Sarah | Palacio de Z
TARDE
Habíamos dejado la sala común por petición expresa de la Reina Blanca, que nos aseguró que estaríamos más cómodas en mi habitación y eso era cierto hasta cierto punto, pero tenía la sensación de que querían quitarnos de en medio. Tanto Dwarf como Russell se habían ido para dejarnos intimidad, así que ya sólo quedábamos Mia, Rebecca y yo, que estaba sentada al borde de la cama con la mirada perdida en los jardines del Palacio, mientras que Mia continuaba tumbada sobre mi regazo. Ya ni siquiera lloraba, simplemente tenía la mirada perdida en un punto fijo y los ojos enrojecidos. Rebecca, por su parte, hacía como que leía un libro para mujeres de una chica que estaba enamorada de dos tipos a la vez. A veces me sorprendía cómo alguien tan inteligente como Rebecca podía perder el tiempo con semejante basura, porque era algo que podías esperar de mí o incluso de Diana, pero siempre decía que era eso o empezar a dar gritos hasta que se quedase sola. Rebecca no era una chica de acción, los Grandes Poderes la habían dejado sin ese título de Campeona que tantos dolores de cabeza le traía por algo. No había venido a este mundo con la misión de luchar para salvar a la humanidad, pero se había enamorado de alguien que sí y ahora estaba dentro del Palacio con la intención de no dejarme sola.
Hacía un rato que Russell nos había traído unos sándwiches, unas botellas de agua y tres manzanas de dudoso aspecto, señal inequívoca de que en la cocina hoy no estaba el horno para bollos (qué apropiado). Rebecca me había obligado a negociar con Mia para que comiera un poco y, al final, lo habíamos conseguido. Los sándwiches no eran ninguna maravilla, porque el pan de molde estaba un poco seco, pero agradecía que Russell siempre cuidase de nosotras. Era una de las personas a las que más iba a echar de menos cuando toda esta pesadilla se acabase.
Acaricié el pelo de Mia y me revolví inquieta, intentando molestarle lo menos posible. Si nos habían «invitado» a pasar el día en mi habitación era que nos estaban escondiendo algo. Definitivamente, no era por la muerte de Seraph, porque ya «se habían encargado de él» y no quería saber a qué se referían con eso, sino algo…más. Conocía a Daniel lo suficiente como para saber de lo que era capaz, pero prefería pensar que era una sensación que no tenía nada que ver con la realidad, porque al fin y al cabo, ya no estábamos juntos, pero si no lo estábamos: ¿por qué le seguía queriendo con toda mi alma? ¿Por qué era capaz de escuchar su voz diciéndome «Mo graidh»?
Alguien llamó a la puerta y Rebecca dejó el libro en la mesita para ir a abrir. Ni siquiera me molesté en mirar, porque serían Russell y Dwarf, que venían a llevarnos a rastras a un de las salas comunes para jugar al parchís.– [Rebecca]Sarah, Vine viene acompañado de dos tipos[/Rebecca].- dijo finalmente y asentí sin dejar de mirar por la ventana. Si Daniel estaba aquí…a lo mejor podría verle.
– [Ed]Creo que esto es vuestro[/Ed].- era una voz conocida, pero no podía estar allí, así que supuse que estaría confundiéndome con otra persona.
Noté que Mia se incorporaba e iba a hasta la puerta.- [Wing]Hola, soy Wing[/Wing].- saludó más triste de lo habitual. El sol se filtraba por la ventana y echaba tanto de menos a Daniel, pero a la vez tenía tanto miedo de bajar por si no estaba, que me fallaban las fuerzas. ¿En qué momento me había convertido en una cobarde?- [Wing]¿Y vosotros?[/Wing]- preguntó visiblemente más animada. Seguramente eso fuera cosa de Vine, que ya estaba en sus brazos.
