Moondale

BASTONES, SONRISAS Y BAILES

NATE ROGERS

MEDIODÍA – LA KVASIR

– [Julia]Estoy deseando meterme mano[/Julia].- esas palabras fueron suficientes como para ser consciente de lo bizarro que era todo. Y eso, teniendo en cuenta que era un ser nacido en el espacio profundo que había llegado a la tierra y había sido encontrado por un trimonio y ahora estaba en otra punta del espacio y del tiempo para ayudar a que sus hijos e hijas volviesen a salvo, era decir mucho.

– [Nate]¿Lo dices en serio?[/Nate] – pregunté. Mi cara me devolvió una sonrisa amplia que me quedaba francamente rara.

– [Julia]Por supuesto. ¿Has visto qué tetas?[/Julia]- comentó, sorprendiéndome todavía más. Pensaba que se refería a mi cuerpo, pero se refería al suyo y al decirlo no pude evitar desviar la vista hacia un amplio escote que ahora formaba parte de mí.

 – [Nate]No sabía que te podían gustar tus propias…eh…partes.[/Nate] – respondí tratando de pensar en otra cosa. Los…eh…atributos de Julia eran bastante sugerentes y no me sentía muy bien teniendo el «delito» tan a mano.

– [Julia]Solo tienes que mirarme: soy un prodigio[/Julia]. – admitió ella, aún con esa sonrisa. Me di cuenta de lo grande que debía parecer a la gente, visto desde la altura de Julia.

– [Nate]Me alegra ver a alguien con tanta confianza.[/Nate] – le aseguré. Era refrescante, incluso estando en un cuerpo en el que el estado emocional de los demás no me afectaba. Los «New Moondies» como se hacían llamar no eran las personas con menos problemas y más autoconfianza. Habían llegado a la nave repletos de conflictos internos y aunque ya habían empezado a solucionar algunos, todavía les quedaba mucho camino.

Julia se quedó pensativa hasta que me miró y preguntó. – [Julia]¿Te duele la pierna?[/Julia]

Me pasé una mano por su pierna como acto reflejo, pero me arrepentí al instante al pensar que eso podía ser una invasión de intimidad. Lo cierto es que aquél dolor era como un eco constante. – [Nate]La verdad es que sí. No sé cómo puedes aguantar de pie sin quejarte.[/Nate] – admití. Ni cómo podía estar casi siempre alegre y bromeando.

– [Julia]No tengo otro remedio[Julia].

– [Nate]¿No has pensado llevar algún apoyo?[/Nate]

– [Julia]¿Te refieres a un bastón?[/Julia]-

– [Nate]Apoyado parece que duele menos.[/Nate] – dije buscando el borde de la «cómoda», si es que se podía llamar así a esa cosa con cajones que teníamos en nuestro cuarto.

– [Julia]¿Lo dices por experiencia?[/Julia]- ella esbozó una gran sonrisa que fue lo primero que vi y luego vi que su mano señalaba hacia su…mi…miembro.

Me quedé inmediatamente sin palabras y sentí como la sangre circulaba hasta las mejillas del cuerpo de Julia. – [Nate]No…ejem…no lo trastees mucho.[/Nate] – dije, viendo su mano bastante cerca.

– [Julia]Tranquilo, solo un «sí» significa consentimiento[/Julia].- dejó a un lado la sonrisa, esto lo decía en serio y agradecí que en el futuro una cosa estuviera clara. Al menos para ella, claro, no podía saber cómo lo hacía el resto de personas.

Sonreí con su rostro y me sentí cómodo, era un acto al que sus músculos estaban acostumbrados. – [Nate]En serio, un bastón te ayudaría. Si no quieres no digo nada, pero si necesitas que te ayude a conseguirlo, solo tienes que decirlo.[/Nate] – pensé en quién podría ayudar. En la tierra habría acudido a Daniel para que tratara de forjar algo que pudiera resultar útil en nuestras «aventuras», pero aquí…no sabía si Xander alguna vez había hecho encantamientos rúnicos solo.

– [Julia]Un bastón me haría parecer vieja y decrépita[/Julia].- susurró ella, como si no quisiera que nadie lo escuchara siquiera.

– [Nate]A ver como lo dirías tú.[/Nate] – dije observándola.  Coloqué las manos en sus caderas y puse mi mejor sonrisa. – [Nate]Con este cuerpo no parecería vieja ni con un andador.[/Nate]

Pero ella se quedó pensativa, así que no supe si era porque sabía que de verdad lo necesitaba y no lo quería o porque mi imitación era penosa.

