Interludio – La Isla
Mañana
La joven de poco más de veinte años, dormía plácidamente. Tenía el cabello y los ojos oscuros. Su piel, siempre tostada por el sol, parecía indicar que vivía en un verano perpetuo, pero eso era una verdad a medias. Había heredado los rasgos de su padre y el carácter curioso y tenaz de su madre. Vivía en la isla, pero no se mezclaba con el resto. Sabía quiénes eran Henry, Laura y Sophie, pero solo había cruzado unas palabras con ellos.
Su casa, una réplica casi exacta del palacio de Kvinneby era una su particular versión de una jaula de oro. Dentro tenía todo lo que pudiera imaginar, pero se le quedaba pequeña. Lo que con diez años era el paraíso, con veinte era lo más parecido al infierno.
Era la única hija de Siegfried y Lenora.
Me había pasado toda la mañana leyendo y me estaba empezando a agobiar. Llevaba unos días con una idea en la cabeza y, tras comentarla con mi madre, me sentía con fuerzas para decírselo a mi padre.
Me lo encontré a su despacho frente al ventanal que daba a una perspectiva general de la isla. Era una estancia sobria con muebles de madera oscura y paredes repletas de libros. No había ni un atisbo de tecnología. Seguía utilizando un traje de chaqueta blanco que según él mismo simbolizaba la pureza de sus intenciones. El tiempo no pasaba ni por él ni por su aspecto.- [Nora]¿Se puede?[/Nora]- pregunté abriendo la puerta poco a poco.
– [Z]Hija. Pasa.[/Z] – me dijo sin dejar de mirar por la ventana con las manos a la espalda.
– [Nora]Papá…[/Nora]- comencé diciendo. En mi cabeza parecía fácil lo que iba a decir.
– [Z]¿Ha pasado algo?[/Z] – se giró y me miró. Su expresión se dulcificó al dirigirse a mí.
– [Nora]Tengo que pedirte algo[/Nora].- tomé aire.- [Nora]Mamá ya lo sabe[/Nora].- mi madre era la alcaldesa perpetua de aquella isla en la que democracia era un espejismo. Había elecciones, sí, pero era su séquito el que contaba los votos del único partido que presentaba candidatura.
Mi padre enarcó una ceja. – [Z]¿Quieres ver que más hay ahí fuera, ¿no?[/Z]
– [Nora]Lo necesito[/Nora].- imploré- [Nora]Llevo toda mi vida encerrada en esta isla[/Nora].- observé mi ropa. Todo en la isla era excesivo. Parecíamos recién sacados de El Capitolio. Aquel vestido de color rojo y mangas abullonadas pesaba como una losa.
Me tiré de las mangas que empezaban a incrustarse. – [Z]No soy quién para retenerte. Luchamos por la libertad y no te la puedo negar.[/Z]
– [Nora]¿Estás de acuerdo entonces?[/Nora] atajé.
– [Z]Es tu vida y debes vivirla como quieras.[/Z] – eso no sonó muy bien, pero estaba decidida a exponer mi argumento.
– [Nora]Quiero conocer a Los Moondies[/Nora].
Se hizo el silencio. Era denso, casi podía tocarlo con la yema de los dedos.- [Z]No sé qué quieres saber de ellos. Nuestros libros de historia ya te han contado lo que necesitas.[/Z]
Los libros de historia a los que se refería mi padre habían sido escritos por personas cercanas a mi madre. ¿Tú te creerías la versión de los nazis? Pues eso mismo.
– [Nora]Quiero saber su versión[/Nora].- disimulé la sonrisa que se asomaba en mi cara.
– [Z]Su versión es que soy un villano. Sin más.[/Z] – afirmó con aspereza.
– [Nora]Si te consideraran un villano, no te habrían dejado venir a la isla[/Nora].- le recordé.
– [Z]No les quedó más remedio. Este sueño, este santuario, era necesario[/Z].- puntualizó. Se notaba que era un tema que le desagradaba.
– [Nora]Quiero conocer a Sarah Echolls[/Nora].- insistí y él suspiró.
– [Z]Fui muy lejos intentando traer de vuelta a tu madre. Sarah no tendrá buen recuerdo.[/Z]
– [Nora]Lo sé. Por eso quiero conocer su historia[/Nora].- me expliqué.
– [Z]Ten cuidado, Nora. Ten mucho cuidado. Hay rumores de que Infinity ha tomado control de la vieja Inciativa. Las cosas no pintan bien en el continente.[/Z]- escogía sus palabras con cuidado, pero sabía que estaba contrariado.
– [Nora]Estoy preparada[/Nora].- expresé con determinación.- [Nora]Te demostraré que puedes estar orgulloso de mí[/Nora].
– [Z]No necesitas demostrarlo, cariño. Ya lo estoy.[/Z]- le di un abrazo y volví a mi habitación a prepararlo todo para el viaje.
No estaba segura de cómo me iban a recibir los Moondies, pero iba a demostrarles que no era lo que podrían esperar de mí.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.