Lexie – Nave
Tarde
Encerrada en la Nave, atrapada en un cuerpo que no era el mío, empecé a pensar en la crisis de la pandemia del CoVid-19 que sucedió allá por 2020. Después de que todo pasara, hubo un cambio progresivo en la sociedad. Yo no lo viví, porque eso significaría que soy un vejestorio, pero mi madre y mi padre me lo contaron. Según parece, «El Recogimiento» no existía. Los gobiernos de los países más decentes lo impusieron para evitar que la sanidad de los mismos colapsara y el planeta, pareció responder con agradecimiento: el aire estaba más limpio, volvía a haber patos en los estanques de manera natural y hasta se veían peces en los canales de Venecia.
A partir de ese momento, sucedió lo que sabéis: una quincena al año, que iba rotando en función de no sé qué, nos quedábamos en nuestras casas y dejábamos respirar a la naturaleza. Era una forma de mostrar respeto a las personas que habían muerto, pero también a las que habían dado el callo en semejante marrón y por supuesto, a la Tierra.
A mí me parecía una soberana MIERDA. Éramos la generación más respetuosa y menos contaminante, pero teníamos que vivir pagando el precio de décadas de desenfreno. Pues estupendo, oye. Quince días encerrada en mi casa corriendo en la cinta como si fuera un hamster sin dejar de pelearme con mi hermano.
En el cuerpo de Zahra me sentía una extraña, más que por la apariencia (no dejaba de ser una chica castaña de ojos marrones como yo), porque no tenía acceso a mi poder y empezaba a perder la cabeza. Así pues, cuando se cerraron las puertas y en la Nave se activó un modo de cuarentena, grité.- [Lexie]¿Quién quiere huir?[/Lexie]- la sala era metálica, aséptica, irreal. ¿Si las puertas se cerraban nos quedaríamos sin aire? ¿Esas rendijas eran lo bastante grandes como para dejar pasar el oxígeno? Parecía la puta nave de la serie esa del espacio. Esa que salían unos que eran unas tostadoras. Ya no sabía ni cómo se llamaba. Noah, ¿dónde estás cuando te necesito?
– [Lekwaa]¿Y los que están encerrados?[/Lekwaa] – preguntó Lekwaa. Creía que era él, pero viendo que el cuerpo de Robin nos había encerrado, no podía fiarme.
– [Lexie]¿Tú crees que yo puedo hacer algo?[/Lexie]- me senté en el suelo, con la cabeza apoyada en la pared. El pitido de la cuarentena me iba a dejar sorda del oído bueno.
– [Dante]Son cuatro, yo voto por abrirles la cabeza con una tubería.[/Dante] – Dante. ¿Era Dante? Propuso eso.
– [Lekwaa]A ellos también se les da bien esa técnica.[/Lekwaa] -mientras Lekwaa hablaba con la voz temblorosa de James, miré a Mike, que con la apariencia de Dante vigilaba las constantes vitales de un Henry que parecía que iba a morir dentro del cuerpo de Niall. Esto era un lío.
– [Zahra]Yo prefiero irme[/Zahra].- en mi vida me había visto tan encogida.
– [Vera]Creo que casi ninguna personas que estamos aquí tenemos habilidades…útiles, así que sería arriesgarse en vano[/Vera].- comentó Vera, ahora con el cabello negro de Laura, pero casi no se la oía por los pitidos. Me debía estar quedando sorda.
– [Dante]Me parece que no vamos a tener opción.[/Dante]- la luz normal dio paso a una luz rojiza de emergencia. Las puertas se abrieron un segundo y aparecieron un guerrero que se hacía pasar por Henry, un asesino que ahora era Vera, la cibernética que nos había encerrado sobre los zapatos de Robin y el cura en el de Lekwaa. ¿Que cómo sé esto? Porque escribo desde el futuro, cojones.
– [Lexie]No tenemos escapatoria[/Lexie].- susurré bajito viendo cómo Dante cogía una tubería dispuesto a partirle las piernas a alguien y Vera movía las manos intentando convocar el poder de Laura.
Me habría gustado ayudar, pero era demasiado joven y guapa para morir.
No sé cómo pasó, pero el asesino cogió un cuchillo y con una velocidad sobrenatural, atacó a Vera. Las manos de Laura comenzaron a sangrar a toda velocidad y ella cayó al suelo como un muñeco.
Pum. Vi a Mike correr en dirección a ella para ayudarle.
Más pitidos. Me estaba quedando sorda.
El acúfeno no me dejaba pensar.
Vi que Dante me miraba y me hablaba.- [Lexie]No te oigo[/Lexie].
Le hizo una seña a los demás para que entretuvieran a los malos durante un minuto y se acercó hasta mi posición.- [Dante]Levanta, coño[/Dante].- Zahra conjuraba ilusiones de mierda en las que había diez o doces Dantes que se transparentaban más que mis bragas.
– [Lexie]No puedo. Yo no quería estar aquí[/Lexie].
– [Dante]Los demás tampoco, pero al menos, no estamos hechos un ovillo en el suelo[/Dante].
– [Lexie]No puedo hacer nada en este cuerpo[/Lexie].- le expliqué.- [Lexie]Además, no oigo bien. Este pitido…[/Lexie]
– [Dante]Lexie, joder, eres sorda en tu cuerpo, no en el de Zahra[/Dante].- se pasó una mano por la frente. Tenía menos paciencia que yo.
– [Lexie]Hise toro este llanto por nara[/Lexie].
De pronto, una carcajada salió de mi garganta. Los demás nos miraron como si estuviéramos chalados. Él se puso en pie y me lanzó una tubería. Como siguiera arrancando cosas, la Nave iba a parecer una tabla flotando en el espacio.- [Dante]Alterna entre las dos formas de Zahra, pero la femenina parece más ágil[/Dante].- y se tiró de cabeza contra el asesino.- [Dante]Recuérdame que le diga a todo el mundo que eres idiota[/Dante].
La peineta que le hice me dio fuerzas para ponerme en pie.- [Snake]Esto tiene una solución: venís con nosotros, vivos o muertos.[/Snake] – anunció el asesino.
– [Lexie]Me parece a mí que no[/Lexie].- miré a Zahra y vocalicé un.- [Lexie]Enciérralos[/Lexie].
Zahra, que era durilla de entendederas, tardó unos segundos en pillarlo, pero empezó a hacerles creer que la sala era más pequeña.
Cuando estuvieron confinados, cargamos con los cuerpos en los que estaban Henry y Vera hasta la enfermería que estaba al lado.- [Lexie]Bella Durmiente, necesitamos que abras las puertas[/Lexie].- anuncié tras darle un guantazo.
Henry, que debía tener un despertar complicado, se fue hasta el sistema de puertas y cerró las de verdad dejando descansar a Zahra y abrió las nuestras para que pudiéramos salir.
Todavía quedaba lo más jodido, pero al menos yo no estaba hecha un ovillo en el suelo.
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