Edward MacLay | Palacio Kvinneby
MAÑANA
El camino por el bosque lo hicimos en silencio, algo normal teniendo en cuenta que no sabíamos nada los unos de los otros, aunque en algunos momentos se escucha a Amaya tararear algo, resaltaba que era buena persona y alegre, pero no las tenía todas conmigo con que todos allí fueran igual que ella.
Tras salir de las lindes del bosque apareció un enorme palacio ante nosotros, sin duda su nombre hacia honor a tal nombre. Podían apreciarse decenas y decenas de ventanas, una clara respuesta de que allí vivía mucha gente. Al llegar a la puerta observe como Amaya miraba extrañada a su alrededor, como si faltara algo, o alguien.
La puerta se encontraba abierta de par en par, para una supuesta cuna de gente con dones resultaba obvio que las puertas estuvieran abiertas para todo el mundo, pero no sin vigilancia en la puerta, tal vez eso era lo que buscaba Amaya.
Tras entrar dimos con un enorme recibidor, todo tenía cierto aspecto victoriano, las paredes y los muebles. Para ser un lugar tan grande no había nadie por allí cerca, aunque si se escuchaban murmullos al final del corredor, Amaya nos hizo un gesto para que la acompañáramos hasta la planta de arriba.
Puse un pie en la escalera cuando escuche un golpe de metales entre si, me detuve mirando a mi alrededor, daba la sensación de venir del salón a mi izquierda, pero no puede inspeccionar ese ruido ya que Amaya y Duke se encontraban al final de los últimos escalones. Los alcance con rapidez y una vez arriba los pasillos se bifurcaban por varios caminos, había un gran numero de puertas, las paredes se encontraban adornadas de cuadros y los pasillos por mesitas con jarrones de flores a modo de decoración.
Amaya nos hizo un gesto con la mano para que entráramos en la habitación que acababa de abrir. Era amplia, entraba mucha luz a través de las enormes cristaleras de la ventana, varios sillones y estanterías a medio llenar de libros, parecía una sala de lectura, a Christopher le hubiese gustado esta sala, rezumaba tranquila por sus cuatro paredes.
– [Amaya]¿Queréis algo de beber o preferís que os explique qué hacéis aquí?[/Amaya]- Nos pregunto sonriendo mientras cogía una jarra que se encontraba encima de una pequeña mesita y se sentaba en uno de los sillones.
– [Duke]Yo preferiría lo segundo, gracias.[/Duke] – Le respondió Duke también sonriendo y se sentó junta a ella en otro de los sillones.
– [Ed]También preferiría lo segundo.-[/Ed] Forcé una medio sonrisa que lo más seguro es que me diera un aspecto bobalicón y me senté en otro de los sillones no sin antes apartar el enorme cojín que se encontraba encima de el.
– [Amaya]Bienvenidos al palacio de Kvinneby, hogar de todo aquel que se considere diferente[/Amaya].- Añadió ella mientras se servia un poco de agua en un vaso.
– [Duke]¿Diferente como…con habilidades «especiales»?[/Duke] – Pregunto Duke a lo que ella asintió.
– [Amaya]Potenciados[/Amaya].- Especifico ella corrigiendo lo de diferente.
– [Ed] ¿Todos? ¿Incluso vampiros o demonios?.-[/Ed] Pregunte. Dudaba que estos fueran como Mara, o Daakka y Bill. Mara a pesar de su condición supo sobreponerse a su sed de sangre, los retazos de su antigua vida le impedían cambiar. Daakka era el último de su raza y se negaba a convertirse en lo que un día fueron sus antepasados. Y Bill había sufrido varias perdidas y recibido varias revelaciones sobre su vida que hubiesen enloquecido a cualquiera. Todos ellos tenían algo en común, la lealtad hacia Sarah, no creo que Z gozara de eso sobre estos potenciados, más bien le seguían por el miedo infundado por su nombre y persona.
Amaya asintió de nuevo y tras dar un sorbo de agua añadió .- [Amaya]No es tan sencillo[/Amaya].
– [Ed]No, lo comprendo. Todo el mundo se merece una oportunidad.-[/Ed]
Observe como Duke me miraba y asentía a lo que acababa de decir, no pude evitar preguntarme si se trataría de un medio demonio.
– [Amaya]Al principio, me costó entenderlo[/Amaya].- Admitió Amaya.- [Amaya]Pero lo que…Z quiere crear es imposible de entender sin saber que hay varias formas de ver una misma cosa[/Amaya].
– [Duke]Me gusta usar mi poder para ayudar a la gente corriente. Esa utopía…¿dónde quedan ellos? [/Duke]- Pregunto inquisitivo. Si se trataba de un medio demonio sin duda era uno de los buenos.
