Sarah |Subconsciente
¿MADRUGADA?
Cuando me quedé sola, el peso de las preocupaciones cayó sobre mis hombros como una losa. No es que fuera una persona muy tranquila y despreocupada habitualmente, pero cuando la mayor parte de tus amigos están dentro de tu cabeza hurgando entre tus recuerdos y la vida de una de ellas depende de una decisión que tienes que tomar, eso se multiplica por mil y en mí es decir mucho.
Había dejado las vías del tren atrás y me adentraba con pasos cortos en las nubes del subconsciente de Mara, que reflejaban la luz del ocaso en un cielo eterno. Por una parte, agradecía que Dom no hubiera venido, porque con todo lo ocurrido con Sasha lo que menos me apetecía era ver cómo empezaban las bromas. Aún así, seguían estando dentro de mi cabeza Daniel, Ed, Diana y Cara y no sabía qué se podían encontrar: enamoramientos adolescentes, escenas vergonzosas y recuerdos traumáticos. ¿Por qué no se me había ocurrido pensar que sí había cosas que no quería que nadie viera?
No podía evitar tener la sensación de que alguien me seguía y si no hubiera intentado convencerme de que no era posible, no me habría caído encima una mujer de cabello rubio y ropa de época. Cuando noté el brutal golpe, solté una palabrota y rodé para librarme de ella, pero era fuerte la condenada. Forcejeamos hasta que estuve sobre ella y, cuando coloqué mi antebrazo sobre su cuello, la miré a la cara: tenía los ojos verdes, la nariz respingona y la boca pequeña. Objetivamente, no era espectacular, pero tenía algo que hacía que quisieras mirarla, supongo que la media sonrisa que esbozaba en su cara y que le daba el aspecto de estar por encima de todo. – [Sarah]Te conozco[/Sarah].- dije finalmente mientras ella estaba quieta. Observé el corsé que se ajustaba a su pecho, los intrincados brocados que lo componían y la falda abullonada con la que debía resultarle imposible moverse.
Sus ojos se cruzaron con los míos en aquel infinito de nubes y supe que estaba confusa, así que aparté el brazo de su cuerpo, me incorporé y la ayudé a levantarse.- [Sarah]Eres Beatrix[/Sarah].- dije finalmente cuando estuvimos frente a frente en posición vertical. La recordaba perfectamente de los recuerdos de Z y si estaba aquí conmigo, no podía significar nada bueno.
– [Beatrix]¿B-beatrix? [/Beatrix] – vocalizó su nombre con dificultad y en sus ojos apareció un destello de furia – [Beatrix]T-tú….me sacaste de allí.[/Beatrix] – aseguró clavando su dedo índice en mi pecho.
– [Sarah]No. Fue Siegfried[/Sarah].- le expliqué con calma mientras apartaba su mano con delicadeza.
– [Beatrix]¿Siegfried…sigue aquí?[/Beatrix] – preguntó extrañada – [Beatrix]No…el no pudo ser. Tú, tú fuiste lo primero que sentí, me sacaste de mi descanso.[/Beatrix] – a pesar de sus modales exquisitos y pasados de moda, no podía disimular el cansancio y el enfado que se apoderaban de ella.
– [Sarah]No fue culpa mía, te lo aseguro[/Sarah].- me defendí. Si alguien tenía derecho a estar enfadada, era yo.
– [Beatrix]¿Por qué?[/Beatrix] – era insistente. Eso había que reconocérselo.
– [Sarah]Eso tendrás que hablarlo con él[/Sarah].- no era capaz de explicarle algo que ni yo misma sabía.
– [Beatrix]Para hacerlo, necesito tu cuerpo.[/Beatrix] – me pidió.
– [Sarah]Lo siento, pero mi cuerpo es mío[/Sarah].- espeté con seriedad y estuve a punto de echarme a reír de lo absurdo que era todo. Tenía asuntos más importantes de los que preocuparme que de la vida de alguien que llevaba muerto quinientos años. Sentía ser tan poco sensible.
– [Beatrix]¿Qué me pasará si vuelvo a desaparecer? [/Beatrix] – vi que sus ojos se humedecían y noté cómo mi fachada de «tengo cosas más importantes que hacer» se venía abajo. Algún día dejaría de ser como Clark Kent y empezaría a ser como Bruce Wayne (¿de dónde narices ha salido esta comparación?).