– [Duke]Duke Rivera, encantado de conocerte.[/Duke] – escuché cómo un tipo de voz grave soltaba una carcajada campechana y la habitación se quedó en silencio, pero lo que no esperaba era que la otra persona se presentase.-[Ed]Edward MaClay[/Ed].- noté cómo el corazón se me aceleraba y me puse en pie como si hubiese saltado con un muelle. Vi a Rebecca saludarles con un movimiento de cabeza y a Wing juguetear con su pelo mientras miraba a Duke, que era alto, moreno y corpulento. Llevaba unas sandalias marrones, camiseta y pantalones cortos en el mes que estábamos. La verdad es que era un hombre muy guapo, porque llevaba el pelo largo por los hombros y tenía unos ojos marrones muy expresivos, pero no era mi tipo.
Esbocé una amplia sonrisa al ver al chico que había a su lado, que no era ni de lejos la mitad de guapo que el tal Duke Rivera, que bien podría haber hecho de Khal Drogo en ‘Game of Thrones’. Era más bajito y delgado. Tenía el pelo castaño claro y los ojos verdes. Ese día llevaba una camiseta de manga larga azul marino y unos vaqueros desgastados. Al verme, en mi cara se dibujó una sonrisa amplia que se le contagió rápidamente. El corazón me latía a toda velocidad, pero no porque estuviese enamorada de él, sino porque era mi mejor amigo y lo quería con toda mi alma. Más que mi mejor amigo era mi hermano, pero hacía meses que no nos veíamos y le había echado tanto de menos que se me inundaron los ojos de lágrimas de felicidad.
– [Sarah]Hola Duke, soy Sarah[/Sarah].- me presenté limpiándome las lágrimas con la manga de la sudadera blanca de flores. Duke se agachó y me dio dos sonoros besos en la mejilla. Le devolví una sonrisa sincera, porque por alguna extraña razón, me caía bien sin motivo aparente.
– [Duke]He oído hablar mucho y muy bien de ti.[/Duke] – asentí agradecida y dejé de escucharle, porque al lado estaba Ed. Por fin. Después de tanto tiempo. Seguramente tendría que haber hecho como Rebecca y mantener la tapadera, pero en esa habitación eran todos de fiar, excepto Vine, pero era tan vago que no diría nada.
– [Sarah]A la mierda[/Sarah].- golpeé el suelo con la suela de las botas.- [Sarah]¡Ed! ¿Qué haces aquí?[/Sarah]- me abracé a él con tanta fuerza que trastabilló a punto de caerse. A veces se me olvidaba que no todos los chicos eran un Aesir.- [Sarah]Te he echado de menos[/Sarah].- susurré en sus brazos dándole un beso en la mejilla sin poder evitar llorar de alegría. Ed olía a casa. A mis hermanas y a mi infancia. A los veranos en la playa de Merelia. Era como dejar de estar en en Palacio y estar un poco más cerca de mi familia. Le había echado mucho de menos.
– [Ed]Y yo a ti[/Ed].- comentó acariciándome el pelo con cariño y nos separamos. – [Ed]He… hemos venido a ayudarte[/Ed].- añadió finalmente.
No supe qué decir. Era lógico que no estuviese aquí para pasar unas vacaciones, pero eso no quitaba que me preocupase.- [Sarah]¿Lo saben los demás?[/Sarah]
– [Ed]Sí, he visto a Christopher y Mara. Supongo que ya lo sabrá el resto[/Ed].- explicó escuetamente y noté cómo me abrumaba la cantidad de preguntas que quería hacerle.
– [Sarah]Rebecca, ya puedes dejar de disimular y venir a saludar a Ed[/Sarah].- sonreí y me crucé de brazos esperando a que Rebecca se acercara y les tendiera una de sus manos cubierta por los guantes negros.
– [Sarah]Wing es de confianza[/Sarah].- le expliqué a Ed. Supuse que Duke también lo sería.
– [Wing]Soy su mejor amiga[/Wing].- sonrió jugueteando con Vine y nos quedamos en silencio. Decidí cerrar la puerta para evitar visitas inesperadas y empecé a hablar.-[Sarah]Z quiere utilizarme para entrar en la Iniciativa[/Sarah].- suspiré recordando mi conversación con Siegfried en su despacho.