– [Amaya]Cuidaremos de ellos[/Amaya].- Respondió sonriendo. Resultaba una persona bastante afable, estaba claro porque Z podía haberla mandado a captarnos, sabía como vender su sueño.
– [Ed]Suena a que todos seriamos una gran familia.-[/Ed] Dije intentando transmitir algo de interés por la propuesta de Amaya. La realidad es que yo ya tenía una familia, una que había abandonado, la cual hacia tiempo no veía y estaba deseando recuperar, no me apetecía cambiarla por nada del mundo.
– [Amaya]Una comunidad[/Amaya].- puntualizo ella.- [Amaya]Cada miembro tiene un rango y un bando, por lo que tiene que hacer lo que se espera de él para que todo siga su curso[/Amaya].
– [Duke]Si decido formar parte de esto, quiero saber que ningún inocente saldrá herido.[/Duke] – Aseguro Duke. – [Duke]Que el mundo será mejor para todos.[/Duke] – Parecía casi decidido a formar parte de ellos, en mi cabeza aun surgían dudas, pero no estaba allí para unirme a ellos estaba para ayudar a Sarah, por lo que solo tenía que asentir y decir si.
– [Abel]Ésa es la idea.[/Abel] – Por la puerta apareció un hombre alto, de piel oscura y una amplia gabardina, por mi mente paso que se tratase del famoso Z, pero el comedido saludo por parte de él y Amaya me dejo claro que no era él, se trataba de alguien más. – [Abel]Un mundo en el que no se maltrate a los diferentes.[/Abel] – Aseguro.
– [Ed]¿Donde hay que firmar?.-[/Ed] John hubiese puesto el grito en el cielo si me hubiese escuchado decir eso.
– [Amaya]Sólo tenéis que elegir vuestro nuevo nombre[/Amaya].- Con una sonrisa en el rostro que resultaba contagiosa.- [Amaya]Y luego, tendréis que venir conmigo para que os presente a «Mental»[/Amaya].
– [Duke]Un nombre nuevo…[/Duke] – Duke miro hacia abajo, en concreto hacia sus pies y sus sandalias. – [Duke]..de momento me quedo con Sandalman.[/Duke]
– [Amaya]¿Y tú…Edward me habías dicho que te llamabas?[/Amaya]- Me pregunto Amaya, pero me había quedado absorto pensando en ese tal Mental. El nombre era una clara alusión a cual seria nuestra siguiente prueba de fidelidad.
– [Ed]Stone…-[/Ed] Respondí agachando un poco la cabeza mirando hacia el suelo.
– [Amaya]¿Cómo Emma?[/Amaya]- Pregunto Amaya entre risas refiriéndose a esa famosa actriz apellidada así.
– [Ed]”No, como la roca.”-[/Ed] Le respondí en español, por su marcado acento supuse que sería de algún país europeo.
– [Amaya]»Anda, hablas español»[/Amaya].- Añadió sonriendo sorprendida.
– [Ed]Si. Cosa de un antiguo trabajo.-[/Ed]Añadí de nuevo ya en Ingles. Esa sala blanca me había dado algo más que conocimientos de derecho, también me había otorgado algo de conocimiento en algunos idiomas, aunque del que más había aprendido era del Mandarin, dicen que es el idioma del futuro.
Nos pusimos en pie para dirigirnos hasta la habitación del tal Mental, me preocupaba que pasaría cuando viera mis pensamientos, mis verdaderos motivos por los que estaba allí. El hombre que había entrado en la habitación nos seguía a una distancia prudencial con las manos cruzadas a la espalda.
A medida que avanzábamos por el pasillo unos sollozos se hacia más y más audibles, hasta dar con la puerta de la que procedían. – [Ed]¿Le ocurre algo?[/Ed]
– [Amaya]»Wing» ha perdido a alguien esta mañana[/Amaya].- Me explico Amaya sin darle mucha más importancia. Me fije en la puerta, la cual estaba adornada con un corazón. Amaya había reemprendido de nuevo la marcha, por lo que nos movimos de nuevo. Pensé en lo que había dicho. Perdido podía dar lugar a varias interpretaciones, como que esa persona se hubiese marchado. Pero conocía muy bien ese llanto, yo mismo lo había experimentado en mis carnes meses atrás, esa chica acababa de perder a un ser querido. Tenía que tener cuidado allí dentro, la amabilidad de Amaya me había cegado, puede que hubiese buenas personas como ella, pero también había otras, como bien había dicho antes, cada uno representa su papel allí dentro, cada uno tiene su finalidad para Z, y entre esas finalidades estaba el asesinato.
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