Vera Sansa – Artisan (s.XIX)
Mañana
Cuando atravesamos el portal me vino un olor desagradable, que no era ni más ni menos que el de la falta de higiene. Aparecimos en una calle empedrada, con edificios de poca altura y gente vistiendo con los harapos más mugrientos que pudiera imaginar. A lo lejos, en lo que parecían las afueras, una fábrica ennegrecía el aire y enfermaba nuestros pulmones.- [Vera]Me siento como en Los Miserables[/Vera].- me quejé.
– [Leo]O en alguna adaptación de Jack el Destripador.[/Leo] – Leo, que arrugaba la nariz por el humo, señaló con la cabeza un cartel colgado de un muro en el que se veían los retratos de unas mujeres desaparecidas.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. En el futuro, después de que casi acabáramos con el mundo, nos habíamos convertido en una sociedad consciente y procurábamos, en la medida de lo posible, contribuir para que todo no se fuera al carajo, pero viendo los excesos de épocas pasadas de primera mano, lo raro es que la extinción no hubiera llegado cincuenta años antes.
– [Amy]Manteneos cerca, porque están desapareciendo muchas mujeres[/Amy].- nos pidió Amy, que se había negado a vestir como las demás y parecía Gentleman Jack. Seguro que iba más cómoda que yo, que llevaba tantos refajos que iba a tener picores en la vulva hasta el día del juicio final.
– [Leo]¿Cómo sabemos adónde ir?[/Leo] – Leo, con el sombrero de copa, estaba un tanto ridículo. Pero seguía siendo guapo hasta dejar sin aliento.
Nos metimos en el primer callejón que encontramos, pero no fue buena idea: la prostitución estaba a la orden del día.- [Kaylee]Espera, espera…[/Kaylee]- Kaylee se mordió el labio mientras intentaba hacer memoria.- [Kaylee]Dejadme pensar[/Kaylee].- nos pidió con las manos, pero con tanta pobreza, suciedad y gente en malas condiciones, costaba perder el tiempo, aunque fuera en algo vital.- [Kaylee]¿Qué sabemos del Daë?[/Kaylee]
– [Leo]Era religioso. Y caritativo.[/Leo] – explicó Leo después de mirar a mi hermana casi sin parpadear.
– [Kaylee]Super útil eso. Gracias, cari[/Kaylee].- Kaylee, con un precioso vestido verde y el cabello recogido en un moño bajo, estaba tan bella que era irreal, pero al oírla decir eso, nadie fue capaz de seguir hablando, sobre todo Leo.
– [Vera]Tenemos que movernos, porque es una época muy poco salubre[/Vera].- les apremié sin poder controlar el nerviosismo. A mí me gustaban los misterios que no ponían en peligro mi integridad física.
– [b]Por 20 monedas os vendo un diente[/b].- una chica ataviada con harapos, que no debía ser mayor que yo, nos enseñó su boca, en la que casi no quedaban dientes.
– [Leo]Estamos bien, gracias[/Leo].- le respondió Leo.
– [Vera]Vámonos de aquí, por favor[/Vera].- me agarré del brazo de Amy, que cruzó una mirada con Leo pidiendo que nos fuéramos.
– [Kaylee]Tenemos que encontrar al Daë[/Kaylee].- recordó Kay.
– [i]Pelirrojas…Barnes…[/i]- un anciano con muy mala pinta, no dejaba de susurrar eso.
Amy, que me tenía agarrada a su brazo, se puso más blanca que de costumbre y al poco, volvió a la normalidad.- [Amy]Tenemos que encontrar a Barnes[/Amy].
– [i]La señorita…¿ya ha sangrado?[/i]- le preguntó un tipo de mediana edad y pinta de dedicarse a la trata de mujeres.
– [Leo]Tú no te sueltes de Amy.[/Leo] – me dijo el mayor de los Arkkan al oído.- [Leo]Lárgate de aquí.[/Leo] – amenazó al tío raro.
– [Vera]Odio este mundo[/Vera].- me quejé.
– [Leo]Tranquila, con nosotros estás a salvo.[/Leo] – asentí al escucharle y vi que Kaylee estaba empezando a derretirse.
