Sarah | Palacio Kvinneby, Despacho de Z
MEDIODIA
Dejamos al resto del grupo en la sala común acompañados por Petra y Bagheera. Volver a caminar por los pasillos del Palacio me traía malos recuerdos, especialmente porque no iba junto a Daniel, pero no me quedaba más remedio que hacerlo: Abel estaba muerto y quería que me explicaran por qué. No sabía qué me daba derecho a pedir explicaciones, ni qué esperaba que me dijeran, pero algo me impulsaba a ir. Quizás era eso de ser del bando de los buenos, que era un trabajo a tiempo completo, plagado de dolores de cabeza y mal remunerado.
Caminábamos detrás de Aaron, que hacía como que no nos conocía. Como si no hubiera pasado aquí dos meses de mi vida y como si Ed y Daakka no me hubieran acompañado en parte del proceso. Aún así, no le juzgué, porque la utopía se había descontrolado en sus narices y habían empezado a sufrir bajas. Y nosotros, después de Fenris y de Kaylee, sabíamos lo que era perder a alguien.
Mientras andábamos, me fijé en Ed y Daakka, que seguían desentonando, el primero con su camiseta de Star Wars y la bandolera roñosa, como si fuera un estudiante de intercambio y el segundo, con sus pintas de surfero demoníaco, con una ropa que le quedaba demasiado pequeña como para tomárselo en serio. Nunca podría agradecerles lo suficiente todo lo que hacían por mí.
No tardamos en atravesar las puertas del despacho de Z, que no estaba asomado a la ventana, como venía siendo habitual. Aaron nos dejó allí, con la promesa de que su superior aparecería pronto.- [Daakka]Estamos en boca del canino.[/Daakka] – terció Daakka cuando Aaron cerró la pesada puerta doble y me vi sumergida en aquel despacho, que más parecía una biblioteca. Se podían decir muchas cosas de Z, pero no se podía negar que era un hombre culto.
– [Ed]Más bien entre sus fauces[/Ed].- aclaró Ed, que parecía nervioso, aunque era difícil saber lo que pasaba por su cabeza, por mucho que le conocieras.
– [Sarah]Dejaos de metáforas[/Sarah].- les pedí esbozando una sonrisa.
Las puertas se abrieron y Z apareció. A diferencia de su traje habitual, iba vestido con uno negro, sobrio y una rosa blanca en la solapa. Seguía siendo tan hortera como siempre.-[Z]Soy el primero en apreciar una buena metáfora.[/Z] – se estaba colocando los gemelos con cara de pocos amigos. – [Z]Pero no puedo decir lo mismo de las visitas inesperadas.[/Z] – me miró directamente a los ojos, haciéndome sentir violenta.
– [Sarah]Si no quisieras que te visitasen, no estarías en un Palacio[/Sarah].- le aguanté la mirada, porque no me había dado miedo nunca y no iba a empezar ahora a hacerlo.
– [Ed]Tampoco es una visita precisamente, es… un… aviso[/Ed].- me pasé una mano por la frente al escuchar a Ed. Lo suyo no eran las amenazas ni nada que no fuera ser agradable con todo el mundo.
– [Z]No tolero demasiado bien las amenazas en mi propio hogar.[/Z] – se colocó frente a nosotros, visiblemente molesto. – [Z]Me alegra ver que salisteis sanos y salvos de ese lugar. Después tomaste tu elección. Dije que no te molestaría y no lo he hecho.[/Z] – sus ojos volvieron a cruzarse con los míos y sentí cómo las piernas me flaqueaban. Podría parecer que estaba enamorada de él, pero la respuesta era un poco más sencilla que esa: me estaba mareando.
– [Sarah]Quiero saber por qué Abel está muerto[/Sarah].- dije sin rodeos, apoyando la mano en la mesa de su escritorio, mientras Ed se acercaba para ver si necesitaba algo. A todo el mundo le extrañaba que me encontrara mal, porque las Cazadoras no se marean.
