Logan Villiers | Hotel White Candle
NOCHE | 19 DE ABRIL
Di gracias a que la ceremonia terminase para poder alejarme un poco de la multitud y echar una calada viendo cómo el sol se desvanecía en el horizonte. Siempre que veía la puesta de sol me sentía como un portátil que tiene que pasar a funcionar con baterías. Prefería el día.
Volví junto al resto de invitados cuando empecé a escuchar voces más nerviosas, seguramente alguna sorpresa de la boda, imaginé. Llegué a tiempo para ver al bibliotecario y la hermana de Sarah marcharse acompañados de ese tipo grandote y serio que también había estado en las Pruebas, Bill o algo así.
Mía me fulminó con la mirada por no haber estado allí cuando había pasado todo. Al parecer, la hermana de Diana parecía que se iba a poner de parto en pleno baile. Escuché atentamente a Mía mientras me lo contaba todo, nerviosa y afectada, no quería volver a cagarla, esta vez estaba intentando esforzarme.
Mientras hablaba de todos ellos, me di cuenta de que para ella eran como su familia.
Cuando terminó de contármelo todo, vi cómo el aesir cabezón arrastraba a una morena con buenas curvas y completamente sonrojada al escenario, para empezar a bailar de nuevo. La música volvió y la mayoría intentaron volver a disfrutar de la fiesta, aunque vi a Sarah y a su madre mirar a Diana a menudo para ver si había algún cambio.
Después de un rato bailando juntos intentando controlarme a mí mismo cada vez que las tetas de Mía estaban a punto de salirse de ese apretado vestido, vi que estaba un poco pensativa y le pregunté si quería tomar algo. – [Logan]Lo bueno de ti es que siempre podré decir que eres Mía.[/Logan] – intenté bromear. No me sentaba nada bien llevar algo más de cuatro meses juntos y seguir en abstinencia, especialmente con ese cuerpazo, pero la decisión era fácil, o lo tomaba o lo dejaba y esa mujer tenía algo que me hacía intentarlo.
– [Mia]No digas esas cosas[/Mia].- replicó ella componiendo un gesto que me hizo pensar que había vuelto a cagarla.
– [Logan]Lo siento, estabas muy seria. ¿No te lo estás pasando bien?[/Logan] – le pregunté. No sabía qué más decir, no se me daba demasiado bien la gente aunque con ella hasta ahora había sido más fácil. Pero tampoco habíamos hablado cosas demasiado serias.
– [Mia]Sí, no es eso. Pero…no me gusta que digas que soy tuya, porque no lo soy[/Mia].- aclaró. Sarah me había dejado claro que Mia lo había pasado mal y que no podía decepcionarlas, quizá acababa de hacerlo, por segunda vez, después del…desliz con Natalie.
– [Logan]No me refería a…mira, lo siento, lo estoy intentando pero siempre me pierde la boca.[/Logan] – admití. Me perdía en más de un sentido. Había seguido yendo a ver a Cole a diario, no quería que creciera sintiendo que su padre pasaba de él. Pero ahora tenía más cuidado de no dejarme llevar por mis instintos con Natalie. Puedo asegurar que pasando el tiempo entre Mia y Natalie me hacía difícil contenerme, pero de momento lo estaba consiguiendo.
Mia me cogió la mano y me llevó a una zona un poco más apartada. Una vez allí tomó aire e intenté no mirar demasiado descaradamente su pecho subiendo.
– [Mia]El Señor M. no era bueno conmigo, pero no aprendí a verlo hasta que Sarah estuvo en el Palacio[/Mia].- resumió rápidamente. Traté de hacerme una imagen mental, sabía que Mia había sido de la gente del tal Z y que su hermano había muerto allí, pero ese tal Señor M y que lo llamase de esa forma, me estaban empezando a encender.
– [Logan]Mia, ¿qué te hacía?[/Logan] – pregunté con el rostro más serio de lo que nunca lo había tenido junto a ella. Me di cuenta de que uno de mis puños estaba cerrado y me controlé, no quería que la gente nos viera y pensase que la estaba maltratando. No sería raro que lo pensasen de mí, en mi ciudad natal todavía me tomarían por pirómano que había prendido fuego al hospital y a la casa de sus padres. Y eso siendo más joven, mi retrato robot de hacía un par de años todavía estaría en la comisaría de Velze, como el motero que asesinó a esa pobre estudiante de medicina.