Decidimos buscar una estación de tren y, después de colarnos en uno con aplicaciones extrañas en dorado, nos mezclamos entre lo que parecían los empleados de Barnes.
Como había mucha gente, nos fuimos hasta el último vagón y yo me senté con mi disco en la mano. Los trenes de aquella época no eran el medio de transporte más rápido.
– [Vera]Hola, ¿hay alguien al otro lado?[/Vera]- pregunté jugueteando con él entre los dedos.
– [Amy]¿Crees que es la mejor idea?[/Amy]- escuché decir a Amy, pero alguien me respondió.
– [Elliot]¿Vera? Soy yo, Elliot[/Elliot].- quise saltar de alegría cuando la imagen de mi mejor amigo se hizo más nítida.
– [Vera]Hey, por fin alguien que no da miedo[/Vera].- bromeé.
– [Elliot]Pero estoy rodeado de gente que sí lo da[/Elliot].
– [Vera]Seguro[/Vera].- puse los ojos en blanco a modo de broma.- [Vera]¿Qué tal por tu mundo?[/Vera]
– [Elliot]Acabamos de llegar a un pequeño puerto. Sorprendentemente los nórdicos no son tan salvajes como pensaba, al menos estos[/Elliot].- comentó.- [Elliot]¿Qué tal por allí?[/Elliot]
– [Vera]Tengo ganas de llegar y ducharme durante tres semanas[/Vera].- simulé un escalofrío.- [Vera]Es una época…asquerosa[/Vera].
– [Elliot]Esto debería de ser igual, pero supongo que el estar rodeados de agua ayuda[/Elliot].- concedió.
– [Vera]Seguro que se duchan más[/Vera].- me reí.- [Vera]Y no te intentan vender sus dientes por veinte monedas[/Vera].
– [Elliot]Pero eso es porque la mayoría no tiene dientes que vender[/Elliot].- solté una carcajada.
– [Vera]Te echo de menos[/Vera].- me quedé callada después de decirlo.- [Vera]Eso ha sonado fatal: olvídalo. No se lo cuentes a Tina, que no quiero que me malinterprete[/Vera].
– [Elliot]Sé lo que quieres decir: antes todo era más fácil[/Elliot].- le restó importancia.
– [Vera]Sí[/Vera].- suspiré.- [Vera]Pronto estaremos en casa y todo volverá a la normalidad[/Vera].
– [Elliot]No creo que todo sea normal después de esto.[/Elliot]
– [Vera]Qué negativo te has vuelto[/Vera].- le reñí.
– [Elliot]Bueno, es que todavía está la versión maligna de mi hermana por ahí[/Elliot].- convino.
– [Vera]Ya…[/Vera]- no supe qué responderle y vi que Amy me llamaba.- [Vera]Te dejo antes de que Amy me lleve a rastras[/Vera].
– [Elliot]Id con cuidado. Saludos de Owen[/Elliot].- escuché.
– [Vera]¿Los saludos son para Amy o para mí?[/Vera]- enarqué una ceja.
– [Elliot]Para todos, supongo[/Elliot].- no estaba diciendo la verdad.
– [Vera]Son para Amy. Mentiroso[/Vera].- le saqué la lengua.
– [Elliot]No quería que fuera tan obvio[/Elliot].- vi cómo se sonrojaba.
Esbocé una sonrisa.- [Vera]Nos vemos pronto[/Vera].- y corté la conexión.
– [Vera]Owen te manda saludos[/Vera].- le dije a mi hermana mayor.
– [Amy]¿A MÍ?[/Amy]- su voz sonó más alto de lo que le gustaría.- [Amy]Cuando lleguemos a la Nave le voy a…arrancar la cabeza[/Amy]- farfulló.
– [Vera]Eh, que yo solo soy la mensajera[/Vera].- me excusé y eché a andar, con tan mala suerte que me choqué contra un chico.
Cuando me estaba acercando a la puerta para bajar una vez terminó el trayecto, me choqué contra un chico, que llevaba una cesta con comida que cayó al suelo.- [James]P-perdón, no la había visto.[/James] – me fijé en él. Parecía poco mayor que yo y tenía el pelo pelirrojo. Llevaba la ropa limpia y de mejor calidad que la del resto. Su cara, cubierta por pecas, captó mi atención al momento. Era guapo, pero su belleza no era común.