– [Duke]Algo está pasando, Amaya parecía confundida porque no estaban los guardias. Murmuraban por los pasillos que alguien había entrado.[/Duke] – sentí como si me tiraran un jarro de agua fría encima. Daniel. Era Daniel seguro.
– [Sarah]El hermano de Wing…fue asesinado esta mañana[/Sarah].- no dije lo que estaba pensando. Simplemente, tiré de lo que más fácil me resultaba.
– [Wing]Pero no pasa nada, porque Seraph me cuida desde el cielo[/Wing].- sonrió y tuve la sensación de que seguía siendo una niña, que por alguna extraña razón, era mi responsabilidad. La observé con el aquel vestido verde de punto, mientras abrazaba a Vine como si le fuera la vida en ello. Si me iba de allí, tendría que decirle que viniera conmigo.
– [Ed]Vaya, lo siento… mucho[/Ed].- señaló Ed y cambió de tema. – [Ed]Si Z quiere que entres en la Iniciativa, lo mismo Preston ya ha mandado a alguien para dar el primer golpe[/Ed].- era una buena idea, pero se equivocaba. Daniel estaba en el Palacio y lo peor, es que no sabía qué hacer para ayudarle.
– [Sarah]Creo que no es eso[/Sarah].- me mordí el labio preocupada.- [Sarah]Ed, necesito…que mires a ver dónde está Daniel[/Sarah].- le pedí.
Él cerró los ojos y al cabo de unos segundos, volvió a abrirlos.- [Ed]Oh, no…[/Ed]- se pasó la mano por el pelo.- [Ed]Está aquí[/Ed].- puntualizó.
Respiré profundamente para tranquilizarme y me di cuenta de que todo se estaba desmoronando.- [Sarah]Wing y Rebecca tendrán que abandonar el Palacio lo antes posible. No es seguro para ellas estar aquí, porque sus poderes son pasivos[/Sarah].- expliqué ante la severa mirada de Rebecca.
– [Rebecca]Creía que estábamos aquí para ayudarte[/Rebecca].- su ceño fruncido hablaba más que sus palabras.
La miré de nuevo.- [Sarah]Si te pasase algo, Dom no me lo perdonaría. Wing ha perdido a su hermano y algo me dice que «su novio» no se ha quedado contento[/Sarah].- Dom nunca me perdonaría que le pasase algo a Rebecca por ayudarme, ni yo tampoco sería capaz de hacerlo, pero lo que más me preocupaba era que Mia corriera la misma suerte que su hermano.
– [Wing]Tengo un secreto, Sarah. Uno bueno…[/Wing]- esbozó una sonrisa y un escalofrío me recorrió la espalda. Si no me equivocaba, «su novio» era una de las personas más peligrosas que vivían en esas cuatro paredes.
– [Vine]Je. Sarah…antes…de que nadie diga nada. Je. Sé que es son tus amigos Ed…y Daakka[/Vine].- empezó a decir Vine, pero alguien llamó a la puerta y no llegué a pensar en lo que estaba diciendo. Pensé en quedarme en silencio y que se fuera, como se hace cuando viene un vecino pesado, pero sabía quién era, por lo que no quedó más remedio que abrir y allí me encontré a Z, con su traje blanco impoluto, como si acabase de cambiarse. Si lo había hecho, prefería no pensar en las razones.
– [Z]Sarah, necesito hablar contigo, en privado.[/Z] – me miró a mí como si el resto no le parecieran lo bastante interesantes.
– [Sarah]Espérame en tu despacho, Siegfried[/Sarah].- le dije tensa y le cerré la puerta en las narices.
Pasé unos segundos en silencio, intentando trazar un plan a toda velocidad, mientras esperaba a que se hubiera iodo de verdad y entonces, vi el brazalete de R’lia en mi mano derecha y supe lo que debía hacer. Fui hasta Mia, que miraba como si no terminase de comprender nada y le tendió a Vine a Ed.- [Sarah]Siempre lo has querido, ¿verdad? Pues te lo presto. Póntelo de forma que te recubra todo el cuerpo, Ed sabe cómo. Y llévate a Rebecca, pero no la cojas de lo que no está cubierto de tela. Necesito que vueles lejos de aquí, hasta Moondale. Allí estarán esperándote mis amigos, que serán los tuyos[/Sarah].- sujeté sus manos y le coloqué el brazalete, que se adaptó con rapidez a su dueña provisional.