Fuera como fuese, cambié de tema. – [Nate]Oye, no te he preguntado por qué quisiste cambiar de habitación conmigo.[/Nate] – no habíamos hablado mucho hasta entonces y de pronto, a la vuelta de esta misión, cuando algunos cuartos se habían recolocado un poco para admitir a los nuevos, había pedido compartir el cuarto conmigo.

– [Julia]Porque me pareces un señor de lo más atractivo[/Julia].- lo dijo de una forma tan formal que me lo creí y creo que me sonrojé.

– [Nate]Pensé que era por mi labia.[/Nate] – dije. Me sorprendí sonriendo de nuevo, hacia tiempo que no estaba tan relajado. Quería mucho a mis niños y niñas, pero ya no eran pequeños y sus miedos y preocupaciones me afectaban demasiado por mi poder y mi conexión con ellos. Era agradable estar desconectado de esa parte de mí y poder hablar con una persona a la que no conocía desde pequeña.

– [Julia]También es verdad que debes ser la única persona que aparenta más o menos mi edad[/Julia].

– [Nate]Te entiendo.[/Nate] – era fácil para mí compartir ese sentimiento. – [Nate]No sé exactamente cuantos años tengo, pero he visto crecer a la mayoría de estos chicos y chicas. Y está bien poder ser…solo yo.[/Nate] – sin tener que hacer el papel de padre o madre de cada uno. Los ‘Moondies’ estaban hechos de otra pasta, no podía ni soñar con hacerles sombra.

– [Julia]Y probablemente los veas morir[/Julia].- vi en mi cara que a Julia se le había escapado ese pensamiento, pero no pude evitar que la idea me resultase terrible. Eran todo lo que conocía, mi familia, sin ellos no sabía quien era.

– [Nate]¿Te has enterado entonces de lo que soy?[/Nate] – pregunté, evitando pensar más de la cuenta. No sabía cuánto conocía Julia de cada uno de nosotros ni si se había parado a hablar en detalle con alguien.

– [Julia]¿Eres como el tío ese del pene azul de la peli esa horrorosa del 2009?[/Julia]- dijo ella. No tenía ni idea de quién era pero me resultaba curioso que también se hubiera fijado en su miembro.

– [Nate]Creo que no la he visto. Pero no creo, soy un elemental de polvo estelar. Vine del espacio, vamos.[/Nate] – resumí.

– [Julia]DE POLVO[/Julia].- parecía que mi cara iba a reventar en una risotada.

– [Nate]No eres la primera a la que le hace gracia.[/Nate] – Diana había tenido ese honor. Ella me había enseñado a tomarme la vida menos en serio. – [Nate]El padre y las madres de Xander, Elle y Bowie me recogieron y me dieron un hogar.[/Nate] – le expliqué.

– [Julia]Tuviste suerte entonces[/Julia].

Asentí. – [Nate]No te quiero preguntar mucho, sé que vienes del futuro, del de esta nave al menos.[/Nate]

– [Julia]No preguntes, porque acabaré respondiendo[/Julia].- la creí.

– [Nate]Si necesitas contarme algo, soy todo oídos.[/Nate] – me imaginé que sería raro para ella estar en un lugar tan vinculado a su pasado, pero con ninguna persona conocida.

– [Julia]Quiero un bastón con una espada dentro[/Julia].- respondió, sorprendiéndome por el cambio de rumbo. – [Julia]Así de grande[/Julia]. – colocó su mano a mi lado para que me hiciera una idea.

Sonreí, volviendo a pensar en quién lo haría bien. Hablaría con Xander, con Noah y con Henry. – [Nate]Te lo conseguiré, tengo contactos.[/Nate]

– [Julia]¿Podré volver a tocar el piano cuando tenga el bastón?[/Julia]

– [Nate]Igual de bien que antes.[/Nate] – me quedé mirándome a los ojos. Era distinto verlos fijos en mí sabiendo que no llevaba yo esa cara. – [Nate]Esto no lo sabe nadie, pero no tienes por qué seguir siendo yo.[/Nate] – dije finalmente. Me apetecía compartir ese secreto con ella ya que desde ese momento siempre sería la persona con la que había compartido el cuerpo.

Ella me miró completamente sorprendida. Suspiré, no se lo había explicado a ninguno de los demás, salvo a algunos de los ‘Moondies’.

