Diana | Hotel White Candle
NOCHE | 19 DE ABRIL
No voy a ser yo la que os diga que parir es divertido, porque no lo es, pero quiero que sepáis que no es ni mucho menos tan horrible como lo pintan en todas partes. Duele, sí. Es molesto, sí. Es como cagar un melón de tres kilos, sí. Cuando acaba parece que te han atropellado un par de camiones, sí. Aquí es cuando viene la pregunta del millón: ¿Entonces por qué dices que no es tan horrible? Porque el parto es la única cita a ciegas en la que sabes que conocerás al amor de tu vida. Esta frase no es mía, pero me la apropio, porque sé que os encanta cuando me pongo moñas. Lo que quiero decir, es que cuando tienes en brazos a esa cosita tan pequeña, se te olvida que tu cuerpo se ha abierto en canal para que llegase al mundo.
De todas formas, lo que voy a contar ahora no es el momento del parto, sino unas horas antes en las que todavía no sabía a lo que me enfrentaba y estaba muerta de miedo, pero tenía que disfrutar de la boda de mi madre.
Las contracciones iban y venían, pero el dolor era soportable. Con esto no estoy diciendo que prefiera parir a estar haciéndome la manicura, pero podía con él. En un descanso entre contracción y contracción, vi que Christopher se ponía en pie y la música cesaba. Supuse entonces que había llegado el momento de los brindis, porque todsos los invitados e invitadas volvieron a sus asientos.- [MacLeod]Me gustaría dedicar unas palabras a dos personas que nos han reunido hoy aquí para demostrar lo que sienten el uno por el otro.[/MacLeod] – miró a mi madre y a Jaime. – [MacLeod]Intentaré ser breve y no irme por las ramas.[/MacLeod] – todos sonreímos. – [MacLeod]Hace ya algo más de tres años que llegué a este condado sin nadie cerca y ahora sin embargo lo que veo delante de mí es a todas las personas que me importan reunidas para celebrar algo juntos.[/MacLeod] – nos miró a todos – [MacLeod]Recuerdo perfectamente haber llegado a casa de las Echolls y presentarme ante Elizabeth como un profesor de Sarah, solo para, unos días después, presentarme allí de nuevo para hablar con Diana.[/MacLeod] – ya se estaba yendo por las ramas. – [MacLeod]De una u otra forma, Elizabeth siempre me ha recibido con los brazos abiertos, sin juzgar diferencia de edad ni…ámbito de trabajo.[/MacLeod] – no quiso profundizar más en eso, porque no todos los que estaban en la celebración eran conscientes de su profesión. – [MacLeod]Y siempre ha sido la mejor madre que sus hijas podrían desear.[/MacLeod] -alzó la copa. – [MacLeod]Dije que iba a ser breve pero en mi medida.[/MacLeod] – admitió sonriendo – [MacLeod]Quiero brindar también por Jaime, al que he conocido prácticamente toda mi vida y en estos últimos meses le he visto sonreír más que durante todo ese tiempo. Al menos una vez.[/MacLeod] – hubo unas cuantas risas. – [MacLeod]Y por último, quiero brindar por ellos dos, que han unido los dos mundos que más me importan, y por el futuro que les espera.[/MacLeod] – y todos bebieron champán, menos yo que me conformé con brindar con agua.
Vi a Ed, que también se ponía en pie y enarqué una ceja. Mi mejor amigo tenía muchas virtudes, pero era más soso que un bocadillo de aspirinas.- [Ed] Yo sí que seré más breve que Christopher[/Ed].- aclaró entre risas y alguien soltó un «menos mal» que hizo reír a la gente. Ese «alguien» era Dom, claro.– [Ed]Conozco a Elizabeth y sus hijas desde hace mucho tiempo. Ellas han sido una parte crucial de mi vida, porque me ha dado consuelo y cobijo cuando lo he necesitado, aunque no soy el único. Creo que hablo por todos cuando digo que nos ha ayudado siempre de una manera u otra[/Ed].- Me fijé en sus manos, que temblaban sujetando el micro que le había pasado Christopher. Carraspeó y miró a mi madre, que tenía los ojos brillantes por estar aguantándose las lágrimas.- [Ed]Siempre la he visto sonreír para reconfortar a quien lo necesita, pero nunca como ahora, porque ahora sonríe de felicidad. Jaime le ha traído todo lo que nos ha dado a nosotros. Por eso, gracias Jaime. Por ellos. Salud[/Ed].- tomó aire y se dejó caer en su asiento. Lucy le pasó una mano por el hombro mientras el público aplaudía.
La siguiente en ponerse en pie fue Rebecca. El micro llegó hasta ella con rapidez y Dom empezó a silbar, pero ella no tardó en darle un manotazo para que se callase. Sacó un pequeño papel y lo sostuvo en su mano. Rebecca era incapaz de dejar algo a la improvisación.- [Rebecca]Cuando perdí a mis padres siendo pequeña, pensé que me había quedado sola en el mundo[/Rebecca].- empezó diciendo y las sonrisas se borraron de las caras de los asistentes.- [Rebecca]Mi tío Jaime nunca había sido un amante de los niños, ni de la gente en general[/Rebecca].- escucharon unas cuantas risas.- [Rebecca]Pero me acogió, me cuidó y me quiso como si fuera su propia hija. Jamás me echó en cara que no pudiera viajar más para escribir sus horrorosas novelas románticas[/Rebecca].- vi que estaba emocionada, pero lo disimuló sonriendo.- [Rebecca]Por eso, cuando veo que ha encontrado a alguien con el que se le ve tan feliz, no puedo evitar darte las gracias. Elizabeth, gracias por hacer sonreír a mi tío[/Rebecca].- alzó su copa y se sentó entre aplausos.
