Edward MaClay | Biblioteca de la Universidad
MAÑANA
Nunca pensé que volvería a caminar por los pasillos de la Universidad, había cosas que nunca cambiarían como la aglomeración en los pasillos, o el olor corporal que desprendían algunos, pero desde que no andaba por allí era como si la mayoría fueran más jóvenes de lo que recordaba.
Hacía tiempo que no nos reuníamos en la biblioteca, aunque no era una reunión exactamente. Christopher me había llamado para hablar de algo, no me había dicho el que, pero tras lo de Lucy y Diana solo podía pensar en que quizás también tenía que disculparme con él.
Las puertas de la biblioteca estaban abiertas de par en par y en su interior no había nadie, las horas de clase habían empezado. Christopher apareció tras una estantería cargando un puñado de libros que le impedían ver lo que tenía delante, pero debía haber realizado tantas veces esa tarea que debía saber de memoria donde estaba cada escalón y cada paso de separación con la mesa.
– [MacLeod]Ed, pasa. Cierra.[/MacLeod] – Añadió tras soltar todos los libros en la mesa y verme parado en la puerta. Hice lo que me dijo y me acerque hasta la mesa.
– [Ed]¿Ha ocurrido algo?.-[/Ed] Pregunte algo nervioso, no solía pensar que la gente tuviera buenas noticias para mí, había recibido tantos golpes de la vida que siempre pensaba en lo peor.
– [MacLeod]No, nada malo por el momento. Bastante tenemos.[/MacLeod] – Dijo mientras cogía una bandeja tras el mostrador de la entrada con una jarra de café y dos vasos. – [MacLeod]Es por algo a lo que he estado vueltas.[/MacLeod]
– [Ed] Tratándose de ti debes de haberle dado muchas. ¿De qué se trata?.-[/Ed] Pregunte mientras tomaba asiento. Christopher sonrió y me tendió una taza de café a la que le eche unas seis cucharadas de azúcar, no era asiduo a tomar café, pero en ese momento me vendría bien algo de cafeína después de un par de días ayudando a Lucy con el local y demás actividades. Si Diana leyera esto seguramente pensaría mal.
– [MacLeod]Sí, y al final no sirvió de mucho, porque la solución se me plantó delante.[/MacLeod] – Añadió mientras tomaba asiento. – [MacLeod]Siempre he pensado, y ahora estoy seguro, que solo seré el Vigilante de Sarah.[/MacLeod]
– [Ed]Eso espero… quiero decir, mientras seas solo el vigilante de Sarah, significara que ella está bien.-[/Ed] Por lo que general cuando una cazadora fallecía otra era activada y se le asignaba un nuevo vigilante. Aunque ahora mismo no quedaba un consejo de vigilantes en pie, por lo que podía entender la preocupación de Christopher, el legado de los Vigilantes estaba por desaparecer.
– [MacLeod]Eso parece, pero fíjate que es ahora cuando me he preocupado más del tema.[/MacLeod] – Añadió gesticulando un poco con las manos. A veces esos gestos expresaban más que una mirada. – [MacLeod]La línea ya no solo depende de Sarah, están Buffy y Sasha.[/MacLeod] – Aseguro.
– [Ed]El legado se ha dispersado en 3.- [/Ed] Christopher asintió. Hace tiempo una cazadora se enfrentaba sola al mal y su esperanza de vida no duraba mucho. Cuando tienes amigos que te ayudan a combatir ese mal, la muerte se retrasa y aun así puedes estar seguro de que esos amigos harán todo lo posible por truncar ese desenlace y recuperarla.
– [MacLeod]No sabemos cuándo podrá aparecer una nueva Cazadora. Pero lo que sí sé es que no quiero dejar esa responsabilidad en manos de cualquiera.[/MacLeod] – Añadió mirándome fijamente. No necesito decirlo para saber a qué se refería.