– [Wing]¿Y Vine?[/Wing]- me preguntó preocupada, mientras me miraba con los ojos llorosos- [Sarah]No podéis llevaros nada y menos, a nadie. Es ahora o nunca. Mientras Z está entretenido. Por favor, no lo hagáis más difícil de lo que ya es[/Sarah].- le pedí sujetándole las manos, mientras miraba de reojo a Rebecca.
– [Ed]Tranquila, no dejare que le pase nada a Vine[/Ed].- aseguró Ed, pero Mia, como ya no estaba bajo el influjo de la felicidad de Ed, se echó a llorar en mi hombro.- [Sarah]Por favor…sabes que no puedes quedarte aquí[/Sarah].- le pedí.
– [Wing]Te voy a echar de menos[/Wing].- hizo un puchero y fue al lado de Rebecca, que le puso una mano en el hombro.- [Sarah]Ed, vas a tener que darle a Mia unas clases de vuelo de diez minutos[/Sarah].- hablaba completamente en serio. No sabía si sería capaz de hacerlo.- [Sarah]Buen viaje, chicas. Tened cuidado y Wing, recuerda que las nubes no se pueden comer[/Wing].- bromeé- [Sarah]Por cierto, cuando vuelva de hablar con Z, recordadme que Duke es Daakka, porque ahora mismo no soy capaz de procesarlo[/Sarah].- la habitación se quedó en silencio y miré a mis amigas, que estaban a punto de irse.
– [Daakka]Lo siento, Shakti.[/Daakka] – me giré y vi que Duke era ahora Daakka con la ropa del primero. No entendía nada. Parpadeé un par de veces y el demonio bonachón de color verde seguía ahí. – [Daakka]Daakka y Ed van con Sarah a la Iniciativa. Esperamos.[/Daakka] – me pasé la mano por la frente. ¿Duke era Daakka? ¿Por qué?
– [Ed]Ten cuidado[/Ed].- Ed me dio otro abrazo con una mano para besarme en la mejilla y me despedí de las chicas con la mano.- [Sarah]No es un adiós, es un «hasta luego, cocodrilo»[/Sarah].- bromeé sin dejar de mirar a Mia, que había vuelto a parecer muy triste y a Rebecca, que sabía que no estaba de acuerdo con mi decisión.
Y así, salí de la habitación de camino al despacho de Z. Ni siquiera llamé a la puerta, simplemente, una vez que atravesé el pasillo, giré el pomo y entré. Él me esperaba mirando por la ventana con las manos a la espalda, como siempre.- [Sarah]¿Qué querías?[/Sarah]- le solté con malas pulgas.
– [Z]He estado pensando. Las visiones te han mostrado parte de mi pasado, de mis motivaciones.[/Z] – explicó girándose con parsimonia. El despacho recargado, esa mesa de escritorio, él vestido de blanco. Todo era exactamente igual que la primera vez. – [Z]Pero creo que para entrar en la Iniciativa necesitas algo más.[/Z] – caminó hasta mí e invadió mi espacio personal. – [Z]Quizá si tú y los tuyos lo veis, entendáis lo que pretendo.[/Z]- susurró acariciándome la mejilla con un dedo, que le quité de un manotazo y retrocedí unos pasos para alejarme.
– [Sarah]Esta mañana han asesinado a alguien en tu propia utopía. A lo mejor no tienes las cosas tan controladas como crees[/Sarah].- le solté visiblemente dolida.
– [Z]Me encargaré personalmente de encontrar al asesino de Seraph.[/Z] – me aclaró – [Z]Era uno de los nuestros. Habrá justicia.[/Z]
Miré el enorme ventanal, preparada para en cualquier momento ver a mis amigas salir y hablé.- [Sarah]Daniel ha estado aquí, ¿qué has hecho con él?[/Daniel]- di un par de pasos al frente.
