Mia Browning, Wing | Interludio
MEDIODÍA
Wing bajó las escaleras que separaban ‘Gambit’ de la plebe un poco deprimida, en parte porque ya no llevaba a Vine en brazos, pero sobre todo, porque echaba de menos a la que era su mejor amiga de toda la historia. Entendía que Sarah quisiera pasar más tiempo con su novia y, obviamente, necesitaban intimidad para…lo que fuera que hiciesen sin poder tocarse, pero desde la llegada de Rogue, se sentía relegada en un tercer o cuarto plano, como si fuera la amante de un viejo multimillonario que le asegurase día sí y día también que iba a dejar a su esposa y nunca lo hiciera porque no era lo bastante buena.
Echaba de menos hablar con ella y jugar al parchís hasta las tantas junto a Vine y Dwarf, reírse imitando el acento de Faust, desayunar en su dormitorio y que supiera lo que pasaba por su cabeza con sólo echarle un vistazo a sus alas, pero todo se había ido al garete por la rockera aquella de la que se había enamorado a primera vista. En esas iba pensando cuando llegó al descansillo de las escaleras, observó los diez escalones que faltaban para llegar al suelo, tomó impulso y planeó con sus alas para caer cómodamente: ¡Que se chupara esa Rogue, porque ella no podía volar!
Ni siquiera le había podido contar que tenía un novio que la invitaba todas las noches a su habitación para unos «juegos especiales», como a él le gustaba decirle. Ya tendrían tiempo si es que alguna vez Rogue se buscaba alguna obligación que no fuera robarle a su mejor amiga de todos los tiempos.
Con un subidón de confianza, saludó a los que eran del bando blanco que se encontró por el camino y entró en su habitación en la que se encontró a su hermano, a Seraph, con sus preciosas alas grises caídas, mala cara y una botella en la mano. Wing arrugó la nariz con desaprobación y cerró la puerta tras de sí.- [Wing]Seraph, ¿qué te pasa?[/Wing]- preguntó con el corazón encogido por la preocupación. Si algo le pasaba a Seraph…ni siquiera era capaz de pensarlo.
– [Seraph]Tenemos que tener cuidado Wing, este sitio es peligroso.[/Seraph] – dio un trago a la botella, que vació y la tiró a la papelera como si estuviera lanzando a canasta.
– [Wing]¿Por qué?[/Wing]- se sentó a su lado, alisando la camisa de color aguamarina que le habían confeccionado a medida en el Palacio. Por fin podía llevar ropa sin tener que romperla para que le entrasen las alas.
– [Seraph]Hay gente muy peligrosa. No estamos seguros. Hay…que ir recogiendo las cosas.[/Seraph] – sus ojos se encontraron con los de Wing y ella le pasó la mano con cariño por las alas, que no eran tan suaves como las suyas.
– [Wing]Tienes que contarme lo que ha pasado[/Wing].- le pidió con paciencia. Seraph era así, a veces se enfadaba cuando los chicos miraban mucho a Wing, pero lo hacía por su bien, porque tenía que protegerla de los monstruos (o eso decía).
– [Seraph]No puedo, no quiero que te te metas en medio.[/Seraph] – Seraph bajó la vista a los tres botones que su hermana llevaba desabrochados, con los que mostraba un generoso escote y los empezó a cerrar sin pedirle permiso. Wing se echó hacia atrás frunciendo el ceño con desagrado.
– [Wing]Me proteges demasiado[/Wing].- se puso en pie molesta y volvió a desabotonar el tercero.
– [Seraph]Tienes que estar preparada, nos iremos en cuanto sea posible.[/Seraph]- instó su hermano. La chica echó un vistazo a esa habitación en la que estaban todas sus cosas (que no eran muchas) y a ese Palacio en el que estaban todos sus amigos. Por fin tenían un hogar. Seraph era insufrible.
– [Wing]No me has dicho lo que pasa, así que no pienso irme[/Wing].- espetó clavando la puntera de las bailarinas en el suelo de madera.
Se hizo el silencio en la habitación de los hermanos Browning. Mia quería salir de la habitación para decirle al mismísimo Z que su hermano estaba como una cabra, porque quería marcharse de allí.- [Seraph]Alguien de aquí dentro me quiere muerto…y podría matarte a ti también..[/Seraph] – La rubia notó cómo le flaqueaban las piernas. Nadie podía querer matar a Seraph, era un poco…especial, pero adorable la mayor parte del tiempo, además de guapísimo, claro, aunque era un poco rarito para las novias.
Wing notó cómo se ablandaba y fue hasta él para darle un abrazo.- [Wing]No va a pasar nada[/Wing].- mientras Mia rodeaba a su hermano con las alas y con los brazos, susurró.- [Wing]Z nunca dejaría que nos pasase nada malo. Él no es el malo de esta historia[/Wing].- le dijo al oído.
Seraph miró a los ojos a su hermana y habló, estaba hecho un desastre, además apestaba a alcohol barato.-[Seraph]Ojalá hermanita, ojalá.[/Seraph]- y acercó sus labios a los de Mia para darle un breve beso que tenía poco de fraternal.
Wing se removió incómoda, pero Seraph le acarició las alas y empezó a relajarse.- [Seraph]Eres preciosa[/Seraph].- siseó antes de que sus lenguas se encontrasen.
A su novio no le iba a gustar nada como se enterase.
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