita a la Cazadora?[/Daniel] – pregunté directamente.
– [Vampiro]Buscaba…un viejo ritual. [/Vampiro] – comenzó a decir mientras se ponía en pie. – [Vampiro]Algo relacionado con las Cazadoras y el Legado que corre por sus venas.[/Vampiro] – empezó a decir.
– [Daniel]¿Qué hace ese ritual exactamente y qué papel pinta Sarah en todo eso?[/Daniel] – vi que me miraba con la mirada agudizada cuando nombré a Sarah. Me acerqué a él y le cogí por el cuello con todas mis fuerzas.
– [Vampiro]Q-quiere traer de vuelta el espíritu de una vieja Cazadora…y para eso necesita el cuerpo de otra Cazadora…una verdadera portadora del Legado, no una de esas imitadoras Potenciales.[/Vampiro] – me dio asco que hablase así de las Cazadoras, como si fuesen su objeto de colección.
Le solté y me aparté, las cosas estaban peor de lo que imaginaba. Z solo quería a Sarah para usarla como receptáculo de una antigua Cazadora. El propósito no me interesaba, lo único que me preocupaba era mantenerla a salvo. Tenía que entrar allí dentro, explicárselo.
El vampiro entendió mi silencio como el fin de nuestro acuerdo y se sacudió las hojas secas del traje preparado para irse. – [Vampiro]Tú…tú eres el novio de esa perra.[/Vampiro] – soltó riendo. Su risa se cortó cuando ‘Sendero Oscuro’ cercenó limpiamente su cabeza con un fuerte mandoble. Pese a lo que se viese en televisión, cortarle la cabeza a alguien no era fácil, pero que su carne parezca plastilina por la alergia al efecto de la hoja, como si de madera se tratase, ayudaba. Todavía tenía una sonrisa en los labios cuando su cabeza cayó al suelo antes de convertirse en ceniza junto a su cuerpo.
Mientras el viento se llevaba la ceniza, volví a ‘Big Cora‘ y vigilé la ventana de Sarah mientras trazaba un plan para entrar ahí dentro.
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