Z se quedó en silencio unos segundos. Por mucho que quisiera disimularlo, estaba visiblemente enfadado. – [Z]Expulsarle. Ha herido a varios de los nuestros premeditadamente.[/Z] – me miró fijamente y volvió a invadir mi espacio personal. Me ponía nerviosa que no se echara atrás por nada, aunque una Cazadora de menos de 1,60m no es que impusiera mucho.
– [Sarah]Seguro que has enviado a hablar con él de forma pacífica a ‘Wall’ o a otra de tus moles, porque son personas destinadas a parlamentar, como todos sabemos[/Sarah].- espeté con toda la ira contenida, mientras temblaba como una gelatina.
– [Z]Siempre te he hablado con franqueza, Sarah. No tengo tiempo para tonterías, no con lo que se avecina.[/Z] – apretó los puños con furia. – [Z]Te dije que eras importante para mí por dos razones: una de ellas que podrías devolverme a Beatrix y para eso necesito algo que solo tú puedes conseguir en la Iniciativa.[/Z] – sus ojos se cruzaron con los míos. – [Z]Pero sería un loco si pretendiera que entrases por ese motivo. Quiero que veas lo que se juega y decidas tú misma.[/Z]
– [Sarah]Te falta una razón[/Sarah].- le recordé.
– [Z]¿Obvias que eres la Elegida, qué ya has estado en la Iniciativa, que ya has salvado el mundo al menos dos veces?[/Z] – me preguntó mirándome. – [Z]No quiero tenerte en contra.[/Z] – y una sonrisa maliciosa surcó su rostro.
– [Sarah]Sabes tan bien como yo que el futuro que propones es igual de malo que el que tendríamos si ganase la Iniciativa, pero estás tan ciego que no serías capaz de verlo ni aunque te golpease en la cara[/Sarah].- no creía que un futuro en el que gente como el asesino de Seraph tuviera cabida, podía ser una sociedad mejor que la que teníamos.
– [Z]Entiendo que te sientas así ahora. Deja que te lo muestre, a ti y a los tuyos. Y decide por ti misma.[/Z] – estaba tenso. Escuché cómo la puerta se abría y una chica de raza negra y pelo negro, que debía rondar los veintipocos, entraba en la habitación. La miré mientras avanzaba hasta nosotros después de cerrar la puerta. Con aquella falda negra y una camiseta gris básica no parecía ella, pero estaba segura de que la sobrina de Queenie, que iba a la Universidad.
– [b]Cuando queráis[/b].- nos miró y agachó la mirada al cruzarse con los ojos de Z. Estupendo, una fangirl.
– [Sarah]Si consigues convencerme de que entre en la Iniciativa, cuando salga me iré. Se acabó jugar a las casitas contigo, Z[/Sarah].- le coloqué el dedo en su pecho para dejar clara la amenaza.
– [Z]Tal y como habíamos hablado.[/Z]- sonrió y me acarició la mano, que aparté rápidamente.- [Z]Cuando quieras, Katarina[/Z].- ella asintió y empezó a preparar los útiles del conjuro.
– [Sarah]Adelante, Katarina. Enséñame el futuro al que estaremos condenados si el héroe fracasa[/Sarah].- espeté con mala leche y ella, nos invitó a que nos diéramos las manos y empezó a recitar un conjuro conocido.
«Afferte nobis, ut nos perducat nos ad futura. Solve vincla Oculi. Ut quid nobis venit. At manus communi vinculo et fas oculis. Ut nobis futuram. Concede nobis ut. Aperi oculos nostros.»
(*Tráenos, tráenos, tráenos el futuro. Libera las cadenas del Ojo. Permítenos ver lo que está por venir. Toma nuestras fuerzas y permítenos compartir un vínculo con el Ojo. Trae el futuro a nosotros. Déjanos ver. Ábrenos los ojos.*)
Lo último que vi por la ventana antes de que se desdibujase la habitación, fue a Wing surcando el cielo recubierta de una piel escamosa de color verde agua, mientras sujetaba a Rebecca como podía.
Al menos, ellas estarían a salvo y no era un adiós, sino un «hasta luego, cocodrilo».
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