– [Mia]No era bueno[/Mia].- respondió apartando la vista para ver el mar. La luz de las estrellas me dejó ver sus ojos llenos de lágrimas. Después me miró y movió su vestido para mostrar una cicatriz de lo que parecía una quemadura en su hombro derecho. No era muy grande pero sí debía haber sido dolorosa.
Rocé la cicatriz con las puntas de mis dedos y los aparté al sentir la temperatura subir a mi alrededor. Me eché hacia atrás y vi, gracias a la oscuridad de la noche, mi pelo y mis ojos llameando, reflejados en los bonitos ojos de Mia. Me alejé un poco más intentando serenarme, escuché un crujido cuando la arena se convirtió en cristal bajo mis pies. Respiré profundamente, una cerveza me habría ayudado más, siempre lo había hecho, manteniendo atontados mis sentidos, evitando que mi poder fuese como de verdad era.
– [Mia]¡Si lo sé no te lo cuento![/Mia] – gimoteó ella dando un zapatazo en la arena.
– [Logan]Lo voy a matar con mis propias manos.[/Logan] – sentencié. La rabia me embargaba, no conocía a ese tipo, pero me encargaría de saber quién era y arrancarle la vida. Le enseñaría cómo era de verdad una quemadura.
– [Mia]¡No tenía que haberte invitado a la boda![/Mia]- gritó Mia. Esa vez fue la única vez en todo el tiempo que llevaba vivo en la que de pronto mi rabia se desvaneció y mi poder se apagó. Sin cerveza, sin tabaco. Solo ella. La miré sin saber qué decir. – [Logan]No soporto que te hayan hecho daño.[/Logan] – admití. Pese a haberme controlado, no penséis que de pronto mi mente era la de un angelito, seguía queriendo quemar vivo a ese puto bastardo.
– [Mia]¿Y crees que arreglas algo con el pelo como el Shin Chan?[/Mia]- me espetó frunciendo el ceño.
– [Logan]Goku. Y me he calmado por ti.[/Logan] – le aseguré. Sí, me gustaba Dragon Ball, de pequeño habría soñado con una capa como la de Piccolo. – [Logan]No quiero que me tengas miedo. Yo te protegeré.[/Logan] – dije acercándome lentamente. Mia era como un cervatillo y yo era un tigre de bengala cubierto de llamas que quería tener algo con ella.
– [Mia]No hace falta que me protejas, porque está Sarah[/Mia].- replicó sonriendo con orgullo. No supe qué decirle, me habría gustado ser yo quien la protegiera, quien la hiciera sentir segura. Pero al menos era Sarah, y la rubita me caía bien.
– [Logan]Ven, vamos a divertirnos y dejar de pensar en el pasado.[/Logan] – dije cogiendo su mano y sonriéndole. Si de momento no iba a sentirse segura gracias a mí, al menos podía intentar que sonriese. Cuando lo hacía llegaba a dudar de que fuese el monstruo que todo el mundo pensaba.
Entonces en ese momento me detuve, sentí una brisa a mi alrededor y me giré hacia ella mientras una guitarra sonaba.
[Logan]Tienes ganas de pelea me lo dicen tus caderas
Y esa minifalda rockandroll.[/Logan]
Llevé las manos sobre sus caderas y recorrí su cuerpo con mi mirada. Hasta el momento solo le había lanzado piropos, indirectas y el punt álgido había sido llegar a segunda base, porque hasta que ella no me diera la señal, no había nada de lo que hablar, especialmente después de pensar con el miembro cuando volví a ver a Natalie. No podía negar que me lo tenía merecido, pero le tenía tantas ganas. Quizá más de lo habitual, porque encontraba a Mia tierna por una parte y poderosa por otra por cómo me plantaba cara pese a mi mala fama. Resumiendo, la muchacha me volvía loco y quizá por eso estaba allí, cantando con mi voz rasgada.
[Logan]Pasa ya de tu ex querido, él sabrá lo que ha perdido.
Que no se queje, fue él quien te marcó.[/Logan]
Toqué de nuevo su quemadura con la punta de los dedos, acariciándola suavemente. El pasado quedaba atrás, ahora era una mujer renovada. Estaría encantado de ayudarla a enterrar el pasado. Pero tendría que tener cuidado, tenía una responsabilidad…no, dos, también quería vivir con ella, si era posible, aunque para eso necesitaba trabajar de algo que no fuese mercenario.
[Logan]Vienen tiempos complicados con un hijo sin trabajo
Se ha puesto difícil resistir.
Pero hoy estás estupenda, Afrodita, pechos fuera.