La música volvió a sonar y la gente avanzó nuevamente a la pista. Tomé aire para que el dolor de la última contracción quedara en el olvido y vi que Duke se acercaba a mí. Le quedaba especialmente bien el traje, pero claro, con ese cuerpo le quedaría bien un saco de patatas.- [Duke]¿Puedo sacar a bailar al fénix antes de que ponga el huevo?[/Duke] – bromeó tendiéndome una mano para que me incorporase.
– [Diana]¿Quieres que este fénix te estruje los tuyos por bromear sobre partos?[/Diana]- comenté mirándole y poniéndome en pie con dificultad. No estaba segura del punto de la «Lista para provocar el parto» en el que estaba bailar, pero supuse que bastante alto.
– [Duke]Era broma. Como sé que Christopher no se lo va a tomar mal, puedo decirte que estás preciosa.[/Duke] – al decir eso, sonreí.
– [Diana]Cuéntame algo que no sepa, nene[/Diana].- iba a echar de menos mis tetas enormes, pero todavía me quedaba la lactancia, si es que era capaz de adaptarme a ella. Mientras pensaba en eso, me fijé en que Lucy había vuelto a la pista para bailar con Dom y Rebecca, así que no pude contenerme y antes de irme, le dije a Ed al oído.- [Diana]O sacas a bailar a tu novia o esta noche va a hacer un sándwich con Dom y Rebecca, tú verás[/Diana].
Duke y yo avanzamos a la pista empezando a bailar al ritmo de una canción del verano. Mientras tanto, me fijé en que Ed se había puesto en pie después de pensárselo y se había puesto entre Dom y las dos chicas. La escena era un poco ridícula, pero Ed tenía poca maña con las habilidades sociales. Tiré de Duke un poco y nos pusimos cerca para que pudiera desplegar la antena sin interferencias.- [Lucy]¿Te has cansado de estar sentado?[/Lucy]- le preguntó Lucy sin soltar la mano de Dom, que en el otro lado tenía a Rebecca.
Saltaremos por los aires bajo columnas de fuego.
24 horas nos quedan.
Ya importan menos las penas que antes nos dolían tanto.
Y mientras la gente cuerda grita, llora, sufre y niega a los locos nos verán bailando. [/b]- empezamos a cantar al unísono, como si fuéramos una sola persona. Los fuegos artificiales de la boda de Elizabeth y Jaime empezaron a surcar el cielo. Cada vez quedaba menos para el parto y para la batalla contra Z y parecía que no estábamos preparados.
Hemos puesto las canciones que siempre dijeron tanto.
Y mientras todo se derrumba a los locos nos verán bailando.
Y ahora sentimos tan lejos los antiguos miedos.
Ahora que no queda tiempo aparecen nuevos:
El miedo de que nadie nos pida un adiós
y que no toquen mis manos de nuevo
y que no mueva mis pies en el suelo. [/b]- ya no daba miedo morir en la batalla. Ahora me aterraba perder a Amy, que el parto saliera mal y me quedara sin ella.
Que nos miren, que sientan, que rían, que se unan al baile.
Bienvenidos a la última fiesta del ‘No somos nadie’.[/b]- bailábamos sin control, sin poder parar, dejando salir todos los miedos y frustraciones.
Antes ni se conocían, ahora se dan de la mano.
Se despiertan las pasiones, ya no esconden sus encantos.
Se pervierten las berreras, ya no asustan los abrazos.
Y en la oscuridad de un patio dos extraños que se han encontrado.[/b]- hacía tiempo que no éramos más que unos extraños y ahora, éramos inseparables. Me fijé, asimismo, en que Karen y Fenris habían desaparecido y sonreí sin dejar de bailar.
No me imagino algo mejor a que sean tus labios aquellos que me digan adiós.
Y que nos queden pequeños los cuerpos y gastar lo que nos queda de tiempo.[/b]- si ésta era la última fiesta, al menos la disfrutaríamos.
Ya no importa lo que digan y menos lo que callen.
Que nos miren, que sientan, que rían, que se unan al baile.
Bienvenidos a la última fiesta del ‘No somos nadie’.
Bailando hasta que todo acabe…[/b]- gritábamos. Me fijé en que había gente muy cansada. Quizás este baile fuera demasiado para los que no eran como nosotros.
Ya nos miran, ya sienten, ya ríen, ya se unen al baile.
Bienvenidos a la última fiesta del ‘No somos nadie’.[/b]- la canción se perdió y hubo gente que se sentó, extenuada. Me di cuenta de que había cambiado de pareja y ahora estaba con Ed, pero no sabía cómo había pasado.
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