Jane – Laberinto
¿Tarde?
En cuanto aparecimos en el laberinto, me preocupé. Ya no solo era raro estar tirada en la gravilla sin recordar nada. Es que encima no recibía los pensamientos de nadie y eso era mala señal.
Me fijé en que Idris estaba unos pasos por delante y ni aún así me llegaba nada. Bueno, estoy mintiendo. Escuchaba algo parecido al silencio de radio, era como si los pensamientos quisieran llegar pero alguien los estuviera desviando, quizás el propio laberinto.
– [Jane]Idris, no esperaba coincidir contigo[/Jane].- le dije de forma cordial acercándome a él. Me encantaba su sentido de la moda, aunque quizás vistiera bien porque su familia tenía dinero. Ese día llevaba una camisa de flores sobre una camiseta blanca, unos vaqueros desgastados con algo de campana y unas deportivas de color rojo de marca.
– [Idris]Eh, no tengo queja[/Idris].- se puso de pie y sacudió la tierra de sus pantalones. Tras eso, colocó el codo en la posición de saludo que se había extendido durante la crisis del Covid-19 y se lo devolví. Como los dos llevábamos capas de ropa, mi poder no podía dejarlo frito.
– [Jane]Espero que lo que nos viene encima no sea horrible[/Jane].- imité el meme de Titus Andromedon rezando e Idris se rió.
– [Idris]Será mejor cuando nos reunamos. Separados en este laberinto las cosas no acabarían bien para mí[/Idris]. – comentó empezando a caminar. – [Idris]Tu serías la protagonista inteligente y tenaz, estás a salvo. Yo, negro y divertido…[/Idris]
– [Jane]Y encima soy…ya sabes: seguro que llego hasta la última escena[/Jane].- me encogí de hombros y agaché la vista para que no viera que me estaba avergonzando.
– [Idris]No me digas. Asumí que tú y Coquito os conocíais mejor[/Idris].- creo que ya lo he contado, pero cuando estábamos en el instituto todo el mundo asumía que estábamos liadas y quién sabe lo que habría pasado si hubiéramos podido tocarnos, pero eramos solo amigas.
– [Jane]No soy su tipo[/Jane].- mentí entre risas. No hacía falta ser telépata para saber que hubo en época en la que le había gustado a Elle, pero Idris no tenía por qué saberlo todo.
– [Idris]Yaaa, claro[/Idris] – pues a lo mejor no mentía tan bien.- [Idris]Xander ya se te puede arrimar. Ya no tenéis excusa[/Idris].
– [Jane]Eh… vamos a dejar de hablar mi vida… íntima[/Jane].- le pedí colocándome el pelo detrás de la oreja y llevé las manos al laberinto para ver cómo parecía estar vivo. Vale, las plantas están vivas, pero esto era como si fuera inteligente.
– [Idris]No seas tan cohibida, mujer. A ti te gusta Xander y a mí Ellie. No pasa nada por hablar de eso, somos humanos y no voy a andar detrás de ti por saber que también te interesan esas cosas[/Idris].
Mientras hablaba, asentí pero me daba vergüenza igual. Los Williams no hablábamos de cosas personales. Se nos daba mejor cenar pizza en silencio delante de la tele.- [Jane]¿Elle y tú ya lo habéis hablado?[/Jane]
– [Idris]La verdad es que no[/Idris]. – se lamentó. – [Idris]No será por falta de ganas y creo que es mutuo pero es como si no se atreviera, ni a tener claro qué somos[/Idris].
– [Jane]Ella es así[/Jane].- el laberinto se iba cerrando a nuestro paso, pero aún así, eché en falta migas de pan para marcar el camino.- [Jane]No le gusta darle muchas vueltas a las cosas. Puede que no se haya planteado que podéis ser algo más, porque en la práctica ya lo sois[/Jane].
Él se quedó sin palabras.- [Idris]Oye, ojalá sea verdad y no se canse de perseguirnos como el gato y el ratón[/Idris].
– [Jane]Aún así y viendo que pareces… afectado[/Jane].- tragué saliva. ¿Por qué tenía tantos problemas para habalr de sentimientos? – [Jane]Puedes intentar hablar con ella y decirle cómo te sientes[/Jane].
– [Idris]Me gustaría tener tiempo. Ya van dos veces que intentan matarnos en una semana y esto no parece muy prometedor[/Idris].
– [Jane]La dura vida heroica[/Jane].- dejé escapar una carcajada amarga y seguimos andando sin saber bien hacia dónde. No escuchábamos a nadie del grupo y las orbes parecían no funcionar.
– [Idris]¿Estarán bien la Kvasir y nuestras cosas?[/Idris] – Idris interrumpió mis pensamientos, pero lo agradecí.
– [Jane]Quieres más a esa nave que a tu madre[/Jane].- tercié.
– [Idris]Eh, no, mi madre es una bendita santa, la echo de menos[/Idris].- sonreí al escucharle hablar así.- [Idris]Pero, si nos quitan el único hogar que tenemos… será mucho peor[/Idris].