– [Vera]Espera, que te ayudo a recoger[/Vera].- fuimos a recoger la misma manzana y sus dedos largos rozaron mi mano. Él, al notar mi contacto, se apartó con rapidez.- [Vera]Iba distraída y no te he visto. Perdona tú[/Vera].
– [James]No, no, ha sido culpa mía.[/James] – cogió las cosas a toda velocidad y las metió en la cesta. En un momento se puso en pie. Era muy nervioso.- [Vera]¿Eres de por aquí?[/Vera]- intentaba entablar conversación con él, pero no se atrevía ni a mirarme a la cara.
Leo, Kaylee y Amy se acercaron a nosotros. Él pareció agobiarse más. – [James]N-no, bueno sí, de las afueras. Mi señor padre trabaja en la fábrica.[/James] – el tren traqueteó para detenerse.
– [Vera]¿No conocerás por casualidad a un tal…Barnes?[/Vera]- por intentarlo, no pasaba nada.
El chico abrió mucho los ojos y, desde fuera, abrieron la puerta del tren.-[James]N-no sé…tengo que irme. Me…esperan. Gracias por la ayuda, señorita.[/James]
Le vi irse con su traje marrón impecable y me sentí muy tonta.- [Vera]Me acaba de huir un chico[/Vera].
– [Kaylee]¿Qué le has hecho?[/Kaylee]- Kaylee se rió de mí.
– [Vera]He…hablado con él[/Vera].- agaché la cabeza.
– [Leo]Otro tiempo, otras costumbres.[/Leo] – Leo intentó animarme y bajamos del tren. El chico parecía huir de las multitudes e iba directo a la fábrica.
– [Vera]Tengo una corazonada[/Vera].- anuncié saltando del tren.- [Vera]¡Seguidme![/Vera]
Un hombre, que debía haberme escuchado, se acercó a mí.- [b]Chiquilla, el hijo del patrón tiene dinero para comprarla, solo tiene que venderse bien.[/b] – me habló tan cerca de la cara que el aliento de Freya me parecía un ambientador de rosas a su lado.
– [Vera]¿Quién es el hijo del patrón?[/Vera]- le pregunté para que me lo confirmase.
– [b]El señorito del pelo naranja y manos suaves. Quizá le interese la señorita para tener más chiquillos con ese pelo. O a las dos[/b].- el disfraz de Amy había surtido efecto.
– [Kaylee]Yo soy más de morenos, pero se agradece el interés[/Kaylee].- le guiñó un ojo a Leo, que no supo qué responder.
– [Vera]Gracias, señor[/Vera].- el tipo me miró sin dar crédito.- [Vera]Voy a por él[/Vera].- anuncié intentando encontrar a James entre la multitud que entraba ahora en la fábrica.
– [Amy]Ni de coña[/Amy].- Amy me sujetó del brazo.- [Amy]Esperaremos en ese callejón hasta que salga[/Amy].- y me llevó a rastras.
– [Vera]¿Quién te ha nombrado líder del grupo?[/Vera]- me crucé de brazos.
– [Amy]Esto no es un grupo: es una dictadura y la que manda soy yo[/Amy].- me miró con soberbia.
– [Kaylee]Ya te gustaría[/Kaylee].- Kay puso los ojos en blanco.
– [Amy]Si eres tan inteligente que nadie puede entenderte…[/Amy]- le cantó Amy.
– [Kaylee]¿Me estás vacilando?[/Kaylee]- le preguntó mi hermana mediana que no tenía mucha paciencia.
– [Amy]…no sirve de nada…[/Amy]
– [Kaylee]Qué ganas tengo de que te folles a Owen y nos dejes vivir. Qué ganas tengo…[/Kaylee].- Kaylee chasqueó la lengua.
– [Vera]Sois más infantiles que yo y eso que soy la pequeña[/Vera].- les recordé.
Saqué una manzana del refajo y le di un mordisco.
Y sí, se la había robado a James. Al final, tenía razón Elliot y nada iba a ser como antes.
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