Diarios de Destino | Moondale – Andem
ANOCHECER
La chica de tez pálida y pelo oscuro yacía en brazos de Frank. La sangre en su cuello, de un rojo intenso, manchaba las manos del muchacho, que no era la primera vez que la sostenía así.
En su cabeza zumbaban los recuerdos de sus otras vidas, pugnando por salir al exterior y hacer algo con esa chica. Rematarla en el caso de su lado más oscuro, alimentarse de esa vida que sus manos intentaban que no se escapase de su cuerpo. La otra, al contrario, luchaba por salvarla.
Ambas coincidían en una cosa, deseaban a esa muchacha de una u otra forma. Para Frank, solo era una pobre chica que se desangraba en sus manos víctima de uno de sus «compañeros». Su supuesto deber era dejarla allí. Minar la moral de sus compañeros, hacer que perdiesen la concentración y la contención y se quemasen como una llama intensa.
Dos mentes ganaban a una respecto a no dejarla ahí muriendo sola. Otras dos ganaban respecto a no matarla. Llevaba tiempo luchando contra la sensación de que algo en su cabeza le obligaba a hacer cosas que no quería, cosas que él mismo no deseaba hacer.
Había ido a buscar a esa chica por voluntad propia después de empezar a ver imágenes de cómo acababa con su vida, de como bebía su sangre mientras sus manos la asían contra él. Y sin embargo, también sentía un deseo de protegerla, que venía del que se hacía llamar Umbra. El otro, el oscuro, se llamaba Penumbra. Él era simplemente Frank. Y Frank no era un asesino.
Rasgó un trozo de su camiseta y lo anudó como pudo alrededor de la herida de la muchacha. Después la cogió en sus brazos intentando aplicar presión sobre su cuello y dejó que la oscuridad les devorase.
Al principio no supo dónde llevarla. No podía exponerse a un hospital ni a ningún sitio que Frank en sí mismo conociese. Así que optó por la opción que le pareció más lógica teniendo en cuenta que estaba contraviniendo órdenes de la Iniciativa. La oscuridad se desvaneció llevándoselos con ella y reapareció frente a un hotel de la ciudad de Andem. La sede de los OWLS, que la Iniciativa había fijado como uno de los próximos objetivos del grupo Adams Zero.
Observó una de las salas a través de las ventanas y se teletransportó dentro. Cuando la oscuridad se difuminó a su alrededor, vio a un hombre levantarse rápidamente de un sofá y apuntarle con un arma.
– [Lincoln]Quieto.[/Lincoln] – dijo el hombre, desviando la mirada hacia un bebé que reía en brazos de un hombre mayor. Una mujer delgada de pelo rojizo se colocó rápidamente frente al bebé con el arma desenfundada.
– [Olivia]Déjala y pon las manos detrás de la cabeza.[/Olivia] – le ordenó la mujer observando a la chica que llevaba en brazos. Parecía conocerla a juzgar por su mirada. – [Olivia]Llévate a Henry y llama a Sam.[/Olivia] – añadió la muchacha dirigiéndose al señor, que se levantó cubriendo al bebé con su cuerpo y se marchó. Los ojos del niño se clavaron en Frank por un instante.
– [Frank]Un miembro de Adams Zero la ha atacado. Tenéis que hacer algo, rápido.[/Frank] – dijo Frank mientras depositaba a la muchacha sobre una mesa. Después se arrodilló y llevó las manos detrás de la cabeza.
La mujer, Olivia Crowe, potenciada artificialmente por experimentos del Gobierno, se acercó a la chica y examinó su herida mientras su compañero llamaba a alguien utilizando su reloj inteligente, sin dejar de apuntarle. Una parte de él pedía que el dedo resbalase y acabase con esa lucha en la que llevaba semanas sumido, sabiendo que un monstruo habitaba dentro de él. – [Olivia]¿Queen?[/Olivia] – preguntó mientras un equipo de médicos cargados con una camilla aparecían rápidamente y se encargaban de la joven. La miró mientras se la llevaban, parecía tan débil. Otro peón en los juegos de un grupo de personas que decidían quién vivía y quien moría, cómo debían pensar, qué tenían que hacer.
Frank negó con la cabeza. – [Frank]King.[/Frank]
Un hombre de pelo rubio apareció con un arma justo en ese instante, cruzándose con la camilla y el grupo de médicos. – [Sam]La abominación.[/Sam] – apuntó. Reconoció su foto como uno de los simpatizantes de los OWLS. King era una abominación biológica, un ser sobrenatural que no debería existir, un híbrido entre vampiro y licántropo que la Iniciativa había conseguido crear en su juego de ser dioses. Frank se quedó quieto mientras Sam le colocaba las esposas y tiraba de él para que se levantase.
Estaba perdido en sus pensamientos mientras el hombre tiraba de él. Algo se había roto dentro de su mente. La manipulación de la Iniciativa, su odio a todo lo sobrenatural salvo aquello que podían controlar. Asesinando a gente sobrenatural o nacida con poderes y usando implantes, químicos y artefactos para dar poder a quien deseaban.