Vámonos por ahí a emborrachar.[/Logan]
Una cerveza y quizás otra después, es lo que necesitaba para dejar atrás tanto pensamiento. Tampoco podía asegurar que estuviese pensando demasiado cuando apreté hacia arriba los pechos de una sonriente Mia a ritmo de la parte «Afrodita, pechos fuera».
[Logan]Vuélvelos locos, sé la reina.
Vamos a tirar parriba.[/Logan]
La rodeé y me coloqué detrás de ella, besando su suave cuello mientras ella soltaba una risilla. Vi algunas miradas fijarse en nosotros.
[Logan]Hoy no vengas a llorar.
Gastaremos la saliva
Solamente pa besar.[/Logan]
La besé en los labios disfrutando de un beso intenso antes de ayudarla a hacer una pirueta sobre sí misma.
[Logan]Esa tía de la barra te desnuda con la mirada.
Y creo que a mí me quiere matar.
Te están tirando los tejos.
Niñatos, morenas y viejos.
Eres la Mata hari de este bar.[/Logan]
Le señalé con la cabeza a una morena espectacular que había escuchado que era una amiga de Louna de Bill y de ese tipo que estaba tan cerca de Mara, Vincent. Karen, nunca se me olvidaba el nombre de una chica guapa.
[Logan]Oh Diosa del instituto, se acabó vestir de luto.
Te queda demasiado por vivir.
Si me presentas amigas.
Me hago el guapo y meto tripa.
Voy de segurata para ti.
Que hoy paguen ellas las cervezas.[/Logan]
Miré hacia la pista, donde el aesir zanahorio bailaba tímidamente con una sonriente Sarah. Algunos tenían más de lo que se merecían mientras que a otros nos tocaba pelear con la vida. Pero si tenía a Mia, todo podía mejorar.
[Logan]Vamos a tirar parriba……
Que mañana nos reiremos
Mensajes con ibuprofenos.
Jurando que no saldremos jamás.[/Logan]
Hice una pirueta y me acerqué a la barra para pedir un par de cosas para los dos. Para ella un ‘Long Island Ice Tea’, porque sabía que le gustaba el té.
[Logan]Pero si la vida aprieta
No conozco otra respuesta
Que un abrazo y desdramatizar.[/Logan]
Tiré suavemente de ella hacia mí y la estreché entre mis brazos mientras la camarera nos servía una ronda. Al otro lado, cerca de la barra, la hermana del zanahorio, bailaba salvajemente con un gigantón de aspecto hawaiano que no me sonaba de vista, pero parecía encantado de la compañía. Tenía que añadir las mujeres de pelo rosa a mi lista de gustos.
[Logan]En 2 semanas otra fiesta.
Vamos a tirar parriba….[/Logan]
Dije volviendo la mirada a mi sonriente Mia, la cogí entre mis brazos con delicadeza y con mi fuerza de aesir la elevé como si fuéramos los de esa película del bailarín y la chica de nombre raro a la que no debían arrinconar. Noté como la emoción que había sentido hasta entonces se desvanecía y solo quedaba la cálida sensación del alcohol al que acababa de dar un trago y la más cálida sensación del cuerpo de Mia contra el mío.
– [Mia]Sabes cantar y todo…[/Mia]- dijo ella ilusionada, con unos ojos que brillaban por sí mismos.
– [Logan]Estoy tan sorprendido como tú.[/Logan] – admití devolviéndole la sonrisa. Entonces ella me besó, por primera vez quizá, ella a mí y no al revés.
– [Mia]¿Has cantado por mí?[/Mia]- me preguntó completamente encantada. Parecía que todo el dolor que le había pasado de pronto no importaba, no sabía cómo conseguía ser así de feliz, pero podía ayudar a que siguiese siéndolo.
– [Logan]Por ti haría lo que fuera.[/Logan] – respondí con sinceridad, quizá más de la que nunca había tenido.
Brindamos juntos y bebimos. Esa noche íbamos a pasar a considerarla nuestro aniversario. Ahí empezamos a estar juntos de verdad, no solo por lo que pasó más tarde en la habitación del hotel de Mia, sino porque quizá los dos nos dimos cuenta de que por Mia haría cualquier cosa, incluso la mayor de las locuras, el mayor de los sacrificios. Con ella, quizá podría dejar atrás la mierda de vida que había tenido. No iba a sufrir una lobotomía, hay retazos del carácter que nunca pueden cambiar, pero por ella me esforzaría más allá de lo humanamente posible. Mi único miedo era perderla.
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