Mia | Casa de las Echolls
NOCHE
El día anterior, Logan me había dejado tirada. Supongo debería estar enfadada, pero el pobre me mandó un mensaje, gracias a Sarah, que le había dado mi número, diciéndome que estaba malito y que le dolía mucho la garganta.
Sarah se molestó, porque sabía que Logan me estaba mintiendo y creía que eso me haría sentir mal, pero no era así. Logan era un mentiroso y si quería estar conmigo, debía aprender a decir la verda, porque no solo estaba infravalorándome, sino que confundía inocencia con estupidez.
Aún así, aquella mañana se presentó en el local de Lucy y me explicó lo que había pasado. No fue divertido escuchar cómo alguien con el que no había salido ni una sola vez, me explicaba cómo «no era de piedra» y «una cosa llevó a la otra» con la madre de su hijo, un hijo que no sabía que tenía porque no nos conocíamos lo bastante. La verdad es que me enfadé con él y le tiré por encima de la cabeza el batido de fresa que me estaba bebiendo.
Después, me calmé y le avisé de que se lo perdonaba porque ni siquiera éramos amigos. En fin, a lo que iba. Mis dos programas favoritos de la tele eran: ése en el que una soltera iba a buscar pareja y tenía que elegir entre un montón de pretendientes a cada cuál más macizo y otro en el que si eras fea, te ponían guapa por un día, aunque también iban guapas que no lo necesitaban. Así que ese día, cuando me vi frente al espejo, ayudada por Sarah, Diana y Lucy, me sentí la protagonista de los dos.
Sarah me estaba haciendo bucles con un rizador, Diana me maquillaba como una profesional y Lucy, de un vestido negro que a Elizabeth ya no le quedaba bien, había sacado un vestido negro y escotado de lo más moderno. Estas chicas hacían magia.
Sobre las ocho escuché el sonido de una moto y dejé a mis Hadas Madrinas a la espera de que les contara cómo había ido todo. Ya había anochecido cuando salí y noté que hacía frío, por suerte, llevaba una cazadora de cuero y las alas atadas a la espalda para que no me molestaran.- [Logan]Vaya…eres como un helado cubierto de chocolate.[/Logan] – dijo a modo de saludo pasándome una mano por la espalda y dándome un beso en la mejilla.
– [Wing]Gracias, tú pareces…eh…una galleta…macarra[/Wing].- sonreí observando su camiseta negra de un grupo raro y una cazadora como la mía, pero de chico.
Él soltó una carcajada y me tendió un casco.- [Wing]Nunca he montado en moto[/Wing].- le aclaré.
– [Logan]Tranquila, Cassandra se portará bien.[/Logan] – le dio una palmada a la moto y giré a mi alrededor buscando a Cassandra.
– [Wing]¿Quién es Cassandra?[/Wing]- sujeté el casco y enarqué una ceja. Si Cassandra era otra de sus «amiguitas», ya podía despedirse de mí.- [Wing]¿Dónde está el tuyo?[/Wing]- me lo puse y me sentí como la «Hormiga atómica».
– [Logan]Cassandra es el nombre de esta belleza.[/Logan] – sonrió señalando a la moto y me relajé – [Logan]Por el casco no te preocupes. No tengo otro y no quiero que esa preciosa cabecita se haga daño.[/Logan] – me guiñó un ojo intentando convencerme.
– [Wing]Si no tienes casco, vamos andando[/Wing].- me lo quité y se lo tendí.
Logan parecía confuso. – [Logan]Puedo aguantar una caída, no te preocupes.[/Logan] – me miró sorprendido.- [Wing]Cuando te compres un casco, vamos en la moto[/Wing].- me crucé de brazos. Seraph decía que podía ser una auténtica cabezota.
– [Logan]Vale, andando entonces.[/Logan] – aseguró la moto y empezó a caminar a mi lado. Era una noche fresca, pero agradable. Me gustaba cómo salía el humo por mi boca, casi como si estuviera fumando, cosa que él iba a empezar a hacer hasta que me vio arrugando la nariz.
Caminamos un rato en silencio, casi como si fuéramos una pareja, pero sin acercarnos del todo. Logan no era muy hablador y parecía un poco incómodo, supongo que porque era la primera vez que paseaba con alguien.- [Logan]¿Te apetece cenar algo? En el Hannibal’s se come bien.[/Logan] – señaló al frente, a un local de madera con un letrero de neón rojo en el que podía leerse ‘Hannibal’s meat grill’.Tenía buena pinta y desde fuera podía oler la parrilla en la que estaban haciendo la carne. Seguro que se comía bien.
– [Wing]Estoy muerta de hambre[/Wing].- me llevé la mano al estómago.
– [Logan]Eso espero, porque los platos son bastante grandes.[/Logan] – me sujetó por la cintura y avanzamos hasta el asador.