– [Sarah]No lo sé[/Sarah].- me pasé una mano por la frente- [Sarah]Me gustaría ayudarte, pero no quiero que poseas mi cuerpo[/Sarah].- fui totalmente sincera y entonces, Beatrix colocó la palma de su mano frente a mí y me invitó a que uniera la mía con la suya.
– [Beatrix]Quiero que veas algo[/Beatrix].- y entonces, las barreras de nuestras mentes se diluyeron y en lugar de estar en el subconsciente de Mara, aparecimos en el suyo. Tuve la sensación de estar en la nada después de una vida breve pero plena, estaba en la tranquilidad más absoluta, en la paz, pero alguien me arrastraba de ella y no era otra que yo misma tocando aquel artefacto de las narices. Supe que Z me había tendido una trampa y que había despertado a Beatrix. Comprendía su enfado, su frustración y su ira, porque así me sentía yo, pero pese a eso, tenía que hacer algo para ayudarle y liberarnos a las dos.
Volvimos al presente, a las nubes de Mara y supe que Beatrix también me había visto. – [Beatrix]Te llamas Sarah, ¿verdad? Eres la Elegida.[/Beatrix] – parecía menos confusa y más humana. Su mano todavía tocaba la mía. – [Beatrix]Empiezo a pensar con más claridad. Antes solo podía ver la vida a la que tenía que aferrarme.[/Beatrix] -me aseguró.
– [Beatrix]Siento que estés aquí. Él me engañó[/Beatrix].- había pedido tantas veces perdón a lo largo de mi vida que las palabras brotaron solas de mi boca. Perdón por confiar en Cecil, perdón por incluir a Ben en el grupo, perdón por huir de mi legado, perdón por apartar a Daniel de mi lado para confiar en Z. Lo único que deseaba era no tener que pedirle también perdón a Mara por elegir algo que ella no querría.
– [Beatrix]Vete Sarah, salva a tu amiga.[/Beatrix] – me animó soltando mi mano. – [Beatrix]Bastante nos exige ya el mundo a las Cazadoras.[/Beatrix]
– [Sarah]Pero quiero ayudarte[/Sarah].- en parte, tenía que hacerlo bien porque me sentía culpable.- [Sarah]Sin que poseas mi cuerpo[/Sarah].- puntualicé con una sonrisa que salió en un momento poco oportuno.
– [Beatrix]Puedes tener una vida. Una que no pensé que fuera posible para nosotras.[/Beatrix] – las nubes se arremolinaron para formar tres figuras humanas: un hombre, un niño y una niña. – [Beatrix]No pierdas el tiempo con alguien que hace mucho que no es nada.[/Beatrix] – me quedé observando esas formas que fueron devoradas por la oscuridad y no pude reprimir un escalofrío al verlo.
– [Sarah]Encontraré la forma de ayudarte[/Sarah].- aseguré concentrándome en otra cosa.
Beatrix me observó, evaluándome. – [Beatrix]Deja que te ayude a encontrar a tu amiga.[/Beatrix] – se acercó. – [Beatrix] Llevo un tiempo en esa cabeza tan ajetreada que incluso se me ha pegado la forma en la que hablas.[/Beatrix] – no me había fijado en que la entendía demasiado bien como para hablar en inglés antiguo, pero ahora tenía sentido.
– [Sarah]Gracias[/Sarah].- la mujer empezó a caminar y la seguí.- [Sarah]Espero que sea lo único que se te ha pegado de mi cabeza[/Sarah].- sonreí con timidez.
– [Beatrix]Creo que me atraen un poco más los pelirrojos y las rubias.[/Beatrix] – empecé a toser de forma violenta al escucharla.
– [Sarah]No será para tanto…[/Sarah]- farfullé viendo cómo se agarraba a mi brazo para caminar. Todavía estaba débil.
– [Beatrix]Para alguien de mi época, te aseguro que sí[/Beatrix].- parpadeó un par de veces y carraspeó. – [Beatrix]Por cierto…yo…eh…bueno[/Beatrix].
– [Sarah]Una rubia y un pelirrojo. Solo uno de cada. Además, uno es amor y lo otro, algo distinto[/Sarah].- le guiñé un ojo y nos perdimos en aquel infinito de nubes buscando a Mara.
Clipped wings, I was a broken thing
Had a voice, had a voice but I could not sing
You would wind me down
I struggled on the ground
So lost, the line had been crossed
Had a voice, had a voice but I could not talk
You held me down
I struggle to fly now
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