– [Jane]Tu madre me parece una señora estupenda[/Jane].- admití con cierta envidia.- [Jane]Siempre me ha gustado la historia de cómo se unió al grupo. Era un poco como Carlisle Cullen[/Jane].
– [Idris]Hay que tenerlos muy bien puestos para ser un vampiro y que no se te vaya la cabeza[/Idris]. – asentí dándole la razón. – [Idris]Y cambió su vida por mí[/Idris]. – cuando hablaba de su familia, sonreía. A mí me daban ganas de aporrear algo. – [Idris]Pero no dirijas todo hacia mi. Xander y tú qué, ¿eh?[/Idris]
– [Jane]Nos llevamos bien[/Jane].- me tensé.
– [Idris]¿Cómo de bien?[/Idris]
– [Jane]Mejor que hace unos meses[/Jane].- aguanté con estoicismo.
– [Idris]Anda confiesa, quieres hacer pequeños héroes con el ceño fruncido y pelo dorado[/Idris].- me dio un codazo.
Durante una fracción de segundo, la idea de tener algún hijo o hija con Alexander, se cruzó por mi mente, pero la deseché.- [Jane]No creo que tenga hijos o hijas nunca. No quiero cometer los mismos errores que mi padre y mi madre[/Jane].
– [Idris]Mujer, tus padres no habrán sido unos fieras criándote pero tú tienes que decidir tu vida sin mirar hacia ellos[/Idris]. – aseguró – [Idris]Serías la mejor madre del mundo, casi tanto como la mía, estoy seguro[/Idris].
Noté cómo un nudo se formaba en mi garganta.- [Jane]Gracias, Idris[/Jane].- carraspeé.- [Jane]Bueno, ahora cuéntame cómo te vas a llevar la Kvasir a la Tierra, porque sé que lo has pensado[/Jane].
– [Idris]Pieza a pieza si hace falta. Confío en que si pasamos también las pruebas me lo ofrezcan de regalo[/Idris].
– [Jane]»Bueno, Idris»[/Idris].- puse una voz grave.- [Jane]»Puedes elegir entre la paz mundial o esta caja en la que puede que esté o no la Kvasir»[/Jane].
– [Idris]Espero que no me pongan a Coquito en pelotas, porque no tengo la mente fría[/Idris].- pidió.
– [Jane]Ahora tengo la imagen mental de Elle en pelotas[/Jane].- me puse un dedo en la sien.
– [Idris]Ni que fuera nueva[/Idris].- sonrió.
– [Jane]No sé qué fics has estado leyendo en Infinipad, pero en serio te digo que nunca nos hemos enrollado[/Jane].- no sé si era consciente de que no podía tocar a nadie.
– [Idris]Ya, la mitad de las cosas que digo son inventadas para no afrontar que este sitio me pone los pelos de punta[/Idris]. – me enseñó su brazo. – [Idris]Mi masculinidad no es tóxica, estoy acojonado y como vea a un niño poseído o una vieja chunga me voy[/Idris].
– [Jane]Te daría la mano, pero no quiero dejarte frito[/Jane].- al haberme pillado desprevenida, no me había puesto los guantes.
– [Idris]Tengo recursos[/Idris].- su mano se cubrió de hielo y entonces, se la di. No es que fuera el tacto mas agradable. – [Idris]No aguantaremos mucho, pero con la cercanía espero sonsacarte algo más de lo tuyo con Xander[/Idris].
Aparté la mano viendo que empezaba a quedarme pegada.- [Jane]Shhh, no hables que creo que he oído a un niño chungo por ahí detrás de un seto[/Jane].- mentí.
– [Idris]Calla, no invoques cosas chungas[/Idris].- me rogó.- [Idris]Si no cantas voy a empezar a gritar que quieres hacer cosas con Xander[/Idris].
– [Jane]Pues ha llegado el momento de matarte[/Jane].- fingí acercar mi mano a su cara y él se recubrió de hielo.- [Idris]Llevo practicando desde que vi a tu Dark Willow[/Idris]
Me reí. La referencia era buena, pero errónea, aunque no le corregí. Willow se había acercado a la magia oscura por culpa del dolor. Omega, por el contrario, no tenía nada que ver conmigo.- [Idris]Jane quiere sexo salvaje con Xander…[/Idris]- canturreó.
Iba a contestarle que no me afectaba, pero volvimos a perder la consciencia y cuando desperté estaba sola en una habitación sin ventanas, con un camastro y una palangana para hacer mis necesidades.
– [Jane]No puede ser…[/Jane]- susurré y alguien tocó a mi puerta. No contesté, pero esa persona se dio por invitada y entró.
Frente a mí había una mujer de unos treinta y pocos años, con el cabello negro y una toga romana.- [Caitriona]Hola, Jane[/Caitriona].- al escuchar mi nombre, me eché hacia atrás.- [Caitriona]Mi nombre es Caitriona y he venido a hacer un trato[/Caitriona].
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