– [Olivia]Voy a llamar a sus amigos. [/Olivia] – escuchó decir a la mujer, poco después de que cerrase la puerta principal del hotel que servía de fachada. Sacó su teléfono móvil y llamó. – [Olivia]¿Christopher? Soy Olivia. Tenemos a Mara aquí, está herida.[/Olivia] – dijo. La chica se llamaba Mara. Parecía el nombre de otra chica, no la que tenía en sus recuerdos. Alguien habló al otro lado. – [Olivia]No está despierta, la estamos tratando pero la atacó un híbrido licántropo vampiro.[/Olivia] – explicó de forma concisa. El que había al otro lado del teléfono debía ser el Vigilante. – [Olivia]Sí, dejaremos a alguien vigilando para que podáis pasar.[/Olivia] – añadió, haciendo un gesto a un hombre y una mujer que simulaban estar en recepción. – [Olivia]¿Vincent? Tranquilo, yo le avisaré.[/Olivia] – repitió con un deje de pesar apenas expresado.
Tardó unos segundos de más en llamar la siguiente vez, como si estuviese pensando qué decir. – [Olivia]Vincent, tienes que venir. Es Mara. Está herida.[/Olivia] – dijo simplemente. Había algo en la relación de la persona a la que estaba llamando con la chica, por la forma en la que lo había dicho. Al otro lado una voz acelerada hacía preguntas que Olivia respondía, hasta que se despidieron. – [Olivia]Cuidaremos de ella.[/Olivia] – aseguró.
Cuando colgó, ella, el tipo que le había apuntado al principio, un tal Lincoln, y Sam, que le mantenía esposado, le condujeron a través de un intrincado sistema de seguridad hacia una planta subterránea cuya extensión no tenía nada que envidiar a la Dollhouse de la Iniciativa. De hecho, tenía varios patrones de diseño similares. Quizá fuera una Dollhouse abandonada.
Le llevaron a una sala de espera, vigilado continuamente. El tiempo pasaba lentamente. Parecía una eternidad, especialmente para alguien que está intentando sobreponerse a una impronta de personalidad.
La puerta de la sala se abrió y entraron tres personas: un tipo grande de aspecto rudo; una mujer joven y voluptuosa y un hombre de color con rostro perlado por la preocupación.
– [Lincoln]¿Cómo habéis llegado tan rápido?[/Lincoln] – preguntó Lincoln al verles. Olivia se levantó y se dirigió hacia el tipo de piel oscura. Hablaron en voz baja, aunque el hombre estaba agitado, él debía ser Vincent. Olivia trataba de explicarle que no podía ver a Mara en ese momento, porque los médicos la estaban atendiendo.
– [Bill]Un artefacto.[/Bill] – explicó el de aspecto rudo al cabo de unos segundos.
– [Karen]Vincent tenía una cita con ella, pero volvió antes de lo previsto y supimos que algo iba mal[/Karen].- explicó la joven con gesto preocupado. Frank se preguntó quién se preocuparía así por él si alguien le atacaba en mitad de la noche. Nadie, esa era la respuesta. Para la Iniciativa era una herramienta. – [Karen]¿Lo va a contar?[/Karen] – preguntó.
– [Olivia]Tenemos a los mejores con ella. Asegurándose de que está bien antes de nada.[/Olivia] – explicó Olivia en voz alta para todos. – [Olivia]La atacó alguien de la Iniciativa, mitad licántropo mitad vampiro, así que no sabemos lo que nos encontraremos.[/Olivia] – aseguró sin andarse por las ramas. Estabilizarla era el primer paso, que parecía que estaban a punto de cumplir. Después venía el dilema. King era un ser experimental, ¿su mordisco infectaría a Mara? ¿Y de ser así, en qué la convertiría?
Vincent se pasó una mano por la cara, cansado. – [Vincent]¿Qué necesitáis? ¿Qué podemos hacer?[/Vincent] – preguntó desesperado por hacer algo.
– [Olivia]Esperar.[/Olivia] – respondió Olivia.
– [Karen]Tomarte una tila[/Karen].- aconsejó la joven, pasándole una mano por el hombro. Vincent le vio fijando su mirada en ellos y posó la mirada sobre él.
Había pensado que vería ira. Era razonable que lo pagase con él teniendo en cuenta que era un Adams Zero. Pero en los ojos de ese hombre no lo vio. Había ira, por supuesto, pero no era con él.
– [Vincent]Eres un Adams Zero. ¿Por qué la has traído?[/Vincent] – preguntó sin apartar la vista. Recordó la información de ese hombre, Vincent Chiwetel Solo. Incapaz de mentir. Quizá ayudaría hacer como él.
– [Frank]Recordé lo que le hice. Una parte de mi cabeza.[/Frank] – respondí. Penumbra, el monstruo que habitaba en él. – [Frank]Otra parte recuerda morir cerca de ella. Y la última…ni siquiera la conoce.[/Frank] – explicó como pudo, aunque sonaba tan confuso como lo era en realidad.
– [Winston]La impronta está fallando. No sabe qué recuerdos son los suyos. Quién es.[/Winston] – intervino el anciano, que había llegado hacía un rato, sin el niño, seguramente estaba a salvo de un monstruo como él.
– [Vincent]Me gustaría echarte la culpa por ser parte de ellos, por lo que le hiciste en el pasado. Pero lo único que quiero es que se ponga bien y puede que eso sea gracias a ti.[/Vincent] – añadió a continuación. Era cierto que no podía mentir, pero esa sinceridad abrumaba. No sabía cómo responder a eso. Así que le dijo lo único que podía decir para ayudar.
– [Frank]Tu nombre fue lo último que dijo.[/Frank] – respondió Frank. Umbra y Penumbra sentían algo por ella. Pero Frank no era ninguno de los dos. Si no quería convertirse en el monstruo, tenía que ser un hombre nuevo, dejar atrás ese pasado y renacer. Para él, Mara era la pobre chica inocente que le ayudó a despertar.
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