– [Z]No eres la única.[/Z] – aseguró caminando hacia la ventana. – [Z]Abel y su familia fueron asesinados poco antes de que entraseis a la Iniciativa.[/Z] – explicó con la mirada perdida en el horizonte. – [Z]Después de varios días sin contacto con él, fui a verle. No quiero entrar en detalles.[/Z] – se pasó una mano por la cara, casi parecía que estuviese cansado, salvo que él no podía estar cansado, ni yo mareada. – [Z]Quien quiera que lo hiciese, me estaba enviando un mensaje.[/Z]
-[Ed]Algo que aprecié en el poco tiempo que estuve aquí, fue que no todos parecen llevarse bien[/Ed].- apuntó Ed, que me dio la mano para incorporarme, una vez que me encontré mejor.
– [Sarah]La utopía hace aguas desde su propia concepción[/Sarah].- espeté visiblemente molesta.
– [Z]Como casi todo el mundo, sé lo que tengo en mi propia casa.[/Z] – replicó girándose. – [Z]Si el asesino de Abel y su familia fuesen de mi gente, yo mismo me encargaría. Pero por desgracia vuestros amigos nos han hecho pasar una semana difícil.[/Z] – me recordó.
-[Ed]Tienes una concepción un tanto extraña de los amigos[/Ed].- miré a Ed, asombrada de la valentía que mostraba de un tiempo a esta parte.
– [Z]Si no estás a favor de algo, estás en su contra.[/Z] – le recordó – [Z]Primero, Abel. Luego, seis personas más a manos de esos monstruos.[/Z] – sentenció. – [Z]Solo os daré un consejo, como viejos…asociados. Apartaos de nuestro camino mientras les devolvemos el golpe.[/Z] – golpeó la mesa para darle fuerza a sus palabras.
– [Daakka]Parece amenaza.[/Daakka] – le miró. – [Daakka]¿Por qué esperar para decir que Abel muerto?[/Daakka] – parecía intrigado.
– [Z]Su hijo, Idris, ha desaparecido. Hemos intentado encontrarle antes de que se llamase la atención de todo el mundo, pero los…»eventos»…recientes han acabado con la discreción.[/Z]- volvía a estar más calmado. Sin que suena a defensa, era evidente que estaba pasando por una mala racha.
– [Sarah]Nos alejaremos de vuestro «camino» si no se cruza con el del resto de la humanidad[/Sarah].-le recordé.
– [Z]Veremos.[/Z] – dijo simplemente e hizo un gesto con la mano. – [Z]Si no queréis nada más, tengo funerales a los que atender. Amigos a los que echar de menos.[/Z] – nos echó sin paños calientes.
– [Sarah]Deberías empezar a considerar que, en tu caso, una retirada a tiempo podría ser una victoria[/Sarah].- le recordé.- [Sarah]Tus amigos están muriendo a manos de tus protegidos[/Sarah].
– [Z]Inocencia de la juventud.[/Z] – replicó. – [Z]No te culpo, te falta experiencia. A los enemigos hay que darles caza, no hacer como si no existiesen como hacen los niños con los abusones.[/Z] – caminó hacia la puerta y la abrió.
– [Sarah]Quizás a ti te sobran años[/Sarah].- le recordé atravesando la puerta, seguida de Daakka y Ed.
– [Z]Eso no lo dudes.[/Z] – y la cerró de un golpe.
Aaron nos estaba esperando, nuevamente con cara de cansancio.- [Sarah]Gracias[/Sarah].- le dije simplemente, mientras desandábamos el camino.- [Sarah]Y lo siento de verdad, Abel era un buen hombre[/Sarah].
– [Aaron]Ése es el problema: era. Ahora está muerto[/Aaron].- dijo con tristeza y un nudo se instaló en mi garganta.
Solo esperaba que el pequeño Idris encontrase a una familia que le quisiera tanto como la que había perdido.
These four lonely walls
Have changed the way I feel
The way I feel
I’m standing still…
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.