Kaylee – Cabaña
Noche
Era tarde. Tan tarde, que esperaba que Leo no llevase durmiendo un par de horas. Lo único que tenía a mi favor para no pensar eso, era que Leo seguía siendo una estrella del pop y esperaba que se comportase como tal.
Cuando Dante me dejó en las inmediaciones de las cabañas, me sentí ridícula. Noah me había dejado en Escocia para que empezase a recuperarme y, en lugar de eso, tenía que salvarle el culo por haber jugado la carta del héroe.
Tomé aire. Me centré, disfruté del fresquito de la noche y recordé que había decidido venir, que no estaba enferma y que la ansiedad no me daba permiso para comportarme como una gilipollas. Abrí la verja y avancé por el jardín. Vi a Daakka y a Cara dormir delante de la tele y la cabaña de Noah con todo apagado. Después, llegué a la de Leo.
No tuve que llamar a la puerta, ni siquiera pronuncié su nombre. Solo se abrió y ahí estaba él.- [Kaylee]Leo[/Kaylee].- hablé con falsa calma y noté que me temblaban las rodillas como si fuera un personaje de una novela erótica. Ojalá lo fuera. No de esa saga que estáis pensando en concreto, pero de alguna con mucho porno y poco pensamiento.
Es que teníais que haberlo visto: llevaba una camiseta blanca y unos pantalones cortos. Parecía recién sacado de mi imaginación.
– [Leo]¿Kaylee? ¿Noah te ha dicho que estoy aquí?[/Leo] – me taladró con la mirada. Leo y su mala leche habitual, aunque no nos engañemos, porque su mala leche ME-PONÍA. Lo normal sería haberme acordado de As…Asl…el chico ese, el de ‘Endless’, pero Leo me tenía sorbido el sexo seso.
– [Kaylee]No, es que ahora soy vidente. Espera, que te doy mi tarjeta[/Kaylee].- me quité la mochila de la espalda y fui a darle una tarjeta imaginaria.
– [Leo]No tengo tiempo para duelos verbales.[/Leo] – sentenció con seriedad. El tío parecía un Adonis y yo con un peto y una camiseta.
– [Kaylee]Mira que eres antipático…[/Kaylee]- suspiré colocándome la mochila bien.- [Kaylee]Noah está en peligro[/Kaylee].
Sus ojos, que hasta el momento me habían estado taladrando, se mostraron un poco más relajados. Noah era su punto débil.- [Leo]¿Qué pasa?[/Leo] – seguía estando tenso. Leo era muy borde.
– [Kaylee]Él, mi hermana, Xander…en fin, unos cuantos han entrado en Infinity en una misión de rescate que ha salido rana[/Kaylee].- le expliqué como pude. Tampoco es que pudiera concentrarme mucho con ese Dios Olímpico delante.
Leo gruñó y clavó sus manos en la puerta de madera. – [Leo]¿En el Bosque de los Lobos?[/Leo]
[Kaylee]Calma, tigre. Tenemos que esperar a que Dante venga con el resto de la caballería, así que déjame pasar y hazme un cafelito que te juro que se me están congelando los ovarios[/Kaylee].- mentí. Hacía frío, pero mi mitad escocesa no me permitía asustarme por una noche de 15º. Las MacLeod, a 15º, todavía debíamos ir en manga corta para que papá se sintiera orgulloso.
Se echó a un lado y me dejó pasar de mala gana. Menos mal que tenía talento y era tan guapo que te faltaba el aire a su lado, que de lo contrario, se habría muerto virgen.
Su apartamento era un poco como él: ordenado, pulcro, un poco soso, pero con buenos materiales. Era de espacios abiertos hasta la extenuación, como si se lo hubiera hecho uno de los padres de Tina y se notaba que tenía dinero, porque la silla de Endless tenía todos los detalles (aunque no vi el pack porno).
Él se fue a la cocina con barra americana a prepararme un café y yo me tomé la libertad de sentarme en el sofá. Me fijé en el libro que estaba leyendo, que era ‘Sabriel’. Mi ratón de biblioteca interior se avergonzó de leer tan poco en los últimos tiempos por culpa de Endless.
Cuando me vio con el libro en las manos, enarcó una ceja, pero no dijo nada. Solo me sirvió el café y se trajo la guitarra. Se sentó con ella en el otro extremo del sofá y empezaron a sonar los primeros acordes de «Home». Mi fangirl interior, notó cómo se le ponían los pelos de punta. Era una canción que siempre me emocionaba y esta vez iba a perder la poca dignidad que me quedaba delante del compositor.
Casi en un susurro, empezó a cantar. Estúpido, sensual y talentoso Leo.
Hold on to me as we go
As we roll down this unfamiliar road
And although this wave, wave is stringing us along
Cuando terminó, me limpié una lágrima que no había llegado a salir.- [Kaylee]Cuánta intensidad guardas en ese cuerpo serrano[/Kaylee].
– [Leo]Entonces está bien.[/Leo] – posó la guitarra con cuidado y nos quedamos en silencio. Por inercia, jugueteé con mi Infinity Band y empezó a sonar «Bien por ti», de Viva Suecia. El silencio siempre me había incomodado.
Ten presente en el futuro
que el lado más oscuro
se nutre de tu inmensa luz.
Miento cuando digo que
te miento cuando digo que
te miento cuando digo
que me hace falta espacio.
Hice ademán de apagarla, pero Leo me hizo una seña.- [Leo]Sus mejores discos fueron los primeros[/Leo].
– [Kaylee]¿Y los de quién no?[/Kaylee] – enarqué una ceja suspicaz y él cerró los ojos para seguir escuchando.- [Kaylee]Eres un tío muy melancólico[/Kaylee].- comenté de pasada.
– [Leo]Cada uno es como es.[/Leo] – susurró.
– [Kaylee]No era una crítica[/Kaylee].- le di el último sorbo y la canción cambió de tercio. Esta vez era el turno de «Club de fans de John Boy», de Love of Lesbian.
Creo que lleva media vida huyendo.
Quizás le pasa lo mismo que a mi
– [Leo]No te tenía por una melómana[/Leo].- en su cara se dibujó una sonrisa divertida. Leo sonriendo. Esto tenía que marcarlo en el calendario.
– [Kaylee]Paso mucho tiempo encerrada en casa[/Kaylee].- me encogí de hombros y seguimos disfrutando de la música.
Era raro estar al lado de alguien…solo escuchando música. A ver si iba a ser verdad que la música amansaba a las fieras.
Dejaremos de lado los posibles asuntos delicados que…
dividan y dejen bien claro que será imposible decirlo otra vez.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.