– [Ed]Y eso a lo que le has dado tantas vueltas… ¿quieres convertirme en vigilante?.-[/Ed] Pregunte algo sorprendido y Christopher volvió a asentir. Después de todo lo que había ocurrido, que Christopher confiara en mí para esa tarea me emocionaba.
– [MacLeod]La verdad es que Diana se dio cuenta antes que yo de que eras el indicado, pero una vez lo dijo, lo tuve cristalino.[/MacLeod] – Aclaro. – [MacLeod]Eso contando con que quieras, claro.[/MacLeod]
– [Ed]Me encantaría, aunque dudo que llegara a tu altura.-[/Ed] Christopher era hijo de un vigilante, se había estado preparando toda su vida para ello, el mío era el abogado del diablo, y aunque nuestros padres no nos definen, el mío había estado ausente gran parte de mi vida, no podía evitar pensar que podría haber cosas de él en mí. Por lo que poner a alguien bajo mi cuidado quizás era demasiada responsabilidad.
– [MacLeod]Eso dices ahora. Pero ya verás.[/MacLeod] – dijo intentando animarme. – [MacLeod]Te prepararé igual que me prepararon a mí. Aunque en menos tiempo.[/MacLeod]
– [Ed]Me esforzare todo lo que pueda, no te decepcionare.-[/Ed] Que Diana y Christopher hubiese depositado esa confianza en mí para el futuro hacia disipar parte de las dudas que albergaba.
– [MacLeod]De eso estoy seguro.[/MacLeod] – Señalo hacia el café que había estado bebiendo. – [MacLeod]El entrenamiento ya ha empezado. La primera parte es buscar el antídoto.[/MacLeod] – Añadió con el semblante completamente serio, nunca lo había visto así.
– [Ed]¿Hablas en serio?.-[/Ed] Pregunte en un hilo de voz, note un escalofrió que me recorrió toda la espalda y la vista nublada, cosa que atribuí a los nervios.
Christopher se echo a reír. – [MacLeod]No….o quizá sí.[/MacLeod] – Bromeo – [MacLeod]Empezaremos a entrenar todas las semanas ahora que sigo joven.[/MacLeod] – Añadió sonriendo aun. – [MacLeod]Y en algunos entrenamientos con Sarah.[/MacLeod] – Evidentemente para ver de primera mano cómo eran los entrenamientos de Sarah.
– [Ed]Esta bien.-[/Ed] Añadí levantándome temblando un poco- [Ed]Si no te importa, me voy a quedar un rato por aquí… investigando.-[/Ed] No quería arriesgarme a salir por esa puerta y que Christopher tuviese que salvarme antes de empezar mi adiestramiento. Si realmente me había envenenado debía buscar un antídoto.
– [MacLeod]Mercy no pondrá problemas sabiendo lo que hay en juego.[/MacLeod] – Añadió tendiéndome una llave de repuesto de la biblioteca. – [MacLeod]Te recomiendo esa sección.[/MacLeod] – Señalo hacia una de las estanterías, posiblemente repleta de libros con plantas venenosas y curativas. – [MacLeod]Y poseído por el espíritu de Diana, si vas a traer a Lucy, te recomiendo aquella.[/MacLeod] – Dijo dándome una palmada en la espalda señalando hacia un par de estanterías algo más apartadas.
Me dirigí hacia la sección que me había dicho, empecé por intentar tranquilizarme, cuanto más alterado estuviese más rápido se dispersaría el hipotético veneno por mi torrente sanguíneo. Empecé a darle vueltas a que es lo que podría haber usado, no estaba teniendo ninguna alucinación, por lo que la belladona podía quedar descartada. Tal vez era matalobos, ese veneno que solía tomar el propio Christopher para controlar a su parte licántropo, pero que desconocía que podía hacer en un simple humano. O tal vez, si esta era una prueba que había pasado el propio Christopher en su adiestramiento, se tratara de un veneno de su tierra.
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