– [Nate]Puedo cambiar de aspecto. Porque en el fondo soy…bueno, de otra forma. Lo que pasa que cuando llegué a la Tierra tomé ese y … no me gusta cambiar[/Nate] – si, era consciente de que podían tratarme de «blackface» en teoría, pero hay que tener en cuenta que yo originalmente soy un puñado de polvo estelar consciente, ni era blanco ni de ningún tono de piel. Cuando llegué, tomé ese aspecto sin ni siquiera pensarlo. Los demás me ayudaron a buscar por si lo había «cogido prestado» de alguien, pero no encontraron nada, así que ese era mi aspecto, humano al menos.

Julia cerró los ojos y puso cara de concentración durante un rato.- [Julia]Si sigo así, solo voy a conseguir cagarme encima[/Julia]. – esperaba que no, tiene que ser extraño volver a tu cuerpo y encontrarte una sorpresa así en los pantalones.

– [Nate]Intenta imaginarte a ti misma, cada detalle y probablemente lo consigas.[/Nate] – no tenía excesiva experiencia haciéndolo, no quería cambiar quién era y para mí era instintivo, pero reconozco que alguna vez me había cambiado con el Príncipe y me había puesto a cantar delante del espejo.

Julia siguió mi consejo y al cabo de un rato empezó a fluctuar entre su aspecto y el mío.

– [Nate]Ya casi lo tienes.[/Nate]

– [Julia]Pero esta vez no voy a ser coja[/Julia].- dijo ella sonriendo. – [Julia]Se te va a caer la mandíbula al suelo[/Julia].- vi retazos de mi forma real de elemental y entonces Julia, con su aspecto verdadero se apareció delante de mí, salvo que en lugar de lucir una ropa como la que había llevado cuando nos la encontramos, llevaba un vestido que…bueno, impresionaba.- [Julia]Por si te lo estás preguntando: sí, se desanuda tan fácilmente como parece[/Julia]. – añadió. Tragué saliva.

– [Nate]Estás…lo has hecho muy bien. Estás muy guapa.[/Nate] – dije buscando las palabras que no resultasen objetificantes ni de pervertido pero también fueran un halago.

Dejó fluctuar de nuevo su aspecto y esta vez llevaba una ropa más cotidiana, salvo que no pasé por alto el hecho de que llevaba tacones. Debía marcarle mucho su cojera.

– [Nate]Le estás cogiendo el gusto.[/Nate] – dije, alegrándome por ella. Era una pena que con todo el poder contenido en aquella nave del futuro, nada ni nadie tuviese la capacidad para curar algo así.

Julia asintió con una sonrisa que me resultó mucho más agradable en su rostro y después volvió a dejarse caer en mi apariencia.

– [Nate]Puedes quedarte en tu forma. No me molesta.[/Nate] – dije con sinceridad. – [Nate]Mi cuerpo es todo tuyo.[/Nate] – no sé si pensé bien en cómo iba a sonar o simplemente me dio igual. No podía negar que me atraía esa mujer pero no éramos dos adolescentes para dejarnos llevar así, la atracción no lo era todo, pero era una parte. Aunque tenía que admitir que no solo era atracción física. Me sentía cómodo cerca de ella, pero aún era pronto, podía equivocarme.

– [Julia]Prefiero jugar con las mismas reglas que el resto[/Julia].- dijo ella.

– [Nate]Eso dice bastante de ti.[/Nate] – asentí para remarcar mi afirmación.

–  [Julia]No le digas a nadie mi verdadera alineación moral[/Julia].

– [Nate]Será nuestro secreto, compañera de cuarto.[/Nate] – compartimos una sonrisa mutua.

Y de pronto, con total tranquilidad, abrió un cajón y sacó una botella que no le había visto guardar. No podía leer su etiqueta así que tenía que ser algo de la ciudad de ese mundo. Abrió el tapón y dio un trago.

– [Julia]Y ahora, vamos a montarnos una fiesta como debe ser[/Julia].- encendió los altavoces del cuarto y trasteó una pantalla táctil de la pared hasta que empezó a sonar ‘What is Love’.

Me sonrió y empezó a mover mi cuerpo haciendo el robot. Me dio envidia y me puse en pie para hacer el ‘Carlton’, pero tuve que hacerlo con menos ganas de lo habitual porque Julia tenía un par de…senos…que dolían al botar de esa manera.

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