Diarios de Destino | La Iniciativa
NOCHE
Las botas militares del General Preston resonaron por el pasillo que conducía la ‘Dollhouse’, donde una de sus jefes de investigación, la Doctora Zoë Cooper le esperaba.
Había sido una buena idea aprovechar la impronta almacenada de la Doctora Saunders y realizar unas pequeñas modificaciones para mejorar a la Doctora Cooper, de esa forma los pocos escrúpulos de una se sumarían al intelecto de la otra, no había sido una completa pérdida la marcha de Saunders, al menos podía confiar en que Cooper hiciese su trabajo, porque lo disfrutaba, no había más que ver que ella misma se había ofrecido a recibir la impronta modificada de Saunders. Admiraba esa clase de dedicación a la causa.
El secretismo de la organización que dirigía el General, subvencionada por altos cargos militares, imponía una serie de políticas estrictas de no actuación, y eso era lo único que evitaba que hubiese hecho volar ya en pedazos el escondite de esas ratas de O.W.L.S. Eso, y que no conocía su localización exacta, porque se escondían bajo tierra. R.A.T.S deberían haberse llamado. Pero algún día asomarían su fea cabeza y Saunders se arrepentiría de sus decisiones. La Iniciativa no admite desertores.
El General cruzó las puertas y desvió la mirada al ver a una activo volver de las duchas sin haberse puesto la ropa, una impronta defectuosa seguramente, el nuevo ingeniero no era igual de eficaz que Summers, pero su equipo había conseguido convertir en obedientes activos a los subterrestres y eso bastaba, por el momento. Cuando la muchacha se perdió de vista, el General continuó su camino, subió las escaleras y pasó de largo por la sala de ingenieros, no sin dirigirles una mirada que hiciese que aumentasen un poco su velocidad.
No se detuvo hasta llegar al despacho – apartamento de la Doctora Cooper, que estaba revisando unos papeles con la puerta abierta, se notaba que seguía sin ser una militar.
– [Preston]¿Y bien?[/Preston] – saludó el General haciendo que la Doctora se sobresaltase, aunque trató de disimularlo.
– [Zoe]General…Estaba revisando unos archivos.[/Zoe] – empezó a explicar, pero al ver que al General Preston no le interesaban los rodeos, fue directa al tema. – [Zoe]Le he llamado porque el grupo Adams – Zero está listo. [/Zoe] – explicó brevemente. La mirada del General pareció interesarse más.
– [Preston]Ya iba siendo hora, esa plaga del Director de Inteligencia Nacional está expandiéndose como la peste.[/Preston] – replicó el General con gesto de asco. – [Preston]Quiero detalles.[/Preston] – añadió impaciente. Algunos de los miembros de Adams – Zero eran soldados valientes que se habían ofrecido a convertirse en activos y obtener poderes para hacer frente a esa escoria, otros eran simples activos que se habían entregado hacía mucho a las Dollhouse, y otros, eran parte de esa escoria, pero convertidos en activos que servirían al propósito de eliminar al resto, eso hacía que los tolerase con mayor facilidad.
– [Zoe]Christian, acompaña a Adams – Zero hacia el hall de la Dollhouse.[/Zoe] – dijo la Doctora utilizando su reloj inteligente.
adams – zero
Tras unos minutos, un grupo de activos caminando en formación se situó en el centro del hall. Preston se acercó a la barandilla y los observó, su primer grupo de supersoldados leales hasta la muerte, ellos eran los únicos que podían merecer esos poderes, porque los usarían para defender al mundo del resto de esa escoria mutante, y si alguno decidía no hacerlo, bastaría con borrar su mente. Aunque cuando la misión estuviese cumplida, no podían esperar otra cosa que su propio sacrificio, no había hueco para esas abominaciones en el mundo.
Repasó uno a uno con la mirada, vigilando especialmente a los de aspecto no humano, no se fiaba demasiado pero servirían. Le asqueó la repulsiva visión del que no tenía piel. Dos o tres activos le ponían en alerta por sus antecedentes cuando eran humanos, habían sido asesinos, psicópatas de la peor calaña entregados por el Gobierno para que él les diese una utilidad, y así lo hizo, pero aunque le dijesen que no recordaban nada de su vieja vida, que en su mente solo estaba la impronta, no se fiaba, solo que había que ver los ojos de alguno de ellos, en especial uno. – [Preston]¿Quién es ése?[/Preston] – preguntó señalándolo.
– [Zoe]Oh, es ‘King’ señor, pertenece a una raza híbrida que hemos sintetizado aquí señor, mitad vampiro, mitad licántropo.[/Zoe] – comentó aparentemente orgullosa de haber convertido a un viejo psicópata en un monstruo letal.
– [Preston]Abominación, no necesito saber más.[/Preston] – sentenció el General.
– [Zoe]En realidad sí, verá…[/Zoe] – empezó a explicar la Doctora, pero Preston la interrumpió cuando sus ojos se quedaron clavados en uno de los activos.
– [Preston]Ese activo, ¿no es el vampiro? ¿El que infiltramos entre los fugitivos?[/Preston] – interrumpió el General, poco interesado en lo que la Doctora tenía que decirle.
– [Zoe]No exactamente. El original fue convertido en cenizas por..eh…[/Zoe] – consultó sus archivos. – [Zoe]…Logan Villiers. Él es un clon humano que pudimos crear gracias a sus cenizas.[/Zoe] – aseguró orgullosa. La Doctora adoraba su trabajo, cada experimento parecía un juguete nuevo para ella, como si el dolor que inflijía no le importase, como si de verdad fuesen juguetes en lugar de personas.
– [Preston]A ver si este no acaba igual.[/Preston] – comentó sin darle importancia. – [Preston]Impronta a tres guardias con conocimientos completos de entrenamiento militar y haz que les coordinen, que sepan trabajar en grupo, que obedezcan al líder. Y cuando estén listos, llámame otra vez, los pondremos a prueba en el campo.[/Preston] – aseguró Preston. Si alguien hubiese podido estar en su cabeza habría visto que al odio irracional a los metahumanos se le unía el ansia de venganza con los que habían huido, y aun más desde que descubrió que su hija había estado jugueteando con ellos, la próxima vez no escaparían, serían todos suyos y su hija recibiría su impronta de hija obediente, como siempre debía haber sido, pero para eso necesitaba a Adams – Zero y a bastantes más para quitarse de encima al incordio de Inteligencia Nacional.- [Preston]Y envíame un dossier con sus…habilidades.[/Preston] – pronunció la última palabra como si se tratase de deformidades y entonces se fue.
– [Zoe]Sí, señor.[/Zoe] – respondió sonriente. Había dos cosas que la Doctora Cooper adoraba, una la total libertad de experimentación y avance científico, y dos, satisfacer al General. La primera siempre la había tenido, la segunda había sido reforzada.
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