– [Wing]Tengo la boca grande[/Wing].- abrí la boca exageradamente y él enarcó una ceja.- [Wing]¡Cochino![/Wing]- dije tapándome la boca para contener las carcajadas.
– [Logan]Perdona. No he podido evitarlo.[/Logan] -me sorprendía lo fácil que era hacer reír a Logan.
Cuando entramos, el local estaba hasta arriba. Había camareras y camareros con sombreros de cowboy, vestidos como si acabaran de llegar de un rodeo, un toro mecánico, música country y enormes platos de carne a la parrilla con patatas. Era fácil saber por qué a Logan le gustaba este sitio. – [Logan]Nunca te había visto por aquí. ¿No eres de Ripper?[/Logan] – me preguntó una vez estuvimos sentados en una de las mesas del fondo, con dos bancos de madera y una mesa,también de madera, que tenía un mantel de papel de cuadros rojos y blancos.
– [Wing]¿Conoces a todo el mundo en Ripper?[/Wing]- si me voz sonó como si estuviera sorprendida, era porque lo estaba.
– [Logan]No. Era una forma de preguntarte de dónde vienes.[/Logan] – aclaró echándose hacia atrás en el asiento. – [Logan]No sé mucho de ti.[/Logan]
– [Wing]Soy de Australia, pero hace mucho que no voy por allí[/Wing].- me quedé mirando por la ventana y, antes de empezar a llorar, volví a mirarle a él.
– [Logan]Me gustaría conocerlo alguna vez.[/Logan] – sabía que lo estaba diciendo para camelarme, pero me animó.
En ese momento, una camarera morena nos preguntó por las bebidas y al poco, trajo una cerveza para él y un batido de fresa con nata montada para mí.- [Logan]¿Qué hacías con esa gente?[/Logan] – terció dando un trago de cerveza.
– [Wing]Nos encontraron a mi hermano y a mí, porque éramos los dos raros…y bueno, nos cuidaron[/Wing].- resumí comiéndome la nata a cucharadas- [Wing]Pero en el Palacio había malas personas y Sarah me ayudó a escapar[/Wing].- expliqué un poco incómoda.
Pedimos como entrante unas patatas con bacon y queso, que llegaron al poco y no tardamos en empezar a comerlas.- [Logan]¿Por qué decías lo de «raros»?[/Logan] – supongo que no le parecía raro que todavía llevase la chaqueta puesta, pero lo era.
Noté cómo empezaban a sudarme las palmas de las manos.- [Wing]Tengo alas…[/Wing]- solté con timidez.
– [Logan]¿Eres el «Ángel de Moondale»?[/Logan] – lo dijo tan alto que varias personas de mesas cercanas, se giraron.
Le puse un dedo en los labios.- [Wing]¡Shhh![/Wing]- noté cómo empezaba a sonrojarme.
– [Logan]No tienes por qué avergonzarte de lo que eres. Que se avergüence el resto.[/Logan] – me aseguró acomodándose en la silla.
Cuando terminamos las patatas, la camarera retiró el plato y nos trajo, una hamburguesa de pollo con patatas para mí y para él, un bistec enorme, también con patatas.- [Logan]Yo también soy «raro» según la gente.[/Logan] – explicó cortando su filete con el cuchillo. – [Logan]No soy humano y tengo poderes.[/Logan]
– [Wing]Somos dos raros[/Wing].- le di un mordisco a la hamburguesa y la salsa me cayó por las manos.
Él sonrió al verme lamer la salsa. – [Logan]Tiene gracia que seas un ángel. Igual es cosa del destino.[/Logan] – no sabía a qué se refería, por lo que me lo tuvo que explicar.- [Logan]Hace unos meses «salvamos» el mundo pasando unas pruebas.[/Logan] – lo contaba como si fuera algo normal, pero no lo era. – [Logan]A mí me tocaron dos ángeles o algo parecido.[/Logan]
– [Wing]No soy un ángel. Solo tengo alas[/Wing].- le aclaré disfrutando de la hamburguesa.
– [Logan]Eres mejor que un ángel.[/Logan] – me miró de arriba a abajo. – [Logan]Más inocente, más guapa y tienes sexo.[/Logan] – sonrió ampliamente.
– [Wing]Pero contigo, no[/Wing].- negué con la cabeza.- [Wing]No pienso acostarme contigo hasta que no me fíe de ti. A lo mejor tenemos que casarnos primero, ya veré[/Wing].- le aclaré.
– [Logan]Eso…no me lo esperaba.[/Logan] – se había quedado a cuadros.
– [Wing]Ya[/Wing].- sonreí con orgullo y mojé una patata en el batido.
– [Logan]Va a ser difícil resistirse.[/Logan] – comentó mirándome.
– [Wing]Lo sé[/Wing].- le guiñé un ojo y me comí la patata, que me supo a gloria. Pero antes, una mancha de batido de fresa cayó en el mantel de cuadros rojos y blancos.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.